1. Introducción
2. El milagro de Zino
Reinhard-Duvil
A. El encuentro con un desconocido
predicador
B. Zino es desahuciado
C. Curación
3. Creación de la
Iglesia Evangélica Gitana
A. Solucionando problemas
B. Los primeros bautizos
C. El Evangelio se extiende entre el pueblo
gitano
D. Revistas, convenciones, escuelas y la
Iglesia Gitana
E. Clément Le Cossec se echa a los caminos
F. El Evangelio llega a España
G. El movimiento evangélico gitano en el
mundo
4. Oración de gracias
y petición de más siervos
5. Fuentes
1. Introducción
Se calcula que a día de hoy hay más de un millón y medio de
gitanos evangélicos en el mundo, de los cuales unos 125.000 se encuentran en
Francia, el país donde surgieron las primeras conversiones de los gitanos a la
fe en Cristo.
En el país galo ya hay más de 2.351 predicadores y pastores,
que reúnen a sus miles de fieles en 320 iglesias evangélicas.
En España el número de gitanos evangélicos es aún mucho
mayor. Hoy en día existe una extensa red de 700 iglesias por toda España con
misiones en Portugal, en el este de Europa, en Latinoamérica y la India.
La Iglesia Evangélica Gitana, más conocida en España como la
Iglesia Evangélica Filadelfia cuenta con unos 4.000 predicadores y se calcula
que alrededor de 100.000 fieles acuden todos los domingos a la iglesia a orar y
adorar al Señor.
En los 70 años que van desde el año 1951, cuando se produjo
un milagro en el seno de una familia de gitanos manouches en el norte de
Francia, hasta nuestros días, un millón y medio de gitanos, repartidos en más
de 44 países en todo el mundo, se han convertido al cristianismo evangélico.
Esta es la historia de ese milagro que vino a trastocar la
vida de miles de familias gitanas en todo el mundo que vieron cómo Dios sigue
haciendo milagros en nuestros días.
2. El milagro de Zino
Reinhard-Duvil
En este artículo vamos a relatar la historia de dos
curaciones que tuvieron lugar de manera simultánea: la de una madre, Marie
Jeanne Duvil, más conocida con el apodo de “Azi” y la espectacular sanación de
su hijo Zino (Zino Reinhard-Duvil).
Marie Jeanne Duvil era una humilde gitana sinti (o manouche
como los conocen en Francia) dedicada a la venta ambulante de cestas de mimbre
y otros accesorios por los mercados del norte del país galo.
Esta mujer venía sufriendo una enfermedad intestinal desde
hace unos años y se veía obligada a llevar una especie de corsé ortopédico.
Como creyente católica, Marie Jeanne Duvil tenía devoción
por diferentes santos a los que rezaba para solicitarles ayuda.
Uno de estos “santos” a los que invocaba con especial fervor
era Santa Teresa de Lisieaux, también conocida como Santa Teresita del Niño
Jesús.
Cada vez que la familia Reinhard-Duvil acudía a la ciudad de
Lisieaux a vender su mercancía, devota y piadosa como Marie Jeanne Duvil era,
solía acercarse a la Basílica de Santa Teresa de Lisieux (Santa Teresita del
Niño Jesús) a rezarle a la santa para pedirle una mejoría de su dolencia.
En una de aquellas visitas tuvo un encuentro, aparentemente
carente de la más mínima importancia, con un desconocido que le habló a la
mujer sobre Jesús, sin conseguir despertar el interés de la mujer.
Veamos en detalle cómo se desarrolló aquel “trivial”
incidente, que tuvo como consecuencia nada menos, que unas décadas más tarde
centenares de miles de gitanos en todo el mundo creyeran en Jesucristo.
A. El encuentro con
un desconocido predicador
En una de aquellas cortas estancias en Lisieaux, Marie
Jeanne Duvil acude fielmente a la basílica de la santa a rezar. Se había
comprado un broche con la imagen de Teresa de Lisieaux y lo llevaba colgado
bien visible del pecho.
