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martes, 16 de marzo de 2021

Acumulando tesoros en el cielo

1. Sobre la fugacidad de la vida humana

      Vanitas vanitatum

      Ubi sunt

      Memento mori

      Tempus fugit

      Carpe diem

      Tempus edax rerum y Omnia tempus edax

      Comamos y bebamos, que mañana moriremos

      Otras citas latinas célebres

      Humanismo, Renacimiento y Siglo de Oro español

      Siglos XVIII, XIX y XX

      Canciones e himnos

 

2. ¿Qué mueve al ser humano en esta vida?

      A. Dinero

      B. Gloria y fama

      C. Poder

      D. Placer

 

3. Acumulad tesoros en el cielo

      ¿Qué tesoros debemos acumular?

      ¿Cómo se consiguen esos tesoros?

      ¿Cómo valora Dios los tesoros qué hemos reunido?

 

4. Conclusión

 

1. Sobre la fugacidad de la vida humana

El hombre es consciente de la fugacidad de la vida desde tiempos de Adán y Eva.

Con motivo de la celebración de su 95 cumpleaños, Bill Graham fue entrevistado por unos periodistas. Uno de ellos le preguntó qué era lo que más le había llamado la atención tras casi un siglo de andadura por este mundo. Graham contestó sin pensárselo dos veces: “la rapidez con la que pasa la vida”.

Graham contaba que hace nada era un muchacho de 8 años que vivía con sus padres y hermanos en una granja de Carolina del Norte, y sin casi darse cuenta, era ya un anciano casi centenario.

¿A dónde han ido a parar todos estos años vividos? Nos preguntamos cuando ya empezamos a peinar canas.

No puede ser que ya me salgan arrugas… ¡Si hasta hace unos días era joven!

No es de extrañar que innumerables artistas hayan reflejado en sus obras la fugacidad de las vidas.

 

Vanitas vanitatum

Quizá la primera manifestación escrita que tenemos sobre el paso de los años y la brevedad de la vida, son las palabras que aparecen en el Salmo 90 y que se atribuyen a Moisés, por lo que estaríamos hablando que de los años 1445–1405 a. C. En este salmo se hace hincapié en que Dios es eterno mientras que el hombre es perecedero.

Veamos los versículos 3, 5, 6, 9, 10 y 12 del Salmo 90:

(Señor) Haces que el hombre vuelva al polvo. Dices: “¡Retornen, oh hijos del hombre!”.

Los arrasas; son como un sueño: En la mañana son como la hierba que crece; en la mañana brota y crece, y al atardecer se marchita y se seca.

Pues todos nuestros días pasan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un suspiro.

Los días de nuestra vida son setenta años; y en los más robustos, ochenta años. La mayor parte de ellos es duro trabajo y vanidad; pronto pasan, y volamos.

Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría”. (Salmo 90) RVA 2015

 

Unos cinco siglos más tarde, el libro del Eclesiastés retoma este concepto de vanidad y fugacidad de la vida.

En este libro del Eclesiastés, que tradicionalmente se ha atribuido al rey Salomón, la figura del predicador o Qohélet se lamenta de lo vacía y corta que es la existencia humana:

“Las palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén: «Vanidad de vanidades», dijo el Predicador, «vanidad de vanidades, todo es vanidad». «¿Qué provecho tiene el hombre de todo su duro trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va y generación viene; pero la tierra siempre permanece»”. (Eclesiastés 1, 1-3) RVA 2015.

Salomón y la reina de Saba. Konrad Witz. 1434-35

Otro libro del Antiguo Testamento, que está lleno de comentarios sobre la brevedad de la vida, es el Libro de Job.

En dicho libro encontramos numerosas referencias a la fugacidad de la vida y a la presencia de la muerte.

Para no saturar la paciencia del sufrido lector pondremos aquellos ejemplos más explícitos:

- “Mis días son más veloces que la lanzadera del tejedor y se acaban sin que haya esperanza. »Acuérdate, oh Dios, de que mi vida es un soplo; mis ojos no volverán a ver el bien. El ojo del que me ve no me verá más. Tu ojo se fijará en mí, y yo ya no estaré. Como la nube se deshace y se desvanece, así el que desciende al Seol no volverá a subir”. (Job 7, 6-9) RVA 2015

- “Mis días son más veloces que un corredor; huyen sin lograr ver el bien. Pasan como embarcaciones de junco, como un águila que se lanza sobre su presa”. (Job 9, 25-26)

- “Así el hombre se gasta como un odre, como un vestido comido por la polilla” (Job 13, 28) RVA 2015

- “El hombre, nacido de mujer, es corto de días y lleno de tensiones. Brota como una flor y se marchita; huye como una sombra y no se detiene”. (Job 14, 1-2) RVA 2015

- “Pero el hombre muere y desaparece; el hombre expira, ¿y dónde estará?” (Job 14, 10) RVA 2015

- “Sus huesos, aún llenos de vigor juvenil, yacerán con él en el polvo” (Job 20, 11) RVA 2015

- “Uno muere en pleno vigor, estando del todo confiado y tranquilo, con sus lomos llenos de gordura y sus huesos repletos de tuétano. Y otro muere con el alma amargada sin haber comido jamás con gusto. Pero ambos yacen en el polvo, y los gusanos los cubren”. (Job 21, 23-26)

 

Ubi sunt

Otro libro que aparece en la biblia católica como canónico es el libro del profeta Baruc.

Este profeta Baruc (Baruc ben Neria), vivió a finales del siglo VI a.C., y fue el autor del Libro de Baruc, que podemos encontrar en las biblias católicas y ortodoxas, así como en la Septuaginta, pero no en las evangélicas, pues las diferentes iglesias protestantes lo consideran apócrifo.

En el tercer capítulo de dicho libro, el profeta se pregunta:

 ¿Dónde están los que gobiernan las naciones? ¿Dónde los que doman las fieras de la tierra o se divierten con las aves del cielo? ¿Dónde están los que amontonan oro y plata, cosas en que confían los hombres, los que tienen posesiones sin límite? ¿Dónde están los que trabajan la plata con paciencia, sin que nadie conozca el secreto de su trabajo? Todos han desaparecido, han muerto, y en lugar de ellos otros han venido. Gente más joven ha visto la luz del día y vive en el mundo”. (Baruc 3, 16-20) De la Biblia “Dios Habla Hoy” (DHH).

Tanto en el último pasaje citado, como en el del Eclesiastés que hemos podido leer más arriba, aparecen dos frases que se han hecho celebérrimas:

a) En el primero “vanitas vanitatum, omnia vanitas”.

b) En el segundo:”Ubi sunt” (qui ante nos in hoc mundo fuere?): ¿Dónde están o qué fue de quiénes vivieron antes que nosotros?

El término latino vanitas, que ha pasado a convertirse en nuestro sustantivo vanidad, no tenía originariamente en latín el significado de vanidad, orgullo, altanería, sino que significaba sólo vacío, vaciedad, vacuidad.

Vanitas se derivaba de vanus, de donde viene también nuestra expresión en vano, es decir para nada, en vacío.

All is Vanity. Charles Allan Gilbert. 1892

Este concepto de la vanitas dio siglos más tarde origen a una corriente artística que buscaba plasmar en sus obras el carácter efímero de la vida y sus placeres, así como la caducidad de todos los bienes y dones del ser humano.

Flor, calavera y reloj de arena. Tres objetos que representan el paso del tiempo

La expresión ubi sunt? fue, a vez, germen de un movimiento o estilo literario que se extendió a lo largo de muchos siglos y que se dedicaba a dejar manifiesto en sus textos la idea de que la vida es breve, la muerte nos recibe a todos y de nada sirven los bienes y riquezas terrenales.

Otros dichos latinos que todos conocemos y que abundan en el concepto de lo perecedero que es todo en este mundo son los siguientes:

  

Memento mori

Memento mori (recuerda que vas a morir)

 

Tertuliano

Según recoge el escritor latino Tertuliano (Quintus Septimius Florens Tertullianus, en español Quinto Septimio Florente Tertuliano) en su obra Apología contra los gentiles en defensa de los cristianos (Apologeticus adversos gentes pro christianis), capítulo XXXIII, cuando un emperador romano desfilaba ante su pueblo para celebrar alguna victoria, era costumbre que un esclavo se situara detrás del césar en su carruaje.

