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jueves, 4 de noviembre de 2021

El milagro que originó el Avivamiento

1. Introducción

2. El milagro de Zino Reinhard-Duvil

        A. El encuentro con un desconocido predicador

        B. Zino es desahuciado

      C. Curación

3. Creación de la Iglesia Evangélica Gitana

        A. Solucionando problemas

        B. Los primeros bautizos

        C. El Evangelio se extiende entre el pueblo gitano

        D. Revistas, convenciones, escuelas y la Iglesia Gitana

        E. Clément Le Cossec se echa a los caminos

        F. El Evangelio llega a España

        G. El movimiento evangélico gitano en el mundo

4. Oración de gracias y petición de más siervos

5. Fuentes

 

1. Introducción

Se calcula que a día de hoy hay más de un millón y medio de gitanos evangélicos en el mundo, de los cuales unos 125.000 se encuentran en Francia, el país donde surgieron las primeras conversiones de los gitanos a la fe en Cristo.

En el país galo ya hay más de 2.351 predicadores y pastores, que reúnen a sus miles de fieles en 320 iglesias evangélicas.

En España el número de gitanos evangélicos es aún mucho mayor. Hoy en día existe una extensa red de 700 iglesias por toda España con misiones en Portugal, en el este de Europa, en Latinoamérica y la India.

La Iglesia Evangélica Gitana, más conocida en España como la Iglesia Evangélica Filadelfia cuenta con unos 4.000 predicadores y se calcula que alrededor de 100.000 fieles acuden todos los domingos a la iglesia a orar y adorar al Señor.

En los 70 años que van desde el año 1951, cuando se produjo un milagro en el seno de una familia de gitanos manouches en el norte de Francia, hasta nuestros días, un millón y medio de gitanos, repartidos en más de 44 países en todo el mundo, se han convertido al cristianismo evangélico.

Esta es la historia de ese milagro que vino a trastocar la vida de miles de familias gitanas en todo el mundo que vieron cómo Dios sigue haciendo milagros en nuestros días.

 

2. El milagro de Zino Reinhard-Duvil

En este artículo vamos a relatar la historia de dos curaciones que tuvieron lugar de manera simultánea: la de una madre, Marie Jeanne Duvil, más conocida con el apodo de “Azi” y la espectacular sanación de su hijo Zino (Zino Reinhard-Duvil).

Marie Jeanne Duvil era una humilde gitana sinti (o manouche como los conocen en Francia) dedicada a la venta ambulante de cestas de mimbre y otros accesorios por los mercados del norte del país galo.

Esta mujer venía sufriendo una enfermedad intestinal desde hace unos años y se veía obligada a llevar una especie de corsé ortopédico.

Como creyente católica, Marie Jeanne Duvil tenía devoción por diferentes santos a los que rezaba para solicitarles ayuda.

Uno de estos “santos” a los que invocaba con especial fervor era Santa Teresa de Lisieaux, también conocida como Santa Teresita del Niño Jesús.

Cada vez que la familia Reinhard-Duvil acudía a la ciudad de Lisieaux a vender su mercancía, devota y piadosa como Marie Jeanne Duvil era, solía acercarse a la Basílica de Santa Teresa de Lisieux (Santa Teresita del Niño Jesús) a rezarle a la santa para pedirle una mejoría de su dolencia.

Basílica de Santa Teresa de Lisieaux

En una de aquellas visitas tuvo un encuentro, aparentemente carente de la más mínima importancia, con un desconocido que le habló a la mujer sobre Jesús, sin conseguir despertar el interés de la mujer. 

Veamos en detalle cómo se desarrolló aquel “trivial” incidente, que tuvo como consecuencia nada menos, que unas décadas más tarde centenares de miles de gitanos en todo el mundo creyeran en Jesucristo. 

 

A. El encuentro con un desconocido predicador

En una de aquellas cortas estancias en Lisieaux, Marie Jeanne Duvil acude fielmente a la basílica de la santa a rezar. Se había comprado un broche con la imagen de Teresa de Lisieaux y lo llevaba colgado bien visible del pecho.

Al salir de la iglesia, cruza por la plaza de San Pedro.

En un momento dado un hombre desconocido aborda a la mujer. Este señor era Monsieur Roger, un predicador que vendía biblias y repartía folletos evangélicos.

Monsieur Roger apunta con su dedo a la imagen de santa Teresita de Lisieux y le dice a la señora Duvil que no debía esperar nada de una persona que ya estaba muerta, antes bien debía poner toda su fe y esperanza en Jesús, que sí está vivo y salva a aquellos que creen en Él.

Diciendo esto, le entrega un pequeño prospecto y la invita a visitar la iglesia evangélica situada en la Rue du Camp Franc, donde le darían a conocer a Cristo.

Marie Jeanne Duvil guarda el pequeño tratado en su monedero y se aleja de ahí desoyendo lo que le acaban de decir.

Iban pasando los días y aquel pequeño folleto seguía guardado en su cartera sin que Marie Jeanne Duvil le prestara ninguna atención. A veces se le salía del bolso o se caía al suelo, pero Marie Jeanne, lejos de tirarlo, lo recogía y, cuidadosamente, lo volvía a conservar en su monedero. Por alguna razón especial se resistía a deshacerse de él.

 

B. Zino es desahuciado

Ya han pasado varios meses desde aquel “insignificante” episodio con el predicador en la Plaza de San Pedro. Nos encontramos ahora en agosto del año 1950, y un hijo de Marie Jeanne Duvil, Zino, ha caído enfermo de gravedad.

Lo primero que hacen madre e hijo es acudir a una mujer que tenía fama de curandera, pero ésta no les puede ayudar, pues la dolencia intestinal del joven es demasiado seria.

Entonces van al hospital, donde ingresan de inmediato al enfermo y lo operan de urgencia un sábado.

Tras la operación, el doctor que le ha atendido le da a la familia de Zino la peor de las noticias: el joven se está muriendo, no hay ninguna esperanza.

El pronóstico es devastador. Zino tiene tan solo 20 años, es padre de una niña pequeña y su mujer, que muy pronto se va a quedar viuda, está esperando otra criatura.

Los familiares que acompañan a Marie Jeanne Duvil comienzan a lamentarse dando grandes alaridos y otras escandalosas muestras de dolor.

El alboroto llega a tal extremo que el personal sanitario termina por despacharlos del hospital.

El doctor que ha atendido a Zino se acerca a la madre y le explica que el joven sufre una peritonitis tuberculosa, es decir, que tiene los intestinos perforados y no se puede hacer nada por salvarlo. Está irremediablemente condenado a morir. Todo lo que el médico le puede decir a Marie Jeanne Duvil para consolarla de la inminente perdida de su hijo es que se dedique a partir de hora a los otros tres vástagos que le quedan: Jean Reinhard “Mandz”, Jaques Reinhard y Angélique Reinhard “La Pie”.

La familia Reinhard-Duvil se pasa toda la noche del sábado al domingo llorando desconsoladamente. Se encontraban acampados en la plaza del mercado de cerdos y con sus gritos y lamentos no dejaban descansar a los airados vecinos.

 

C. Curación

Amanece. Ya es domingo. Marie Jeanne Duvil acude con su cuñada a una tienda. Cuando va a pagar, Marie Jeanne abre el monedero y se encuentra con aquel pequeño tratado evangélico que llevaba guardando durante meses y del cual no se acordaba.

Se lo enseña a la tendera y le pregunta dónde puede encontrar al grupo de cristianos que repartían aquella información.

Le indican que la iglesia donde se reúnen está justo enfrente, en la Rue du Camp Franc número 28.

Maria Jeanne Duvil se acerca al lugar de oración del que salen cánticos, también se oye a gente que habla en diferentes lenguas.

Lo primero que le llama la atención del recinto es que no se ve ni una sola cruz, ni una sola imagen de la Virgen María o de algún santo que adorne las paredes.

Marie Jeanne se sienta y, presa del dolor, comienza a llorar.

Cuando acaba el servicio, el pastor que lo había oficiado, un belga flamenco de nombre Alfred Gichtenaere, se dirige a la señora Duvil y le pregunta qué le causa tanta tristeza.

Marie Jeanne Duvil le contesta que han desahuciado a su hijo Zino, al que le quedan escasos días de vida y al que nadie puede ayudar.

Alfred Gichtenaere la tranquiliza diciéndole que no debe tener miedo, pues Jesús lo puede todo. Su hijo sanará con la ayuda de Cristo.

Marchan hacia el hospital, Marie Jeanne Duvil, el pastor Alfred Gichtenaere y otros miembros de la iglesia para imponerle las manos al enfermo y rezar por su curación.

Mientras, los demás fieles de la iglesia se ponen en oración.

Zino está postrado en su cama con una fiebre de más de 40 grados. El pastor Gichtenaere y la señora Duvil se colocan al lado del moribundo y comienzan a orar por él. Al poco rato la fiebre desciende.

Alfred Gichtenaere los anima a todos a no desfallecer y a seguir orando por Zino. Tienen que tener plena fe en que Dios los va a escuchar y a curar al joven gitano.

Transcurre el domingo entre oraciones por la sanación del joven monouche.

A la mañana siguiente, lunes, su madre acude al hospital a visitar a su hijo. La sorpresa que se lleva la mujer es descomunal: Zino está completamente recuperado.

Marie Jeanne Duvil está completamente abrumada, no se esperaba una curación tan rápida y tan plena.

Por si esto fuera poco, ella misma, que también sufría problemas intestinales, se encuentra perfectamente de salud. Ya no siente más molestias.

Se desabrocha las correas de su cinturón ortopédico y lo arroja por la ventana. No lo volverá a necesitar nunca más.

Dios ha llevado a cabo dos milagros de curación.

Página de una revista con la historia de Maria Jeanne Duvil

Marie Jeanne Duvil anuncia a los cuatro vientos que su hijo Zino ha sido curado.

Inmediatamente le escribe una carta a su hijo Jean Reinhard, más conocido como Mandz, que se encontraba por aquellos días en la Bretaña, para informarle de todo lo que ha pasado.

La familia Reinhard-Duvil ha sido testigo de dos milagros.

Mandz acude raudo con su mujer Pounnet a Lisieaux a reunirse con su familia.

Durante dos o tres meses escuchan todos juntos el Evangelio en las reuniones que se celebraban en la iglesia de la Rue Camp Franc 28.

Uno de los hijos de Marie Jeanne Duvil, Jean Reinhard Duvil, más conocido como Mandz, se despide de su familia para irse con su mujer Pounnet a Brest. En esta ciudad bretona conocerá a Clément Le Cossec y ambos harán historia.

 

3. Creación de la Iglesia Evangélica Gitana

 

A. Solucionando problemas

En la capital bretona de Rennes había un joven pastor que acababa de fundar la primera iglesia evangélica de la ciudad.

Este siervo de Dios se llamaba Clément Le Cossec, era bretón y tenía tan solo 31 años, cuando en verano del año 1952 decide emprender una campaña de evangelización en la también bretona ciudad de Brest.

Un buen día del mes de septiembre de 1952 y Clément Le Cossec se encontraba predicando el Evangelio ante una audiencia de 150 personas en el nuevo teatro de la ciudad de Brest, cuando un llamativo grupo de asistentes captó su atención.

Al finalizar su sermón se acercó a saludarlos. Eran un grupo de gitanos manouches que se habían convertido a la fe en Cristo hacía tan solo unos meses y querían hablar con el pastor sobre un tema que les preocupaba mucho: No encontraban a ningún pastor que quisiera bautizarlos.

Uno de aquellos gitanos es un joven que se llama Jean Reinhard, aunque todos le conocen como Mandz, tiene 28 años y ha sido testigo de cómo, dos años antes, Dios realizó un milagro en el seno de su familia: su hermano Zino, que estaba a punto de morir y su también enferma madre Marie Jeanne sanaron inmediatamente después de que un grupo de cristianos evangélicos de Lisieux rezaran por ellos.

Mandz y Pounette a principios de la década de 1950. Foto de Clément Le Cossec.

