1. Introducción
2. ¿Qué dice la
Biblia sobre Jesús?
1. Jesús tiene toda la autoridad
2. Jesús es de la misma naturaleza de Dios
2.1. Aceptar a Jesús es aceptar a
Dios
2.2. Jesús es Dios y existe desde
siempre
2.3. Jesús está en Dios y Dios en
Jesús.
2.4 Jesús y Dios comparten trono y
gloria eternos
3. Jesús recibe
adoración en la Biblia
4. ¿Qué supone
aceptar a Jesús como nuestro salvador?
5. Conclusión
1. Introducción
Una pregunta que nos hacemos los cristianos frecuentemente
es la de si es correcto o no dirigirse a Jesús en nuestras oraciones.
A lo largo del Antiguo Testamento podemos leer en
numerosísimas ocasiones cómo Dios exhorta a los judíos a que no adoren a nadie
más que a Él.
Una y otra vez nos indican las Sagradas Escrituras que no
debemos hacernos imágenes y mucho menos arrodillarnos ante ellas para
venerarlas porque sólo Dios merece adoración. Toda la gloria es para Dios.
Ya hemos señalado en tres artículos anteriores cómo no se
debe rezar o reverenciar ni a los santos, ni a María, ni a los ángeles.
Postrarse ante una imagen y dirigir nuestras oraciones a
alguien o algo que no sea Dios es cometer idolatría, es decir, una ofensa ante
Dios y, por lo tanto un gravísimo pecado.
Si tenemos claro que no debemos adorar a nadie excepto a Dios,
la duda que, en buena lógica, nos asalta a los creyentes es, ¿qué pasa entonces
con Jesús?, ¿debemos o no tenerlo en cuenta en nuestras oraciones?, ¿podemos
dirigirnos a Él cuando rezamos, o no?
Para poder contestar a esta pregunta y llegar a una
conclusión, debemos leer qué dice la Biblia sobre Jesús.
2. ¿Qué dice la
Biblia sobre Jesús?
La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, no
nos habla de Jesús como si de una persona especial se tratara, es decir como de
un patriarca o de un profeta, sino como de un ser divino, como de alguien que
forma parte de la naturaleza de Dios.
Vamos a ver en detalle que dicen las Sagradas Escrituras
sobre la naturaleza de Jesucristo.
Para no abrumar al paciente lector con numerosas citas, hemos
seleccionado aquellos versículos más relevantes.
1. Jesús tiene toda
la autoridad
Ya en el Antiguo Testamento nos adelantaban los profetas que
Jesús tendría todo el poder, el dominio y la autoridad.
- En el libro del profeta Isaías leemos lo siguiente:
“Porque un niño nos es
nacido, un hijo nos es dado, y el
dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero,
Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9, 6). RVA 2015.
- En el libro de Daniel se nos narra la visión que tuvo el
profeta Daniel sobre la investidura de Jesús, y en la que podemos ver cómo
recibe todo el dominio, la majestad y la realeza eternos:
“Estaba yo mirando en
las visiones de la noche, y he aquí que en las nubes del cielo venía alguien
como un Hijo del Hombre. Llegó hasta el Anciano de Días y lo presentaron
delante de él. Entonces le fue dado el
dominio, la majestad y la realeza. Todos los pueblos, naciones y lenguas le
servían. Su dominio es dominio eterno que no se acabará; y su reino, uno que no
será destruido”. (Daniel 7, 13-14) RVA
- En el Nuevo Testamento se sigue haciendo hincapié en que
Jesús tiene toda la autoridad, tanto en la tierra como en el cielo.
“Jesús se acercó a
ellos y les habló diciendo: “Toda
autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”. (Mateo 28,18)
RVA 2015.
En algunas ocasiones Jesús tuvo que realizar algún prodigio
para que su incrédula audiencia fuera testigo de su autoridad:
”Porque, ¿qué es más
fácil decir: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate y anda”? Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene
autoridad para perdonar pecados en la tierra —entonces dijo al paralítico—:
¡Levántate; toma tu camilla y vete a tu casa! Y se levantó y se fue a su casa.
Cuando las multitudes vieron esto, temieron y glorificaron a Dios, quien había
dado semejante autoridad a los hombres”. (Mateo 9, 5-8), (Marcos 2, 3-12),
(Lucas 5, 18-26)
Los escribas y fariseos que se hallaban presentes no saben
sacar las conclusiones correctas después de haber presenciado tal milagro.