El sirviente tenía dos funciones. Por un lado sujetaba la corona de laurel que adornaba la testa imperial y por otro lado le susurraba al oído: “Respice post te! Hominem te esse memento!” (¡Mira detrás de ti. Recuerda que eres hombre!)

El carro del triunfador. Museo Arqueológico de Palestrina

El siervo se encargaba de recordar al emperador que no era un dios, y que como hombre que era, estaba sujeto al destino que aguarda a todos los mortales: la tierra.

Digamos que el fámulo velaba por mantener a su césar con los pies en la tierra.

 

Tempus fugit

Otro aforismo latino famosísimo es tempus fugit (el tiempo huye).

 

Virgilio

La frase aparece en el poema Geórgicas (Georgicae) del escritor latino Virgilio (Publio Virgilio Marón).

Este largo poema está recogido en cuatro libros, y es en el tercer libro, concretamente en los versos 284 y 285, donde nos encontramos esta celebre cita: “Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus, singula dum capti circumvectamur amore.” (Pero entre tanto, el tiempo huye, se escapa irremediablemente, mientras nos distraemos cautivos en la afición a los pormenores)

Traducción de José Ignacio Grasa

 

Carpe diem

Siguiendo con las citas latinas, no podemos dejarnos la que quizá sea la más famosa: Carpe diem.

 

Horacio

Esta cita es parte de un verso recogido en el primer libro de las Odas (latín Carmina) del poeta latino Horacio (Quinto Horacio Flaco).

Horacio vivió en el siglo I a.C. y escribió sus cuatro libros de Odas hacia el año 23 a.C.

En el primer libro, encontramos 38 poemas. Y es precisamente en los dos últimos versos de su poema número XI donde nos encontramos la famosa cita:

Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem quam minimum credula postero” (Mientras estamos hablando, se va escapando el tiempo celoso. Disfruta el día, y confía lo mínimo posible en el mañana).

Carpe diem en un reloj de sol

Séneca

Otro escritor latino que también instaba a sus lectores a aprovechar el presente, era el filósofo cordobés Séneca (Lucio Anneo Séneca).

Entre sus obras destacan sus tragedias y sus diálogos.

Estos últimos fueron recopilados más tarde bajo el nombre Dialogorum Libri XII.

Su décimo libro de diálogos lleva como título “de brevitate vitae” (Sobre la brevedad de la vida) y se calcula que fue escrito hacia el año 49 a.C.

Estatua de Séneca en Córdoba

En dicho libro se hace hincapié en la vida no es breve en sí, sino que somos nosotros los humanos los que con nuestros vanos quehaceres logramos que parezca que así lo es.

Es el mal uso que hacemos de la vida lo que da como resultado que se nos antoje tan corta.

Cuanto más ocupados estamos persiguiendo nuestro placeres más rápido se nos escapa el presente.

Otro aspecto que nos induce a no vivir correctamente nuestra vida y a malgastar nuestro tiempo es el hecho de que no somos conscientes de que cualquier día puede ser el último.

Muchos hombres viven como si fueran inmortales y aplazan sus proyectos para el futuro, en lugar de vivir el ahora.

De eso se trata realmente, de vivir el día de hoy como si fuera el último.

El ser humano es incapaz de apreciar la vida que tiene hasta que la muerte le acecha. Es en ese momento, cuando ya en muy tarde para aprovecharla, cuando el hombre se da cuenta de su valor.

Desperdiciamos la vida acumulando bienes, saberes inútiles, cuidando nuestro aspecto o entregándonos a los placeres más mundanos sin acordarnos del pasado, sin ser conscientes del presente y temiendo el futuro.

Otro concepto que aparece en esta obra es el de que nadie escapa a la muerte.

Sólo el que se dedica a cultivar la sabiduría vive la vida correctamente, los que no lo hacen, se hastían de todo, hasta de vivir.

 

Tempus edax rerum y Omnia tempus edax

Otras citas latinas muy famosas son:

Tempus edax rerum de Ovidio y Omnia tempus edax de Séneca.

 

Ovidio

La primera máxima, tempus edax rerum, la planteaba el gran Ovidio (Publius Ovidius Naso) en su obra la Metamorfosis (Metamorphoseis) unas décadas antes que Séneca.

En su libro XV, versos 234-236 de la Metamorfosis leemos:

Tempus edax rerum, tuque, invidiosa vetustas,

omnia destruitis vitiataque dentibus aevi

paulatim lenta consumitis omnia morte!

(Tú, tiempo, devorador de las cosas, y tú, vejez envidiosa, lo destruís todo; y, con los dientes del paso del tiempo vais consumiendo lentamente todo aquello que ya está marchito con una muerte lenta) Traducción de José Ignacio Grasa

 

Algo parecido a lo que escribiera Ovidio, manifestaba Seneca con su frase omnia tempus edax, que está sacada del primer epigrama de Séneca (Epigrammata 1, 1, 7)

Omnia tempus edax depascitur, omnia carpit,

Omnia sede movet, nil sinit esse diu”.

(El tiempo, insaciable, todo lo consume, todo lo alcanza,

Todo lo cambia de lugar, no permite que nada permanezca)

Traducción de José Ignacio Grasa

 

Comamos y bebamos, que mañana moriremos

Más o menos por aquellos años en que el filósofo Seneca escribía su décimo diálogo “de brevitate vitae”, un judío natural de Tarso escribía la siguiente frase en una carta dirigida a la comunidad cristiana de la ciudad de Corintio:

Si como hombre batallé en Éfeso contra las fieras, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!” (1 Corintios 15, 32) RVA 2015

Aquí, el Apóstol Pablo, profundo conocedor de las Escrituras, estaba haciendo referencia a una cita mencionada en el libro de Isaías.

En un momento determinado, el profeta Isaías le anuncia al pueblo judío lo que le espera si no accede a alejarse del pecado y a volver su rostro hacia Dios. Los que le escuchan, lejos de hacerle caso, se lanzan a disfrutar de la comida y la bebida sin freno:

No obstante, he aquí que hay regocijo y alegría. Se matan vacas y se degüellan ovejas; se come carne y se bebe vino: “¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!” (Isaías 22, 13) RVA 2015.

Esa es la insensata actitud de todo aquel que no cree en Dios y lo fía todo a esta vida.

Es una variante de nuestro dicho castizo: “el muerto al hoyo y el vivo al boyo”, que nos invita a no pensar excesivamente en la muerte y dedicarnos más bien a disfrutar de los placeres temporales.

Los latinos tenían una sentencia muy similar: “Ede, bibe, lude, post mortem nulla voluptas”, que podríamos traducir por “Come, bebe y disfruta, una vez muerto no hay placer”.

 

Otras citas latinas célebres

Siguiendo con más citas latinas que hemos podido leer o escuchar y que se refieren a la brevedad de la vida y la inexorabilidad de la muerte son (citas sacadas de Latein-Deutsch: Zitaten-Lexikon. Quellennachweise. Ernst Lautenbach):

Certe aequa mors est” (Seneca, Troades 434): Por lo menos la muerte es justa.

Certius est quam mors, quam mors incertius nil est”: Cierto es que hay muerte, lo incierto es cuándo llega esta.

Contra vim mortis non est medicamen in hortis, o bien “Contra vim mortis non est flos medicinae in hortis”, o también “Contra vim mortis non herbula crescit in hortis”. (Del Pseudo-Quintiliano, Declarationes 268): Contra el poder de la muerta no hay medicina en los huertos, no crece ninguna planta medicinal en los huertos.

Mors certa, hora incerta”: La muerte es cierta, la hora incierta (Inscripción que se puede encontrar en numerosos relojes antiguos)

Reloj del ayuntamiento de Leipzig

Morti natus es” (Seneca, De tranquillitate animi I, 14) Has nacido para morir.

Nascentes morimur finisque ab origine pendet” (Manilius, Astronomica) Morimos desde que nacemos y nuestro final cuelga ya desde el principio.

Omnia mors aequat”: la muerte todo lo iguala.

Omnibus moriendum est, divitibus pauperibus, summis infimis”: Todos han de morir, los ricos como los pobres, los de alta como los de baja condición.

 

Catulo

El escritor latino Catulo, que vivió en la primera mitad del siglo I a.C. le dedica un poema a su amada Lesbia en el que le insta a apurar la vida antes de que ésta toque a su fin. Es el poema Vivamus Lesbia mea:

Viuamus, mea Lesbia, atque amemus,

rumoresque senum seueriorum

omnes unius aestimemus assis.

