Los samaritanos
En el español actual se conservan todavía muchas expresiones
bíblicas, la mayoría provenientes del nuevo Testamento, como por ejemplo: ser
un Barrabás, ser un Judas, ser más falso que Judas, apurar un amargo cáliz,
cargar con una cruz, llorar como una Magdalena, lavarse las manos, etc.
Una de estas expresiones es ser un buen samaritano, cuando
hacemos una obra caritativa. Todos conocemos la parábola del buen samaritano
(relatada en el Evangelio de Lucas, capítulo 10, versículos 29-37).
En la parábola aparecen también tres figuras muy
importantes, además de la víctima que es meramente una figura pasiva:
- Un sacerdote
- Un levita (un israelita de la tribu de Leví, dedicado al
servicio del templo)
- Un samaritano.
Los dos primeros eran judíos y rígidos seguidores de la Ley.
Tan celosos eran en la observancia de las normas de pureza que, según la
parábola, dieron un rodeo a la pobre víctima de un asalto que yacía malherida
al borde del camino por temor a entrar en contacto con un cadáver y quedar de
esta manera automáticamente impuros.
El tercer personaje es realmente el protagonista de esta
historia, así como el que da nombre a la parábola: el samaritano.
La parábola del buen samaritano de Giacomo Conti
Ahora bien, ¿Qué es, o era, un samaritano?, ¿qué lo
diferenciaba de un judío?, ¿eran diferencias étnicas, religiosas, culturales,
geográficas?, ¿lingüísticas quizá…?
En este artículo vamos a asomarnos a este grupo de
israelitas y a ver en detalle qué les hacía ser tan particulares.
Para ello dividimos su historia, que comienza hace más de
3000 años y que aun dura, en tres partes, a las que añadimos una cuarta, que es
un resumen global. De tal manera este artículo nos quedara de esta manera:
1. Los samaritanos en
la Antigüedad
2. Los samaritanos en
tiempos de Jesucristo
3. Los samaritanos
hoy en día
4. Resumen
1. Los samaritanos en la Antigüedad
La historia de Samaria es la historia del pueblo judío o,
por lo menos, de una parte del mismo, concretamente de una región en el norte
del antiguo reino de Israel.
Para situarnos en el origen de la separación entre judíos y
samaritanos, hermanos de sangre y de creencias, tendríamos que retrotraernos
hasta los tiempos de los reyes David y Salomón, e incluso para ser más exactos,
al reinado del hijo de este último monarca: Roboam.
El Rey Salomón, ya viejo, tomó por mujeres a dos
extranjeras. Esto estaba prohibido por la Ley, ya que se entendía que la unión
con extranjeros traería el culto a dioses extraños, como así resultó ser en el
caso de Salomón.
En el año 926 JHWH en cumplimiento de un castigo a Salomón
por este comportamiento, hizo que las tribus del norte se rebelaran contra el
Rey Roboam, hijo y sucesor de Salomón, y que de esta manera rompieran el reino.
JHWH ya había avisado con que rompería el reino de Israel,
pero que no lo haría durante el reinado de Salomón, por el afecto que Dios le tenía a su padre, el Rey David.
Así pues, siendo Monarca Roboam, se levanta contra este
Jeroboam, parte en dos el reino que queda de la siguiente manera:
a) Al norte: El Reino de Israel
La capital de Israel fue temporalmente en Siquem. Más tarde,
Jeroboam, la pasó a Tirsa y después
Omri, le compró el terreno de Samaria a Semer de donde viene el nombre Samaria
y allí levantó la nueva capital de Israel: Samaria.
Este reino de Israel estría compuesto por 10 tribus: Aser,
Dan, Efraín, Gad, Isacar, Manasés,
Neftalí, Rubén, Simeón y Zabulón.