Si sólo Dios puede perdonar los pecados y Jesús acaba de
perdonárselos al paralítico, demostrando con su espectacular curación, que
tiene todo poder, la única posible deducción es que están ante Dios.
Jesús tiene la competencia de juzgar: “Porque el Padre no juzga a nadie sino que todo el juicio lo dio al Hijo” (Juan 5, 22) RVA 2015
“Él es el resplandor
de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y
cuando hubo hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de
la Majestad en las alturas”. (Hebreos 1, 3) RVA 2015.
2. Jesús es de la
misma naturaleza de Dios
A lo largo del Nuevo Testamento, tanto en los Evangelios
como en los otros libros neotestamentarios, se recalca que Jesús es de la misma
naturaleza que el Padre:
a) Por un lado encontramos una serie de afirmaciones en las
que se nos deja claro que aceptar a Jesús es aceptar a Dios y rechazar a Jesús
es rechazar a Dios.
b) Por otro lado tenemos otra serie de versículos que manifiestan
que Jesús es Dios, que ha existido siempre y ha creado el Universo.
c) También se proclama que Jesús está en Dios, Dios está en
Jesús y ambos hacen lo mismo
d) Por último tenemos otros pasajes bíblicos donde se nos
explica que Jesús y Dios comparten morada, trono y gloria.
Veamos qué dicen exactamente dichos versículos:
2.1. Aceptar a Jesús
es aceptar a Dios
A. El que recibe a
Jesús recibe al Padre
“El que en mi nombre
recibe a alguien como este niño, a mí me recibe; y el que a mí me recibe no me recibe a mí sino al que me envió”.
(Marcos 9, 37) RVA 2015.
B. El que rechaza a
Jesús rechaza al Padre
- “El que los escucha
me escucha a mí; el que los rechaza me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza al que me envió”. (Lucas 10, 16) RVA
2015.
-“¿Quién es mentiroso
sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo: el que niega
al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega
al Hijo tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al
Padre. Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio. Si permanece
en ustedes lo que han oído desde el principio, también ustedes permanecerán en
el Hijo y en el Padre”. (1 Juan 2, 22-24) RVA 2015.
C. El que permanece
en Jesús tiene al Padre
- “Todo el que se extravía y no permanece en la
doctrina de Cristo no tiene a Dios. El que permanece en la doctrina, este
tiene al Padre y también al Hijo”. (2 Juan 1, 9)
D. El que ve a Jesús
ve al Padre
Jesús le dice a Marta, la hermana de Lázaro, un instante
antes de devolverle la vida al difunto, las siguientes palabras:
“Jesús le dijo: — ¿No
te dije que si crees verás la gloria de Dios?” (Juan 11, 40) RVA 2015.
Son palabras que se acompañan de hechos que las confirman.
Más adelante, Jesús proclama:
“y el que me ve a mí, ve al que me envió”.
(Juan 12, 45) RVA
Cuando el discípulo Felipe le pide a Jesús que les muestre
al Padre:
“Jesús le dijo: —Tanto
tiempo he estado con ustedes, Felipe, ¿y no me has conocido? El que me ha visto, ha visto al Padre.
¿Cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el Padre”? (Juan 14, 8-9) RVA 2015
E. El que cree en
Jesús cree en el Padre
“Pero Jesús alzó la
voz y dijo: “El que cree en mí, no cree
en mí sino en el que me envió;” (Juan 12, 44) RVA 2015.
F. El que conoce a
Jesús conoce al Padre
Jesús le dice a su discípulo Tomás lo siguiente:
“Jesús le dijo: — Yo
soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me han conocido a mí, también conocerán
a mi Padre; y desde ahora lo conocen y lo han visto”. (Juan 14, 6-7)
RVA 2015.
G. El que honra a
Jesús honra al Padre
“Para que todos honren
al Hijo como honran al Padre. El que no
honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió”. (Juan 5, 23)
2.2. Jesús es Dios,
existe desde el principio y lo ha creado todo
A. Jesús es Dios,
existe desde siempre y ha creado todo lo que existe:
- “En el principio era la Palabra, y
la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Ella era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella no fue
hecho nada de lo que ha sido hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la
luz de los hombres”. (Juan 1, 1-4) RVA 2015
- “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre
nosotros, y contemplamos su
gloria, como la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad”.
