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viernes, 27 de marzo de 2020

¿Quién fue Berenice?

1. Introducción
2. Familia
        Hermanos
      Matrimonios
            A. Marco Julio Alejandro
            B. Herodes de Calcis
            C. Polemón II de Ponto
            D. Romance con el general romano Tito
3. Berenice en la Primera guerra judeo-romana
4. Berenice en las fuentes clásicas
      1. Aurelius Victor
2. Dion Casio
3. Flavio Josefo
4. Juvenal
5. Quintiliano
6. Suetonio
7. Tácito
5. Berenice en los Evangelios
6. Berenice en las artes
7. Curiosidades sobre Berenice

1. Introducción
Berenice (en griego Βερενίκη), también conocida como Julia Berenice fue una de las tres hijas del rey Herodes Agripa I, concretamente la mayor de ellas, pues nació, probablemente en Roma, en el año 28 d. C., con lo cual era seis años mayor que su hermana Mariamna, que nació en el año 34 d.C. (y de la cual no nos vamos a ocupar en este blog, pues no aparece mencionada en la Biblia).
Con su hermana pequeña Drusila se llevaba diez años de diferencia, ya que ésta nació en el año 38 d.C.

El hecho de que su hermana Drusila fuera bastante más joven que ella, y, según Flavio Josefo, muchísimo más hermosa que Berenice, hizo que su hermana la envidiara toda su vida.
Berenice era una princesa judía, al igual que sus hermanas.

Estuvo casada varias veces, y siempre por breves periodos.
Al parecer, cansada de fracasar en sus matrimonios, decidió irse a vivir al palacio de su hermano Herodes Agripa II, con el que, según aseguran las malas lenguas mantenía relaciones incestuosas.
Fue amante del general romano Tito, el cual, cuando se convirtió en emperador de Roma en el año 79 d.C., rompió su relación con Berenice, por no considerarla adecuada.

2. Familia
Berenice era hija del rey Herodes Agripa I y su mujer Cipros (Kypros).

Hermanos
De la unión de Herodes Agripa I y Cipros surgieron 5 hijos.
1. El más mayor de ellos era Herodes Agripa II, al cual hemos dedicado un artículo (que tienes más arriba) y que nació en el año 27 d.C.
2. Le sigue Berenice, nacida en el 28 d.C.
3. Después está Mariamna, que vino al mundo en el año 34 d.C.
4. La más pequeña de las hermanas, como hemos señalado (y a la que hemos dedicado un artículo en este blog) es Drusila, que nació en el año 38 d.C.
5. Flavio Josefo menciona un quinto vástago del rey Herodes Agripa I, de nombre Druso, y del que se nos dice que murió muy joven. Se desconoce si era el benjamín de la familia o si, por el contrario, era mayor que alguna de sus hermanas.

Matrimonios

A. Marco Julio Alejandro
Una jovencísima Berenice, de tan solo 13 años, se casó por primera vez, en el año 41 d.C. con Marco Julio Alejandro (Marcus Iulius Alexander) hijo del Alabarco de Alejandría Tiberio Julio Alejandro (Tiberius Iulius Alexander).

Al parecer fue el propio emperador Claudio quien propició la unión de la princesa Berenice, hija de su buen amigo Herodes Agripa I, con el hijo del Alabarco de Alejandría, al cual había sacado de la prisión, donde anteriormente lo hubiera metido su predecesor Calígula.

Tanto Herodes Agripa I como el Alabarco de Alejadría, Tiberio Julio Alejandro, habían conspirado juntos para ayudar a Claudio a llegar a obtener el poder en Roma.
Alabarco (λαβάρχης) era el oficial o magistrado que lideraba a la población judía de Alejandría en el periodo griego.

Este Marco Julio Alejandro era sobrino del filósofo y teólogo Filón de Alejandría, pues Filón y su padre Tiberio Julio Alejandro eran hermanos.

El Alabarco Tiberio Julio Alejandro, aun a pesar de ser judío, recibió el extraordinario privilegio de obtener la ciudadanía romana, privilegió que transmitió a sus hijos.