Al salir de la iglesia, cruza por la plaza de San Pedro.
En un momento dado un hombre desconocido aborda a la mujer.
Este señor era Monsieur Roger, un predicador que vendía biblias y repartía
folletos evangélicos.
Monsieur Roger apunta con su dedo a la imagen de santa
Teresita de Lisieux y le dice a la señora Duvil que no debía esperar nada de
una persona que ya estaba muerta, antes bien debía poner toda su fe y esperanza
en Jesús, que sí está vivo y salva a aquellos que creen en Él.
Diciendo esto, le entrega un pequeño prospecto y la invita a
visitar la iglesia evangélica situada en la Rue du Camp Franc, donde le darían
a conocer a Cristo.
Marie Jeanne Duvil guarda el pequeño tratado en su monedero
y se aleja de ahí desoyendo lo que le acaban de decir.
Iban pasando los días y aquel pequeño folleto seguía
guardado en su cartera sin que Marie Jeanne Duvil le prestara ninguna atención.
A veces se le salía del bolso o se caía al suelo, pero Marie Jeanne, lejos de
tirarlo, lo recogía y, cuidadosamente, lo volvía a conservar en su monedero.
Por alguna razón especial se resistía a deshacerse de él.
B. Zino es
desahuciado
Ya han pasado varios meses desde aquel “insignificante”
episodio con el predicador en la Plaza de San Pedro. Nos encontramos ahora en
agosto del año 1950, y un hijo de Marie Jeanne Duvil, Zino, ha caído enfermo de
gravedad.
Lo primero que hacen madre e hijo es acudir a una mujer que
tenía fama de curandera, pero ésta no les puede ayudar, pues la dolencia
intestinal del joven es demasiado seria.
Entonces van al hospital, donde ingresan de inmediato al
enfermo y lo operan de urgencia un sábado.
Tras la operación, el doctor que le ha atendido le da a la
familia de Zino la peor de las noticias: el joven se está muriendo, no hay ninguna
esperanza.
El pronóstico es devastador. Zino tiene tan solo 20 años, es
padre de una niña pequeña y su mujer, que muy pronto se va a quedar viuda, está
esperando otra criatura.
Los familiares que acompañan a Marie Jeanne Duvil comienzan
a lamentarse dando grandes alaridos y otras escandalosas muestras de dolor.
El alboroto llega a tal extremo que el personal sanitario
termina por despacharlos del hospital.
El doctor que ha atendido a Zino se acerca a la madre y le
explica que el joven sufre una peritonitis tuberculosa, es decir, que tiene los
intestinos perforados y no se puede hacer nada por salvarlo. Está
irremediablemente condenado a morir. Todo lo que el médico le puede decir a
Marie Jeanne Duvil para consolarla de la inminente perdida de su hijo es que se
dedique a partir de hora a los otros tres vástagos que le quedan: Jean Reinhard
“Mandz”, Jaques Reinhard y Angélique Reinhard “La Pie”.
La familia Reinhard-Duvil se pasa toda la noche del sábado
al domingo llorando desconsoladamente. Se encontraban acampados en la plaza del
mercado de cerdos y con sus gritos y lamentos no dejaban descansar a los
airados vecinos.
C. Curación
Amanece. Ya es domingo. Marie Jeanne Duvil acude con su cuñada
a una tienda. Cuando va a pagar, Marie Jeanne abre el monedero y se encuentra
con aquel pequeño tratado evangélico que llevaba guardando durante meses y del
cual no se acordaba.
Se lo enseña a la tendera y le pregunta dónde puede
encontrar al grupo de cristianos que repartían aquella información.
Le indican que la iglesia donde se reúnen está justo
enfrente, en la Rue du Camp Franc número 28.
Maria Jeanne Duvil se acerca al lugar de oración del que
salen cánticos, también se oye a gente que habla en diferentes lenguas.
Lo primero que le llama la atención del recinto es que no se
ve ni una sola cruz, ni una sola imagen de la Virgen María o de algún santo que
adorne las paredes.