(Juan 1, 14) RVA 2015.
En el principio Jesús fundó la tierra y los cielos: “Y: Tú,
oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus
manos”. (Hebreos 1, 10) RVA 2015
- “Dios, habiendo
hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los
profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por medio de quien,
asimismo, hizo el universo”. (Hebreos 1, 1-2) RVA 2015
- El propio Jesús manifestaba públicamente que él y el Padre
eran una y la misma cosa. Por eso Ante los ojos de los judíos, Jesús blasfemaba:
“Por esta razón los
judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el sábado sino
que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. (Juan
5, 18) RVA 2015.
- Jesús es el Alfa y la Omega, el primero y el último, el
principio y el fin: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el
último, el principio y el fin”. (Apocalipsis 22, 13) RVA 2015.
B. Jesús es el Yo Soy
del Antiguo Testamento
- Jesús se remite a los libros de Moisés para proclamar que
él es Dios:
- “Entonces Jesús les
dijo: —Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderán que Yo Soy, y que nada hago de mí mismo
sino que estas cosas hablo así como el Padre me enseñó”. (Juan 8, 28) RVA
2015.
Ese Yo Soy de
Jesús hace referencia a Éxodo 3, 14: “Dios
dijo a Moisés: — YO SOY EL QUE SOY. —Y añadió—: Así dirás a los hijos de
Israel: “YO SOY me ha enviado a ustedes”. (Éxodo 3, 14) RVA 2015.
- “Les dijo Jesús: —
De cierto, de cierto les digo que antes que Abraham existiera, Yo Soy”. (Juan 8, 58)
C. Jesús y el Padre
son una y la misma cosa
Quizá el versículo donde Jesús deja más claro que él es Dios,
es el siguiente: “Yo y el Padre uno somos”. (Juan 10, 30)
- “mientras que del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por
los siglos de los siglos; cetro de rectitud es el cetro de tu reino”. (Hebreos 1, 8) RVA 2015.
- El apóstol Tomás proclama asombrado, cuando comprueba que
está ante Jesús resucitado:
“Entonces Tomás respondió y le dijo: —¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20, 28) RVA 2015.
D. Jesús existe en forma de Dios:
“Haya en ustedes esta
manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús: Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios
como algo a que aferrarse; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de
siervo, haciéndose semejante a los hombres; y, hallándose en condición de
hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte
de cruz!” (Filipenses 2, 5-8) RVA
2015.
E. Jesús es el verdadero Dios y la vida eterna
“No obstante, sabemos
que el Hijo de Dios está presente y nos ha dado entendimiento para conocer al
que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna”.
(1 Juan 5, 20) RVA 2015.
F. Cristo es Dios
sobre todas las cosas
“De ellos son los
patriarcas; y de ellos, según la carne, proviene el Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos.
Amén”. (Romanos 9, 5) RVA 2015.
G. Jesús es la imagen
del Dios invisible
“Él es la imagen del Dios invisible; el primogénito de toda la creación porque en él fueron creadas todas
las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean
tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y
para él. Él antecede a todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten”.
(Colosenses 1, 15-17). RVA 2015.
- “Él es el resplandor de su gloria y la
expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder”. (Hebreos 1, 3) RVA 2015
H. Jesús es heredero
de todo
“Dios, habiendo
hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los
profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por medio de quien,
asimismo, hizo el universo. (Hebreos 1, 1-2) RVA 2015.
2.3. Jesús está en
Dios y Dios en Jesús. Ambos hacen lo mismo
A. Jesús y el Padre
hacen lo mismo
“Por esto respondió
Jesús y les decía: —De cierto, de cierto les digo que el Hijo no puede hacer
nada de sí mismo sino lo que ve hacer al Padre. Porque todo lo que él hace, esto también lo hace el Hijo de igual
manera”. (Juan 5, 19) RVA 2015.
B. Jesús está en el
Padre y el Padre está en Jesús.
Jesús les enseña a sus seguidores que el Padre está en Jesús
y Jesús en el Padre; ante la incredulidad de sus propios discípulos Jesús se
remite a los prodigios que ha realizado delante de ellos:
- “Pero si las hago,
aunque a mí no me crean, crean a las obras para que conozcan y crean que el Padre está en mí, y yo en el
Padre”. (Juan 10,38) RVA 2015.