A la cabeza de este reino estaría el Rebelde Jeroboam.
b) Al sur: El Reino de Judá
Formado por dos tribus solamente: la de Benjamín y la de
Judá (de donde le viene el nombre). A la cabeza estaría el monarca legítimo
Roboam (hijo de Salomón), con capital en Jerusalén. Era aquí en Jerusalem donde
estaba el templo que mandara construir su padre para substituir a los
Tabernáculos.
Hay un episodio de la Biblia donde se nos cuenta como el
profeta Ahías informa a Jeroboam de que Dios le iba a dar diez de las doce
tribus de Israel: “Y este varón Jeroboam
era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era hombre activo, le
encomendó todo el cargo de la casa de José. Aconteció, pues, en aquel tiempo,
que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías
silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos
en el campo. Y tomando Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en
doce pedazos, y dijo a Jeroboam: Toma
para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo
rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus; y él tendrá
una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he
elegido de todas las tribus de Israel; por cuanto me han dejado, y han adorado
a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los
hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de
mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre.”
(1Reyes capítulo 11, versículos 28-33) Reina Valera 1960.
Reino de Israel y Reino de Judá
¿Qué es Samaria?
Esta región se llamaba, y de hecho aún se llama así en
hebreo actual, Shomrón.
Este nombre Shomrón viene a su vez del nombre propio del
terrateniente que poseía esa región: Semer. En el primer libro de los Reyes se
nos narra en dos versículos la adquisición de estas tierras por parte de Omrí:
“En el año treinta y
uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años;
en Tirsa reinó seis años. Y Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos
talentos de plata, y edificó en el monte; y llamó el nombre de la ciudad que
edificó, Samaria, del nombre de Semer, que fue dueño de aquel monte.” (1
Reyes capítulo 16, versículos 23-24) Reina Valera 1960.
Veamos este pasaje más detenidamente:
Omri era el sexto rey de Israel. Provenía de la tribu de
Isacar (noveno hijo de Jacob). Su gobierno se produjo entre los años 885-874
a.C. y fue padre del posterior monarca Ajab.
Omrí quiso crear nueva capital en su reino en un cerro que
compró a un tal Semer por dos talentos de plata (unos 70 kilos de plata). Ahí
en Samaria, es decir en la tierra de Semer (antiguo propietario) levantó la
capital de su reino.
Samaria es el nombre que los griegos dieron a esa región:
Shomrón. El gentilicio hebreo shomronim o bien shumrim (que significa de la
tribu de Semer)
Cautiverios en
Babilonia y en Asiria
a) Israel.
En algún momento entre los años 740 a.C. y el 722 a.C. los
asirios, comandados por su Rey Salmanasar V, conquistan el reino del norte (o
sea Israel, y por lo tanto Samaria) y se llevan a las diez tribus a Asiria como
prisioneros.
La Biblia nos cuenta como vinieron de Asiria colonos a
repoblar Samaria y como estos recién llegados trajeron consigo su culto a
dioses asirios, lo cual les acarreó un castigo divino: Dios les envió leones
que devoraban a los adoradores de ídolos. El rey Salmansar decidió mandar
sacerdotes judíos para que los asirios aprendieran a adorar a JHWH y de esta
manera aplacar su ira: “Y trajo el rey de
Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso
en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a
Samaria, y habitaron en sus ciudades. Y aconteció al principio, cuando
comenzaron a habitar allí, que no temiendo ellos a Jehová, envió Jehová contra
ellos leones que los mataban. Dijeron, pues, al rey de Asiria: Las gentes que
tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no conocen la ley del Dios
de aquella tierra, y él ha echado leones en medio de ellos, y he aquí que los
leones los matan, porque no conocen la ley del Dios de la tierra. Y el rey de Asiria
mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá,
y vaya y habite allí, y les enseñe la ley del Dios del país. Y vino uno de los
sacerdotes que habían llevado cautivo de Samaria, y habitó en Bet-el, y les
enseñó cómo habían de temer a Jehová. Pero cada nación se hizo sus dioses, y
los pusieron en los templos de los lugares altos que habían hecho los de
Samaria; cada nación en su ciudad donde habitaba.” (2Reyes, capítulo 17,
versículos 24-29) (Reina Valera 1960)
Es aquí donde se produce un debate entre los estudiosos
sobre si hubo o no mestizaje de los Israelitas que habitaban Samaria y que eran
por tanto judíos, con los asirios que se asentaron en esa región.