Marie Jeanne se sienta y, presa del dolor, comienza a llorar.
Cuando acaba el servicio, el pastor que lo había oficiado,
un belga flamenco de nombre Alfred Gichtenaere, se dirige a la señora Duvil y
le pregunta qué le causa tanta tristeza.
Marie Jeanne Duvil le contesta que han desahuciado a su hijo
Zino, al que le quedan escasos días de vida y al que nadie puede ayudar.
Alfred Gichtenaere la tranquiliza diciéndole que no debe
tener miedo, pues Jesús lo puede todo. Su hijo sanará con la ayuda de Cristo.
Marchan hacia el hospital, Marie Jeanne Duvil, el pastor Alfred
Gichtenaere y otros miembros de la iglesia para imponerle las manos al enfermo
y rezar por su curación.
Mientras, los demás fieles de la iglesia se ponen en oración.
Zino está postrado en su cama con una fiebre de más de 40
grados. El pastor Gichtenaere y la señora Duvil se colocan al lado del
moribundo y comienzan a orar por él. Al poco rato la fiebre desciende.
Alfred Gichtenaere los anima a todos a no desfallecer y a
seguir orando por Zino. Tienen que tener plena fe en que Dios los va a escuchar
y a curar al joven gitano.
Transcurre el domingo entre oraciones por la sanación del
joven monouche.
A la mañana siguiente, lunes, su madre acude al hospital a
visitar a su hijo. La sorpresa que se lleva la mujer es descomunal: Zino está completamente
recuperado.
Marie Jeanne Duvil está completamente abrumada, no se
esperaba una curación tan rápida y tan plena.
Por si esto fuera poco, ella misma, que también sufría
problemas intestinales, se encuentra perfectamente de salud. Ya no siente más
molestias.
Se desabrocha las correas de su cinturón ortopédico y lo arroja
por la ventana. No lo volverá a necesitar nunca más.
Dios ha llevado a cabo dos milagros de curación.
Marie Jeanne Duvil anuncia a los cuatro vientos que su hijo
Zino ha sido curado.
Inmediatamente le escribe una carta a su hijo Jean Reinhard,
más conocido como Mandz, que se encontraba por aquellos días en la Bretaña,
para informarle de todo lo que ha pasado.
La familia Reinhard-Duvil ha sido testigo de dos milagros.
Mandz acude raudo con su mujer Pounnet a Lisieaux a reunirse
con su familia.
Durante dos o tres meses escuchan todos juntos el Evangelio
en las reuniones que se celebraban en la iglesia de la Rue Camp Franc 28.
Uno de los hijos de Marie Jeanne Duvil, Jean Reinhard Duvil,
más conocido como Mandz, se despide de su familia para irse con su mujer
Pounnet a Brest. En esta ciudad bretona conocerá a Clément Le Cossec y ambos
harán historia.
3. Creación de la
Iglesia Evangélica Gitana
A. Solucionando
problemas
En la capital bretona de Rennes había un joven pastor que
acababa de fundar la primera iglesia evangélica de la ciudad.
Este siervo de Dios se llamaba Clément Le Cossec, era bretón
y tenía tan solo 31 años, cuando en verano del año 1952 decide emprender una
campaña de evangelización en la también bretona ciudad de Brest.
Un buen día del mes de septiembre de 1952 y Clément Le
Cossec se encontraba predicando el Evangelio ante una audiencia de 150 personas
en el nuevo teatro de la ciudad de Brest, cuando un llamativo grupo de
asistentes captó su atención.
Al finalizar su sermón se acercó a saludarlos. Eran un grupo
de gitanos manouches que se habían convertido a la fe en Cristo hacía tan solo unos
meses y querían hablar con el pastor sobre un tema que les preocupaba mucho: No
encontraban a ningún pastor que quisiera bautizarlos.