Soles occidere et redire possunt:

nobis, cum semel occidit breuis lux,

nox est perpetua una dormienda”.

(Vivamos, Lesbia mía y amémonos; ignoremos todos los severos proverbios de los ancianos. Las estrellas pueden desaparecer y volver a aparecer. Nosotros, sin embargo, tan pronto como se extinga nuestra breve luz, habremos de dormir una noche perpetua). Traducción de José Ignacio Grasa.

 

En la Eneida de Virgilio leemos la siguiente sentencia:

Stat sua cuique dies, breve et inreparabile tempus

omnibus est vitae; sed famam extendere factis,

hoc virtutis opus”.

(Para cada uno de nosotros está fijado un día. Breve e irrecuperable es el tiempo de vida para todos).

(Eneida, libro X, versos 467-468, Virgilio)

 

Horacio (Quinto Horacio Flaco), en el año 15 a.C, escribe en el último verso de la epístola XVI del primer libro de su obra Epistulae las siguientes palabras: “Mors ultima linea rerum est”: La muerte es el último límite de las cosas.

 

Ausonio

Al poeta galo Ausonio, que vivió en el siglo IV, se le atribuye tradicionalmente la autoría del celebérrimo poema “de rosis nascentibus” que tanta influencia tuvo en escritores posteriores.

Este poema de cincuenta versos concluye con dos siguientes líneas:

Collige, virgo, rosas dum flos novus et nova pubes,

et memor esto aevum sic properare tuum”.

(Recoge, jovencita, las rosas mientras la flor es reciente y la juventud es lozana, y recuerda que a ti también se te acerca la vejez de la misma forma). Traducción José Ignacio Grasa.

 

Próspero de Tiro - Próspero de Aquitania

Un siglo más tarde escribía un paisano de Ausonio, llamado Próspero de Aquitania o Próspero de Tiro (en latín: Prosper Tiro Aquitanus) lo siguiente:

Divitiis flores, et maiorum nobilitate te iactas, et exsultas de pulchritudine corporis et honoribus qui tibi ab hominibus deferuntur. Respice te ipsum, quia mortalis es, et quia terra es, et in terram ibis”.

(Floreces en riquezas y te jactas de la compañía de los grandes y poderosos; te regocijas en la belleza del cuerpo y los honores que te rinden los hombres. Mírate a ti mismo, que eres mortal, que eres tierra, y a la tierra irás). Traducción de José Ignacio Grasa.

 

Humanismo, Renacimiento y Siglo de Oro español

 

Francesco Petrarca

Un milenio más tarde, es decir en el siglo XIV, escribía el egregio Francesco Petrarca el soneto “los que escucháis en rimas el desvelo”, en cuyo último verso podemos leer: “cuanto cautiva al mundo es breve sueño”.

Otro poema de Petrarca donde vemos la rapidez con la que se nos escapa la vida es “a una joven en un verde laurel”, donde su autor nos señala en sus versos 11 a 16 lo siguiente:
Mas porque el tiempo vuela, huyen los años
y en un punto a la muerte el hombre arriba,
ya oscuros o ya blancos los cabellos,
la sombra ha de seguir de aquel laurel
por el ardiente sol y por la nieve,
hasta el día en que al fin cierre estos ojos
”.

 

Jorge Manrique

Todos conocemos la primera estrofa de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, aquella que reza;

Recuerde el alma dormida,              

avive el seso y despierte           

contemplando          

cómo se pasa la vida,        

cómo se viene la muerte           

tan callando,            

cuán presto se va el placer,              

cómo, después de acordado,             

da dolor;          

cómo, a nuestro parecer,          

cualquiera tiempo pasado         

fue mejor”.              

(Biblioteca virtual Miguel de Cervantes)

 

Sigue el canto de Manrique en 40 estrofas en total, donde se lamenta de la fugacidad de la vida y de la futilidad de las cosas de este mundo.

La conclusión a la que llega el vate es que la muerte llega en seguida para despojarnos a todos de toda posesión, igualando al pobre y al rico. Esta vida es sólo camino a otra mejor para la cual nos debemos preparar.

En la estrofa II podemos leer:

No se engañe nadie, no,           

pensando que ha de durar         

lo que espera           

mas que duró lo que vio,           

pues que todo ha de pasar        

por tal manera”.               

Y en la VIII:

Decidme: La hermosura,         

la gentil frescura y tez            

de la cara,       

la color y la blancura,       

cuando viene la vejez,              

¿cuál se para?

 

François Villon

En esta misma línea nostálgica por la belleza que el tiempo marchita inexorablemente, tenemos en Francia la Balada de las damas de antaño (“Ballade des dames du temps jadis”) es un poema escrito a mediados del siglo XV - es decir un par de décadas antes que las coplas de Manrique- por François Villon.

En dicha balada, sus cuatro estrofas se cierran con la misma pregunta retórica que ha dado fama al poema: “Mais où sont les neiges d'antan!” (¡Mas dónde están las nieves de antaño!)

Comentando la célebre belleza de mujeres legendarias se pregunta el bardo un y otra vez: “¿Dónde están las nieves de antaño?”, es decir, ¿Qué ha sido de su hermosura?, ¿A dónde ha ido a parar tanta belleza?

 

Garcilaso de la Vega

Casi un siglo más tarde, un admirador de Petrarca escribía algo similar. Se llamaba Garcilaso de la Vega y nos legó estos maravillosos versos en su “soneto XXIII”:

Coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto, antes que el tiempo airado

cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,

todo lo mudará la edad ligera,

por no hacer mudanza en su costumbre”.

 

Fray Luis de León

Unas décadas más tarde, Fray Luis de León, en su poema “noche serena” recitaba:

El hombre está entregado

al sueño, de su suerte no cuidando,

y con paso callado,

el cielo vueltas dando

las horas del vivir le va hurtando”.


Luis de Góngora

Unos de los grandes poetas del Siglo de Oro español, Luis de Góngora, nos deja en tres poemas su concepto de la fugacidad de la vida:

En el primer poema que tomamos como ejemplo, “¡Que se nos va la Pascua, mozas!” de 1582, Góngora anima a unas muchachas a que disfruten de sus años mozos y a que no se vanaglorien de su juventud, pues esta pronto se vuelve vejez: (presentamos aquí las dos primeras estrofas -versos 1 a 22- y la última estrofa - versos - 53 a 62-)

“¡Que se nos va la Pascua, mozas

que se nos va la Pascua!

Mozuelas las de mi barrio,

loquillas y confiadas,

mirad no os engañe el tiempo,

la edad y la confianza.

No os dejéis lisonjear

de la juventud lozana,

porque de caducas flores

teje el tiempo sus guirnaldas.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

que se nos va la Pascua!

Vuelan los ligeros años

y con presurosas alas

nos roban, como harpías,

nuestras sabrosas viandas.

La flor de la maravilla

esta verdad nos declara,

porque le hurta la tarde

lo que le dio la mañana.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

que se nos va la Pascua!”

(Versos 1 a 22)

 

“Por eso, mozuelas locas,

antes que la edad avara

al rubio cabello de oro

convierta en luciente plata,

quered cuando sois queridas,

amad cuando sois amadas;

mirad, bobas, que detrás

se pinta la ocasión calva.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

que se nos va la Pascua!”          

(Versos 53 a 62)

Otro poema famoso del poeta cordobés es “Mientras por competir con tu cabello”. De este poema destacamos sus 5 últimos versos, donde se nos advierte que todo se ha de volver polvo algún día:

Antes que lo que fue en tu edad dorada

oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o viola troncada

se vuelva, mas tú y ello juntamente

en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada”.

 

No podíamos cerrar la parte que dedicamos a Góngora sin mencionar su celebérrimo soneto “De la brevedad engañosa de la vida”. Aquí destacamos los versos 5 y 6, 12-14 del mismo:

Que presurosa corre, que secreta,

A su fin nuestra edad. A quien lo duda

Mal te perdonarán a ti las horas,

Las horas que limando están los días,

Los días que royendo están los años”.

 

Francisco de Quevedo

Otro escritor del Siglo de Oro español, archirrival del anterior, es Francisco de Quevedo.

Quevedo tiene varios poemas en los que lamenta el veloz paso del tiempo y los estragos que causa en el hombre y lo que le rodea.