El hermano mayor de Marco Julio Alejandro era Tiberio Julio Alejandro, que hizo una exitosa carrera como político y militar, y llegó no sólo a ser Epistratega de Tebas, sino que también se convirtió en procurador de la provincia de Judea entre los años 46-48d.C., mientras fue emperador Claudio.
Veinte años más tarde, siendo emperadores Nerón y Galba, Tiberio llego incluso a hacerse con prefectura de Egipto, entre los años 68 y 69 d.C. 

Mientras que su hermano Tiberio triunfaba en la política, Marco se dedicó al comercio, más concretamente a la importación y exportación.

B. Herodes de Calcis
Marco Julio Alejandro fallece joven, tras sólo tres años de matrimonio, a finales del año 44 d.C.
Su jovencísima viuda Berenice, que a la sazón contaba con tan sólo 16 años y no había tenido hijos, decide buscarse un nuevo marido y es así como acaba casándose con su tío Herodes de Calcis.

Como ya hemos podido leer en numerosas ocasiones, esta costumbre de contraer matrimonio con parientes estaba fuertemente arraigada en la familia Herodes.

Ese mismo año de 44 d.C. el Emperador Claudio había nombrado a Herodes de Calcis rey de la región libanesa de Calcis, por lo que al casarse con él Berenice se convirtió en reina de dicha región montañosa.

Con su nuevo marido, Herodes de Calcis, engendró dos hijos varones:
a) Bereniciano e
b) Hircano

A la muerte en el año 44 d.C. del rey Herodes Agripa I, que era el padre de Berenice y también hermano de Herodes de Calcis, este último se dirige al Emperador Claudio para solicitarle que le conceda el privilegio de disponer del Templo de Jerusalén (prebenda que había tenido hasta su muerte su hermano Herodes Agripa I).
Claudio accede a la petición del rey de Calcis.
Esta concesión le otorgaba a Herodes de Calcis también el derecho de:
a) nombrar a los Altos Sacerdotes
b) custodiar los vestidos ceremoniales de dichos Sumos Sacerdotes
c) Administrar el tesoro del Templo.

Tampoco le dura mucha mucho el matrimonio con su segundo marido, tan solo 4 años, pues en el año 48 d.C. fallece Herodes de Calcis. De nuevo se queda viuda Berenice, ahora con veinte años.
Tras la muerte de Herodes de Calcis su reino cae en manos de su sobrino y a la vez cuñado, Herodes Agripa II, hermano de Berenice.

Dado que Herodes Agripa II era muy joven para heredar el reino de su padre Herodes Agripa I, cuando éste muere, el emperador Claudio decide convertir dicho reino en la provincia romana de Judea.

Para compensar a Herodes Agripa II, el mismo emperador le concede 4 años más tarde, a la muerte de su tío Herodes de Calcis, dicho reino de Calcis.

Aristóbulo, el primogénito de Herodes de Calcis de su primer matrimonio con Mariamna, al cual tocaba en justicia heredar el reino de Calcis se queda sin nada.

Años más tarde Aristóbulo se casará con la famosa Salomé, aquella que pidiera la cabeza de Juan Bautista en un plato, y recibirá a su vez, en compensación por la pérdida del reino de Calcis, otro reino: el de Armenia Inferior (un pequeño reino cliente de Roma).

C. Polemón II de Ponto
Al enviudar Berenice por segunda vez, Berenice decide permanecer un tiempo soltera.
Durante unos años vivirá con su hermano Herodes Antipas II, el cual, como acabamos de relatar había recibido del emperador Claudio el reino de Calcis, que gobernara su difunto marido.

Las malas lenguas comienzan a difundir el rumor de que Berenice mantiene relaciones incestuosas con su hermano Herodes Agripa II.

La acusación era grave, pues para los judíos piadosos las relaciones sexuales entre hermanos eran una auténtica aberración.

Flavio Josefo nos cuenta que Berenice intentó poner fin a dichas habladurías proponiéndole matrimonio al rey Polemón de Cilicia (Marcus Antonius Polemon Pythodoros, también conocido como Polemón II de Ponto).