El problema aparentemente insoluble que acuciaba a Mandz y a toda su comunidad es que deseaban ser bautizados, pero no encontraban a ningún pastor evangélico quisiera hacerles el favor, pues alegaban que los gitanos vivían en pecado al convivir con mujeres sin estar casados con ellas.

Los matrimonios se llevaban a cabo en los ayuntamientos de cualquier población francesa y el encargado de casar a la pareja era siempre el alcalde.

Pero para que dicha autoridad pudiera proceder a efectuar un casamiento con toda legalidad debía de constar que los contrayentes llevaban residiendo en esa localidad un mínimo de un mes.

Y aquí es donde nos encontramos con una situación kafkiana: la propia ley prohibía a todos los vendedores ambulantes y nómadas la permanencia de más de 48 horas en la misma población.

Prohibido el estacionamiento de más de 48 horas a los nómadas

De este modo entramos en un auténtico círculo vicioso del que es imposible salir. Es como la pescadilla que se muerde la cola.

Clément Le Cossec se compromete a solucionar su problema. Habla con fiscales y alcaldes hasta que encuentra a uno dispuesto a echar una mano.

Al cabo de un par de días, Mandz y Pounette se dirigen al ayuntamiento de Lambézé y son finalmente casados por el alcalde.

Al casamiento de Mandz y Pounette le siguen otros muchos más.

Con los libros de familia en regla ya pueden bautizarse los gitanos y entrar así plenamente en la comunidad de Cristo.

 

B. Los primeros bautizos

En la ciudad de Brest todavía no había una iglesia evangélica construida donde los fieles pudieran reunirse para orar y compartir su fe. Es por ello que se reunían en el sótano de una casa, que estaba sin pavimentar, propiedad de Monsieur Bourdoulous.

Una noche se hallaban congregados unos 30 gitanos para meditar la Palabra de Dios y rezar. De repente el Espíritu Santo desciende sobre ellos y comienzan a hablar en lenguas.

Mandz cae al suelo de bruces y permanece ahí postrado más de una hora. Cuando se incorpora sus compañeros pueden ver que su rostro está iluminado y que no para de hablar en lenguas extrañas.

Mandz, el primer pastor gitano de la historia

Uno de los ahí presentes, Louis Quéinnec, que había sido bautizado apenas unos meses antes, se levanta y comenta en voz alta la visión que en ese momento estaba teniendo: “Los veo. Vienen a pie, a caballo, en coches de todos los colores. Veo el avivamiento que se extiende como olas”.

Aquellas palabras acabaron siendo proféticas, como más adelante veremos.

Ese mismo verano se celebra un primer servicio de bautismo en la playa de Saint Marc, en Brest, en el que unos 30 gitanos, que acababan de abrazar la fe en Cristo, son sumergidos por Clément Le Cossec en las aguas en el Océano Atlántico para dar comienzo así a una nueva vida.

Esta pequeña comunidad es auténtico embrión de la Iglesia Evangélica Gitana que irá creciendo día a día de tal manera que se habla de un auténtico Avivamiento de la fe, como no se veía desde los tiempos de los primeros discípulos de Cristo.

 

C. El Evangelio se extiende entre el pueblo gitano

A partir de un milagro de curación, una serie de testigos, casi todos familiares del enfermo sanado, se convierten inmediatamente al cristianismo.

Este es un fenómeno que se va a repetir muy a menudo en la comunidad gitana y que traerá a numerosos miembros de este pueblo a entregarse de lleno a Cristo, aceptando plenamente su mensaje de salvación.

Pero el converso siente que no basta con seguir a Cristo y adorarle en su vida privada, es necesario comunicar urgentemente a todo el que le rodea lo maravillosa que es la relación con Cristo.

En un principio serán los familiares y conocidos los primeros que van a escuchar hablar del Evangelio y su mensaje de salvación mediante la aceptación de Cristo; más tarde serán todos aquellos que se crucen en la vida del recién convertido los que oirán el testimonio.

Es el boca a boca lo que hace que la fe se propague poco a poco pero sin pausa. Es como un fuego que se va extendiendo lenta pero imparablemente.

En una década se bautizan en Francia más 5.000 gitanos.

Dios se ha fijado en este pueblo nómada y desea darse a conocer. También quiere que sean su instrumento de para extender su Palabra por el mundo. El Señor está presente entre los gitanos, entre los que hace grandes obras para manifestar Su gloria.

Continuamente se van a producir enormes cambios positivos en las vidas de los nuevos creyentes, que se sienten renacer. Muchos abandonarán vicios y malas costumbres como al alcohol, el maltrato a sus mujeres, también abandonan las supersticiones y dejan de ejercer las artes adivinatorias.

Muchos gitanos recién convertidos señalan que uno de los efectos más gratos que sienten cuando aceptan a Cristo es que de repente dejan de odiar. Son numerosos los testimonios de personas que pasan en pocos días de odiar profundamente a sus enemigos a rezar por ellos, e incluso de acercarse a ellos para compartir su fe.

En el seno de las comunidades gitanas se producen curaciones milagrosas. Centenares de enfermos experimentan una total sanación de sus dolencias y miles de personas son testigos de cómo, tras una sesión de oración, desaparecen tuberculosis, sorderas, problemas de visión, tumores y un largo etcétera de males.

Estos portentos son causa, de nuevo, de que un gran número de familiares se vuelquen en Cristo y den testimonio de lo que Dios es capaz de hacer. A esas conversiones siguen bautizos y la captación de más fieles, pues los nuevos miembros en la fe no dejan de predicar el Evangelio allí a donde van con una alegría que sólo se ve en alguien que acaba de conocer a Jesús, con una determinación que sólo se nota en alguien que se sabe salvado para toda la eternidad, con un a energía que sólo se percibe en aquel que se sabe hijo de Dios.

Es un movimiento incontenible.   

Y este fenómeno acaba de empezar. Como ya hemos mencionado más arriba, tan solo entre 1952 y 1963 se bautizan unos 6.000 gitanos, hombres y mujeres; a veces entre 50 y 200 en unas jornadas.

 

D. Revistas, convenciones, escuelas y la Iglesia Gitana

Le Cossec decide poner en marcha diversas instituciones para dar a conocer a Jesús entre los gitanos:

Primeramente crea la revista evangélica Vie et Lumière (Vida y Luz) en el año 1954.

Ese mismo año decide organizar, junto con Jean Nédélec, una convención anual para congregar a todos los fieles, comentar los asuntos más importantes, evangelizar y proceder a bautizar a todo el que lo desee.

Jean Nédélec y Jean Reinhard-Duvil (Mandz) en su primera misión. Agosto 1955

A finales del año 1957, concretamente el 28 de diciembre de 1957, funda una primera asociación religiosa llamada La Délivrance, Mission évangélique des Tziganes de France (La Misión Évangélica de los Gitanos de Francia)

Tenemos, de esta manera, la primera iglesia oficial Pentecostal Gitana de Francia, conocida como la “Église Evangélique Tzigane”

Más tarde esta asamblea cambiará en nombre a Mission Évangélique des Tziganes de France, Vie et Lumière (Misión Evangélica de los Gitanos de Francia, Vida y Luz) el 26 de febrero de 1961.

En 1960, viendo el crecimiento imparable de fieles que se estaba produciendo, los predicadores gitanos vieron la urgente necesidad que tenían de ampliar y profundizar en sus conocimientos bíblicos.

Es por ello que decidieron participar en unos cursos bíblicos intensivos.

Cada mes se invitaba a 10 predicadores para que acudieran a unos cursos de 3 semanas que se iban impartiendo cada vez en una ciudad distinta.

En 1966 se funda la primera escuela bíblica para la formación de pastores en Loiret.

Por último, Clément Le Cossec pone en manos de cuatro gitanos la conducción espiritual de sus hermanos: Mandz, Tutur, Pinar y Carlo, todos hombres sin tacha y completamente comprometidos con la tarea que se les ha encomendado.

Conforme vayan pasando los días y crezca el Avivamiento espiritual entre los gitanos, también va aumentando el número de voluntarios dispuestos a servir al Señor dando a conocer Su Palabra entre sus hermanos nómadas.

En el año 1963 el número de pastores llegaba ya a los 100.

 

E. Clément Le Cossec se echa a los caminos

Con miles de nuevos fieles bautizados, ansiosos por seguir extendiendo el mensaje de Jesús, pudiera parecer que la Iglesia estaba ya puesta en marcha y poco más cabía hacer: ¡Nada más lejos de la realidad!

Es justo en este momento cuando Clément Le Cossec se da cuenta de que es precisamente a partir de ahora cuando la comunidad de nuevos creyentes más le va a necesitar, pues, como él mismo observa “se encontraban como ovejas sin pastor”.

El problema es que esa misma nueva comunidad es nómada, es decir que se encuentran permanentemente de viaje. ¿Cómo instruir a sus feligreses en la Palabra de Dios, cómo asesorarles y compartir con ellos la fe en Jesús, si están continuamente viajando?

En aquellos días, Clément Le Cossec se encontraba al cargo de la Iglesia Evangélica de Rennes (Bretaña) desde hacía ya dos años. En su iglesia estaba cómodo y feliz.

¿Qué debía hacer?, ¿Podía dejar que los gitanos continuaran su camino solos, sin un guía que les indicara cómo se vive cristianamente, cómo se ha de interpretar la Biblia, cómo organizar una comunidad de fieles o cómo orar al Señor?

Clément Le Cossec llega a la conclusión de que ha llegado el momento de abandonar su cómodo puesto en la iglesia de Rennes, hacer el equipaje y acompañar a los nómadas en todos sus viajes.

Le Cossec se lanza de cabeza a la aventura evangelizadora por los caminos, teniendo siempre presentes las palabras de Jesús en la Parábola del gran banquete: “Ve por los caminos y por los callejones, y exígeles a que entren para que mi casa se llene”. (Lucas 14, 23. Reina Valera Actualizada 2015).

Clément Le Cossec en compañía de una familia de manouches

Sin él saberlo todavía, está poniendo en marcha una obra que dará muchísimos frutos, tantos como no se veían en siglos.

Comienza, como él mismo escribirá “su aventura entre los gitanos” y su labor será tan próspera, su trabajo tendrá tanto éxito y se estregará con tanta energía y dedicación a su misión evangelizadora entre su nueva familia nómada, que será conocido como “el Apóstol de los gitanos”.

En las más de cuatro décadas que durarán sus peripecias con los gitanos, Le Cossec y su familia viajarán con por toda Francia y por sus países vecinos: Bélgica, Holanda, Alemania, España e Italia. Pero también visitará los Estados Unidos, Latinoamérica y la India.

En total serán 40 los países que Clément Le Cossec recorrerá compartiendo el mensaje del Evangelio.

 

F. El Evangelio llega a España

La expansión de la Palabra de Dios entre los diferentes grupos gitanos es imparable.

Ya en el año 1952, a principios del “Avivamiento” un grupo de gitanos españoles: Juan Castro, Lary Castro, Jaime Díaz Cortés, el hermano Emiliano, El Marido, Joselito y Manolo tienen el enorme privilegio de poder escuchar el Evangelio de boca del mismo Clément Le Cossec.

Este grupo de jóvenes españoles se encontraban en el sur de Francia, adonde se habían dirigido para trabajar en la vendimia. Después de una durada jornada de trabajo en los viñedos se juntaban en un cobertizo donde Le Cossec les predicaba la Palabra en francés mientras otros asistentes les iban traduciendo al español.

Conforme vuelven a España, aquellos jóvenes trabajadores predican la Palabra entre sus familiares y amigos.

Crece el número de fieles y en el año 1965 se inaugura la primera iglesia evangélica gitana en Balaguer (Lérida).

Tan sólo seis años más tarde, el 26 de mayo 1971 nace la llamada “Iglesia Evangélica Filadelfia”

Hoy son centenas de miles los gitanos españoles evangélicos.

 

G. El movimiento evangélico gitano en el mundo

La gran movilidad de los gitanos, el hecho de tener familiares repartidos por todo el mundo y el enorme entusiasmo con que han acogido el mensaje del Evangelio han llevado a que el resurgimiento de la fe entre un pequeño grupo de gitanos franceses se haya extendido por toda Francia para, al poco tiempo, saltar las fronteras y alcanzar, primeramente los países limítrofes como Bélgica, Holanda, España, Suiza y Alemania, e ir luego, poco a poco, extendiéndose por todo el mundo.