Para este artículo hemos escogido los tres más conocidos.

En su popular poema “A la brevedad de la vida” escribe Quevedo en los cuatro primeros versos:

“¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Oh cómo te deslizas, vida mía!

¡Qué mudos pasos tras la muerte fría

con pisar vanidad, soberbia y galas!

El último terceto reza:

Cualquier instante de esta vida humana

es un nuevo argumento que me advierte

cuán frágil es, cuán mísera y cuán vana”.

 

En el poema “Miré los muros de la patria mía” destacan la primera y última estrofas del soneto:

Miré los muros de la patria mía,

si un tiempo fuertes, ya desmoronados,

de la carrera de la edad cansados,

por quien caduca ya su valentía”.

Vencida de la edad sentí mi espada,

y no hallé cosa en que poner los ojos

que no fuese recuerdo de la muerte”.

 

En el famoso “Salmo XIX de Quevedo, el genial poeta redunda en los mismos conceptos: (primera y cuarta estrofa del soneto)

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Oh, cómo te deslizas, Edad mía!

¡Qué mudos pasos traes, oh Muerte fría,

Pues con callado pie todo lo igualas!

Cualquier instante de la Vida Humana

Es nueva ejecución con que me advierte

Cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana”.

 

Rodrigo Caro

Otro poeta que también dedica su talento a cantar el paso del tiempo es el sevillano Rodrigo Caro, que en 1595 escribe su “Canción a las ruinas de Itálica, de la cual destacamos sus versos 50 y 51:

Casas, jardines, césares murieron

y aun las piedras que dellos se escribieron”.

 

Andrés Fernández de Adrada

Unos quince años más tarde, hacia 1610, Andrés Fernández de Adrada escribe su “Epístola moral a Fabio, en cuyos versos 67 a 71 podemos leer:

“¿Qué es nuestra vida más que un breve día,

do apenas sale el sol, cuando se pierde

en las tinieblas de la noche fría?

¿Qué más que el heno, a la mañana verde,

seco a la tarde? ¡Oh ciego desvarío!

 

Francisco de Rioja

Muy en la línea de los dos anteriores poemas son los célebres versos del sevillano Francisco de Rioja en su poema “Pura encendida rosa”, donde el poeta le pregunta a una rosa:

¿cómo naces tan llena de alegría

si sabes que la edad que te da el cielo

es apenas un breve y veloz vuelo?

Tan similar es la temática y el estilo de estos tres últimos poemas que hemos mencionado que, durante muchos años, se creyó falsamente que el autor de todos había sido Francisco de Rioja, error que subsanó en el siglo XX el erudito Dámaso Alonso.

 

Pedro Calderón de la Barca

En el año 1629, el genial dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, escribió una tragicomedia en verso llamada “El príncipe constante

En esta obra, uno de los personajes, don Fernando, señalando unas flores recita un soneto del cual destacamos aquí la primera, tercera y cuarta estrofas)

Estas, que fueron pompa y alegría

despertando al albor de la mañana,

a la tarde serán lástima vana,

durmiendo en brazos de la noche fría.”

A florecer las rosas madrugaron,

y para envejecerse florecieron:

cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:

en un día nacieron y expiraron,

que, pasados los siglos, horas fueron

(Primera, tercera y cuarta estrofas del soneto conocido como “A las flores”)

 

Torcuato Tasso

El laureado poeta italiano renacentista Torcuato Tasso escribió un soneto titulado “Mentre che laureo crin v’ondeggia intorno”, del que destacamos aquí la última terceta:

Cogliete, ah stolte, il fior, ah siate preste,

che fugaci son l’ore, è’l tempo lieve

e veloce a la fin corre ogni cosa”.

“¡Coged, tontitas, la flor!; estad siempre prestas,

pues fugaces son las horas y el tiempo breve

y veloces hacia el fin corren todas las cosas”.

 

Robert Herrick

En el año 1648 escribió el poeta inglés Robert Herrick su celebrado poema A las vírgenes para que aprovechen el tiempo" (To the Virgins, to Make Much of Time)

Gather ye rose-buds while ye may,

Old Time is still a-flying;

And this same flower that smiles today

Tomorrow will be dying”.

(Recoge los capullos de las rosas mientras puedas,

el viejo tiempo sigue volando;

y esa misma flor que hoy sonríe

Mañana estará marchitándose)

Gather Ye Rosebuds While Ye May. John William Waterhouse

Siglos XVIII, XIX y XX

De los últimos tres siglos vamos a destacar sólo a media docena de escritores que dedicaron versos al tema del paso del tiempo y la muerte.

 

Leandro Fernández de Moratín

La oda “No pretendas saber (que es imposible)” de Leandro Fernández de Moratín termina con los siguientes versos:

Reduce a breve término tu esperanza.

La edad nuestra

mientras hablamos envidiosa corre.

¡Ay! goza del presente, y nunca fíes,

Crédula, del futuro incierto día”.

 

Rosalía de Castro

Rosalía de Castro nos deja este poema llamado “Hora tras hora, día tras día

Hora tras hora, día tras día,

entre el cielo y la tierra que quedan

eternos vigías,

como torrente que se despeña

pasa la vida.

Tiempos que fueron, llantos y risas,

negros tormentos, dulces mentiras,

¡ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,

en dónde, alma mía?

(Primera y tercera estrofas del poema “Hora tras hora, día tras día...”)

 

Detlev von Liliencron

El poeta alemán Detlev von Liliencron escribía en 1883 en su poema “Una ex hisce morieris”:

In einer dieser Stunden wirst du sterben."

steht auf der Sonnenuhr im großen Garten,“

(En una de estas horas morirás, pone en el reloj de sol en el gran jardín)

 

Rubén Darío

¿Quién no ha oído alguna vez los versos aquellos de juventud divino tesoro, te vas para no volver…? Son del poeta modernista nicaragüense Rubén Darío.

En el año 1905 su publica su libro Cantos de vida y esperanza, donde queda recogido el que sin duda ha pasado a ser su poema más conocido “Canción de otoño en primavera”.

Aquí destacaremos sólo 5 de sus 41 estrofas:

“¡Si lo terreno acaba, en suma,

cielo e infierno,

y nuestras vidas son la espuma

de un mar eterno!”

(estrofa 14)

“El viejo tiempo todo roe

y va de prisa;

sabed vencerle, Cintia, Cloe

y Cidalisa.”

(Estrofa 21)

“Gozad de la carne, ese bien

que hoy nos hechiza

y después se tornará en

polvo y ceniza”.

(estrofa 30)

“Gozad de la tierra, que un

bien cierto encierra;

gozad, porque no estáis aún

bajo la tierra.”

(estrofa 33)

En nosotros la vida vierte

fuerza y calor.

¡Vamos al reino de la Muerte

por el camino del Amor!

(Estrofa 41 y última)

A lo largo de este poema “Canción de otoño en primaveraRubén Darío repite cinco veces el estribillo:

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer”.

Es por eso que mucha gente conoce este poema con el nombre “Juventud divino tesoro”.

 

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno escribe en su “Soneto XIV Ruit hora” los siguientes versos:

Mira que van los días volanderos

y con ellos las lunas y los soles

susurrando cual huecos caracoles

marinos los susurros pasajeros

del mar del infinito”.

 

Luis Cernuda.

Cerramos nuestras citas literarias con el poeta de la Generación del 27, Luis Cernuda, que en su poema “Los espinos” canta:

Verdor nuevo los espinos

Tienen ya por la colina,

Toda de púrpura y nieve

En el aire estremecida.

Cuántos ciclos florecidos

Les has visto; aunque a la cita

Ellos serán siempre fieles,

Tú no lo serás un día.

Antes que la sombra caiga,

Aprende cómo es la dicha

Ante los espinos blancos

Y rojos en flor. Ve. Mira”.

 

Canciones e himnos

No sólo en sus obras literarias dejaron reflejadas los poetas sus reflexiones sobre la brevedad de la vida, también en otras ramas del arte como en pintura o en música encontramos incontables manifestaciones de esta idea de la caducidad del ser humano.

En pintura podríamos hablar de la corriente llamada vanitas que se extendió en el Barroco, es decir a lo largo del siglo XVII, y que llenó los cuadros de esqueletos, calaveras, para recordarnos que la muerte acecha, pero también de otros objetos como relojes de arena, flores y bodegones, para hacer patente al espectador el paso del tiempo y la fugacidad de los bienes.