Parece ser que lo que realmente movió a Polemón II de Ponto a contraer matrimonio con Berenice fue la enorme fortuna que esta princesa poseía.

Para cumplir con lo que estaba mandado para todo aquel que deseara casarse con una princesa judía, Polemón II se hizo circuncidar y abrazó la fe judía.

Tantos afanes fueron vanos para Polemón, pues al poco tiempo Berenice lo abandonó para volver a vivir junto a su hermano Herodes Agripa II.

Al parecer Polemón renunció a su nueva religión en cuanto se vio despreciado. Pero según otra leyenda, Polemón conoció al Apóstol Bartolomé y se hizo cristiano, para volver, al cabo de un tiempo, al paganismo.

D. Romance con el general romano Tito
En el año 66 d.C. estalla la Gran Revuelta Judía (también llamada Primera Guerra Judeo-romana).
Cayo Cestio Galo, gobernador de Siria, debe marchar a Galilea y a Judea a sofocar la rebelión.
Tras un primer éxito en la batalla de Beit She'arim, parte hacia Jerusalén para tomar la ciudad, pero fracasa ante una defensa encarnizada.

El emperador Nerón pone al mando de los ejércitos en Judea al general Vespasiano (el cual más tarde será también emperador) y le encarga que continúe la guerra y aplaste el levantamiento.

Acude Vespasiano a ponerse al frente de las legiones romanas y se trae a su hijo Tito de acompañante.
Una Berenice de 40 años decide echarse de amante al hijo del general romano y de esta manera comienzo un idilio con Tito, que, a la sazón, tenía 11 años menos.

En el año 69 d.C., cuando peor estaba la situación del conflicto judeo-romano se produce una pequeña guerra civil en Roma por el control del trono imperial.

En aquel año, que ha pasado a la historia como “el año de los cuatro emperadores”, Roma llegó a tener cuatro emperadores seguidos:
a) Galba
b) Otón
c) Vitelio
d) Vespasiano.
A la muerte del emperador Nerón en junio del año 68 d.C. se produce una pequeña guerra civil entre generales romanos por el poder. Dicha guerra no cesará hasta diciembre del año 69 d.C., cuando alcance a vestir la púrpura imperial Vespasiano, quien pone fin a las contiendas, estabiliza Roma y establece una nueva dinastía, la dinastía Flavia.

El primero en hacerse con el trono imperial es Galba, el cual escasamente podrá disfrutar del gobierno siete meses, pues fue asesinado por su propia guardia pretoriana en el mismo foro de Roma.
El cerebro del complot que le costó la vida a Galba fue Marco Salvio Otón, quien se convirtió inmediatamente en emperador de Roma.

Moneda con la efigie del emperador Galba

Al parecer, entre los motivos que tenía Otón para deshacerse de Galba, no sólo estaba el usurpar su trono, sino también vengar a su amigo Nerón, contra el cual Galba se había alzado para destronarle.
Un tercer motivo pudieron ser también las políticas de austeridad que Galba había querido llevar a cabo.

Moneda de oro con la efigie del emperador Otón

Pero Otón tampoco pudo paladear mucho el dulce sabor del poder, pues apenas llevaba 3 meses y un día como emperador cuando cayó a manos de Aulo Vitelio Germánico, el tercer emperador en tan solo nueve meses transcurridos tras la muerte de Nerón.

Vitelio se encontraba en Colonia, al mando de la provincia romana de Germania Inferior, cuando decidió dirigirse a Roma y tomarse el mando con sus ejércitos, como efectivamente hizo.
El 19 de abril del año 69 d.C. es nombrado emperador por el Senado Romano.

Moneda con la efigia del emperador Vitelio

Este tercer emperador tuvo también un reinado efímero, pues tan solo ocho meses de su toma de poder perecía a manos de los soldados de Vespasiano.

Dichos soldados se hallaban acantonados en las provincias orientales del Imperio Romano. Cuando se enteraron de que Vitelio se había dirigido con sus tropas a Roma a dar un golpe de estado determinaron hacer lo mismo y declararon emperador a su general Vespasiano.