Debemos recordar que en aquella época los habitantes de
Samaria se llamaban a sí mismos israelitas y se consideraban igual de judíos
que sus hermanos del sur.
Pues bien, parece ser que no se llega a un acuerdo para
establecer si efectivamente hubo una fusión de pueblos en Samaria entre judíos
y asirios o si simplemente hubo unos cuantos matrimonios mixtos.
Lo que sí tuvo lugar en los primeros años tras la llegada de
los asirios fue una mezcla de cultos. Junto al culto a JHWH se practicaba
también la adoración a ídolos asirios.
Los judíos del reino del sur también se habían dado, aunque
en menor medida que sus hermanos del norte, a la práctica de los matrimonios
mixtos (es decir con extranjeras no creyentes en JHWH).
Cuando vuelven los judíos del exilio en Babilonia deciden
poner fin no sólo a la nefanda practica de mezclarse con gentiles sino que van
un paso más allá y deciden disolver aquellos matrimonios mixtos ya existentes. (Esdras
capítulo 10, versículos 2 y 3).
Los samaritanos deciden no seguir el ejemplo de sus vecinos
y continúan con sus matrimonios mixtos.
Parece ser que tampoco fueron tantos los matrimonios con
extranjeras pues Esdras en su capítulo 10 nos refiere sólo unos cuantos casos
concretos (Esdras, capítulo 10, versículos 18-44).
b) Judá
No sólo Israel, el reino del Norte, fue llevado cautivo.
También el reino de Judá sufrió el mismo castigo, esta vez dos siglos más tarde
que sus hermanos del norte. Los invasores fueron esta vez los babilonios.
Las tribus de Benjamín y Judá son llevadas cautivas a
Babilonia por el rey Judá es llevado cautivo a Babilonia por el rey
Nabucodonosor.
Ciro, rey de Persia conquista Babilonia y les concede la
libertad a los prisioneros judíos que deciden volver a Judá tras 40 años de
cautiverio y se proponen reconstruir el templo Salomónico que las tropas de
Nabucodonosor II habían destruido.
Es aquí donde surge el primer enfrentamiento entre los
judíos del norte (es decir, los samaritanos) y los judíos del sur.
Los samaritanos se prestan a ayudar a los recién llegados
del cautiverio a reconstruir el templo con ellos, pero los judíos se niegan en
redondo, ya que consideran a los samaritanos como uno impíos adoradores de
imágenes (Esdras, capítulo 4, versículos 2-11).
Dos pueblos, dos
templos.
Cuando los samaritanos son conscientes de que no les va a
ser posible entenderse y formar una comunidad religiosa con sus hermanos de
Judá, deciden construirse ellos mismos un templo en el monte Garizim o Gerizim
y no compartirlo.
Además desautorizan la adoración en el templo de Jerusalén,
aduciendo que era el monte Gerizim y no Jerusalén el lugar que la Torah
designaba para su construcción. Fue en el monte Gerizim donde se levantó el
tabernáculo, siguiendo las directrices que JHWH le dio a Moisés.
- Los judíos consideraban el templo de Gerizim, situado tan
sólo 50 kilómetros al norte del suyo en Jerusalén, como un lugar de no
autorizado para la adoración. En los convulsos tiempos de los levantamientos de
los Macabeos, concretamente en el año 128 a. C. fue destruido por el monarca
judío Juan Hircano, hijo de Simón Macabeo.
Templo Salomónico
- Pero no sólo el templo de los samaritanos sufrió ataques,
también el templo de Jerusalén fue objeto de agresiones por parte de los
samaritanos. Según nos cuenta el historiador judío Flavius Josephus, en alguna
ocasión algún grupo de samaritanos enfervorizados llegaron a arrojar huesos
humanos dentro del recinto sagrado del Templo de Jerusalén, con el objeto de
tornarlo impuro.