Lámpara de huesos. Osario de Sedlec. Chequia

En música destacaremos algunos himnos y canciones que todos hemos oído cantar alguna vez.

El himno universitario por excelencia, que se entona desde hace décadas en las ceremonias y solemnidades de casi todas las universidades del mundo, es el célebre poema latino anónimo “Gaudeamus igitur” (Alegrémonos pues).

En este famosísimo himno de siete estrofas, las tres primeras -es decir casi la mitad de la canción- hacen referencia exclusivamente a la brevedad y fugacidad de la vida, por lo que originalmente se conoció este poema con el nombre de “de brevitate vitae” (sobre la brevedad de la vida).

Veamos que se declara en dicho cantico:

        Gaudeamus igitur

   Alegrémonos entonces

Gaudeamus igitur,

Iuvenes dum sumus.

Post iucundam iuventutem,

Post molestam senectutem,

Nos habebit humus.

 

Ubi sunt, qui ante nos

In mundo fuere,

Vadite ad superos,

Transite ad inferos,

Ubi jam fuere.

 

Vita nostra brevis est,

Brevi finietur,

Venit mors velociter,

Rapit nos atrociter,

Nemini parcetur.

Seamos felices,

mientras somos jóvenes.

Tras una gozosa juventud,

después de una desagradable vejez,

nos recibirá la tierra.

 

¿Dónde están los que vivieron en este mundo antes que nosotros?

Subid a los cielos,

Bajad a los infiernos,

Donde ya se encuentran.

 

Nuestra vida es breve,

Dentro de poco acabará,

La muerte se acerca veloz,

Se nos lleva salvajemente

Nadie se libra

(Traducción de José Ignacio Grasa)

Gaudeamus Igitur. Museo Valentin Karlstadt. Munich

También se lamenta de la fugacidad de los años mozos el rapsoda de otra canción estudiantil alemana muy popular: O alte Burschenherrlichkeit, que se podría traducir como (Oh, vieja delicia de los años estudiantiles)

O alte Burschenherrlichkeit,

wohin bist du entschwunden?

Nie kehrst du wieder, gold’ne Zeit,

so froh und ungebunden!

Vergebens spähe ich umher,

ich finde deine Spur nicht mehr.

O jerum, jerum, jerum,

o quae mutatio rerum!

 

Oh, vieja delicia de los años estudiantiles

¿A dónde te has ido?

No vais a regresar nunca más, tiempos dorados,

tan alegres y despreocupados

En vano busco a mi alrededor

Pero ya no encuentro tu rastro

¡Ay Señor, Señor, Señor…!

¡Cómo cambia todo!

(Traducción de José Ignacio Grasa)

 

Una canción muy popular de los años 60 del siglo pasado es “Where Have All the Flowers Gone”, que Marlene Dietrich cantaba en alemán “Sag mir, wo die Blumen sind”.

Where have all the flowers gone

Long time passing?

Where have all the flowers gone

Long time ago?

Where have all the flowers gone

Young girls picked them everyone.

When will they ever learn?

When will they ever learn?

 

¿A dónde han ido todas las flores,

tras todo este tiempo?

¿A dónde han ido todas las flores,

hace mucho tiempo?

 

¿A dónde han ido todas las flores?

Las chicas jóvenes se las

Llevaron.

¿Cuándo aprenderán?

¿Cuándo aprenderán?

 

Quizá sea la canción “Dust in the Wind” de la banda norteamericana Kansas la que más ahonda en este sentimiento de fugacidad vitad:

I close my eyes

Only for a moment,

and the moment's gone

All my dreams

Pass before my eyes,

a curiosity

Dust in the wind

All they are is dust in the wind

Same old song

Just a drop of water

in an endless sea

All we do

Crumbles to the ground,

though we refuse to see

Dust in the wind

All we are is dust in the wind

Oh

Now, don't hang on

Nothin' lasts forever

but the earth and sky

It slips away

And all your money won't another minute buy

Dust in the wind

All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

Dust in the wind

Everything is dust in the wind

Everything is dust in the wind

The wind

Cierro los ojos por un momento y ese momento se ha ido…

Todo lo que somos es polvo en el viento…

Nada dura para siempre excepto el cielo y la tierra…

El tiempo se escapa y ni todo tu dinero puede comprar un solo minuto más…

Toda la canción es un poema al veloz paso del tiempo.


Con todos los ejemplos arriba mencionados, queda claro que la fugacidad de la vida y la inevitable llegada de la muerte, ha sido desde siempre un tema que ha preocupado, cuando no obsesionado al ser humano.

Veamos ahora, en la siguiente sección de este artículo, a qué dedica el hombre su breve existencia, cuáles son los motivos que mueven a las personas en esta vida, cuáles son los objetivos y metas de los mortales.

 

2. ¿Qué mueve al ser humano en esta vida?

 

A. Dinero

Poderoso caballero es don Dinero” declamaba nuestro gran poeta Quevedo.

En la película Cabaret (1972) la actriz y cantante Liza Minelli cantaba aquello de “Money makes the world go round" (el dinero hace que el mundo gire).

Los alemanes tienen un dicho similar que reza “Geld regiert die Welt” es decir, el dinero gobierna el mundo.

Somos conscientes del tremendo poder que tiene el dinero en este mundo y por eso usamos, a modo de contrapeso, dichos como aquel que dice que el dinero no da la felicidad, o que el dinero no lo es todo en la vida, etc.

Si echamos un vistazo a la historia veremos que por dinero, el hombre ha robado, ha asesinado, ha traicionado, se ha vendido. Por obtener riquezas el ser humano ha sido capaz de cometer las peores atrocidades.

Por dinero se rompen familias, por herencias se dejan de hablar hermanos, por terrenos discuten vecinos.

Por dinero se esclaviza, se maltrata, se miente, se lastima.

Por dinero se falsifica, se especula con los bienes básicos de todos, se pone en juego la salud propia y la de los demás.

Alguien que sabía mucho de hacer enormes sumas de dinero a costa de la vida de miles de personas, era el narcotraficante colombiano Pablo Escobar (Pablo Emilio Escobar Gaviria).

Corrían los años ochenta cuando Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín, introducía 15 toneladas de cocaína diarias en los Estados Unidos.

Eso le suponía unos ingresos de unos 420 millones de dólares cada semana. Todo dinero negro, evidentemente, que acumulaba en billetes y que tenía que ocultar en unos escondites llamados “caletas”.

Pero resulta que Colombia es uno de los países donde más llueve en todo el mundo y gran parte de ese dinero enterrado en campos o en ruinas de edificios abandonados acababa pudriéndose.

Todos aquellos billetes que no eran pasto del moho, acababan siéndolo de los insectos y los roedores.

Por si fuera poco a veces la ubicación exacta de las “caletas” se perdía para siempre, pues los sicarios de Escobar que se encargaban de esconder el dinero acababan siendo víctimas de la gigantesca espiral de violencia que ellos mismos contribuían a crear.

Según Roberto Escobar “el Osito”, contable del cártel de Medellín durante aquella época, cada año su hermano Pablo Escobar perdía de esta manera alrededor de 2.100 millones de dólares al año (un diez por ciento de sus ganancias).

Podríamos pensar que, aun así, aun teniendo esas pérdidas, Pablo escobar disfrutaba de todos los lujos y caprichos que se le antojaban, pues era uno de los hombres más ricos del mundo.

Ciertamente pudo permitirse placeres y excentricidades mientras vivió, lo que hizo por muy pocos años.

El 1 de diciembre de 1993, el mismo día que cumplía 44 años, se localizaba su paradero en un barrio de Medellín, donde se hallaba oculto. Al día siguiente yacía muerto de varios disparos en el tejado de una casa, por donde trataba de escapar.

Todas sus pertenencias pasan a pertenecer al estado de Colombia, su mujer y dos hijos abandonan el país para irse a vivir a Argentina. Los miembros de su cártel están en prisión o muertos.

Se acaba el reinado de Escobar. Más de tres mil muertes, destrucción, terror, corrupción… ¿Para qué? Para nada.

La obsesión de Escobar, ya de joven, era llegar a ser rico algún día.

Ya al comienzo de su andadura como “bandido” prometió solemnemente ante su primo y mano derecha, Gustavo Gaviria, que si al cabo de un año como contrabandista no poseía un millón de dólares, se pegaría un “pepazo”.