Podemos decir que el pueblo gitano ha sido la herramienta que Dios ha escogido en los siglos XX y XXI para sembrar su Palabra, y en vista de los resultados, podemos decir que han sido tremendamente eficaces.

Cada año aumenta el número de fieles gitanos.

Para el año 2018 se estima que el número de gitanos evangélicos podría llegar más de un millón y medio, repartidos en más de 44 países en todo el mundo.

Toda esta magnífica cosecha comenzó con la curación de un joven gitano francés al que los médicos le concedían tan sólo unos pocos días de vida y que fue salvado por Cristo.

Como un reguero de pólvora el mensaje de Jesús se extendió entre el pueblo gitano en la segunda mitad del siglo XX y siguió propagándose en las primeras décadas del siglo XXI.

 

4. Oración de gracias y petición de más siervos

Señor, grande eres y grande es tu bondad. Tú quieres darte a conocer a tus hijos, pero, son muchos los que te dan la espalda. En estos tiempos modernos en los que vivimos, es mucha la gente que cree erróneamente que puede ignorar tu existencia, que piensan equivocadamente que no es necesario contar contigo, que opinan falsamente que tu Palabra no tiene valor en el siglo XXI.

Te pedimos que abras la mente y los corazones de todos aquellos que todavía no te conocen. Manda siervos a sembrar la Palabra por todos los rincones.

No dejes, Señor, de hacer crecer la fe entre tus hijos. Que no desfallezcan los predicadores ante la enorme tarea que tienen delante, que no sucumban los creyentes ante las dificultades que esta sociedad egoísta les ponga en el camino, que no vacilen los que oyen tu mensaje en aceptar a tu hijo como nuestro único salvador.

Que la llama de la fe que prendió entre tus hijos gitanos hace ya 70 años no se apague nunca y se extienda cada día más alcanzando a todos los pueblos de la Tierra.

Te damos gracias por darnos a conocer el mensaje de tu hijo, te damos las gracias también por el sacrificio que tu hijo Jesús realizó en la cruz, para lavar con su preciosísima sangre todos nuestros pecados.

Que no se nos olvide nunca el precio que tuvo que pagar por nuestra salvación.

No permitas que ignoremos su entrega voluntaria por nuestra redención ni un solo instante de nuestras vidas.  

Te lo pedimos en nombre de Tu hijo, nuestro Señor Jesucristo. Amén”.

 

5. Fuentes:

- Mon aventure chez les Tziganes. Clément Le Cossec. 1991

- Phénomène pentecôtiste ou réveil tsigane. Clément le Cossec en Etudes Tsiganes (N° 1 - 1985)

- Miracle chez les Tziganes 1964

- Revival Among the Gypsies. Clément Le Cossec. 1965

- http://www.clement-le-cossec.org

Todas las fotos están sacadas de Wikipedia, excepto aquellas que citan otra fuente.

sábado, 23 de octubre de 2021

¿Quién fue Clément Le Cossec?

1. Introducción

2. Familia e infancia

3. Conversión

4. Comienzos de su obra apostólica

5. Primeras conversiones entre los gitanos

      A. Primer encuentro. Lille, febrero de 1946.

      B. Segundo encuentro. Lisieux, agosto de 1950.

      C. Tercer encuentro. Brest, septiembre de 1952.

6. Expansión del Evangelio entre el pueblo gitano

      A. ¿Cómo fue posible una expansión tan rápida del Evangelio?

      B. Un movimiento imparable

      C. La Evangelización

7. Clément Le Cossec: El evangelizador de los gitanos

      A. Vida y Luz. 1954

      B. La Misión Evangélica de los Gitanos de Francia

      C. Clément Le Cossec se hace gitano

8. Las Convenciones Evangélicas Gitanas

      A. Cómo se organiza una convención

      B. Las convenciones del siglo XXI

9. La formación bíblica

10. Los primeros predicadores

11. Los gitanos rom

12. Clément Le Cossec y los gitanos españoles

13. El movimiento evangélico gitano mundial

14. La muerte de Clément Le Cossec

15. La obra de Clément Le Cossec Continúa

16. Oración para pedir más siervos a la obra de Dios

17. Fuentes

 

1. Introducción

Este año 2021 queremos conmemorar desde las páginas de este humilde blog el centenario del nacimiento de un gran hombre y siervo de Dios: Clément Le Cossec.

También queremos recordar que hace justo 20 años nos dejó para irse a casa del Padre.

Clément Le Cossec nació un 20 de febrero del año 1921 en la localidad francesa de Treffiagat (Bretaña) y murió un 22 de julio del año 2001, es por eso que este año 2021 queremos dar a conocer la figura de este ejemplo a seguir, destacando su admirable obra, para que nos sirva a todos de modelo.

Para los que no hayan oído hablar nunca de este fabuloso servidor de Cristo, podemos decir que fue un pastor pentecostal francés, tremendamente fructífero en su obra de dar a conocer el mensaje del Señor a través de la Misión Evangélica de los Gitanos de Francia y Europa, que él mismo puso en marcha.

Clément Le Cossec fue un auténtico pionero en la evangelización del pueblo gitano, no sólo en Francia, donde desarrolló su principal labor misionera, sino también en otros países de Europa. de América y de la India.

 

2. Familia e infancia

Clément nació en el seno de una humilde familia bretona dos años y tres meses después de que terminara la Gran Guerra.

Dicha guerra, que más tarde pasará a ser conocida como la Primera Guerra Mundial, había dejado Francia maltrecha económicamente, pues se había gastado unos 135.000 millones de francos de la época en el esfuerzo bélico.

Por si esto no fuera suficiente, una vez acabada la contienda, el país galo necesitaba 100.000 millones de francos para reconstruir todas las zonas afectadas por cuatro largos e intensos años de combates.

Si el desastre económico fue enorme, la catástrofe humanitaria aún fue mayor: 1,4 millones de soldados y 300.00 civiles perdieron la vida. A esto hay que sumar los más de cuatro millones de heridos, la mayoría de los cuales quedaron inhabilitados de por vida para trabajar.

Monumento a los caídos de Tréffiagat 1914-1918 

Uno de esos desdichados que quedó mutilado en el conflicto fue el padre de Clément le Cossec, que antes del conflicto se había dedicado a la pesca.

Como íbamos diciendo, Clément Le Cossec vino al mundo en el pueblito de Treffiagat, en la Bretaña francesa, el día 20 de febrero de 1921.

Por aquel entonces Treffiagat (Léchiagat en lengua bretona) tenía una población de 2.300 habitantes, casi todos dedicados a la pesca. Esta pequeña población había sufrido la pérdida de 83 de sus más jóvenes vecinos en la terrible Primera Guerra Mundial, que acabamos de mencionar.

El padre de Clément Le Cossec, que se había retirado de la pesca debido a sus heridas sufridas en la guerra, se ganaba un más que magro jornal como vigía de un faro llamado "la Jument" (la Yegua), levantado en un minúsculo arrecife del Atlántico y conocido como Ar Gazec Coz (que traducido del bretón al francés da “la vieille Jument”, o sea “la vieja yegua”). 

Este faro se erigía frente a la isla de Ouessant, que a su vez se encuentra a unos 20 kilómetros de distancia de Treffiagat. Desde su faro, Monsieur le Cossec debía controlar los barcos que navegaban por el estrecho de Fromveur, un paraje rocoso y extremadamente peligroso.

La infancia de Clément transcurrió feliz entre sus hermanas Augustine (la mayor) e Yvette (la menor) y en compañía de su hermano Louis, con los que compartía juegos, tareas y penurias.

Los Le Cossec eran una familia católica y muy humilde en una región pobre de Francia.

Clément comentaba como de pequeño solía ir descalzo para no desgastar el único par de zapatos que tenía.

Clémet Le Cossec conocía lo que era la pobreza y la necesidad, pues en más de una ocasión le había tocado trepar por los peligrosos acantilados de su pueblo en busca de huevos de gaviota con los que calmar el hambre.

La lengua vernácula de la familia era el bretón, una lengua de origen celta muy diferente del francés.

Cuando Clement Le Cossec tenía tan sólo 6 años vio por primera vez a un grupo de gitanos, que habían acudido a su pueblo a representar una función de circo. Su madre le dijo que si no se portaba bien, aquellos “termigis”, vocablo bretón que significa saltimbanquis o quinquis, lo secuestrarían.

El pequeño Clement les cogió miedo.

No era aquel, precisamente, un buen comienzo con el pueblo gitano.

Nada hacía presagiar que, unos años más adelante, la figura de Le Cossec se haría inseparable de aquel pueblo nómada.

A los pocos años, la familia Le Cossec se traslada a la vecina región de Normandía con la esperanza de mejorar su situación económica.

El señor Le Cossec encuentra trabajo, de nuevo, como vigía de un faro situado en el Cabo de Antifer, en el estrecho de la Mancha, entre las ciudades de Le Havre y Etretat.

En Normandía, su nuevo hogar, Clément experimenta el desprecio de sus vecinos por su origen humilde y por ser bretón.

Por si fuera poco, la salud de su padre se resiente.

Nada parece haber mejorado con la mudanza de la familia a tierras normandas; no sólo siguen siendo pobres de solemnidad sino que el sostén económico de la familia ha enfermado.

Lo que el joven Le Cossec no sabe todavía es que está a punto de hacer el mayor descubrimiento de su vida: Jesús.

 

3. Conversión

Un buen día de 1935 llegan a la ciudad normanda de Le Havre un grupo de predicadores evangélicos que llevaban a cabo una campaña de evangelización entre los franceses.

Los principales impulsores de dicha misión, Douglas Scott y Jefferson, habían organizado una serie de reuniones en el teatro de la ciudad.

Ambos misioneros pertenecían a las Asambleas de Dios y habían salido de Estados Unidos e Inglaterra para dar a conocer la palabra de Dios por Europa.

En una de las reuniones, a la que había acudido la familia Le Cossec al completo, los asistentes oran por los problemas de salud del Señor Le Cossec, el cual padecía una cardiopatía, así como reumatismo y eczema.

De manera inmediata e inexplicable el padre sana de sus dolencias y toda la familia se convierte.

El joven Clément, que tan sólo tiene 14 años, decide entregar su vida a dar a conocer a Jesús a los más necesitados y marginados de la sociedad.

Pero para llevar a cabo su cometido primero debe formarse debidamente.

Concluye la escuela secundaria y realiza una formación profesional.

 

4. Comienzos de su obra apostólica

Clément empieza a estudiar ingeniería civil.

En 1939 mientras se hallaba dedicado a sus estudios siente la llamada de Dios. Si quiere servir a Dios ha de Comenzar por conocer su Palabra. Para ello toma un curso bíblico intensivo a distancia que ofrecían las Assemblies of God (las Asambleas de Dios) desde Londres.

Después de trabajar por un tiempo en Reims, es enviado a Lisieux.

Comienza su ministerio en Lisieux, en enero de 1940, en la iglesia evangélica situada en la calle Camp-Franc, número 28.

Esta iglesia de Camp-Franc de Lisieux será, como veremos más adelante, un punto decisivo en el origen de las conversiones masivas de los gitanos a la fe de Cristo.

Pero el joven Le Cossec permanece poco tiempo como ministro en dicha iglesia.

 

5. Primeras conversiones entre los gitanos

En 1946, es decir, con tan solo 25 años, es nombrado pastor y comienza su labor en una iglesia de la ciudad de Lille, en el norte de Francia. Aquí tendrá su primer contacto con los gitanos.

Vamos a ir viendo como Clément Le Cossec tiene, a lo largo de seis años, tres encuentros diferentes con los gitanos.

Será la tercera vez que asista a los nómadas cuando se dará cuenta de su verdadera vocación: Dios lo llama a ser pastor de este pueblo viajero.

 

A. Primer encuentro. Lille, febrero de 1946

El 11 de febrero de 1946, un joven gitano asiste a su oficio religioso en la iglesia evangélica de la rue Henri Kolb y espera a que éste acabe para preguntarle a Clément Le Cossec si puede rezar por su madre, pues ésta se encuentra gravemente enferma.