- “¿No crees que yo
soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo les hablo, no las hablo
de mí mismo sino que el Padre que mora en mí hace sus obras. Créanme que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí; de otra manera, crean por las mismas obras”. (Juan 14, 10-11)
RVA 2015.
C. En Jesús habita corporalmente toda la
plenitud de la Deidad:
“Porque en él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2, 9). Reina
Valera Actualizada 2015.
2.4 Jesús y Dios
comparten trono, morada y gloria eternos
A. Jesús y el Padre
moran en el mismo lugar
- “Jesús le dijo: —Yo
soy. Y además, verán al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo”.
(Marcos 14, 62) RVA 2015.
- “Respondió Jesús y
le dijo: —Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con
él”. (Juan 14, 23)
B. Jesús y el Padre
comparten el trono
“Después me mostró un
río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluye del trono de Dios y del Cordero. En
medio de la avenida de la ciudad, y a uno y otro lado del río, está el árbol de
la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto. Las hojas del árbol
son para la sanidad de las naciones. Ya no habrá más maldición. Y el trono de Dios y del Cordero estará
en ella, y sus siervos le rendirán culto”. (Apocalipsis 22, 1-3) RVA 2015.
C. El reino y el trono de Jesús son eternos
- “Mientras que del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de
rectitud es el cetro de tu reino”. (Hebreos
1, 8) RVA 2015.
- “Pues de esta manera les será otorgada amplia
entrada en el reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo”. (2 Pedro 1, 11) RVA 2015.
D. Jesús y el Padre
comparten la gloria
- “Aguardando la esperanza
bienaventurada, la manifestación de la
gloria del gran Dios y Salvador
nuestro Jesucristo quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de
toda iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo propio, celoso de buenas
obras.” (Tito 2, 13-14) RVA 2015.
- “Y oí a toda criatura que está en el cielo y sobre la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, diciendo: “Al que está sentado en el trono y al Cordero sean la bendición y la honra y la gloria y el poder por los siglos de los siglos”. Los cuatro seres vivientes decían: “¡Amén!”. Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron”. (Apocalipsis 5, 13-14) RVA 2015
Como podemos ver de la mano de estos numerosos ejemplos,
Jesús es Dios, concretamente es el Hijo, la segunda persona de la Trinidad.
Las escrituras proclaman la divinidad de Jesús.
Enseñar algo diferente a lo que la Biblia nos dice, es ir en
contra de la Palabra de Dios y, por lo tanto, pecado.
3. Jesús recibe
adoración en la Biblia
Como hemos podido comprobar, la Biblia nos deja muy claro
que Jesús es Dios.
Dios es uno en esencia pero se constituye en tres personas:
Dios Padre, Jesús Hijo y Espírito Santo.
Por lo tanto honrando a Jesús, adoramos también al Padre.
A lo largo del Nuevo Testamento leemos numerosos pasajes
donde Jesús recibe adoración por parte de sus discípulos, de otros judíos y de
extranjeros, pero también de los ángeles.
Desde la Biblia se nos insta a adorar a Jesús.
Veamos aquellos pasajes de la Biblia donde aparece adoración
a Jesús.
En los Evangelios
Mateo
La primera vez que nos encontramos con un grupo de personas
que adora a Jesús es en su mismo nacimiento: ¡Jesús recibe adoración desde el
mismo momento en el que viene al mundo!
Curiosamente, ese séquito de adoradores no son judíos, son
extranjeros.
Son Orientales que se toman la molestia de emprender un
largo y agotador viaje para adorar a Jesús:
- “Jesús nació en
Belén de Judea, en días del rey Herodes. Y he aquí unos magos vinieron del
oriente a Jerusalén preguntando: — ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha
nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido para adorarle”. (Mateo 2, 1-2) RVA 2015.
Los sabios de Oriente le traen regalos al niño y se postran
ante él en clara señal de devoción.
Cabe señalar que se inclinan ante Jesús, no ante María. El
evangelio de Mateo nada nos dice de que veneraran a María:
- “Cuando entraron en
la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose lo adoraron. Entonces abrieron sus tesoros y le
ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra”. (Mateo 2, 11) RVA 2015.