Al año de realizar su promesa, Pablo Escobar era propietario de mucho más que un millón de dólares: había conseguido su objetivo.

Otros muchos se proponen también ser ricos, sin necesariamente recurrir al crimen para ello.

Se pueden alcanzar riquezas de manera completamente legal, trabajando duro y teniendo éxito. En este caso no se estaría haciendo mal a nadie. Pero en este punto deberíamos plantearnos seriamente lo siguiente: “¿Qué o quién es lo más importante en nuestra vida?, ¿Es el dinero o es Dios?, ¿Ponemos a Cristo en primer lugar o ponemos las riquezas?”. Ambas cosas son incompatibles:     

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas”. (Mateo 6, 24) RVA 2015.

Ningún siervo puede servir a dos señores porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas”. (Lucas 16,13) RVA 2015.

No tiene nada de malo ganar dinero o tener éxito económico en la vida. Tampoco es pecado ser austero, ahorrado o previsor con los bienes que vamos ganando.

El problema es colocar como primer -y quizá único- afán en nuestras vidas el acumular más y más dinero, acrecentar nuestro patrimonio, aumentar nuestros bienes, incrementar ganancias y sumar beneficios.

Hacer esto último es idolatrar el dinero, adorarlo y está escrito que a nadie más pondrás por encima de Dios.

El propio Jesús nos advierte: “donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón”.

Nos pensamos que el negocio que hemos abierto y que parece ir viento en popa va a durar para siempre y va a permitir que nuestros descendientes vivan holgadamente de los beneficios que aporta.

Las crisis económicas, la competencia, etc. se pueden llevar por delante el comercio más boyante.

En tres generaciones, por muy solida que sea una empresa y por muy bien que este gestionada, o se arruina o cambia de manos.

Este es un fenómeno estudiado y demostrado por los economistas. Tres generaciones, apenas un siglo, hacen falta para que cualquier firma deje de existir o sea propiedad de alguien completamente ajeno a su fundador.

Las crisis económicas y la inflación hacen perder no solo empresas sino también los ahorros que con tanto esfuerzo y privaciones ha conseguido reunir una familia.

Por eso, no pongamos nuestro corazón en el dinero que viene y va, sino en Jesús, que nos garantiza una recompensa en su Reino, como nadie se puede imaginar.

El Libro de los Proverbios nos enseña:

Es mejor lo poco con el temor del SEÑOR que un gran tesoro donde hay turbación”. (Proverbios 15, 16) RVA 2015.

Es mejor lo poco con justicia que gran abundancia sin derecho”.

(Proverbios 16, 8) RVA 2015.

Por eso queridos lectores, poned gran empeño en que no os suceda como al rico pero necio terrateniente, del cual habla Jesús en el evangelio de Lucas:

Y me diré a mí mismo: Muchos bienes tienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, alégrate”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche vienen a pedir tu vida; y lo que has provisto, ¿para quién será?”. Así es el que hace tesoro para sí y no es rico para con Dios”. (Lucas 12, 19- 21).

Acumulemos tesoros en el cielo y seamos tremendamente ricos para con Dios.

 

B. Gloria y fama

La noche del 8 de diciembre de 1980, un joven se acerca a John Lennon por la espalda y le dispara a bocajarro 5 balas.

Ese joven se llamaba David Chapman, era fan del Beatle al que acababa de abatir, e incluso le había pedido a Lennon, la mañana de ese mismo día, que le firmara un autógrafo en un ejemplar de su nuevo disco Double Fantasy.

¿Cuál fue el motivo de su crimen? Champman confesó más tarde que la única razón por la que asesinó a John Lennon fue porque éste esa muy famoso y él quería llevar a cabo algo que le diera también la fama.

Como Chapman no tenía ningún talento ni ninguna cualidad que le pudiera llevar a alcanzar la fama que tanto ansiaba, decidió que la manera más fácil y rápida de obtener la gloria era matar a alguna celebridad.

Curiosamente, y al igual que Yoko Ono, la mujer de Chapman era japonesa y se llamaba… ¡Gloria!.

Pero esta historia tenía precedentes muy antiguos.

El 21 de julio del año 356 a. C. - según Plutarco el mismo día que nació Alejandro Magno-, un pirómano de la ciudad griega de Éfeso (en Asia Menor) incendia una de las siete maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa de Éfeso, considerado por sus contemporáneos como el más bello del mundo.

Una vez capturado confiesa haber cometido el crimen para que su nombre alcanzara la posteridad. Es por ello que se decide no sólo mantener en silencio su autoría, sino prohibir también dejar constancia del nombre del criminal (damnatio memoriae).

Y así hubiera sido, de no ser por un historiador contemporáneo, natural de la isla de Quíos, llamado Teopompo (Θεόπομπος), que cita en su obra el nombre de Eróstratos o Herostratos (ρόστρατος) como responsable del incendio.

Del nombre de Eróstrato viene el término erostratismo, que según el DRAE es la manía que lleva a cometer actos delictivos para conseguir renombre.

 

C. Poder

Desde Adán y Eva el ser humano ha ido detrás del poder.

En todas las cortes de todos los imperios o reinos se ha intrigado, maquinado y tejido complots para deponer al rey o gobernante de turno y así poder ponerse en su lugar.

Ya desde el siglo VIII a.C. nos es conocida la figura del usurpador en la figura de Sargón II de Asiria.

Usurpadores, traidores, rebeldes, y sediciosos los ha habido en todas las épocas, y no ha habido pueblo alguno sobre la tierra, cuyos soberanos se hayan visto libres de conjuras y asesinatos. Babilonios, egipcios, asirios, persas, griegos y romanos, visigodos, francos, árabes y un largo etcétera han visto cómo sus líderes políticos morían a manos de familiares, supuestos amigos fieles o generales leales, que deseaban alcanzar el poder.

Un ejemplo de lo que el ser humano es capaz de hacer y padecer por obtener o mantenerse en el poder lo tenemos en el rey Herodes I.

El famoso rey Herodes ordenó no dejar con vida a ningún niño menor de dos años en la ciudad de Belén y alrededores, por miedo a que entre dichos niños se hallara el “rey de los judíos” que le pudiera disputar el trono que tanto le había costado alcanzar.

Si observamos la vida de dicho rey Herodes más de cerca veremos que toda su vida fue una batalla constante contra todo y contra todos, para obtener el poder en primer lugar y para mantenerse en él, después.

Tan obsesionado estaba con el poder, que veía conjuras y amenazas por todas partes y nadie estaba a salvo de sus sospechas, ni siquiera sus familiares y amigos más íntimos.

Su padre Antípatro fue envenenado. Dos de sus hermanos murieron en la guerra que mantuvo contra Antígono Matatías por la corona.

Hizo matar a dos cuñados, a un sobrino y a tres de sus propios hijos.

Se tuvo que arrastrar ante varios emperadores romanos para no perder su favor, se hizo extremadamente impopular entre sus súbditos por su servilismo hacia Roma.

Mantuvo guerras contra los nabateos y los bandidos que acosaban su reino.

Toda su vida fue un largo sinvivir, una lucha permanente por no perder la corona. ¿Y de que le sirvió todo su enorme esfuerzo? Murió de una horrible enfermedad y les legó a tres de sus hijos todos sus territorios.

Sus tres hijos, que eran mucho más incompetentes que su padre, no supieron administrar tan bien sus dominios y acabaron perdiéndolos. En dos generaciones todas las regiones que con tanto esfuerzo había ido ganando Herodes I, pasaron a manos de los romanos.

Otro ejemplo, mucho más cercano en la historia, de las terribles consecuencias que tiene para el ser humano las ansias desmedidas de poder, lo podemos ver en la Segunda Guerra Mundial, causa por Adolf Hitler, y su obsesión de controlar Europa.

Los efectos del mayor conflicto bélico nunca visto, fueron:

Entre 50 y 60 millones de víctimas mortales, la mayoría civiles, así como millones de enfermos, heridos y mutilados.

Genocidio de seis millones de judíos, hambrunas entre la población de varios países invadidos por los nazis, perdida de millones de hogares en toda Europa, millones de refugiados y mujeres violadas.

Además de la catástrofe humanitaria debemos destacar la económica.

Se destruyen numerosas fábricas y centros de producción, así como infraestructuras (en Alemania la mitad de las vías férreas quedó inservible).