Diferencias de
doctrina
Ya hemos visto que
ambas comunidades tenían su respectivo templo: los judíos en Jerusalén y los
samaritanos en el monte Garizim (o Gerizim). Pero esto no era lo único que les
diferenciaba.
También nos encontramos significantes diferencias en la
aceptación de las Escrituras
Los samaritanos creían y creen en JHWH como único Dios.
Moisés es su único profeta y la Toráh (es decir, el
Pentateuco) su único libro, esto quiere decir que no reconocen los demás libros
bíblicos:
a) ni los Profetas (Nevi’im)
b) ni los libros escritos (Ketuvim)
c) Ni tampoco el Talmud (o recopilación de la tradición oral
judía)
En la Antigüedad tanto los judíos como los samaritanos
tenían un sumo Sacerdote, el cual pertenecía a la tribu de los Levitas y
descendía de Aarón. Más tarde, con la diáspora judía se perdió la figura del
Sumo Sacerdote entre los judíos, no así entre los samaritanos, que permanecieron
en Tierra Santa, no abandonando nunca su patria y conservando hasta el día de
hoy la figura del Sumo Sacerdote.
Entre los actuales samaritanos solamente se puede ser
sacerdote cuando el propio padre también lo ha sido. Es, así pues, un
ministerio hereditario.
2. Los samaritanos en tiempos de Cristo
Ya hemos comentado que en el año 128 a. C. el templo de los
samaritanos en el monte Garizim fue destruido por el monarca judío Juan
Hircano, hijo de Simón Macabeo.
A su vez algún grupo de samaritanos, aprovechando que
Herodes les permitía entrar en el templo de Jerusalén, arrojaban huesos humanos
dentro para profanarlo.
Evidentemente ambas acciones no contribuían a crear un buen
clima de convivencia entre ambas comunidades y así nos lo reflejan los Evangelios
en pasajes como los siguientes:
1. Jesús manda
a predicar a sus discípulos advirtiéndoles: “A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino
de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la
casa de Israel. ” (Mateo,
capítulo 10, versículos 5 y 6). RV 1960.
2. En una ocasión
los apóstoles desobedecen la orden de Jesús de no entrar en aldeas samaritanas:
“Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó
su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los cuales
fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle
preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a
Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres
que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?”
(Lucas, capítulo 9, versículos 51-54). RV 1960.
3.
Los judíos oyendo que Jesús se proclama hijo de Dios reaccionan llamándolo
samaritano y endemoniado: “Respondieron
entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres
samaritano, y que tienes demonio?”
Tierra Santa en tiempos de Jesús
Jesús y la samaritana
Si
bien es cierto que en las líneas de los Evangelios se desprende una cierta
animadversión por parte de los judías para con los samaritanos, también es
cierto que la postura de Jesús se diferenciaba de la de sus paisanos, pues
llegó a hablar con una mujer samaritana (algo impensable para un judío varón
piadoso) y puso a un samaritano como ejemplo de solidaridad.
En el breve diálogo que mantiene Jesús con la samaritana
(Juan, capítulo 4, versículos 3-42) vemos claramente las diferencias, que hemos
mencionado anteriormente, pero también los puntos que tenían en común judíos y
samaritanos:
- “Vino, pues, a una
ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo
José.” (Juan, capítulo 4, versículo 5) Reina Valera 1960. Los samaritanos
eran descendientes de la tribu de José, representada por las tribus de sus dos
hijos Manasés y Efraín. Se consideraban por tanto hijos de Jacob, de Isaac y de
Abraham, al igual que los judíos.
- Y estaba allí el
pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo.
Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le
dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos
habían ido a la ciudad a comprar de comer. (Juan, capítulo 4, versículos
6-8). Reina Valera 1960.