Más adelante podemos leer en el mismo evangelio de Mateo
cómo un leproso se postra ante Jesús con la seguridad de que va a ser sanado:
- “Cuando descendió
del monte, lo siguió mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él diciendo: — ¡Señor, si quieres,
puedes limpiarme!” (Mateo 8, 1-2). RVA 2015.
También sus discípulos lo veneran cuando son testigos de los
enormes prodigios que Jesús lleva a cabo:
- “Entonces los que
estaban en la barca lo adoraron
diciendo: —¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!” (Mateo 14, 33). RVA 2015
- Sólo hay una clase de gente que se niega en redondo a
honrar a Jesús, aún cuando pueden observar con sus propios ojos las maravillas
que éste realiza; se trata de la casta religiosa: los fariseos y los saduceos:
“Pero los principales sacerdotes y los escribas se indignaron cuando vieron las maravillas que él hizo, y a los muchachos que lo aclamaban en el templo diciendo: — ¡Hosanna al Hijo de David!
Y le dijeron: — ¿Oyes
lo que dicen estos?
Jesús les dijo: —Sí.
¿Nunca leyeron: De la boca de los niños
y de los que maman preparaste la alabanza?” (Mateo 21, 15-16) RVA 2015.
En este pasaje, Jesús recibe alabanza de sus paisanos y no
vemos que los mande callar por blasfemos, al contrario, se remite a los dos
primeros versículos del Salmo 8 para enfatizar que él es digno de toda gloria y
alabanza:
“Oh SEÑOR, Dios
nuestro,
¡cuán grande es tu
nombre
en toda la tierra!
Has puesto tu gloria
sobre los cielos.
De la boca de los
pequeños
y de los que todavía
maman
has establecido la
alabanza
frente a tus
adversarios
para hacer callar al
enemigo
y al vengativo”.
(Salmo 8, 1- 2) RVA 2015.
Jesús se atribuye una gloria que le corresponde, según este
salmo, sólo a Dios. ¡Pero es que él es Dios!
Más ejemplos de adoración podemos leer en Mateo:
- “Y he aquí, Jesús
les salió al encuentro, diciendo: — ¡Les saludo! Y acercándose ellas, abrazaron
sus pies y lo adoraron”. (Mateo
28,9) RVA 2015.
- “Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron”.
(Mateo 28, 17)
Lucas
En el evangelio de Lucas también se menciona un episodio de
adoración por parte de sus discípulos, cuando se encuentran con Jesús
resucitado:
“Después de haberlo adorado, ellos regresaron a Jerusalén
con gran gozo”. (Lucas 24, 52) RVA 2015.
Juan
Juan es el evangelista que más hincapié hace en la
naturaleza divina de Jesús.
En varias ocasiones se menciona en su evangelio cómo Jesús
recibe adoración.
Enel capítulo 5 podemos leer que Jesús instruye a los judíos
y les indica que se debe honrar al Hijo como se honra al Padre. Es más, Jesús
va más allá y llega a decir que quien no le honra a él no honra a Dios:
- “Porque así como el
Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los
que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie sino que todo el juicio lo dio al
Hijo para que todos honren al Hijo como
honran al Padre. El que no honra al
Hijo, no honra al Padre que lo envió”. (Juan 5, 21-23) RVA 2015.
También advierte Jesús a su audiencia que el Padre lo
glorifica:
“Respondió Jesús: — Si
yo me glorifico a mí mismo mi gloria no es nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es
nuestro Dios”. (Juan 8, 54) RVA 2015
En el capítulo 9 vemos cómo un ciego que acaba de ser sanado
por Jesús, lo adora:
“Jesús oyó que lo
habían echado fuera y, cuando lo halló, le dijo:
—¿Crees tú en el Hijo
del Hombre?
Él respondió y
dijo:
—Señor, ¿quién es para
que yo crea en él?
Jesús le dijo: — Lo
has visto, y el que habla contigo, él es.
Y dijo: —¡Creo, Señor!
Y lo adoró”. (Juan 9, 35-38) RVA
2015.