Se extiende una ideología totalitaria por todo el este de Europa: el comunismo, que suprime todas las libertades y derechos civiles hasta 1990-1991.

Alemania tarda años en recuperar el nivel de riqueza que tenía antes de la guerra.

Las bombas destruyen 4 millones de viviendas en suelo alemán.

Alemania pierde casi un 25% de su territorio, que pasa a manos de sus vencedores, especialmente en Polonia.

12 millones de alemanes que vivían en el este de Europa son expulsados de sus hogares y han de marchar a Alemania.

Numerosas joyas arquitectónicas desaparecen para siempre en toda Europa como efecto de las bombas.

Todas estas pérdidas, tanto humanas como económicas, todo el sufrimiento, todas las familias rotas, por culpa de la ambición desmedida del mayor enemigo de la humanidad en su historia. ¿Y para qué? Para nada.  

  

D. Placer

Hay muchos seres humanos que no persiguen el poder, ni obtener fama o gloria.

Muchos se contentan también con el dinero que tienen o que obtienen al final del mes a cambio de su honrado trabajo.

Pero todos, en mayor o menor medida, persiguen la obtención de placeres o incluso la satisfacción de bajas pasiones como puede ser la venganza.

Si, como decían los latinos, rápidamente se viene la muerte (“cita mors ruit”) y con ella todo se acaba en esta vida, la conclusión que saca el ser humano desde tiempos inmemoriales es: aprovechemos pues la vida.

¿Y cómo se hace eso?

Si preguntáramos a la gente por la calle ¿Cómo se le saca jugo a la vida? La enorme mayoría contestaría cosas como las siguientes:

“Disfruta todo lo que puedas de ella, vive la vida a tope, vive como si no hubiera un mañana, pásatelo en la vida lo mejor que puedas, o a vivir que son dos días… en resumen “comamos y bebamos que mañana moriremos” o bien “que me quiten lo bailao”.

Es un planteamiento completamente hedonista el que tenemos de la vida: debemos sacar el mayor placer que podamos e ignorar todo lo demás.

El poquito tiempo que tenemos en esta vida lo invierte el ser humano en conseguir satisfacer sus apetitos, en disfrutar, en obtener placer.

Para poder costearse esos caprichitos - sean viajes, fiestas, comilonas, buenos coches, ir a esquiar o vestir a la moda- hace falta dinero.

Y como las riquezas nos permiten satisfacer esos goces, pues el dinero se convierte en un objetivo también.

Volvemos aquí a repetir lo que ya hemos mencionado más arriba. No hay nada malo en disfrutar de la vida y gozar de los pequeños placeres de esta vida. Una buena comida, un viaje, comprarse algo de ropa de vez en cuando no tiene nada de malo, siempre y cuando no convirtamos el placer en el centro de nuestra existencia.

 

3. Acumulad tesoros en el cielo

Vamos a abordar en este tercer apartado de nuestro artículo el aspecto más importante del mismo.

Como hemos podido ver más arriba, la vida apenas es un suspiro, un relámpago en medio de una noche eterna, un breve destello, un chispazo fugaz en la oscuridad, que rápidamente se desvanece.

La muerte está acechando, está a la vuelta de la esquina y cuando menos nos lo esperamos se nos lleva de un zarpazo.

Con la muerte se acabó lo que se daba: Game over!

Como alguien dijo una vez, muy acertadamente: “No podemos tomarnos la vida muy en serio porque no saldremos vivos de ella”.

Resumiendo, “polvo somos y en polvo nos convertiremos”, como dicen los sacerdotes católicos a sus fieles el miércoles de ceniza.

Todo lo que hagamos en esta vida de nada vale, pues está condenado a desaparecer.

Aun a riesgo de agotar la paciencia del lector con más citas latinas, no nos resistimos aquí a aportar tres más (las últimas ya):

- “Mortale est omne mortalium bonum” (Metrodorus, frg. 35. Bei Seneca. Epistulae morales XVI, 98,9): Perecederos son todos los bienes de los mortales.

- “Mortalia facta peribunt” (Horacio. De arte poética 68): Todas las cosas hechas por los mortales desaparecerán.

- “Nihil esse in vita propium mortali datum“ (Lucilius. Saturae 27, 2, 742): Nada le es dado en la vida a un mortal que sea para siempre.

¿Quién fue el necio, quién el sabio, quién el mendigo y quién el emperador?
Wer war der Thor, wer Weiser, wer Bettler oder Kaiser?

¿Qué podemos hacer entonces con nuestra vida?, ¿Dónde podemos invertir que no esté sujeto a los vaivenes de las crisis financieras, ni a la codicia de los ladrones, ni a la inflación?, ¿Qué acciones podemos adquirir que tengan valor eterno? 

Oigamos aquí el mejor consejo financiero que se ha dado nunca. Dicha indicación nos la dio Jesús y está recogida en el evangelio de Mateo: 

No acumulen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón”. (Mateo 6, 19-21) RVA 2015.

Muchos se preguntan cuando leen o escuchan estas palabras: ¿De qué tesoros habla Jesús exactamente?

 

¿Qué tesoros debemos acumular?

Jesús hablaba en varias ocasiones de tesoros en los símiles y parábolas que usaba cuando predicaba la Palabra.

La metáfora de los tesoros tiene dos significados:

En primer lugar, Jesús comparaba el Reino de Dios con un tesoro: 

 El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre descubrió y luego escondió. Y con regocijo va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo”.

“Además, el reino de los cielos es semejante a un comerciante que buscaba perlas finas. Y habiendo encontrado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. (Mateo 13, 44-46) RVA 2015.

Sabiendo de la codicia del hombre y la fortísima atracción que los tesoros y riquezas han ejercido siempre en el ser humano, Jesús compara la obtención del Reino de Dios con la adquisición de un tesoro o una perla de gran valor.

La mayor ganancia, el mayor premio que puede alcanzar el hombre es conseguir entrar en el Reino de los cielos, y eso se obtiene únicamente, abrazando a Jesús.

El segundo significado que tiene la palabra tesoro en las alegorías de Cristo, es el de aquellas acciones que realiza el hombre en nombre de Jesús.

Veamos algunos ejemplos:

- “Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”. (Mateo 19, 21). RVA 2015.

- “Entonces, al mirarlo Jesús, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: Anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme»”. (Marcos 10, 21). RVA 2015.

-  “«Vendan sus bienes y den ofrendas de misericordia. Háganse bolsas que no se envejecen; un tesoro inagotable en los cielos donde no se acerca el ladrón ni la polilla destruye. Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón»”. (Lucas 12, 33-34) RVA 2015

- “Jesús, al oírlo, le dijo: «Aún te falta una cosa: Vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme»”. (Lucas 18, 22) RVA 2015

En la carta de Pablo a Timoteo, hablando el apóstol sobre los ricos, leemos:

Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, que sean generosos y dispuestos a compartir, atesorando para sí buen fundamento para el porvenir para que echen mano de la vida verdadera” (1 Timoteo 6, 18-19). RVA 2015.

 

¿Cómo se consiguen esos tesoros?

Werner Gitt remite al apóstol Pablo para contestar a esta pregunta. Leemos en su carta a los Colosenses:

Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. (Colosenses 3, 17) RVA 2015

Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven!“ (Colosenses 3, 23-24) RVA 2015.

El mismo Werner Gitt lo resume en una frase: “Todas las obras que hagas en nombre de Jesús son un tesoro”.

Jesús nos exhorta a almacenar tesoros, es decir, a producir fruto, a realizar obras.

Y ¿Cuál de entre todas las buenas obras es la más importante que podemos realizar?

Respuesta: la obra más grande que podemos realizar es extender el Evangelio.

El mismo Jesús comienza su ministerio predicando la Buena Nueva:

Después que Juan fue encarcelado, Jesús se fue a Galilea predicando el evangelio de Dios, y diciendo: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!”. (Marcos 1, 14-15) RVA 2015.

Continuamente exhortaba a sus discípulos a salir a dar a conocer el Evangelio:

- “Por tanto, id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado”. (Mateo 28, 19-20). RVA 2015

- “«Jesús les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres»” (Marcos 1, 17) RVA 2015

- “Jesús respondió: —Vámonos de aquí a otras aldeas cercanas donde también pueda predicar; para esto he venido. Así que recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios”. (Marcos 1, 38-39) RVA 2015.