Uno de aquellos gitanos es un joven que se llama Jean Reinhard,
aunque todos le conocen como Mandz, tiene 28 años y ha sido testigo de cómo,
dos años antes, Dios realizó un milagro en el seno de su familia: su hermano
Zino, que estaba a punto de morir y su también enferma madre Marie Jeanne
sanaron inmediatamente después de que un grupo de cristianos evangélicos de
Lisieux rezaran por ellos.
El problema aparentemente insoluble que acuciaba a Mandz y a
toda su comunidad es que deseaban ser bautizados, pero no encontraban a ningún
pastor evangélico quisiera hacerles el favor, pues alegaban que los gitanos
vivían en pecado al convivir con mujeres sin estar casados con ellas.
Los matrimonios se llevaban a cabo en los ayuntamientos de
cualquier población francesa y el encargado de casar a la pareja era siempre el
alcalde.
Pero para que dicha autoridad pudiera proceder a efectuar un
casamiento con toda legalidad debía de constar que los contrayentes llevaban
residiendo en esa localidad un mínimo de un mes.
Y aquí es donde nos encontramos con una situación kafkiana:
la propia ley prohibía a todos los vendedores ambulantes y nómadas la
permanencia de más de 48 horas en la misma población.
De este modo entramos en un auténtico círculo vicioso del
que es imposible salir. Es como la pescadilla que se muerde la cola.
Clément Le Cossec se compromete a solucionar su problema.
Habla con fiscales y alcaldes hasta que encuentra a uno dispuesto a echar una
mano.
Al cabo de un par de días, Mandz y Pounette se dirigen al
ayuntamiento de Lambézé y son finalmente casados por el alcalde.
Al casamiento de Mandz y Pounette le siguen otros muchos
más.
Con los libros de familia en regla ya pueden bautizarse los
gitanos y entrar así plenamente en la comunidad de Cristo.
B. Los primeros
bautizos
En la ciudad de Brest todavía no había una iglesia
evangélica construida donde los fieles pudieran reunirse para orar y compartir
su fe. Es por ello que se reunían en el sótano de una casa, que estaba sin
pavimentar, propiedad de Monsieur Bourdoulous.
Una noche se hallaban congregados unos 30 gitanos para
meditar la Palabra de Dios y rezar. De repente el Espíritu Santo desciende
sobre ellos y comienzan a hablar en lenguas.
Mandz cae al suelo de bruces y permanece ahí postrado más de
una hora. Cuando se incorpora sus compañeros pueden ver que su rostro está
iluminado y que no para de hablar en lenguas extrañas.
Uno de los ahí presentes, Louis Quéinnec, que había sido
bautizado apenas unos meses antes, se levanta y comenta en voz alta la visión
que en ese momento estaba teniendo: “Los
veo. Vienen a pie, a caballo, en coches de todos los colores. Veo el
avivamiento que se extiende como olas”.
Aquellas palabras acabaron siendo proféticas, como más
adelante veremos.
Ese mismo verano se celebra un primer servicio de bautismo
en la playa de Saint Marc, en Brest, en el que unos 30 gitanos, que acababan de
abrazar la fe en Cristo, son sumergidos por Clément Le Cossec en las aguas en
el Océano Atlántico para dar comienzo así a una nueva vida.
Esta pequeña comunidad es auténtico embrión de la Iglesia
Evangélica Gitana que irá creciendo día a día de tal manera que se habla de un auténtico
Avivamiento de la fe, como no se veía desde los tiempos de los primeros discípulos
de Cristo.
C. El Evangelio se
extiende entre el pueblo gitano
A partir de un milagro de curación, una serie de testigos,
casi todos familiares del enfermo sanado, se convierten inmediatamente al
cristianismo.
Este es un fenómeno que se va a repetir muy a menudo en la
comunidad gitana y que traerá a numerosos miembros de este pueblo a entregarse
de lleno a Cristo, aceptando plenamente su mensaje de salvación.
Pero el converso siente que no basta con seguir a Cristo y
adorarle en su vida privada, es necesario comunicar urgentemente a todo el que
le rodea lo maravillosa que es la relación con Cristo.