Otro claro ejemplo de adoración lo tenemos en el capítulo
12, cuando poco antes de la Pascua, María, la hermana de Lázaro recibe en su
casa de Betania a Jesús y le prepara una cena. Abrumada y agradecida porque
Jesús le había devuelto la vida a su hermano, le perfuma los pies al Señor:
“Entonces María,
habiendo traído como medio litro de perfume de nardo puro de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los limpió
con sus cabellos. Y la casa se llenó con el olor del perfume” (Juan 12,3)
RVA 2015.
Al día siguiente de producirse este episodio, Jesús acude a
Jerusalén con sus discípulos donde es recibido y aclamado por la multitud:
“Al día siguiente,
cuando oyó que Jesús venía a Jerusalén, la gran multitud que había venido a la
fiesta tomó ramas de palmera y salió a recibirlo, y lo aclamaba a gritos: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre
del Señor, el Rey de Israel!”
(Juan 12, 12-13) RVA 2015.
Poco después de haberse dado ese baño de masas Jesús
proclama:
“Y Jesús les respondió
diciendo: — Ha llegado la hora para que
el Hijo del Hombre sea glorificado”. (Juan 12, 23) RVA 2015
Más adelante Jesús les indica a sus discípulos que el padre
es glorificado en el Hijo, cuando piden algo a Dios en nombre de Jesús.
“Y todo lo que pidan
en mi nombre, eso haré para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Si me piden alguna cosa en mi nombre, yo la
haré”. (Juan 14, 13-14) RVA 2015.
Un episodio que recoge Juan en su evangelio es aquel en el
que el discípulo Tomás, que ponía en duda que Jesús hubiera resucitado, se
encuentra con Cristo resucitado e incluso puede meter su mano en sus heridas.
Conmovido y, a la vez arrepentido por su poca fe, Tomás
proclama: “— ¡Señor mío y
Dios mío!” (Juan 20, 28) RVA 2015
Hechos de los
apóstoles
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se recoge el
primer martirio cristiano de la historia. Nos referimos al asesinato de
Esteban, el cual pago con la vida su fidelidad a Cristo.
Es importante prestar atención y tener en cuenta que, en el
momento de su muerte, Esteban encomienda su alma a Jesús:
“Y apedreaban a
Esteban, mientras él invocaba diciendo: — ¡Señor
Jesús, recibe mi espíritu!”
(Hechos de los apóstoles 7, 59) RVA 2015.
¿Qué mayor muestra de adoración que dirigirse en su último
instante de vida a Jesús, para poner en sus manos su alma?
En el capítulo 16 del libro de los Hechos de los Apóstoles
nos topamos con un episodio muy ilustrador de lo importante que es creer en
Jesús.
En dicho capítulo se nos narra la conversión al cristianismo
de un carcelero pagano que estaba encargado de vigilar al apóstol Pablo y a su
acompañante Silas.
La misma noche en que fueron encarcelados se produce un
terremoto que derriba los muros de la prisión.
Los presos huyen. Sólo Silas y Pablo permanecen en los
calabozos.
El carcelero, al ver que se han escapado los reclusos, sabe
que lo van a castigar duramente y, presa del pánico, decide quitarse la vida,
pero Pablo se lo impide.
El guardián, temblando le pregunta a Pablo “¿Qué debo hacer
para salvarme?” a lo que el apóstol de Tarso contesta:
“Cree en el Señor
Jesús y serás salvo, tú y tu casa”. (Hechos 16, 31) RVA 2015
Es curioso que Pablo no le dice “¡Cree en Dios!”, sino que
le dice ¡Cree en Jesús y serás salvo!
Puede ser que ese carcelero ya creyera en algún tipo de
divinidad griega.
Pablo le indica concretamente que debe poner toda su
esperanza en Jesús para salvarse.
Sigue la narración de los acontecimientos con el siguiente
resultado: “Y le hablaron la palabra del
Señor a él y a todos los que estaban en su casa. En aquella hora de la noche,
los tomó consigo y les lavó las heridas de los azotes. Y él fue bautizado en
seguida, con todos los suyos. Les hizo entrar en su casa, les puso la mesa y se regocijó de que con toda su casa había
creído en Dios”. (Hechos de los apóstoles 16, 29-34) RVA 2015.
El carcelero cree en Jesús y después de convertirse se alegra
de haber creído en Dios. Es decir, la Biblia nos está diciendo aquí que creer
en Jesús es igual que creer en Dios.