Al día siguiente, el 12 de febrero de 1946, Clément Le Cossec se presenta en el lugar que le había indicado el enigmático muchacho del día anterior: una humildísima morada situada en la rue Monge, número 11.

Cuando Le Cossec descubre las condiciones de miseria en que vive esa familia gitana se conmueve.

La madre padecía una enfermedad de corazón que la tenía postrada en un jergón, o más bien una esterilla, en el suelo.

Le Cossec le predica a toda la familia ahí presente que Cristo vive y sana, leyendo algunos pasajes del Evangelio referentes a la curación.

Arrodillado al lado de la enferma, Le Cossec reza, le impone las manos y le cita las palabras de Cristo: “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos, y si llegan a beber cosa venenosa no les dañará. Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. (Marcos 16, 17-18. Reina Valera Actualizada 2015)

Al instante la mujer se incorpora de su lecho y queda libre de su mal.

Corre entre los gitanos del lugar la noticia de la milagrosa curación.

A los pocos días el mismo muchacho vuelve a visitar a Le Cossec para pedirle que acuda a un campamento gitano a orar por los enfermos.

Ambos se ponen en camino y, pasando el Bulevar de la Moselle, llegan a un descampado donde se habían instalado unas familias con sus carromatos.

Le Cossec entra en las caravanas y ora por sus moradores enfermos; unas veces se trata de ancianos, otras de chiquillos.

Les habla de Jesús, del amor que Dios siente por sus hijos y los invita a que acudan a las reuniones evangélicas.

Todos los gitanos con dolencias sanan.

Empiezan a visitar la congregación y a dar testimonio de sus curaciones.

Pero aquel entrañable vínculo que se crea entre Le Cossec y sus nuevos feligreses es efímero. Los gitanos son nómadas, libres, no tienen un lugar fijo de residencia. A las pocas semanas ya se encontraban de nuevo en la carretera.

 

B. Segundo encuentro. Lisieux, agosto de 1950

Después de ejercer como ministro evangélico en varias ciudades del norte de Francia, Le Cossec quiere regresar a su tierra natal, la Bretaña, para ejercer ahí su ministerio y llevarles la palabra de Dios a sus paisanos.

En 1950 funda la Iglesia Evangélica de Rennes, la capital de la Bretaña. En esta tarea le ayuda el pastor Douglas Scott, quien 15 años antes había conseguido ganar a la Familia le Cossec para Cristo.

Un año más tarde, para poder hacer llegar su mensaje con más claridad y a más personas, Le Cossec realizará un curso de escritura en la escuela ABC de París.

Así pues, estando Le Cossec trabajando de pastor en Rennes, decide un día pasarse por su antigua congragación de la Rue du Camp Franc en Lisieux (Normandía).

Cuando llega a la iglesia la sorprende la cantidad de “bohemios”, como los llaman los vecinos, que asisten a los oficios.

Aquellos bohemios son gitanos sintis (llamados manouches en Francia) que se han pasado en grupo a la fe de Cristo.

El motivo de su conversión es la curación milagrosa de que han sido testigos.

La maravillosa historia de dicha sanación es tan conmovedora que no me resisto a narrarla aquí. Además, nos muestra claramente que Dios sigue haciendo milagros a día de hoy para dejar claro su poder y para ganar adeptos para Jesucristo.

Esta historia trata realmente de dos curaciones, la de una madre, Marie Jeanne Duvil, más conocida con el apodo de “Azi” y la espectacular sanación de su hijo Zino.

Marie Jeanne Duvil era una humilde gitana manouche que se dedicaba a la venta ambulante por el norte de Francia con su familia.

La mujer padecía una dolencia intestinal que la obligaba a llevar un cinturón ortopédico. Cada vez que pasaba por la ciudad de Lisieaux, devota y piadosa como ella era, se acercaba a la Basílica de Santa Teresa de Lisieux (Santa Teresita del Niño Jesús) a rezarle a la santa para pedirle salud.

Basílica de Santa Teresa de Lisieux

En una de esas visitas se compró un broche con la imagen de Teresa de Lisieaux. Al salir de la basílica y cruzar por la plaza de San Pedro, Monsieur Roger, un predicador que vendía biblias y repartía folletos evangélicos la abordó.

Señalándole la imagen de la santa, le dijo a la señora Duvil que no esperara nada de una persona que ya estaba muerta, más bien debía poner su fe y esperanza en Jesús, que sí está vivo y salva a los que creen en Él.

Le puso un prospecto en la mano y la animó a que se acercara a la iglesia situada en la rue du Camp Franc, donde le darían a conocer a Cristo.

Marie Jeanne Duvil guardó el pequeño tratado en su monedero y se marchó de ahí sin pararse a pensar mucho en lo que le habían recomendado.

Pasaban los días y aquel pequeño folleto seguía guardado en su cartera sin que se le prestara ninguna atención. A veces se le salía del bolso o se caía al suelo y Marie Jeanne lo recogía y lo volvía a conservar en su monedero. Por alguna razón especial se resistía a deshacerse de él.

Al cabo de unos meses, estamos ahora en agosto de 1950, un hijo de Marie Jeanne Duvil, Zino, cae gravemente enfermo.

Acuden primero a una mujer con fama de curandera en busca de ayuda, pero ésta les dice que no puede hacer nada por el joven, pues su dolencia intestinal es demasiado seria.

Van entonces al hospital, donde ingresan al doliente y lo operan de urgencia un sábado.

El doctor no se anda con rodeos y, sin paños calientes, le anuncia a la familia que Zino se está muriendo. No hay ninguna esperanza para el joven.

La noticia es devastadora. Zino, de tan solo 20 años, tiene una hija pequeña y su mujer, que ahora se va a quedar viuda, está esperando otra criatura.

Los gitanos que hacían compañía a Marie Jeanne Duvil comienzan a lamentarse con grandes muestras de dolor.

El griterío es tal que acaban por echarlos del hospital.

El doctor que atendía a Zino se acerca a la madre y le explica que el joven sufre una peritonitis tuberculosa, es decir, que tiene los intestinos perforados y no se puede hacer nada por salvarlo. Está irremediablemente condenado a morir. Le aconseja que se consuele con sus otros hijos. (Jean Reinhard “Mandz”, Jaques Reinhard y Angélique Reinhard “La Pie” )

Toda esa noche del sábado la familia Reinhard-Duvil llora desconsolada. Habían acampado en la plaza del mercado de cerdos y sus gritos y lamentos molestaban a los vecinos que les increpaban.

A la mañana siguiente, domingo, Marie Jeanne Duvil acude con su cuñada a una tienda. A la hora de pagar, Marie Jeanne abre el monedero y se encuentra con el pequeño tratado evangélico que llevaba guardando durante meses.

Se lo muestra a la tendera y le pregunta dónde puede encontrar al grupo de cristianos que reparten información.

Le indican que la iglesia donde se reúnen está justo enfrente, en la rue du Camp Franc número 28.

Conforme se va acercando al lugar de oración oye entonar cánticos, también oye gente que habla en diferentes lenguas.

Entra en el recinto y lo primero que le llama la atención es que no se ve ni una sola cruz, ni una imagen de la Virgen María o de santos.

Marie Jeanne toma asiento y da rienda suelta al llanto.

Al finalizar la sesión el pastor, un belga flamenco de nombre Alfred Gichtenaere, se dirige a la señora Duvil y le pregunta por la causa de tanto dolor.

Alfred Gichtenaere 1916-1992

Marie Jeanne Duvil le contesta que han desahuciado a su hijo Zino, al que le quedan escasos días de vida.

Alfred Gichtenaere la consuela. La tranquiliza diciéndole que no debe tener miedo, pues Jesús lo puede todo. Su hijo sanará con la ayuda de Cristo.

Se ponen en marcha hacia el hospital, Marie Jeanne Duvil, el pastor Alfred Gichtenaere y algún otro miembro de la iglesia con la intención de imponerle las manos al enfermo y rezar por su curación.

Mientras, los demás miembros de la iglesia se ponen en oración.

Cuando llegan a la habitación de Zino, éste se encuentra con fiebre de más de 40 grados. Pero al poco rato de orar por él la fiebre desciende.

Alfred Gichtenaere los anima a todos a no desfallecer y a seguir orando por Zino, con plena fe en que Dios los va a escuchar y a curar al joven gitano.

Así pues, están todo el domingo orando por él.

Cuando al siguiente día, un lunes, su madre acude al hospital a visitar a su hijo se lleva la monumental sorpresa de verlo completamente recuperado.

Marie Jeanne Duvil está completamente asombrada, no se esperaba una curación tan rápida y tan plena.

Además, se da cuenta de que ella misma, que también sufría problemas intestinales, se encuentra perfectamente de salud. Ya no siente más molestias.

Se desajusta las correas de su corsé ortopédico y lo arroja por la ventana. Nunca más lo volverá a necesitar.

Como podemos ver, y como también hemos mencionado más arriba, Dios ha llevado a cabo dos milagros de curación.

Marie Jeanne Duvil anuncia a los cuatro vientos que su hijo Zino ha sido curado.

Le escribe una carta a su hijo Jean Reinhard, más conocido con el sobrenombre de Mandz, que se encontraba en la Bretaña, para anunciarle el milagro.

Mandz acude raudo con su mujer Pounnet a Lisieaux a reunirse con su familia.

Ahí escuchan todos el Evangelio en las reuniones que se celebraban en la iglesia de la rue Camp Franc 28.

Durante dos o tres meses, esta familia nómada permanece en Lisieaux para poder conocer mejor el Evangelio de la mano de Alfred Gichtenaere y de otros miembros de la comunidad.

Luego la familia pone rumbo a Mézidon-Canon, una localidad a tan sólo 25 kilómetros de Lisieaux, donde la familia Reinhard-Duvil se pone en contacto con la comunidad evangélica local para seguir recibiendo enseñanzas de las Sagradas Escrituras.

Uno de los hijos de Marie Jeanne Duvil, Jean Reinhard Duvil, más conocido como Mandz, se despide de su familia para irse con su mujer Pounnet a Brest.

Y es en esta ciudad bretona donde conocerá a Clément Le Cossec y le cambiará la vida para siempre.


C. Tercer encuentro. Brest, septiembre de 1952.

Ya habíamos mencionado anteriormente que el sueño de Clément Le Cossec era servir de ministro de Dios en su tierra bretona, a la que se sentía fuertemente vinculado. Pero Dios guarda unos planes para nosotros que no necesariamente coinciden con lo que deseamos.

En el caso del hermano Le Cossec, su destino era convertirse en apóstol de los gitanos de todo el mundo.

Él todavía no lo sabía, pero Dios lo iba a llamar a extender Su Palabra entre el pueblo gitano.

Ya había tenido un par de contactos con este pueblo nómada a lo largo de su corta vida, pero nada le hacía presentir que su vida iba a estar estrechamente ligada a esta comunidad.

También habíamos dicho más arriba, que en el año 1950 Clément Le Cossec arriba a su querida Bretaña y funda la Iglesia Evangélica de Rennes, en compañía del predicador británico Douglas Scott, al que toda la familia Le Cossec debía su conversión producida 15 años antes.

Pues bien, el tercer y definitivo encuentro con la comunidad gitana se produce en verano del año 1952.

Por aquel entonces Clément Le Cossec se hallaba al cargo de su iglesia en Rennes.

Un día decide llevar a cabo una campaña de evangelización en la también bretona ciudad de Brest.

Un día del mes de septiembre de ese año de 1952, estaba Le Cossec predicando el Evangelio a una audiencia de 150 personas en el nuevo teatro de la ciudad de Brest, cuando se fijó en que había un grupo de asistentes que llamaba mucho la atención.

Los varones llevaban todos a unos bigotes formidables y las mujeres que les acompañaban portaban unos vestidos muy coloridos que les llegaban hasta los tobillos.

Cuando termino su sermón se fue a conocer a tan exótica concurrencia. Eran un grupo de gitanos que habían abrazado la fe en Cristo hacía unos meses y querían hablar con el pastor sobre un tema que les preocupaba.