Jesús y la samaritana por Julio Romero
de Torres (1920)
En estos tres versículos tenemos dos puntos importantes:
a) Por un lado Jesús se dirige a una mujer y encima samaritana.
a) Por un lado Jesús se dirige a una mujer y encima samaritana.
b) Por otro lado vemos cómo los discípulos entran a una
ciudad samaritana a comprar alimentos.
¿Qué quiere decir esto? Jesús no excluye de la salvación a
los samaritanos y no tiene reparos en comer productos elaborados y vendidos por
los samaritanos (que entre otras cosas entendían el pago del diezmo de manera
diferente a como lo hacían los judíos, lo cual hacía que sus alimentos fueran
considerados impuros por sus rabinos)
- “La mujer samaritana
le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer
samaritana?” Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. (Juan,
capítulo 4, versículo 9). Reina Valera 1960.
Jesús no excluye ningún pueblo de la salvación, si bien es
cierto que primero acudió a predicar a los judíos.
- ¿Acaso eres tú mayor
que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos
y sus ganados? (Juan, capítulo 4, versículo 12). Reina Valera 1960.
Los samaritanos se consideran hijos de Jacob.
- Respondió Jesús y le
dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que
bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo
le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan, capítulo 4, versículo 13-14). Reina
Valera 1960.
Como ya hemos mencionado Jesús viene a traerles también a
ellos el agua para la vida eterna.
- La mujer le dijo:
Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús
le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo
marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos
has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. (Juan, capítulo 4,
versículos 15-19). Reina Valera 1960.
Por si fuera poco, además de ser mujer y samaritana (motivos
suficientes para que un judío varón piadoso no se dignase a dirigirle la
palabra a esta mujer) era pecadora, pues vivía con un varón sin estar casada
(algo escandaloso en aquella sociedad y en aquella época). Pero como ya
sabemos, Jesús no vino a tratar a los sanos sino a los enfermos, como Él mismo
contestó a aquellos que le reprochaban compartir mesa con publicanos y
pecadores.
- Nuestros padres
adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se
debe adorar. (Juan, capítulo 4, versículo 20). Reina Valera 1960.
Aquí vemos claramente el tema de los dos templos. Los judíos
adoraban a JHWH en el templo de Jerusalén y lo samaritanos en el templo de
Garizim.
Al comentario de la mujer sobre la diferencia de lugares de
culto contesta Jesús:
Jesús le dijo: Mujer,
créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al
Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos;
porque la salvación viene de los judíos.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores
busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren. (Juan, capítulo 4, versículos 21-24) Reina
Valera 1960.
Aquí Jesús deja dos cosas muy claras:
a) La salvación viene de los judíos, sólo ellos estaban en
lo cierto y por lo tanto los samaritanos eran una desviación de la doctrina
judía.
b) Con la venida de Jesús ha llegado también la hora de
adorar a Dios en espíritu y en verdad.
La mujer contesta: Le
dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga
nos declarará todas las cosas. (Juan, capítulo 4, versículo 25) Reina
Valera 1960.
Los samaritanos también creían en la futura venida del
Mesías. A lo cual responde Jesús: Jesús
le dijo: Yo soy, el que habla contigo. (Juan, capítulo 4, versículo 26)
Reina Valera 1960.
Esta sería la primera vez que Jesús se anuncia como Mesías
en tierras no judías, pues ha venido para la salvación de todos los pueblos de
la tierra.
Como nos sigue relatando el evangelista Juan, Jesús logra
crear ahí una pequeña comunidad de creyentes: Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con
ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y
decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos
hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el
Cristo. (Juan, capítulo 4, versículos 40-42) Reina Valera 1960.
Jesús y los 10
leprosos
Este episodio, donde Jesús cura a diez leprosos no lo
refiere Lucas en su capítulo 17, versículos 11-19.