- “Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios”. (Marcos 3, 13-15) RVA 2015

Les dijo: «Id por todo el mundo y anunciad las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado»”. (Marcos 16, 15-16) RVA 2015

- “«Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios» le replicó Jesús. (Lucas 9, 60) RVA 2015.

Predicando la Buena Nueva, dando a conocer la Palabra de Dios, propagando su mensaje, proclamando que Jesús es Dios, anunciando que murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día, y ganando gente para el Reino de Dios, es como se obtienen los mayores tesoros en el Cielo.

Debemos tener muy en cuenta que Cristo nos conmina a ponernos en marcha con una frase en imperativo: ¡Haceos tesoros en el cielo!

¡Jesús nos está dando una tarea y no podemos quedarnos de brazos cruzados!

 

3. ¿Cómo valora Dios los tesoros qué hemos reunido?

Para contestar de la mejor manera a esta pregunta hemos acudido a las sabias reflexiones que al respecto hizo el Profesor Werner Gitt.

El profesor Werner Gitt, al que más adelante le dedicaremos varios artículos en este blog, presentó sus ideas en una conferencia titulada “Sammelt euch Schätze im Himmel” (Acumulad tesoros en el cielo) que se puede ver en YouTube:

https://www.youtube.com/watch?v=n66A-QyA-T8

Lamentablemente el vídeo está disponible tan sólo en luenga alemana, pero aquí recojo las ideas principales del mismo.

El profesor Werner Gitt nos explica en su charla, que después de mucho reflexionar llagó a las siguientes conclusiones (todas las ideas expuestas en esta sección están sacadas del Profesor Werner Gitt. El autor de este artículo se hace eco de ellas y las recoge aquí traducidas al español):

- Nuestra tarea en esta tierra es sembrar la Palabra de Dios.

- Debemos sembrar a espuertas, generosa y abundantemente.

- Jesús nos ha encargado que salgamos a la calle y hagamos saber a todos que en el Reino de Dios hay sitio para todos. Todo el mundo está invitado a entrar en los Cielos. Todo aquel que quiera compartir la eternidad con Jesús y el Padre tiene un lugar reservado. Simplemente hay que querer recibir la vida eterna, arrepentirse y poner nuestras vidas en manos de Jesús.

- Este es el mensaje del Evangelio. Así de corto y de sencillo.

- Todo el planeta es el campo de siembra. Podemos sembrar la Palabra en nuestro vecindario, en nuestro trabajo, en nuestro entorno más cercano o irnos a las antípodas a dar a conocer la el Evangelio.

- Cuanto más sembremos mayor será nuestra cosecha y más tesoros acumulamos en el Cielo.


Veamos qué criterios utiliza Jesús a la hora de recompensar.

El profesor Werner Gitt nos habla de siete principios a tener en cuenta:

 

1. Jesús recompensa de manera proporcional

Cuanto más trabajo realicemos, mayor será la recompensa.

Y digo esto: El que siembra escasamente cosechará escasamente, y el que siembra con generosidad también con generosidad cosechará”. (2 Corintios 9, 6) RVA 2015.

 

2. A todos nos dan un don y de todos se espera un fruto

Werner Gitt se va a servir ahora de dos parábolas para explicar y argumentar sus siguientes 6 principios.

Se trata de:

a) la parábola de las monedas de Mateo (Mateo 25, 14-30) y

b) de la parábola del dinero de Lucas (Lucas 19, 11-27).

Parábola de los diez talentos. Andrei Nikolayevich Mironov. 2013

El segundo principio que observa Werner Gitt en lo tocante a la recompensa se podría formular de la siguiente manera: A todas las personas se les entrega un don y por lo tanto, de todos se espera que obtengamos un fruto.

 

3. Jesús recompensa de manera justa

Al siervo que había multiplicado por diez el dinero encomendado se le entrega autoridad sobre diez ciudades y a aquel otro que había obtenido cinco veces más beneficio, se le concede el gobierno de cinco ciudades.

Aquí vemos un principio de proporcionalidad exacto.

No todos recibimos los mismos dones: unos reciben más y otros menos. Pero la recompensa será proporcional a lo trabajado.

 

4. Jesús recompensa de manera extraordinariamente generosa

Jesús nos promete: 

Den, y se les dará; medida buena, apretada, sacudida y rebosante se les dará en su regazo”. (Lucas 6, 38) RVA 2015.

Bienaventurados son cuando los vituperen y los persigan, y digan toda clase de mal contra ustedes por mi causa, mintiendo. Gócense y alégrense, porque su recompensa es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes”. (Mateo 5, 11-12)

Bienaventurados son cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí y los vituperan, y desechan el nombre de ustedes como si fuera malo, por causa del Hijo del Hombre. Gócense en aquel día y salten de alegría porque he aquí su galardón es grande en el cielo; pues así hacían los padres de ustedes a los profetas”. (Lucas 6, 22-23)

Aquí vemos la generosidad con la que Jesús recompensará a sus siervos.

 

5. El que acoge a un siervo de Dios, recibe el salario del siervo de Dios.

 El que los recibe a ustedes a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió. El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá recompensa de justo. Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente porque es mi discípulo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa”. (Mateo 10, 40-42) RVA 2015.

Si, por ejemplo, acogemos a un misionero en nuestro hogar, obtendremos la misma recompensa en el Reino de los Cielos que ese siervo de Dios al que hemos alojado en nuestra casa.

Si hospedamos a alguien porque es un profeta, recibiremos en los cielos el mismo premio que ese profeta. Tan solo por haberlo albergado y atendido en nuestra morada.

Debemos ser conscientes de que aquí nos encontramos con una lógica que va más allá de la razón humana. Esta forma de recompensar es divina.

 

6. Al que tiene se le dará más pero al que no tiene se le quitará lo que tenga.

- Mateo nos dice al respecto: “Su señor respondió y le dijo: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí? Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses. Por tanto, quítenle las mil monedas y denlas al que tiene diez mil monedas”. (Mateo 25, 26-28) RVA 2015

- Y Lucas: “Y dijo a los que estaban presentes: «Quítenle el dinero y denlo al que tiene más dinero». Ellos le dijeron: «Señor, él ya tiene mucho dinero». Él respondió: «Pues yo les digo que a todo el que tiene, le será dado; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado»”. (Lucas 19, 24-26) RVA 2015

 

7. El que no trabaje será castigado

Al siervo inútil échenlo en las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes”. (Mateo 25, 30) RVA 2015.

Es interesante e importante darse cuenta de que ya sabemos qué recompensa nos espera. No va a haber sorpresas, no nos vamos a encontrar con un castigo o un premio inesperado. Jesús nos deja bien claro cómo se va a producir el reparto de retribuciones.

 

4. Conclusión

Seamos conscientes de que la vida es fugaz y de que todo lo que en ella hagamos desaparecerá.

Cambiemos el chip y establezcamos prioridades muy claras en nuestra vida.

Pongamos a Jesús en el centro de nuestras vidas y establezcamos como objetivo principal la acumulación de tesoros    en el cielo.

Sigamos el ejemplo de María que dejo sus quehaceres para escuchar a Jesús. No hagamos como su hermana Marta que desatendió a Jesús para dedicarse a sus tareas.

El Señor, le dijo: «Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada»”. (Lucas 10, 41-42) RVA 2015

 

Mencionábamos unos versículos del Libro del Eclesiastés al principio de este artículo y ahora lo cerramos con otra cita muy similar del mismo libro:

«Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud: antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: “No tengo en ellos contentamiento»” (Eclesiastés 12, 1) RVA 2015, porque “Es que el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio. «Vanidad de vanidades», dijo el Predicador; «todo es vanidad». (Eclesiastés 12, 7-8) RVA 2015.

 

Señor, gracias por explicarnos de forma tan clara qué esperas de todos nosotros. Danos fuerzas y valor para llevar a cabo la misión de sembradores de tu Palabra que nos has encomendado. Te pedimos que podamos obtener una gran cosecha y que cuando nos encontremos con tu Hijo en los cielos, estéis satisfechos con nuestro trabajo realizado. No dejes que nos apartemos de tu camino y nos distraigamos con los problemas de este mundo”.  


Fuentes:

- Todas las citas bíblicas están sacadas de la biblia Reina Valera Actualizada 2015

- Todas las imágenes están sacadas de Wikipedia.