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domingo, 7 de julio de 2019

3. Plinio el Joven


Caius Plinius Caecilius Secundus (Como, Italia, 61 d.C. - Bitinia, 112-114 d.C.) también conocido como Plinius Minor o Plinio el Joven para diferenciarlo de su tío Plinio el Viejo.
De la obra de Plinio se destacan sus epístolas o cartas. Dos en concreto se hicieron tremendamente famosas. Estas son:
a)  La carta VI, dirigida a su amigo Cornelio Tácito, donde describe la erupción del Vesubio que tuvo lugar el 24 de agosto de 79 d.C. y que sepultó Pompeya y Herculano, acabando con la vida de su tío Plinio el Viejo.

                                    The Younger Pliny Reproved deThomas Burke (1749–1815)

b) La carta X, dirigida al emperador hispánico Trajano. Se considera que esta misiva fue redactada hacia los años 112-113 d.C. (es decir poco antes de morir) desde Bitinia (región en el norte de la península anatólica), donde se encontraba ejerciendo su cargo de gobernador. En esta epístola le comenta a Trajano el problema que le suponen las denuncias a cristianos en su provincia.
Tenemos varías partes bien diferenciadas en esta décima epístola a Trajano:

Primera parte de la misiva
En la primera parte le pregunta qué hacer con respecto a la perniciosa secta de los cristianos y de qué manera hay que juzgarlos.
De esta primera parte sacamos en claro:
1. Que era costumbre de Plinio consultarle acerca de todo aquello de lo que no está seguro.
2. Que Plinio nunca había tomado parte en los procesos contra los cristianos y es por eso que desconoce:
- Qué se ha de castigar
- En qué grado
- Si hay que castigar también a los niños
- Si hay medidas de gracia para aquellos que se arrepientan
-Si se castiga el simple hecho de considerarse cristiano para aquellos que no tengan delitos
- O si han de castigarse los delitos relacionados con el nombre de Cristo.


Segunda parte de la misiva
En la segunda parte Plinio pasa a enumerarle a Trajano las medidas que aquel ha tomado cada vez que presentaban cristianos para juzgarlos.
De esta segunda parte sacamos en claro:
1. Que el gobernador en persona (o sea Plinio) les preguntaba uno a uno si se consideraban o no cristianos.
2. A aquellos que mantenían que sí lo eran les volvía a preguntar una segunda y hasta una tercera vez, amenazándoles con la tortura en caso de que no quisieran renegar de su fe. A aquellos que de todos modos se negaban a apostatar los mandaba ejecutar.
3. Lo que sí parece que Plinio tenía claro era debía castigar a los que no se retractaban, aunque confesaran sincera y abiertamente la pertenencia a esta secta
4. A aquellos cristianos que tenían la ciudadanía romana ordenó que fueran llevados a Roma.
5. Existía un libro anónimo que era público donde constaban los nombres de todos aquellos supuestos cristianos.
6. Aquellos que negaban que eran cristianos debían demostrar que eran fieles a los dioses romanos adorándolos según unas oraciones que había redactado expresamente Plinio. Este ritual consistía en 
a) reverenciar a los dioses romanos
b)  y adorar con incienso y vino a una imagen del emperador Trajano que con tal fin había ordenado colocar Plinio.
c) Por último debían blasfemar contra Cristo
Aquellos que se prestaban a tal infame auto de fe eran puestos en libertad.
7. Había sin embargo un tercer grupo de sospechosos, que habían sido delatados, y que en un primer momento admitieron ser cristianos para poco después negarlo. Decían que, efectivamente, lo habían sido anteriormente, pero que más tarde habían abandonado la fe.
8. Por si acaso Plinio los somete a todos a su particular auto de fe para asegurarse.
9. De las confesiones de estos creyentes blanditos se desprende en qué consistían las prácticas cristianas de las que ahora se desdecían. Están eran:
a) reunirse un día concreto antes del alba
b) cantar en comunidad alabando a Cristo como si fuera un dios
c) Jurar no robar, ni cometer adulterios, a no mentir ni negarse a devolver sus deudas.
10. Acabados estos ritos se separaban y se reunían de nuevo para tomar el pan.
11. Algunos apóstatas afirmaban haber dejado de hacerlo tras el edicto promulgado por Plinio, que prohibía que las asociaciones.
12.  Tras someter a tortura a dos esclavas para ver qué había de cierto en todo lo confesado por los apóstatas, Plinio tan sólo encuentra en las prácticas de aquella comunidad cristiana de Bitinia una superstición degenerada y exagerada.
13. Plinio le informa al emperador que entre los denunciados se encuentra gente de todas las edades, de todas las condiciones y de ambos sexos.
14. Esta superstición se ha ido extendiendo no sólo por las ciudades, sino también por el campo
15. Plinio cree que puede ponérsele fin.
16. Los templos paganos vuelven a llenarse, se vuelven a celebrar ahí los sacrificios rituales, que desde la llegada del cristianismo se habían visto interrumpidos y se vuelve a vender la carne de los sacrificios, que antes casi nadie quería consumir

Respuesta de Trajano a Plinio
El emperador Trajano le envía una carta a Plinio comentándole los siguientes puntos:
1. Plinio has seguido el protocolo que debía
2. Efectivamente no es posible concretar para todos los casos unas directrices generales.
3. Trajano le indica a Plinio que no debe perseguirlos. Sólo si son  denunciados y hay acusación, hay que proceder a castigarlos, pero aquel que haya rechazado ser cristiano y lo haya demostrado, venerando a los dioses romanos, incluso aquellos que en el pasado pudieran haber sido cristianos, deben obtener el perdón por haberse retractado.
4. Trajano le recomienda a Plinio que no de credibilidad a los libros anónimos con acusaciones, pues sólo sirven de mal ejemplo y pueden dar lugar a falsas acusaciones.