Jesús se dirigía a Jerusalén desde Galilea y pasaba por esta
última región y por Samaria también. Cuando entra en una aldea, precedido por
su fama de sanador milagroso, le salen al encuentro diez leprosos. Dado que los
leprosos tenían prohibido acercarse a los sanos se quedan parados a una
distancia prudencial de Jesús y le gritan: ¡Jesús,
Maestro, ten misericordia de nosotros! (versículo 13)
Jesús los envía a mostrarse a los sacerdotes y los leprosos,
obedientes, cuando se ponen en camino ven que han sido sanados.
En ese momento, nos cuenta Juan: sólo uno de ellos, viendo
que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró
rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
(Versículos 15 y 16)
Jesús se sorprende de que de diez sólo uno se vuelva a darle
las gracias y para colmo precisamente este era samaritano (extranjero) y no
judío galileo como los otros nueve:
Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron
limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?, ¿No hubo quien volviese y diese gloria a
Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
(Versículos 17-19)
Los samaritanos en
el libro de los Hechos de los Apóstoles
En este libro de los Hechos de los Apóstoles, que se ha
atribuido tradicionalmente al evangelista Lucas, aparecen mencionados los
samaritanos tres veces. Veamos cuáles son y en qué contexto:
1. Ya en el primer capítulo de los Hechos se nos cuenta como
Jesús, momentos antes de su ascensión a los cielos, cuenta con Samaria como
tierra de predicación de su mensaje de salvación. Los samaritanos no son
diferentes en este punto a los judíos u otros pueblos: Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado,
y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. (Hechos, capítulo 1,
versículos 6-9) Reina Valera 1960.
2. En el octavo capítulo, justo después de habernos narrado
el martirio de Esteban, Lucas nos cuenta como, presas del pánico, se dispersan
todos los seguidores de Cristo por tierras de Judea y Samaria, excepto los
Apóstoles que se quedaron en Jerusalén.
Saulo de Tarso, más tarde conocido como Pablo de Tarso,
seguía persiguiendo con saña a los cristianos y entregándolos a los judíos.
Mientras, aquellos cristianos que tras la muerte de Esteban habían huido iban
predicando el evangelio por todas partes y preparado el terreno para la
posterior predicación por parte de los Apóstoles.
Esto es lo que ocurrió en Samaria, adonde acudió el apóstol
Felipe para predicar a Cristo y sanar a endemoniados, paralíticos y a cojos.
(Hechos, capítulo 8, versículos 1-8)
Es en este contexto de predicación y milagros del apóstol
Felipe cuando aparece un tal Simón, mago samaritano que había embaucado durante
muchos años a sus vecinos, el cual oyendo el mensaje de salvación del apóstol y
viendo los prodigios que éste llevaba a cabo, decide también creer y
bautizarse.
La cosa se tuerce con este Simón, cuando aparecen por ahí
también los apóstoles Juan y Pedro, los cuales imponían las manos a los
samaritanos y estos recibían el Espíritu Santo.
Simón, al ver aquello, quiere a toda costa hacer lo mismo y
les ofrece dinero a los apóstoles para poder adquirir él también ese don. Pedro
le reprende duramente su comportamiento.
Este personaje de Simón y su pecado han dado lugar a la
palabra “simonía” que según la RAE consiste en la pretensión de la compra o
venta de lo espiritual por medio de bienes materiales.
Podemos leer este pasaje de Simón en el octavo capítulo de
los hechos de los Apóstoles (versículos 9-24).
3. Una tercera mención a Samaria y sus habitantes la encontramos
en el noveno capítulo de los Hechos de los Apóstoles, y más concretamente en su
versículo 31:
Entonces las iglesias
tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el
temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Esto sucedía al mismo tiempo que Saulo, después de su
experiencia de camino a Damasco, se convertía en cristiano y predicaba en
Jerusalén con gran ardor a judíos y griegos. Debido a que ambos grupos: tanto
judíos como gentiles buscaban a cavar con él, sus nuevos hermanos de fe deciden
mandarlo a su tierra natal, Tarso de Cilicia.
3. Los samaritanos hoy en día
Samaritano se considera hoy todo aquel practicante del culto
samaritano.