En un principio serán los familiares y conocidos los
primeros que van a escuchar hablar del Evangelio y su mensaje de salvación
mediante la aceptación de Cristo; más tarde serán todos aquellos que se crucen
en la vida del recién convertido los que oirán el testimonio.
Es el boca a boca lo que hace que la fe se propague poco a
poco pero sin pausa. Es como un fuego que se va extendiendo lenta pero
imparablemente.
En una década se bautizan en Francia más 5.000 gitanos.
Dios se ha fijado en este pueblo nómada y desea darse a
conocer. También quiere que sean su instrumento de para extender su Palabra por
el mundo. El Señor está presente entre los gitanos, entre los que hace grandes
obras para manifestar Su gloria.
Continuamente se van a producir enormes cambios positivos en
las vidas de los nuevos creyentes, que se sienten renacer. Muchos abandonarán
vicios y malas costumbres como al alcohol, el maltrato a sus mujeres, también abandonan
las supersticiones y dejan de ejercer las artes adivinatorias.
Muchos gitanos recién convertidos señalan que uno de los
efectos más gratos que sienten cuando aceptan a Cristo es que de repente dejan
de odiar. Son numerosos los testimonios de personas que pasan en pocos días de
odiar profundamente a sus enemigos a rezar por ellos, e incluso de acercarse a
ellos para compartir su fe.
En el seno de las comunidades gitanas se producen curaciones
milagrosas. Centenares de enfermos experimentan una total sanación de sus
dolencias y miles de personas son testigos de cómo, tras una sesión de oración,
desaparecen tuberculosis, sorderas, problemas de visión, tumores y un largo
etcétera de males.
Estos portentos son causa, de nuevo, de que un gran número
de familiares se vuelquen en Cristo y den testimonio de lo que Dios es capaz de
hacer. A esas conversiones siguen bautizos y la captación de más fieles, pues
los nuevos miembros en la fe no dejan de predicar el Evangelio allí a donde van
con una alegría que sólo se ve en alguien que acaba de conocer a Jesús, con una
determinación que sólo se nota en alguien que se sabe salvado para toda la
eternidad, con un a energía que sólo se percibe en aquel que se sabe hijo de
Dios.
Es un movimiento incontenible.
Y este fenómeno acaba de empezar. Como ya hemos mencionado
más arriba, tan solo entre 1952 y 1963 se bautizan unos 6.000 gitanos, hombres
y mujeres; a veces entre 50 y 200 en unas jornadas.
D. Revistas,
convenciones, escuelas y la Iglesia Gitana
Le Cossec decide poner en marcha diversas instituciones para
dar a conocer a Jesús entre los gitanos:
Primeramente crea la revista evangélica Vie et Lumière (Vida
y Luz) en el año 1954.
Ese mismo año decide organizar, junto con Jean Nédélec, una convención
anual para congregar a todos los fieles, comentar los asuntos más importantes,
evangelizar y proceder a bautizar a todo el que lo desee.
A finales del año 1957, concretamente el 28 de diciembre de
1957, funda una primera asociación religiosa llamada La Délivrance, Mission
évangélique des Tziganes de France (La Misión Évangélica de los Gitanos de
Francia)
Tenemos, de esta manera, la primera iglesia oficial
Pentecostal Gitana de Francia, conocida como la “Église Evangélique Tzigane”
Más tarde esta asamblea cambiará en nombre a Mission Évangélique
des Tziganes de France, Vie et Lumière (Misión Evangélica de los Gitanos de
Francia, Vida y Luz) el 26 de febrero de 1961.
En 1960, viendo el crecimiento imparable de fieles que se
estaba produciendo, los predicadores gitanos vieron la urgente necesidad que
tenían de ampliar y profundizar en sus conocimientos bíblicos.
Es por ello que decidieron participar en unos cursos
bíblicos intensivos.
Cada mes se invitaba a 10 predicadores para que acudieran a
unos cursos de 3 semanas que se iban impartiendo cada vez en una ciudad
distinta.