Epístolas de Pablo
Romanos
En el primer capítulo de la Carta a los Romanos, Pablo les
comunica a sus hermanos de fe que el da gracias a Dios por medio de Jesucristo:
“Primeramente, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo con respecto a todos ustedes, porque su fe es
proclamada en todo el mundo”. (Romanos 1, 8).
1 Corintios
“A la iglesia de Dios
que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser
santos, con todos los que en todo lugar invocan
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: Gracia a
ustedes y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. (1
Corintios 1, 2-3) RVA 2015
Pablo, un judío piadosísimo, de la secta de los fariseos,
los más fanáticos, nos está diciendo que hay que invocar el nombre de Jesús
para salvarse.
En ningún lugar de la Biblia se nos dice que haya que
invocar el nombre de nadie que no sea Dios.
Nunca veremos a un judío invocar a nadie más. Ni siquiera a
sus más queridos y respetados patriarcas.
Ni Abraham, Jacob, Moisés o el rey David - las figuras más
importantes en la historia del pueblo judío- deben ser mencionadas, invocadas o
adoradas.
Pero Jesús sí, porque él es Dios.
En el capítulo 10 de la misma epístola, Pablo les indica a
los fieles de la comunidad corintia que Jesús ya existía en los tiempos de
Moisés: “No quiero que ignoren, hermanos,
que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube, y que todos atravesaron el
mar. Todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar. Todos comieron
la misma comida espiritual. Todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían
de la roca espiritual que los seguía; y la
roca era Cristo”. (1 Corintios 10, 1-4) RVA 2015.
Filipenses
En la Carta a los Filipenses, Pablo nos anima a
arrodillarnos ante Jesús:
“Por lo cual, también
Dios
lo exaltó hasta lo
sumo
y le otorgó el nombre
que es sobre todo
nombre;
para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
de los que están en los cielos,
en la tierra y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese
para gloria de Dios Padre
que Jesucristo es Señor”.
(Filipenses 2, 9-11) RVA 2015.
Colosenses
En esta misiva, Pablo exhorta a dar gracias al Padre por
medio de Cristo:
“Y todo lo que hagan,
sea de palabra o de hecho, háganlo todo
en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.
(Colosenses 3, 17) RVA 2015.
1 Timoteo
En esta epístola Pablo nos recuerda que sólo hay un mediador
entre Dios y los hombres, y ese es Jesús: “Porque
hay un solo Dios y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2, 5) RVA 2015.
Por eso podemos dirigirnos a él en la oración, para
solicitarle que interceda por nosotros ante Dios.
Hebreos
En esta carta leemos que el mismo Padre ordena a sus ángeles
que adoren al Hijo: “Otra vez, al
introducir al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hebreos 1, 6) RVA 2015.
En el capítulo 13, Pablo proclama la gloria eterna para
Cristo:
“Y el Dios de paz, que por la sangre del pacto eterno levantó de entre
los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, los haga aptos
en todo lo bueno para hacer su voluntad, haciendo él en nosotros lo que es
agradable delante de él por medio de Jesucristo,
a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”. (Hebreos 13,
20-21) RVA 2015
2 Pedro:
En la segunda epístola a Pedro, el apóstol Pablo también pide
la gloria a Cristo para todos los tiempos:
“Más bien, crezcan en
la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día
de la eternidad. Amén”. (2 Pedro 3, 18) RVA 2015.
Apocalipsis
En siete ocasiones se menciona la adoración a Cristo a lo
largo del libro del Apocalipsis:
“Cuando tomó el libro,
los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de
oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”. (Apocalipsis
5, 8) RVA 2015.
Los ángeles entonan un cántico nuevo a Jesús. Es decir lo
adoran. Primer himno:
“Ellos entonaban un
cántico nuevo, diciendo: “¡Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos! Porque
tú fuiste inmolado y con tu sangre has redimido para Dios gente de toda raza,
lengua, pueblo y nación. Tú los has constituido en un reino y sacerdotes para
nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra”. (Apocalipsis 5, 9-10) RVA 2015.
Miríadas de ángeles cantan a gran voz a Jesús. Segundo himno:
“Y miré, y oí la voz
de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los
ancianos. El número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares.
Y decían a gran voz: “Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir
el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la
alabanza”. (Apocalipsis 5,
11- 12) RVA 2015.