La comunidad samaritana cuenta hoy en día con un número de
miembros que oscila entre los 750 y los 800.
A su vez esta comunidad se encuentra dividida en dos grupos
según donde viven:
a) Están los samaritanos de Nablus (Palestina) que viven a
los pies de su sagrado Monte Gerizim y que se han negado a lo largo de su
extensa historia a abandonarlo.
Al vivir en territorio palestino estos samaritanos tienen el
árabe como primera lengua y el hebreo como segunda.
Nablus es su ciudad sagrada. Es la antigua Siquem o Sicar,
donde según el Génesis:
- Jacob erigió un altar a Dios: Después Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la
tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad. Y
compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de
Hamor padre de Siquem, por cien monedas. Y erigió allí un altar, y lo llamó
El-Elohe-Israel. (Génesis, capítulo
33, versículos 18-20. Reina Valera 1960).
- Y fue entregada por Jacob como herencia a su hijo
predilecto, José: Y dijo Israel a José:
He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra
de vuestros padres. Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la
cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco. (Génesis,
capítulo 48, versículos 21-22. Reina Valera 1960)
- Y fue allí en Siquem o Sicar donde se sepultó a José: Y enterraron en Siquem los huesos de José,
que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que
Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de
dinero;[a] y fue posesión de los hijos de José. (Josué, capítulo 24, versículo 32. Reina
Valera).
b) Por otra parte están los samaritanos que habitan la
ciudad israelí de Jolón, muy cerca de Tel Aviv, donde incluso tienen su barrio
llamado Nevé-Pinjás.
Este barrio fue fundado en 1954 según iniciativa del segundo
presidente de Israel Yitzhak Ben-Zvi, gran simpatizante de los samaritanos.
Este barrio tiene más de 300 habitantes, casi todos
samaritanos y cuenta con 2 sinagogas samaritanas, así como un instituto de
estudios samaritanos y un centro cultural samaritano donde se suelen celebrar
las bodas, las ceremonias de circuncisión y otros acontecimientos.
El barrio lleva el nombre de un sacerdote (Cohen) samaritano
Pinjás ben Abraham (1923-1992).
El hebreo es la lengua materna de los samaritanos de Jolón, aunque
también entienden el árabe. El hebreo samaritano y el arameo samaritano son
utilizados en la liturgia y no se hablan en la vida cotidiana.
Los samaritanos se desentienden completamente del conflicto
entre palestinos e israelíes.
El número de samaritanos en la actualidad es llamativamente
bajo.
Esto se debe a varias razones:
1. En primer lugar los samaritanos, al contrario que sus
hermanos judíos, no abandonaron nunca la región de Samaria.
Los judíos sufrieron dos grandes exilios o diásporas en muy
poco tiempo y se dispersaron por todo el mundo.
La primera se produjo en el año 70 d.C. cuando el general
romano Tito Flavio Sabino Vespasiano (más tarde emperador) derrotó a los judíos
en la primera guerra judeo-romana y destruyó el Segundo Templo de Jerusalén.
Todavía mayor fue el número de judíos que fue expulsado de
Judea después de haber sido aniquilada la sublevación de Bar Kojba en el año
135 d.C. y que dio lugar a la segunda y última diáspora.
Los samaritanos consideraban que no podían abandonar bajo
ningún concepto su monte Garizin y es por ello que permanecieron allí
soportando invasiones como las de los romanos, los bizantinos, los musulmanes
árabes y más tarde los otomanos.
2. En segundo lugar no aceptan casarse con mujeres que no
sean samaritanas. Esta feroz endogamia les ha llevado a sufrir graves
enfermedades genéticas. En los últimos años y debido al problema de las
enfermedades de carácter hereditario están empezando a admitir matrimonios con
mujeres judías.
3. Su negativa a aceptar conversos hace que difícilmente
pueda aumentar el número de samaritanos.