En 1966 se funda la primera escuela bíblica para la
formación de pastores en Loiret.
Por último, Clément Le Cossec pone en manos de cuatro
gitanos la conducción espiritual de sus hermanos: Mandz, Tutur, Pinar y Carlo,
todos hombres sin tacha y completamente comprometidos con la tarea que se les
ha encomendado.
Conforme vayan pasando los días y crezca el Avivamiento
espiritual entre los gitanos, también va aumentando el número de voluntarios
dispuestos a servir al Señor dando a conocer Su Palabra entre sus hermanos
nómadas.
En el año 1963 el número de pastores llegaba ya a los 100.
E. Clément Le Cossec
se echa a los caminos
Con miles de nuevos fieles bautizados, ansiosos por seguir
extendiendo el mensaje de Jesús, pudiera parecer que la Iglesia estaba ya
puesta en marcha y poco más cabía hacer: ¡Nada más lejos de la realidad!
Es justo en este momento cuando Clément Le Cossec se da
cuenta de que es precisamente a partir de ahora cuando la comunidad de nuevos
creyentes más le va a necesitar, pues, como él mismo observa “se encontraban
como ovejas sin pastor”.
El problema es que esa misma nueva comunidad es nómada, es
decir que se encuentran permanentemente de viaje. ¿Cómo instruir a sus
feligreses en la Palabra de Dios, cómo asesorarles y compartir con ellos la fe
en Jesús, si están continuamente viajando?
En aquellos días, Clément Le Cossec se encontraba al cargo
de la Iglesia Evangélica de Rennes (Bretaña) desde hacía ya dos años. En su
iglesia estaba cómodo y feliz.
¿Qué debía hacer?, ¿Podía dejar que los gitanos continuaran
su camino solos, sin un guía que les indicara cómo se vive cristianamente, cómo
se ha de interpretar la Biblia, cómo organizar una comunidad de fieles o cómo
orar al Señor?
Clément Le Cossec llega a la conclusión de que ha llegado el
momento de abandonar su cómodo puesto en la iglesia de Rennes, hacer el
equipaje y acompañar a los nómadas en todos sus viajes.
Le Cossec se lanza de cabeza a la aventura evangelizadora
por los caminos, teniendo siempre presentes las palabras de Jesús en la Parábola
del gran banquete: “Ve por los caminos y
por los callejones, y exígeles a que entren para que mi casa se llene”. (Lucas
14, 23. Reina Valera Actualizada 2015).
Sin él saberlo todavía, está poniendo en marcha una obra que
dará muchísimos frutos, tantos como no se veían en siglos.
Comienza, como él mismo escribirá “su aventura entre los
gitanos” y su labor será tan próspera, su trabajo tendrá tanto éxito y se
estregará con tanta energía y dedicación a su misión evangelizadora entre su
nueva familia nómada, que será conocido como “el Apóstol de los gitanos”.
En las más de cuatro décadas que durarán sus peripecias con
los gitanos, Le Cossec y su familia viajarán con por toda Francia y por sus
países vecinos: Bélgica, Holanda, Alemania, España e Italia. Pero también visitará
los Estados Unidos, Latinoamérica y la India.
En total serán 40 los países que Clément Le Cossec recorrerá
compartiendo el mensaje del Evangelio.
F. El Evangelio llega
a España
La expansión de la Palabra de Dios entre los diferentes
grupos gitanos es imparable.
Ya en el año 1952, a principios del “Avivamiento” un grupo
de gitanos españoles: Juan Castro, Lary Castro, Jaime Díaz Cortés, el hermano
Emiliano, El Marido, Joselito y Manolo tienen el enorme privilegio de poder
escuchar el Evangelio de boca del mismo Clément Le Cossec.
Este grupo de jóvenes españoles se encontraban en el sur de
Francia, adonde se habían dirigido para trabajar en la vendimia. Después de una
durada jornada de trabajo en los viñedos se juntaban en un cobertizo donde Le
Cossec les predicaba la Palabra en francés mientras otros asistentes les iban
traduciendo al español.