Le piden a Le Cossec que acuda al día siguiente a visitarlos a su campamento.

En la voz del que esto le pedía a Clément Le Cossec, se podía percibir urgencia y cierta inquietud.

Así que nuestro hermano bretón atiende la solicitud y se presenta en la dirección que le dan.

Se encuentra un descampado rodeado de setos donde los nómadas se habían instalado sus vistosos carromatos.

En dicho improvisado campamento los mayores trabajaban con gran destreza el mimbre para confeccionar hermosas cestas y canastos.

Con similar maestría, los más jóvenes maniobraban con unos neumáticos viejos para elaborar con ellos esteras que luego venderían en los mercados.

Un grupo de varones le reciben sonrientes. Uno de los ahí presentes se llama Jean, tiene 28 años y ha visto como, dos años antes, Dios realizó un milagro en el seno de su familia: su hermano Zino, que estaba a punto de morir y su también enferma madre Marie Jeanne sanaron inmediatamente después de que un grupo de cristianos evangélicos de Lisieux rezaran por ellos.

Este joven gitano de nombre Jean Reinhard era más conocido entre los suyos con el nombre de Mandz, y así lo llamaremos de aquí en adelante.

El problema aparentemente insoluble que tenía no sólo Mandz sino todos sus acompañantes es que deseaban ser bautizados para poder obedecer la Palabra de Dios, una vez que habían entregado sus vidas a Cristo.

Pero ningún pastor evangélico quería bautizarlos pues alegaban que los gitanos vivían en pecado al convivir con mujeres sin estar casados con ellas.

Y es aquí donde nos encontramos con un problema más legal que teológico.

El matrimonio se debía realizar en el ayuntamiento de una localidad, y el encargado de casar a la pareja era siempre el alcalde.

Para que dicha autoridad pudiera proceder a efectuar un casamiento con toda legalidad debía de constar que los contrayentes llevaban residiendo en esa localidad un mínimo de un mes.

Y aquí es donde nos encontramos con una situación kafkiana: la propia ley prohibía a todos los vendedores ambulantes y nómadas la permanencia de más de 48 horas en la misma población.

Dicho de otra manera, tan pronto como aparecía un grupo de gitanos por un pueblo o ciudad francesas, recibían la visita de una pareja de gendarmes que les recordaba que tenían un breve plazo para abandonar el lugar.

Prohibido el estacionamiento a los nómadas

De este modo entramos en un auténtico círculo vicioso del que es imposible salir. Es como la pescadilla que se muerde la cola.

No se les autoriza a estar más de dos días en el mismo lugar, por lo tanto no pueden permanecer cuatro semanas en la misma población.

Al no poder establecerse por ese periodo de tiempo en un mismo sitio, ningún alcalde puede casarlos, y al no estar casados, pero estar conviviendo con sus parejas, los pastores evangélicos no les permiten que reciban el bautismo.

¿Cómo rompemos este círculo vicioso?, ¿por qué resulta tan difícil que alguien los case y luego los bautice en nombre del Señor?

Una vez que le exponen a Clément Le Cossec los inconvenientes que continuamente les salen al paso y que les impiden llevar una vida plenamente cristiana, le solicitan al pastor que les ayude a salir de esa situación tan absurda.

Mandz está tan desesperado ante las reiteradas negativas que ha recibido cada vez que se ha dirigido a un pastor para solicitar ser bautizado, que confiesa haber tomado la determinación de ser él mismo el que bautice a su mujer Pounette y ésta luego lo bautice a él.

Clément Le Cossec se aflige al ver el interés y la fe tan auténticos de ese pueblo nómada, al que la sociedad con sus sofisticadas leyes le pone tantas trabas.

¡Ellos tan sólo desean seguir a Cristo y ser obedientes con sus mandatos! Pero todo son obstáculos.

Le Cossec se compromete a sacarlos de esas circunstancias. Hablará con quien tenga que hablar, pero acabará poniendo fin a los impedimentos que dificultan la vida de estos nuevos cristianos. 

Dicho y hecho. Le Cossec se pone en contacto con un fiscal que convence al secretario de un ayuntamiento para que haga la vista gorda. A fin de cuentas, ¿a quién le importa si un ciudadano lleva residiendo en una localidad dos días o dos meses?

Un par de días más tarde Mandz y Pounette se dirigen al ayuntamiento y son finalmente casados por el alcalde.

Al casamiento de Mandz y Pounette le siguen otros muchos más.

Con los libros de familia en regla, pasan ahora los gitanos a bautizarse y entrar así plenamente en la comunidad de Cristo.

Ya están los nuevos fieles casados y bautizados, en apariencia ya está todo el trabajo hecho, ¿no?

¡Ni muchos menos! Justo en este momento es cuando Clément Le Cossec se da cuenta de que es precisamente a partir de ahora cuando la comunidad de nuevos creyentes más le va a necesitar, pues, como él mismo observa “se encontraban como ovejas sin pastor”.

El problema es que esa misma nueva comunidad es nómada, es decir que se encuentran permanentemente de viaje. ¿Cómo instruir a sus feligreses en la Palabra de Dios, cómo asesorarles y compartir con ellos la fe en Jesús, si están continuamente viajando?

Recordemos que, en aquellos días, Clément Le Cossec se encontraba al cargo de la Iglesia Evangélica de Rennes (Bretaña) desde hacía ya dos años. En su iglesia estaba feliz: ¡Por fin había alcanzado su sueño de poder ser ministro de Cristo entre sus paisanos Bretones!

¿Qué debía hacer?, ¿Podía dejar que los gitanos continuaran su camino solos, sin un guía que les indicara cómo se vive cristianamente, cómo se ha de interpretar la Biblia, cómo organizar una comunidad de fieles o cómo orar al Señor?

Clément Le Cossec llega a la conclusión de que ha llegado el momento de abandonar su cómodo puesto en la iglesia de Rennes, hacer el equipaje y acompañar a los nómadas en todos sus viajes.

Sin él saberlo todavía, está poniendo en marcha una obra que dará muchísimos frutos, tantos como no se veían en siglos.

Comienza, como él mismo escribirá “su aventura entre los gitanos” y su labor será tan próspera, su trabajo tendrá tanto éxito y se estregará con tanta energía y dedicación a su misión evangelizadora entre su nueva familia nómada, que será conocido como “el Apóstol de los gitanos”.

 

6. Expansión del Evangelio entre el pueblo gitano

En Brest no había todavía una iglesia evangélica construida donde los fieles pudieran reunirse para orar y compartir su fe. Es por ello que se reunían en el sótano de una casa, que estaba sin pavimentar. Pero la pasión que sentían por su Señor Jesucristo era tal que no les importaba lo más mínimo arrodillarse para alabar a Dios aun sabiendo que se iban a ensuciar con la tierra que había en el suelo.

Una velada se congregan 30 gitanos para meditar la Palabra de Dios y rezar. De repente el Espíritu Santo desciende sobre ellos y comienzan a hablar en lenguas.

Mandz cae al suelo de bruces y permanece ahí postrado más de una hora. Cuando se incorpora sus compañeros pueden ver que su rostro está iluminado y que no para de hablar en lenguas extrañas.

Uno de los ahí presentes, Louis Qeinez, que había sido bautizado apenas unos meses antes, se levanta y comenta en voz alta la visión que en ese momento estaba teniendo: “Los veo. Vienen a pie, a caballo, en coches de todos los colores. Veo el avivamiento que se extiende como olas”.

Aquellas palabras acabaron siendo proféticas, como más adelante veremos.

Ese mismo verano se celebra un primer servicio de bautismo en la playa de Saint Marc, en Brest, en el que unos 30 gitanos, que acababan de abrazar la fe en Cristo, son sumergidos por Clément Le Cossec en las aguas en el Océano Atlántico para dar comienzo así a una nueva vida.

Estamos en los comienzos del descubrimiento de Jesús por parte de los gitanos, un hecho que ha dado en llamarse “Avivamiento”.

Vemos como, a partir de un milagro de curación, una serie de testigos, casi todos familiares del enfermo sanado, se convierten inmediatamente al cristianismo.

Este es un fenómeno que se repetirá muy a menudo y que traerá a numerosísimos gitanos a entregarse de lleno a Cristo, aceptando plenamente su mensaje de salvación.

Pero no queda ahí la cosa. Al nuevo fiel no le basta con seguir a Cristo y adorarle en su vida privada. El gitano converso siente en su interior la necesidad imperiosa de comunicar urgentemente a todo el que le rodea lo maravillosa que es su relación con Cristo.

Al principio son los familiares y conocidos los primeros que van a escuchar hablar del Evangelio y su mensaje de salvación a través de la aceptación de Cristo, pero más tarde serán todos aquellos que se crucen en la vida del recién convertido los que oirán el testimonio.

El boca a boca hace que la fe se propague poco a poco pero sin pausa. En una década se bautizarán más 5.000 gitanos en Francia.

Dios ha puesto sus ojos en este pueblo nómada y los atrae hacia Él. El Señor está presente entre los gitanos.

Se producen enormes cambios positivos en las vidas de los nuevos creyentes, que se sienten renacer. Muchos dejan malas costumbres como al alcohol, el maltrato a sus mujeres, abandonan supersticiones y dejan de ejercer las artes adivinatorias.

Muchos gitanos recién convertidos señalan que uno de los efectos más gratos que sienten cuando aceptan a Cristo es que de repente dejan de odiar. Son numerosos los testimonios de personas que pasan en pocos días de odiar profundamente a sus enemigos a rezar por ellos, e incluso de acercarse a ellos para compartir su fe.

En el seno de las comunidades gitanas se producen curaciones milagrosas. Centenares de enfermos experimentan una total sanación de sus dolencias y miles de personas son testigos de cómo, tras una sesión de oración, desaparecen tuberculosis, sorderas, problemas de visión, tumores y un largo etcétera de males.

Estos portentos son causa, de nuevo, de que un gran número de familiares se vuelquen en Cristo y den testimonio de lo que Dios es capaz de hacer. A esas conversiones siguen bautizos y la captación de más fieles, pues los nuevos miembros en la fe no dejan de predicar el Evangelio allí a donde van con una alegría que sólo se ve en alguien que acaba de conocer a Jesús, con una determinación que sólo se nota en alguien que se sabe salvado para toda la eternidad, con un a energía que sólo se percibe en aquel que se sabe hijo de Dios.

Es una marea incontenible, un fuego que no para de extenderse.   

Y este fenómeno acaba de empezar. Como ya hemos mencionado más arriba, tan solo entre 1952 y 1963 se bautizan unos 6.000 gitanos, hombres y mujeres; a veces entre 50 y 200 en unas jornadas.

 

A. ¿Cómo fue posible una expansión tan rápida del Evangelio?

Varios factores se unen simultáneamente para hacer posible que la fe se extienda con tanta rapidez y eficacia entre los gitanos, y es que Dios es grande, el Señor es todopoderoso y sabe cómo usar óptimamente los recursos que nos ofrece a los humanos.

Hemos mencionado que el Altísimo se sirve de las sanaciones milagrosas para dar a conocer a Sus hijos Su poder y amor infinitos. Este sea quizá la principal causa de las conversiones, pero no debemos pasar por alto otros aspectos de enorme importancia que hacen posible que el Evangelio se extienda tan velozmente.

Por ejemplo tenemos el profundo carácter familiar y gregario del pueblo gitano. La familia lo es todo para el gitano. Los vínculos familiares entre ellos son más fuertes que entre ningún otro pueblo.

Este hecho va a resultar de una enorme ventaja a la hora de transmitir la Palabra de Dios, puesto que, tan pronto como una persona se entrega a Cristo y experimenta el inenarrable júbilo de saberse en manos de Jesús, siente a su vez, la necesidad de compartir su gozo con sus seres más queridos. Es así como comienza a difundir las Buenas Noticias de salvación a su alrededor.

Y como si de un contagio se tratara, esa alegría pasa de individuo a individuo, de familia a familia.

Otro factor a tener en cuenta es el carácter eminentemente nómada de los gitanos de aquellos años 50 del siglo XX.