Berenice que había apoyado económicamente a Vespasiano en su carrera por llegar al trono sin escatimar en gastos, se convierte de esta manera en una figura muy importante dentro de la familia Flavia.

Una vez Vespasiano es hecho emperador, recae en su hijo Tito la responsabilidad de dirigir los ejércitos romanos en oriente para acabar con las revueltas de los judíos.

Sestercio con la efigie del emperador Vespasiano y la leyenda Iudea Capta

A los pocos meses del nombramiento de su padre como emperador, el general Tito logra entrar en Jerusalén produciéndose un auténtico baño de sangre entre los resistentes.

El Templo de Jerusalén es pasto de las llamas. Los judíos se quedan sin su santuario.
En el año 71 d.C. vencido y desarmado el bando rebelde judío, excepto un grupo de fanáticos que resistieron en la fortaleza de Masada, el general Tito deja Judea para marchar a Roma.

Berenice no marcha con él sino que espera cuatro años para volver a reencontrase con el general romano.    

Tantos meses de separación habían enfriado la antigua pasión que Tito sintiera por Berenice. Cuando esta se encuentra con su antiguo amante en la capital del imperio tendrá que desplegar todas sus habilidades en el arte de la seducción para reconquistar a Tito.

Berenice tiene éxito en su empresa y consigue que Tito la convierta de nuevo en su amante. Pasará, de esta manera a vivir con él en el palacio imperial.
Como veremos más tarde esa convivencia entre la princesa judía y el general romano se convertirá en la comidilla de los romanos, para desagrado de Tito.

Dichas habladurías no hubieran tenido la menor importancia si no fuera porque un senador tuvo la mala ocurrencia de reprocharle a Tito su relación amorosa con Berenice, lo cual le costó la cabeza a dicho senador.
Pero este infeliz padre conscripto no fue el único en pagar con su vida el atrevimiento de comentar en voz alta su parecer sobre la vida privada del general Tito, a la sazón hijo del Emperador.
Se nos ha relatado que un cínico de nombre Heras también perdió la cabeza por mofarse en unas diatribas del idilio que Tito mantenía con Berenice.

Al parecer dicho Heras no pensaba que la cosa fuera a llegar a mayores, pues confiaba en que el castigo que se impusiera por sus burlas no pasara de unos cuantos azotes, como ya le ocurriera a su compañero Diógenes, filósofo cínico como él, que también tuvo la osadía de despacharse bien a gusto sobre su parecer y el del pueblo romano sobre los amoríos de Tito, en un teatro al completo. La pena a la que se sometió a Diógenes fueron unos cuantos latigazos por deslenguado.  

Uno de los rumores que corría de boca en boca en la Roma de aquellos años era que, al parecer, Tito le había prometido a Berenice desposarla.

Sea como fuere, lo cierto es que Berenice vivía con esa esperanza y de hecho se comportaba con un porte y una pompa como si fuera realmente la esposa del heredero al trono imperial.
Berenice tenía cada vez más influencia en la vida y decisiones políticas de Roma y eso molestaba, cuando no directamente irritaba, a los ciudadanos romanos, que no podían aceptar que una princesa extranjera tuviera tanto peso en las altas esferas.

Para mayor escarnio se trataba de una princesa judía, es decir, perteneciente a un pueblo que escasos años antes había protagonizado una de las revueltas más virulentas que los romanos tuvieron que sofocar.

Esta hostilidad del pueblo romano hacia Berenice fue lo que acabó con la relación de la princesa con Tito, pues cuando éste se convirtió en emperador en el año 79 d.C., se percató de que no era conveniente seguir con la hija de Herodes Agripa I si quería contar con el afecto y simpatía de su pueblo.

Haciendo de tripas corazón rompió su relación con Berenice y la envió de vuelta a Judea.
Es posible que la edad de Berenice también desempeñara un papel importante a la hora de tomar la decisión de abandonarla.

Si tenemos en cuenta que Berenice nació en el año 28 d.C. y que Tito fue hecho emperador en el año 79 d.C. y hacemos un rápido cálculo, veremos que Berenice debía de tener 50 o 51 años cuando Tito llegará a lo más alto de su carrera.