4. Otra causa de que el número de samaritanos sea tan
reducido se deba quizá a una temprana conversión al cristianismo de grupos
samaritanos. Como hemos apuntado más arriba los apóstoles Felipe, Juan y Pedro
predicaron en Samaria, realizaron numerosas sanaciones y les impusieron sus
manos para que recibieran el Espíritu Santo.
Sabemos que no todos los samaritanos se convirtieron porque
en el siglo VI, el emperador Justiniano mandó levantar en el
monte sagrado Garizim una iglesia protegida por un muro, y aún había
suficientes samaritanos que se sublevaron en el año 529, bajo el liderazgo de
Juliano ben Sabar, contra la usurpación de la montaña sagrada.
Entre las costumbres más arraigadas entre los samaritanos
está la de la celebración de las siguientes fiestas sagradas:
a) Pascua (Pasover)
b) Fiesta de los Tabernáculos (Sucot)
c) Shabuot o festividad que conmemora la entrega de la Torá
por parte de Dios a Moisés, en el Monte Sinaí.
En los tres casos los samaritanos peregrinan al monte
Garizin donde rezan y llevan a cabo sus rituales festivos.
De estas tres fiestas la más importante es la de Pascua o
Passover, la cual tiene lugar el décimocuarto día del primer mes del año
samaritano. Los cohanim o sacerdotes tienen como privilegio conocer el secreto
de este calendario lunar.
Mientas un grupo reza otro, cuchillo en mano, espera
impaciente la señal del cohen para sacrificar un carnero.
Samaritanos rezando durante la Passover (Pascua)
en el monte santo de Gerizim o Garizim
Para la vida civil usan los samaritanos un código llamado
Hillukh que trata de aplicar la Torá a la vida social.
4. Resumen
Después del reinado de Salomón, el pueblo judío se dividió
en dos reinos:
a) Judá (Reino del Sur) capital en Jerusalén;
b) Israel (Reino del Norte) capital en Siquem (que más tarde
trasladada a Samaria)
Ambos reinos sufrieron cautiverio y exilio:
a) Judá a manos de Babilonia
b) e Israel a manos de Siria.
La diferencia entre ambos es que los habitantes de Judá
lograron restablecerse sin mezclarse con otras razas, mientras Israel se unió
con otros pueblos al regresar del exilio.
Esto fue motivo de escándalo para los habitantes de Judá,
quienes dejaron de considerar a los samaritanos como judíos auténticos.
Los judíos adoraban a JHWH en el templo que levantaron en
Jerusalén y los samaritanos en templo que construyeron en su monte sagrado
Garizim.
Los samaritanos sólo tienen por libro sagrado la Torah y
Moisés es el único profeta que aceptan.
En tiempos de Jesús había una mala relación entre ambas
comunidades, lo cual no fue un impedimento para que Jesús acudiera a Samaria a
hablarles a sus habitantes.
De igual manera sus discípulos predicaron, sanaron e
impusieron sus manos para que descendiera sobre ellos el Espíritu Santo por
todo Samaria, logrando numerosas conversiones.
Entre los años 70 d.C. (primera guerra judeo-romana) y el
135 d.C. (tercera guerra judeo-cristiana) con la rebelión de Bar Kojba, los
judíos abandonan Tierra Santa dispersándose por todo el Imperio Romano. Los
samaritanos se quedan en su región aguantando a todos los invasores que les
vienen: bizantinos, árabes y más tarde otomanos.
La población de samaritanos se reduce hasta llegar en la
actualidad a unos 750 miembros, que habitan dos poblaciones:
a) Nablus en Paestina (junto a su monte sagrado Garizim)
b) Jolón en Israel (junto a Tel Aviv) donde viven en el
barrio de Nevé-Pinjás.
El monte Garizim es el punto central de sus ritos y ahí es
adonde acuden en peregrinación a celebrar todas sus fiestas religiosas.
Tantos los samaritanos de lengua árabe de Nablus (Palestina)
como los de lengua hebrea de Jolón (Israel) se niegan a participar del
conflicto entre judíos y palestinos.