Hoy en día casi hasta nos sorprende ver cómo vivía este pueblo tan sólo hace medio siglo, permanentemente viajando, moviéndose de un sitio a otro, sin tener nunca un domicilio fijo donde echar raíces.

Pero de nuevo nos encontramos aquí con un factor que se va a revelar extraordinariamente propicio para expandir el mensaje de Cristo.

La enorme movilidad de los gitanos hace posible que un día puedan dar testimonio de su fe en una ciudad, para acabar hablando de su fe al día siguiente en otro sitio.

En verano puede ser que una familia viva en el norte de Francia y, a lo mejor, en otoño esa misma familia está en sur, o incluso en otro país.

Ahí donde se instalen, siempre temporalmente, los gitanos van a dar a conocer a Jesús. Primero entre los de su pueblo, luego también entre los no gitanos (llamados payos o gachós).

Muchos gitanos tienen familiares repartidos por el mundo, en países lejanos muchas veces. A través de cartas comunican el mensaje de salvación que nos transmitió Jesús hace siglos.

Surgen así nuevos focos de fe en países muy alejados de Francia, epicentro del surgimiento de la fe entre los gitanos.

Un último aspecto esencial a la hora de propagar veloz y eficientemente la Palabra, fue el hecho de que Clément Le Cossec, optó sabiamente por dejar en manos de pastores gitanos la predicación de la Buena Nueva entre su pueblo.

Largos siglos de rechazo por parte de los payos en todos los países por donde pasaban, llevó a que creciera entre los gitanos un fuerte sentimiento de desconfianza hacia todo aquel que no formaba parte de su pueblo. Es por esto que costaba mucho menos que el Evangelio se abriera camino en los corazones de los gitanos, si lo escuchaban de boca de un pastor tan gitano como ellos, que conocía a la perfección los problemas y la forma de ser de sus hermanos.

El propio Le Cossec comentaba al respecto, que varios pastores payos podían estar predicando a los gitanos durante un año, y tan sólo conseguían 5 bautismos. Una pareja de misioneros gitanos conseguían en el mismo periodo centenares de conversiones y bautismos.

 

B. Un movimiento imparable

Pero volvamos a aquella noche en la que Mandz y otros 30 gitanos reunidos en un sótano de Brest reciben el Espíritu Santo y comienzan a alabar al Señor en lenguas.

Aquel es el comienzo de un movimiento imparable que, como hemos visto aportará muchísimo fruto.

Aquellos primeros conversos que se bautizarán en los próximos días sienten que tienen que dar a conocer a Cristo al resto de gitanos inmediatamente.

Se ponen en marcha. Cada uno sigue su camino. Al poco tiempo decenas de familias gitanas aparecen en Bretaña para oír la Palabra de Dios de boca del mismo Clément Le Cossec.

Bretaña se convierte en el epicentro de las conversiones.

En aquellos años cincuenta del siglo XX vivían en aquella región francesa 3 millones de personas, pero tan sólo había 5 iglesias evangélicas.

Esto cambiará gracias a la intensa labor de evangelización que emprenderán los gitanos sintis (manouches).

Los manouches habitaban y habitan sobre todo el noroeste de Francia, principalmente las regiones de Bretaña, Normandía y Norte-Paso de Calais (Nord-Pas-de-Calais), y es en estas zonas donde primeramente se va a extender la Palabra de Dios.

Un buen día un centenar de gitanos recién bautizados acuden a ver a Clément Le Cossec en Brest y le exponen el gran problema al que se enfrenta la inexperta comunidad cristiana gitana: no tienen un guía espiritual.

Los manouches se dan cuenta de que, si quieren vivir se fe plenamente necesitan un director espiritual y más instrucción bíblica.

Es imprescindible formar cuanto antes orientadores que conozcan la Biblia y acompañen a los gitanos en sus continuos viajes para asesorarles y formarles en la Palabra de Dios.

Le Cossec pone en manos de cuatro gitanos la conducción espiritual de sus hermanos: Mandz, Tutur, Pinar y Carlo.

La primitiva comunidad cristiana gitana, reunida en una asamblea, dan testimonio de que los ministros escogidos para dirigir a los demás gitanos en la fe y conseguir nuevos hermanos para el Reino de Dios, son todos hombres sin tacha y completamente comprometidos con la tarea que se les ha encomendado.

Conforme vayan pasando los días y crezca el Avivamiento espiritual entre los gitanos, también va aumentando el número de voluntarios dispuestos a servir al Señor dando a conocer Su Palabra entre sus hermanos nómadas.

En el año 1963 el número de pastores llegaba ya a los 100.

 

C. La Evangelización

Como ya hemos podido ver, la evangelización de los gitanos suele tener lugar de familia en familia.

Cuando tiene lugar un milagro en una familia, la noticia se expande rápidamente y surgen las primeras conversiones.

Estos primeros conversos sienten una apremiante necesidad de arrastrar a otros miembros de su familia a Dios.

Esta predicación de boca en boca es la clave de la rápida extensión del Evangelio entre los gitanos.

Los gitanos franceses que tienen familiares en otros países les escriben para contarles la relación que tienen con Cristo y los cambios que el Señor ha hecho en sus vidas.

De esta manera se extiende el Evangelio a Sudáfrica, Polonia, EEUU, Sudamérica y otros países.

Dado que muchos gitanos van de puerta en puerta vendiendo su mercancía, aprovechan esta circunstancia para repartir, siempre que pueden, tratados evangélicos y predicar así la Palabra de Dios: son mensajeros de Cristo allá por donde van.

 

7. Clément Le Cossec: El evangelizador de los gitanos

A partir del año 1954, viendo que el crecimiento de fieles entre los gitanos era un fenómeno incontenible, Clément Le Cossec, decide dedicarse plenamente a su nuevo “rebaño de ovejas sin pastor”.

Para ello llevará a cabo la creación de una misión, escuelas de formación bíblica, revistas y convenciones.

 

A. Revista Vida y Luz. 1954

Con el doble fin de dar a conocer por un lado a los payos de todo el mundo la vida del pueblo gitano, y por otro a los nuevos creyentes gitanos las enseñanzas bíblicas básicas, el pastor Clément Le Cossec crea en el año 1954 la revista Vie et Lumière (Vida y Luz).

 

B. La Misión Evangélica de los Gitanos de Francia

El 28 de diciembre de 1957 se funda una primera asociación religiosa llamada La Délivrance, Mission évangélique des Tziganes de France (La Misión Évangélica de los Gitanos de Francia)

Tenemos, de esta manera, la primera iglesia oficial Pentecostal Gitana de Francia, conocida como la “Église Evangélique Tzigane”

Más tarde esta asamblea cambiará en nombre a Mission Évangélique des Tziganes de France, Vie et Lumière (Misión Evangélica de los Gitanos de Francia, Vida y Luz) el 26 de febrero de 1961.

Como su propio nombre indicaba

a) se trataba de una misión evangélica, es decir que tenía como objetivo dar a conocer el Evangelio primeramente en Francia y luego por todo el mundo.

b) iba dirigida, sobre todo, a los diferentes grupos de gitanos manouches franceses, sintis alemanes, calós españoles, yeniches, roms, etc.

La misión estaba gestionada como cualquier otra organización. Tenía sus secretarios generales que se iban sucediendo:

El primero fue el pastor Honoré Martin de 1961 a 1986

Le siguió el pastor Wasso Ferret, más conocido como “Balo”, que fue el segundo secretario general de la Misión Evangélica Gitana - Vida y Luz de 1986 a 2005

Desde 2005 es el pastor Mario Holderbaum el Secretario General.

La Misión Evangélica de los Gitanos de Francia también tiene un presidente.

El primero fue el fundador Clément Le Cossec. En el año 1972 le toma el relevo el pastor George Meyer, más conocido como “Jimmy” o “Djimmy”.

El 14 de enero de 2015, el Ministro de Interior y de Asuntos Religiosos francés, Bernard Cazeneuve, le hace entrega a George Meyer de la “Legión de Honor”

El 26 de enero de 2020 fallece George Meyer “Jimmy”.

El presidente sucesor desde 2020 es Esaïe Meyer.

Actualmente el Centro Nacional Vie et Lumière se encuentra en Nevoy, en la región francesa de Centro-Valle del Loira.

La dirección es:

Les Petites Brosses, 45500 Nevoy, Francia

 

C. Clément Le Cossec se hace gitano

Pero no sería hasta el año 1958, cuando ya había más de 3.000 gitanos convertidos, que Le Cossec fue plenamente consciente de que no podía dejar pasar ni un solo día más a este rebaño de ovejas sin pastor. Tenía que decidirse. Por un lado tenía una casa, un hogar con esposa y seis hijos, así como un sueldo fijo como ministro de su iglesia de Rennes, en su querida Bretaña.

Su comunidad cristiana en Rennes estaba muy unida y él se encontraba muy feliz con el desarrollo de su labor pastoral. 

Abandonar aquel trabajo seguro y llevarse a vivir a su familia a una caravana para acompañar a aquellos gitanos que nunca estaban más de dos días en el mismo sitio parecía una auténtica extravagancia, una enorme insensatez.

Los ocho hijos de Clement le Cossec en 1958

Sin embargo Clément Le Cossec antepone la confianza que tiene en el Señor y la llamada que siente dentro de su corazón a la comodidad y seguridad de su vida sedentaria en Rennes.

Le Cossec se lanza de cabeza a la aventura evangelizadora por los caminos, teniendo siempre presentes las palabras de Jesús en la Parábola del gran banquete: “Ve por los caminos y por los callejones, y exígeles a que entren para que mi casa se llene”. (Lucas 14, 23. Reina Valera Actualizada 2015)

En las más de cuatro décadas que durarán sus peripecias con los gitanos, Le Cossec y su familia viajarán con por toda Francia y por sus países vecinos: Bélgica, Holanda, Alemania, España e Italia. Pero también visitará los Estados Unidos, Latinoamérica y la India.

En total serán 40 los países que Clément Le Cossec recorrerá compartiendo el mensaje del Evangelio.

 

8. Las Convenciones Evangélicas Gitanas

El fervor evangelizador de los gitanos es asombroso. Todo aquel que se convertía, daba testimonio de su fe por cada sitio que pasaba, que no eran pocos.

Tan pronto como estos nuevos cristianos entraban en contacto con familiares que se encontraban en otras partes de Francia les daban a conocer a Jesús y su mensaje de salvación.

En aquellos maravillosos primeros días de Avivamiento se producían continuamente sanaciones milagrosas y conversiones.

Un payo francés, de nombre Nedelec, que se había convertido a la fe en Cristo recientemente y que había crecido espiritualmente compartiendo oración con los gitanos, le propuso a Clément Le Cossec, al cual ayudaba de vez en cuando a evangelizar, que convocara en una reunión a todos los nuevos creyentes, los cuales, por aquel entonces, se encontraban casi todos por la misma región.

Era importante congregar a todos los fieles antes de que se dispersaran por toda Europa, para decidir cómo organizarse.

Así pues, en 1954 tiene lugar la primera convención.

Este es el comienzo de una extraordinaria aventura que iba a aportar cuantiosísimos frutos, pues todos los asistentes a aquella primera convención se separarían a los pocos días y se pondrían en viaje, sembrando la semilla de la fe por todo lugar que visitaran.

La felicidad en los corazones era indescriptible, el entusiasmo incontenible, el gozo de conocer a Jesús abrumador.

Había un ansia infinita por salir al mundo a explicar el mensaje de Cristo.

Aquel primer encuentro entre todos los creyentes prometía ser una experiencia inolvidable.

Aquella convención iba a ser el pistoletazo de salida para echarse a los caminos a dar a conocer a Jesús por todos los rincones del planeta.

Pero lamentablemente las cosas no iban a resultar tan cómodas y fáciles desde el principio…

En Brest, la ciudad bretona elegida para celebrar aquel primer encuentro, las autoridades no estaban dispuestas a permitir que se reunieran en la población tantas caravanas como iban llegando.

La policía obligó a la mayoría de los asistentes a que se retiraran y acamparan en los pueblos de los alrededores.