Conforme vuelven a España, aquellos jóvenes trabajadores
predican la Palabra entre sus familiares y amigos.
Crece el número de fieles y en el año 1965 se inaugura la
primera iglesia evangélica gitana en Balaguer (Lérida).
Tan sólo seis años más tarde, el 26 de mayo 1971 nace la
llamada “Iglesia Evangélica Filadelfia”
Hoy son centenas de miles los gitanos españoles evangélicos.
G. El movimiento
evangélico gitano en el mundo
La gran movilidad de los gitanos, el hecho de tener
familiares repartidos por todo el mundo y el enorme entusiasmo con que han
acogido el mensaje del Evangelio han llevado a que el resurgimiento de la fe
entre un pequeño grupo de gitanos franceses se haya extendido por toda Francia
para, al poco tiempo, saltar las fronteras y alcanzar, primeramente los países
limítrofes como Bélgica, Holanda, España, Suiza y Alemania, e ir luego, poco a
poco, extendiéndose por todo el mundo.
Podemos decir que el pueblo gitano ha sido la herramienta
que Dios ha escogido en los siglos XX y XXI para sembrar su Palabra, y en vista
de los resultados, podemos decir que han sido tremendamente eficaces.
Cada año aumenta el número de fieles gitanos.
Para el año 2018 se estima que el número de gitanos
evangélicos podría llegar más de un millón y medio, repartidos en más de 44
países en todo el mundo.
Toda esta magnífica cosecha comenzó con la curación de un
joven gitano francés al que los médicos le concedían tan sólo unos pocos días
de vida y que fue salvado por Cristo.
Como un reguero de pólvora el mensaje de Jesús se extendió
entre el pueblo gitano en la segunda mitad del siglo XX y siguió propagándose
en las primeras décadas del siglo XXI.
4. Oración de gracias
y petición de más siervos
“Señor, grande eres y
grande es tu bondad. Tú quieres darte a conocer a tus hijos, pero, son muchos
los que te dan la espalda. En estos tiempos modernos en los que vivimos, es
mucha la gente que cree erróneamente que puede ignorar tu existencia, que
piensan equivocadamente que no es necesario contar contigo, que opinan
falsamente que tu Palabra no tiene valor en el siglo XXI.
Te pedimos que abras
la mente y los corazones de todos aquellos que todavía no te conocen. Manda
siervos a sembrar la Palabra por todos los rincones.
No dejes, Señor, de
hacer crecer la fe entre tus hijos. Que no desfallezcan los predicadores ante
la enorme tarea que tienen delante, que no sucumban los creyentes ante las
dificultades que esta sociedad egoísta les ponga en el camino, que no vacilen
los que oyen tu mensaje en aceptar a tu hijo como nuestro único salvador.
Que la llama de la fe
que prendió entre tus hijos gitanos hace ya 70 años no se apague nunca y se
extienda cada día más alcanzando a todos los pueblos de la Tierra.
Te damos gracias por
darnos a conocer el mensaje de tu hijo, te damos las gracias también por el
sacrificio que tu hijo Jesús realizó en la cruz, para lavar con su preciosísima
sangre todos nuestros pecados.
Que no se nos olvide
nunca el precio que tuvo que pagar por nuestra salvación.
No permitas que
ignoremos su entrega voluntaria por nuestra redención ni un solo instante de
nuestras vidas.
Te lo pedimos en
nombre de Tu hijo, nuestro Señor Jesucristo. Amén”.
5. Fuentes:
- Mon aventure
chez les Tziganes. Clément Le Cossec. 1991
- Phénomène pentecôtiste
ou réveil tsigane. Clément le Cossec en Etudes Tsiganes (N° 1 - 1985)
- Miracle chez
les Tziganes 1964
- Revival Among
the Gypsies. Clément Le Cossec. 1965
- http://www.clement-le-cossec.org
Todas las fotos están sacadas de Wikipedia, excepto aquellas que citan otra fuente.