Todos los seres en el cielo y en la Tierra adoran a Jesús
eternamente. Tercer himno:
- “Y oí a toda criatura
que está en el cielo y sobre la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y a
todas las cosas que hay en ellos, diciendo: “Al que está sentado en el trono y al Cordero sean la bendición y la honra y
la gloria y el poder por los siglos de los siglos”. (Apocalipsis 5, 13)
RVA 2015.
- “Los cuatro seres
vivientes decían: “¡Amén!”. Y los
veinticuatro ancianos se postraron y adoraron”. (Apocalipsis 5, 14) RVA
2015
Jesús es Señor de señores y Rey de reyes:
“Ellos harán guerra
contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son
llamados y elegidos y fieles”. (Apocalipsis 17, 14) RVA 2015.
Como vemos, numerosos son los pasajes bíblicos donde Jesús
recibe adoración.
También leemos en otros versículos como se nos insta a
adorar a Jesús.
Veamos ahora qué consecuencias tiene para el creyente
dirigirse a Jesús en sus oraciones y poner en él toda esperanza de salvación.
4. ¿Qué supone
aceptar a Jesús como nuestro salvador?
A la pregunta de si podemos y debemos dirigirnos a Jesús en
nuestras oraciones contestamos con un sí rotundo.
Podemos y debemos dirigirnos a Jesús en nuestras oraciones
porque:
a) Él es el único mediador entre Dios y los hombres:
“Porque hay un solo
Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”
(Timoteo 2, 5) RVA 2015
b) Él es el salvador
- “Ella dará a luz un
hijo; y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”
(Mateo 1,21) RVA 2015
- “Porque Dios no
envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que el mundo sea
salvo por él”. (Juan 3, 17) RVA 2015.
- “Yo soy la puerta.
Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos”.
(Juan 10, 9) RVA 2015.
c) A través de su sacrificio se nos ha perdonado todos los
pecados y nos hemos reconciliado con Dios:
- “Y de parte de
Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano
de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con
su sangre” (Apocalipsis 1, 5) RVA 2015.
d) Todo lo que pidamos a Dios en nombre de Jesús se nos
concederá:
“Y todo lo que pidan
en mi nombre, eso haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me
piden alguna cosa en mi nombre, yo la haré”. (Juan 14, 13-14) RVA 2015.
Si aceptas a Jesús como tu salvador, automáticamente obtienes:
a) el perdón de los pecados que nos separan de Dios
b) la puerta de acceso a Dios
c) la vida eterna, el cielo, el Reino de Dios
d) la verdad
e) todo
Todas estas recompensas están unidas a Jesús.
Es una ganancia tan grande encontrar a Jesús, que podemos
decir con toda seguridad: Quien tiene a
Jesús lo tiene todo, y quién no conoce a Jesús no tiene nada, absolutamente nada.
Sí que, hermanos, desde aquí os animo a poner vuestra vida y
toda vuestra confianza en manos de Jesús.
Podemos manifestarle a Dios nuestra disposición a aceptar a
su Hijo para que cambie y guie nuestras vidas con la siguiente oración:
“Jesús, tú que eres la
luz del mundo, el pan de vida, el agua viva que sacia la sed de nuestras almas,
el sumo sacerdote que intercede por nosotros ante el Padre, el buen Pastor que
da su vida por sus ovejas, el Cordero perfecto de Dios, el camino, la verdad y
la vida y la imagen del Dios invisible, en dos palabras: nuestro creador y
salvador, te damos las gracias ahora y siempre por limpiar nuestros pecados con
tu sangre derramada en la cruz y reconciliarnos, de esta manera, con Dios.
Nos arrepentimos de
todos los pecados que hemos cometido. Reconocemos, aceptamos y proclamamos que
sólo tú eres nuestro salvador y, desde este momento, nos ponemos en tus manos para
que dirijas nuestra vida. Amén”
5. Conclusión
Jesús es Dios y merece toda gloria y adoración.
El es nuestro salvador, el camino al padre y el único mediador
entre Dios y nosotros.
Si aceptamos a Jesús lo tenemos todo y si lo rechazamos no
tenemos nada.
¡Sigamos el ejemplo del carcelero de Pablo y de Silas,
arrepintámonos de nuestros pecados y sigamos a Jesús, porque como le dijo el
apóstol de Tarso si crees en Él te salvarás!