Algunas familias se desanimaron ante aquella expulsión tan injusta y volvieron por donde habían venido, pero muchos, alrededor de 500 gitanos, no se rindieron y participaron en aquella primera convención, en cuyo transcurso se bautizaron 20 personas en el Océano.

Apenas dos meses más tarde se organiza un segundo encuentro en la ciudad de Rennes, capital de la región de Bretaña.

Esta vez, sin embargo, el alcalde va a permitir que se instalen los nómadas en la enorme plaza que hay en el centro de la ciudad.

En este segundo congreso se consiguen dos grandes logros:

Uno será extender la Palabra entre aquellos gitanos que vivían al norte de Francia.

El otro gran avance es atraer a la tribu de los Rom a la fe en Cristo.

Hasta entonces sólo se había proclamado el Evangelio al grupo de los sinti o manouches. Ahora también se va a interesar por Jesús este otro gran grupo de la familia gitana, que suele habitar en el este de Europa.

En vista del enorme éxito que han ido teniendo los encuentros, se decide que estos se celebren a partir de ese momento de manera anual, con cuatro objetivos bien definidos:

1. Congregar a todos los convertidos en una especie de retiro espiritual bajo la dirección de sus ministros, para reforzar la fe.

2. Dar a conocer el Evangelio a aquellos que todavía no conocían el mensaje de salvación de Cristo, y que eran traídos a estas convenciones por sus familiares que sí eran creyentes.

3. Organizar una asamblea para exponer los principales problemas, tanto materiales como espirituales, a los que se enfrentaba la primitiva comunidad evangélica gitana.

4. Para ver de qué manera se podía dar testimonio a los no gitanos.

 

Una de aquellas convenciones, que pasarán a celebrarse a partir de ahora cada año, va a resultar especial y quedará grabada en la memoria de Clément Le Cossec y de todos los asistentes a ella.

Corría el año 1960. El número de gitanos que había aceptado a Cristo como su Señor había aumentado considerablemente en los últimos 8 años.  

En aquel año de 1960 se celebra la Convención anual en la localidad de Chassey-Beaupre, en la región de Lorena.

Clément Le Cossec, con gesto serio, se encuentra ante un público de 300 personas que escucha la reprimenda que le cae encima.

Al parecer había algunos miembros de la comunidad que no se acababan de desprender del todo de ciertas viejas malas costumbres y vicios.

Clément Le Cossec les advierte de la seriedad con la que Dios se toma la obediencia entre sus hijos y les conmina a abandonar la vida de pecador y a tomarse más en serio el compromiso que han adquirido con Cristo.

Como si el Señor quisiera avalar las palabras de su siervo Clément Le Cossec con Su autoridad, de repente se desata una espeluznante tormenta.

Numerosos rayos cruzan de lado a lado los cielos. Los truenos, sobrecogedores, llenan de espanto a los asistentes al sermón, que ven como un furioso chaparrón cae sobre sus carromatos.

Son aproximadamente las 7 de la tarde. En cuestión de segundos un poderoso huracán arranca de cuajo las cubiertas de las tiendas de campaña y desbarata los tendederos de ropa colgada.  El viento, fortísimo, derriba el mástil principal que sostiene la gran carpa donde tienen lugar las reuniones y que se viene encima de los ahí congregados.

El terror se apodera de los participantes. Las mujeres temen por sus hijos que se encuentran jugando al aire libre.

Lo que Clément Le Cossec ve al cabo de unos minutos le conmueve: todos los asistentes a la convención de Chassey-Beaupre están arrodillados en el barro o sobre las lonas desprendidas de sus tiendas de campaña suplicando clemencia a Dios.

Se han dado cuenta de que deben arrepentirse, pedir perdón y cambiar de vida, si quieren ser salvados.

Nadie resultó lastimado durante aquella tempestad.

Muchos asistentes a aquella convención de Chassey-Beaupre se acordarán muchas años después de aquellos incidentes y darán testimonio de cómo sus vidas cambiaron radicalmente después de la “tormentosa” experiencia de aquella tarde.

Para 1960 el Evangelio había llegado a oídos de otros nómadas que, sin ser de origen gitano, llevaban una vida muy similar a estos: tratantes, merchantes, afiladores, trajineros, feriantes, mercaderes ambulantes y artistas de circo.

Muchos no sólo escucharon el mensaje de salvación que traía la Palabra de Dios, sino que pudieron ver con sus propios ojos los milagros de curación que se producían cuando se reunían a orar por la salud de algún compañero.

A la convención que tuvo lugar en Lyon en el año 1961 acudieron muchos de estos payos nómadas y se bautizaron.

 

A. Cómo se organiza una convención

El primer paso que hay que dar a la hora de organizar un evento de estas magnitudes es, evidentemente, avisar a todos los interesados de cuándo y dónde va a tener lugar.

La red social de los gitanos hace posible que en pocos días se entere hasta la familia más alejada del punto de celebración.

Luego hay que alquilar una parcela para que se puedan instalar ahí centenares de caravanas.

A continuación hay que preparar el terreno, montar aseos, poner contenedores de basura, almacenes de comida, etc.

Una vez van llegando los asistentes, un grupo de 30 hombres se encarga de mantener el orden dentro del campamento. Estos vigías se ocupan de que todo transcurra sin incidentes: el aparcamiento de caravanas, la limpieza, la instalación de las tiendas de campaña, etc.

Con una formidable hoguera se inaugura la convención que durará una semana.

Una gran tienda de campaña acoge a todos los que deseen reunirse con sus hermanos para adorar al Señor y recogerse en oración.

Todas las tardes se ofrecen servicios evangélicos.

Por el día, todos los predicadores se reúnen para discutir cuestiones que conciernen al progreso espiritual del movimiento.

Hay servicios de bautismo para los quieran dar el paso de entrar en una nueva vida, una vez que han recibido instrucción bíblica suficiente.

 

B. Las convenciones del siglo XXI

Desde el año 1997 tiene lugar la tradicional reunión de primavera de Nevoy (Centro-Valle del Loira) que llega a reunir en el centro de Francia a más de 500 caravanas. Estamos hablando nada menos que de 30.000 a 35.000 personas.

Las familias congregadas en Nevoy permanecen ahí durante una semana, preparándose espiritualmente para llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de Francia o de otros países por los que pasen.

Más tarde se dispersan y, llegado el verano, diversos grupos de gitanos itinerantes se organizan en misiones (unos 200 grupos) para comenzar a evangelizar.

Su labor consiste en extenderse por todo el territorio francés, yendo cada grupo con su caravana a una localidad, donde montan una carpa y reparten información y predican. Tras una estancia de dos semanas recogen y continúan su camino.

También se celebra otra última gran asamblea de la comunidad gitana evangélica hacia el final del verano.

 

9. La formación bíblica

En 1960 y en vista del crecimiento imparable de fieles que se estaba produciendo, los predicadores gitanos vieron la urgente necesidad que tenían de ampliar y profundizar en sus conocimientos bíblicos.

Es por ello que decidieron participar en unos cursos bíblicos intensivos.

Cada mes se invitaba a 10 predicadores para que acudieran a unos cursos de 3 semanas que se iban impartiendo cada vez en una ciudad distinta.

Los participantes comenzaban la jornada con una hora de oración. El resto del día lo dedicaban a estudiar la Biblia intensamente.

En 1963, 10 jóvenes gitanos fueron admitidos en las escuelas bíblicas de las “Asambleas de Dios” en Bélgica y Alemania.

En 1966 se funda la primera escuela bíblica para la formación de pastores en Loiret.

Una década más tarde, en 1978, la escuela se traslada al Cher donde permanece hasta el año 1988.

En 1988, el Centro Internacional de Formación Bíblica Vida y Luz (CIFB) vuelve a su lugar de origen, al Loiret.

 

10. Los primeros predicadores

El primer gitano que tiene el honor de convertirse en el primer predicador del Evangelio es Jean Reinhard “Mandz”, el hermano de Zino, del cual hemos hablado más arriba.

Junto a Mandz son elegidos otros tres gitanos más para llevar la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo: Hernest Lagrené “Tutur”, otro Jean Reinhard “Pinar” y Jean Reinhard “Carlo”.

Tenemos un grupo de cuatro pastores donde, curiosamente, tres de ellos se llaman igual: Jean Reinhard.

Otros miembros de aquella recién nacida Iglesia Evangélica Gitana que destacan por el entusiasmo y éxito con que transmiten el mensaje de salvación de Nuestro Señor Jesucristo son:

Wasso Ferret “Balo”, Robert García “Ramoutcho”, Martín Honoré, el famoso escritor Matéo Maximoff, Aloïse Reinhard “Kalo”, Claude Salzano “Palko”, Denis Théom “Payon”, Charles Welty “Tarzan” y otros muchos más que llegan hasta el centenar de nombres y que vamos a omitir aquí por no agobiar al paciente lector.

El que sí queremos destacar es el nombre de Georges Meyer, también conocido como "Jimmy" o “Djimy”, que no sólo estuvo evangelizando a sus hermanos desde los primeros días del “Avivamiento”, sino que en el año 1972 sucede al fundador del movimiento, Clément Le Cossec, en la presidencia de la Misión Evangélica Gitana.

 

11. Los gitanos rom

En el mundo hay principalmente cuatro ramas dentro del pueblo gitano.

1. Doms. Los doms son el grupo de la gran familia gitana que se extiende desde el Rajastán, en el noroeste de la India, pasando por Pakistán, Afganistán, Irán, Irak, Jordania y Siria, hasta llegar a Turquía y Egipto.

2. Los roms se extienden desde Rusia hasta Polonia, por Ucrania, Bielorrusia, países bálticos y por todos los Balcanes, principalmente en Rumanía, Hungría y Bulgaria.

3. Los sinti o manouches (como son conocidos en Francia).

Esta comunidad de sinti se extiende principalmente por Alemania, Belgica, Holanda y Francia.

Muchos de estos sinti llevan apellidos alemanes como Meyer, Steinbach, Mettbach, Rosenstein, Hanstein, Schmitt, Winterstein o Reinhardt.

Recordamos que uno de los protagonistas y pioneros del surgimiento de la fe era Jean Reinhardt, alias Mandz, hermano de Zino Reinhardt.

Otro sinti con este apellido que ha pasado a la historia es el guitarrista de jazz belga Jean “Django” Reinhardt.

4. Los calós. Estos son los gitanos de la Península Ibérica, aunque también hay muchos miembros de esta comunidad en el sur de Francia.

Hasta ahora hemos hablado principalmente de los gitanos sinti o manouches (como son conocidos en Francia), pues fueron ellos los primeros en convertirse a la fe en Cristo, bautizarse y empezar a evangelizar.

Vamos a ocuparnos ahora de los hermanos del este, los roms.

Los primeros gitanos rom empezaron a ser convertidos y bautizados entre los años 1954 y 1955, pero no fue hasta 1962 cuando realmente comenzó la gran conversión entre los rom.

Uno de los patriarcas de esta comunidad en Francia era Demeter Stevo.

Un buen día un primo suyo le habló del Señor, de su mensaje de salvación y le animó a leer los Evangelios.

Más adelante Demeter Stevo tuvo la ocasión de conocer a Clément Le Cossec, a quién le realizó una serie de preguntas sobre la fe que le rondaban por la cabeza.

También pudo hablar con Claudio Salzano, mucho más conocido como Palko, un exseminarista convertido a la fe evangélica gracias a la labor misionera y al testimonio de un gitano manouche: Ernest  Lagrene “Tutur”.

Demeter Stevo se convierte, se bautiza y se consagra a guiar a los demás a Cristo.

Con la autoridad e influencia que tiene entre su comunidad se convierte en su líder espiritual.

Otro gitano rom muy importante que abrazó la fe por aquello años y cuya obra dará muchos frutos es el escritor Mateo Maximoff.

Mateo Maximoff solía leer la Biblia con otros compañeros. Una noche se convirtió.

Demetrio Stevo se reunió con él y juntos fundaron en París una iglesia evangélica en los suburbios.

En 1961 se hizo pastor y se dedicó a traducir el Nuevo Testamento al romaní.

 

12. Clément Le Cossec y los gitanos españoles

Ya hemos comentado más arriba que la expansión de la Palabra de Dios entre los diferentes grupos gitanos es imparable.

Veremos en este apartado cómo, ya en el año 1952, a principios del “Avivamiento” un grupo de gitanos españoles: Juan Castro, Lary Castro, Jaime Díaz Cortés, el hermano Emiliano, El Marido, Joselito y Manolo tienen el enorme privilegio de poder escuchar el Evangelio de boca del mismo Clément Le Cossec.

Este grupo de jóvenes españoles se encontraban en el sur de Francia, adonde se habían dirigido para trabajar en la vendimia. Después de una durada jornada de trabajo en los viñedos se juntaban en un cobertizo donde Le Cossec les predicaba la Palabra en francés mientras otros asistentes les iban traduciendo al español.

Se estaba sembrando una semilla que años más tarde daría un inmenso fruto, pues aquel pequeño grupo de jornaleros españoles trajeron a su país el mensaje de salvación de Cristo para darlo a conocer entre sus hermanos.

En 1958 los primeros gitanos españoles convertidos acuden a la convención de Toulouse convención.

En los siguientes dos años se van produciendo conversiones entre aquellos gitanos españoles que se encontraban trabajando en Francia, cerca de la frontera con Suiza.

El origen de esta oleada de conversiones, como ya venía siendo tradición, era de nuevo una curación milagrosa que tuvo lugar en el seno de una familia de calós andaluces y que causó tal impacto que los testigos abrazaron la fe inmediatamente.

Un día, un predicador manouche que andaba visitando pueblos del este de Francia para predicar el Evangelio, llegó a una aldea donde vivía la familia Moreno.

Los Moreno eran unos gitanos andaluces que habían acudido a Francia a trabajar. Uno de sus hijos había caído gravemente enfermo pero los médicos no podían hacer nada por él.

El predicador le impuso las manos, rezó por él y el muchacho sanó.

Viendo el milagro ocurrido delante de ellos, toda la familia se convirtió.

La noticia de la curación se extendió rápidamente entre el resto de familias de gitanos españoles, que también abrazaron rápidamente la fe en Cristo.

En menos de un año 100 de ellos se bautizaron.

El testimonio se extiende también entre los gitanos españoles que se habían instalado en el sur de Francia.

Se funda la primera iglesia evangélica en Perpiñán, a la cual, en el año 1963, acudían unas 50 personas todos los domingos.

Otro milagro similar se produce en el pueblecito pirenaico de Lezignan, donde vivía una muchacha de 14 años, jorobada de nacimiento.

Un día se reunieron los vecinos a rezar por ella, mientras un predicador gitano le imponía las manos en nombre del Señor.

Enseguida la espalda de la chiquilla se puso recta.

De nuevo, una oleada de conversiones y bautismos acompaña a este milagro.

Van aumentando las conversiones entre los gitanos españoles residentes en el sur de Francia, los cuales, para 1963 ya eran 500.

Aquel grupo de gitanos españoles que hemos mencionado más arriba: Juan Castro, Lary Castro, Jaime Díaz Cortés, el hermano Emiliano, El Marido, Joselito y Manolo, se convierten en los pioneros del Movimiento Evangélico Gitano en España.

Habiendo escuchado el Evangelio en diversas partes del Sur de Francia, donde se encontraban trabajando, este grupo de jóvenes entusiastas vuelven poco a poco a España y comienzan a abrir locales de reunión en distintas ciudades y a predicar la Buena Nueva entre los gitanos del lugar.

En el año 1965 se inaugura la primera iglesia evangélica gitana en Balaguer (Lérida).

Otros locales de culto se irán abriendo por toda España, dando a conocer entre la comunidad gitana española el Evangelio.

El 26 de mayo 1971 nace la llamada “Iglesia Evangélica Filadelfia”

A día de hoy existe una extensa red de 700 iglesias por toda España (alas que habría que añadir las misiones en funcionamiento en Portugal, Este de Europa, Latinoamérica y la India), cuenta con unos 4.000 predicadores y se calcula que alrededor de 100.000 fieles acuden los domingos a la iglesia.

 

13. El movimiento evangélico gitano mundial

La gran movilidad de los gitanos, el hecho de tener familiares repartidos por todo el mundo y el enorme entusiasmo con que han acogido el mensaje del Evangelio han llevado a que el resurgimiento de la fe entre un pequeño grupo de gitanos franceses se haya extendido por toda Francia para, al poco tiempo, saltar las fronteras y alcanzar, primeramente los países limítrofes como Bélgica, Holanda, España, Suiza y Alemania, e ir luego, poco a poco, extendiéndose por todo el mundo.

Podemos decir que el pueblo gitano ha sido la herramienta que Dios ha escogido en los siglos XX y XXI para sembrar su Palabra, y en vista de los resultados, podemos decir que han sido tremendamente eficaces.

Cada año aumenta el número de fieles gitanos.

Clément Le Cossec sigue predicando la Palabra entre los gitanos sin desfallecer. Cada vez tiene más ministros que le ayudan a pescar hombres para el Reino.

A la convención del año 1963 en Estrasburgo acuden 20.000 personas al evento.

Seis años después Clément Le Cossec viaja a los Estaos Unidos donde tiene la ocasión de hablar ante más de 20.000 gitanos convertidos.

Para el año 1982 se calcula que unos 70.000 gitanos en todo el mundo se habían convertido a la fe en Jesucristo.

En 1983, la Misión Evangélica Gitana - Luz y Vida de Francia, pone en marcha su propia Capellanía Gitana dentro de la federación protestante.

En 1984 aparece por primera vez en televisión en el Club 700 la historia de la curación de Zino Reinhard-Duvil en Lisieux, que provocará las primeras conversiones entre los gitanos.

Según el Boletín de Información protestante (Nº 1522, del 1 al 15 de septiembre de 2001), medio siglo después de las primeras conversiones y los primeros bautizos entre los gitanos, hay unos 70.000 adultos miembros de la iglesia evangélica gitana en Francia bautizados por inmersión y 114 lugares de culto.

En 2018 ya hay más de 120.000 gitanos evangélicos en Francia, con 2.351 predicadores y pastores, que se reúnen en 320 Iglesias.

Para ese mismo año de 2018 se estima que el número de gitanos evangélicos podría llegar más de un millón y medio, repartidos en más de 44 países en todo el mundo.


14. La muerte de Clément Le Cossec

Después de más de cuatro décadas dedicadas a evangelizar al pueblo gitano, viajando con ellos y viviendo como ellos, llevando a su familia consigo allí adonde quisiera que se dirigieran las familias gitanas a las cuales estaba instruyéndolos en la Palabra de Dios, Clément Le Cossec nos deja un 22 de julio del año 2001 para irse a reunir con el Padre.

Él y su familia habían estado acompañando a los gitanos por toda Europa, por el continente americano y la India.

Tras toda una vida dando a conocer a Jesucristo, el “Apóstol de los Gitanos” había viajado por más de 40 países compartiendo el mensaje a los gitanos, que habían pasado -en palabras del propio Le Cossec- de ser “una comunidad rechazada” a ser “una comunidad elegida” por el Señor.

Clément Le Cossec deja una viuda: Thérèse Le Cossec y huerfanos no sólo a sus ocho hijos, sino también a miles de gitanos de todo el mundo que lloran su muerte.

Los ocho hijos de Clément le Cossec en 2019

Más de dos mil gitanos de toda Europa le acudieron a al entierro para despedirse de su “padre” espiritual.

En su lápida, sus amigos y familiares quisieron que se grabaran las siguiente palabras del Evangelio de Lucas: “Luego dijo el siervo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste” (Lucas 14, 22. Reina Valera Actualizada 2015).


15. La obra de Clément Le Cossec Continúa

Pero la obra misionera que Clément Le Cossec comenzara entre los gitanos a principios de los años 50 del siglo XX no se acabó ni mucho menos a la muerte de su fundador.

Hoy en día uno de sus hijos, John Le Cossec, continúa la labor evangelizadora junto a su esposa Nancy.

Hay más de un millón y medio de gitanos en el mundo que ya han aceptado la salvación en Jesucristo y debemos dar las gracias a todos aquellos que con su trabajo y esfuerzo han hecho posible que el Evangelio haya llegado a tanta gente en tan poco tiempo.

Pero no debemos olvidar que la tarea no ha hecho nada más que empezar, todavía hay más de 60 millones de gitanos en todo el mundo no conocen a Jesús.

John Le Cossec y su mujer Nancy, llevan desde el año 1978 trabajando como misioneros de las Asambleas de Dios entre los gitanos en Francia.

Al igual que hiciera su padre y fundador de la Iglesia Evangélica Gitana han adoptado el mismo estilo de vida nómada que llevan sus hermanos gitanos a los que instruyen en la Palabra.

Viajando continuamente por Francia llevan el mensaje de Jesús a todos aquellos gitanos que todavía no lo conocen.

Una de los instrumentos que han usado con gran eficacia John y Nancy para dar a conocer el Evangelio a los gitanos ha sido el circo.

Muchas familias gitanas aprovechan la enorme afluencia de gente que acude a sus espectáculos circenses para compartir con el público, a la salida de la función, la Palabra de Dios en una carpa separada.

Muchas personas han llegado a conocer de esta manera el mensaje de Jesús, tanto gitanos como no gitanos.

Muchos se han bautizado después y han sido testigos de numerosas y espectaculares curaciones.

John se emociona pensando en todo lo que Dios ha hecho entre la comunidad gitana de Europa, pero dice que aún queda muchísimo más por hacer. En sus propias palabras estamos en una situación opuesta a la de la célebre parábola de la oveja perdida. Ya se ha conseguido convertir al uno por ciento de los gitanos que estarían siguiendo el símil evangélico, en el redil, pero tenemos un 99 por ciento fuera, o sea perdidos y necesitan que alguien acuda en su ayuda.

Siete décadas después de la aventura de Clément Le Cossec con los gitanos manouches, la mitad de los gitanos de Francia se han convertido.

Este pueblo, considerado desde hace siglos nómadas sin patria, no sólo tiene hoy una “patria celestial”, sino que llevan consigo allá a donde van el mensaje de de fe salvación de Jesucristo.


16. Oración para pedir más siervos a la obra de Dios

Señor, grande eres y en verdad poderoso. Te damos las gracias de todo corazón al ver la obra que tus hijos realizaron entre los gitanos. Tú que quisiste dar a conocer a Tu hijo Jesús a los gitanos a través de Clément Le Cossec, para que a su vez ellos sirvieran como instrumento evangelizador en este siglo XXI tan descreído y necesitado de tu Palabra, haz que su obra fructifique cada día más.

Que veamos cada vez más personas convirtiéndose en la fe de Tu hijo Jesucristo, bautizándose y predicando su mensaje de salvación ahí por donde pasen.

Mándanos Señor más obreros decididos, como lo fue tu hijo Clément Le Cossec, para evangelizar por los caminos, en las calles, carreteras, casa por casa, en reuniones o convenciones, a payos y gitanos, a las gentes de todos los pueblos y condición.

Que no desfallezcan Tus hijos de la Iglesia Evangélica Gitana ante la enorme tarea que tienen por delante en un mundo cada día más hostil a mensaje de Tu hijo Jesús.

Abre los corazones de los hombres para que reciban a Jesús y acepten la salvación en su nombre.

Que no quede nadie en la Tierra sin oír de Jesús y conocerle.

Te lo pedimos en nombre de Tu hijo, nuestro Señor Jesucristo,  amén”.

 

17. Fuentes:

- Clement Le Cossec: The French Pastor Who Becamean Apostle to the Gypsies. Ruthie Edgerly Oberg. PE-News, 30 de marzo de 2017.

- Mon aventure chez les Tziganes

- Phénomène pentecôtiste ou réveil tsigane. Clément le Cossec en Etudes Tsiganes (N° 1 - 1985)

- El inicis del protestantisme gitano a Catalunya. Rafael Arencón Edo.

- Miracle chez les Tziganes 1964

- Revival Among the Gypsies. Clément Le Cossec. 1965

- http://www.clement-le-cossec.org

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