Si Tito deseaba tener descendientes y que continuara la dinastía Flavia que su padre Vespasiano con tanto éxito instaurara, debía contraer matrimonio
a) Con una mujer más joven y que por lo tanto pudiera darle hijos
b) Con una mujer romana o por lo menos no judía, ya que los judíos habían ocasionado un violentísimo levantamiento contra la autoridad en una provincia oriental del imperio romano.
Después de despedirse del que fuera por más de una década su amante, Berenice desaparece de la historia, ya que ningún escritor consigna el más nimio detalle sobre su vida.

3. Berenice en la Primera guerra judeo-romana
El historiador Flavio Josefo, actor importante y testigo de lujo de esta Primera guerra judeo-romana , nos muestra una imagen muy positiva de la princesa Berenice, la cual aparece en sus escritos como un modelo de abnegación y sacrificio por el bienestar y la justicia de su pueblo judío.

Podemos leer seis intervenciones de Berenice para preservar la seguridad de su pueblo y cómo no siempre sus desvelos son agradecidos como se debiera.

a) Cuando las tropas romanas a las órdenes del procurador de Judea, Gesius Florus, cometen todo tipo de tropelías contra los judíos, lo cual se convertirá en la causa del levantamiento del año 66 d.C., Berenice decide intervenir. Su hermano Herodes Agripa II está ausente, ya que se encuentra en Alejandría y es Berenice, la que considera que debe actuar.

Primero decide enviar agentes a Floro para hacer entrar en razón al procurador romano y que, de esta manera, ponga fin al derramamiento de sangre que estaba teniendo lugar.

b) Viendo que sus enviados no tienen éxito, resuelve, después de una larga noche de insomnio, personarse ella ante Floro, descalza, como una suplicante, aun a riesgo de perder su vida, pues ni a los judíos más prominentes respetaban los soldados romanos. De hecho Josefo nos cuenta que la reina Berenice debe huir a su palacio, pues a punto está de morir asesinada.

c) Desesperada ante la cerrazón y crueldad de Floro Berenice no ve otra salida que escribir una misiva al gobernador de Siria, Cayo Cestio Galo, explicandole cómo está la situación en Judea y cómo se comporta su subordinado Gesio Floro.

d) Finalmente, llega de Alejandría su hermano Herodes Agripa II, el cual, ante la gravedad de los acontecimientos, determina pedir calma ante su pueblo, en un discurso que dirige a sus subditos desde el balcón de su palacio, en el cual está presente su hermana Berenice apoyándole.  

e) Los judíos más exaltados interpretan su llamamiento a la calma como una abierta sumisión del rey a las autoridades romanas.

El pueblo se indigna, crecen las tensiones y se produce un intento de apedreamiento de Herodes Agripa II y su hermana Berenice, los cuales deben abandonar a toda prisa Jerusalén.
Ante el supuesto colaboracionismo de ambos hermanos herodianos, pues así lo ven los grupos judíos más exaltados, como los sicarios, los más fanáticos dictaminan tomar represalias: les incendian el palacio en el que ambos residían.

Algunos estudiosos han querido ver en el comportamiento de Berenice, o en la figura que nos presenta Flavio Josefo, un modelo de mujer bíblico que nos podemos encontrar en otras féminas como Ester o Judit.

f) Una vez reconquistada  Galilea por los soldados romanos, Berenice intercede ante el emperador Vespasiano para proteger  al historiador judío, y archirival de Flavio Josefo, Justo de Tiberiades.
Justo de Tiberiades estaba acusado de haber colaborado con los rebeldes judíos y el mismo emperador reclamaba su cabeza.

Para salvaguardar la seguridad de dicho Justo de Tiberiades, Berenice le pide a su hermano Herodes Agripa II que lo nombre su secretario personal.

4. Berenice en las fuentes clásicas
La figura de Berenice debió de resultar muy interesante a los historiadores de la época, seguramente debido a su relación amorosa con el famoso general romano, hijo del emperador Vespasiano, y que 10 años después de que su padre llegara al trono, se convirtió a su vez en emperador también. 

Quizá el hecho de haber tenido un papel importante en la llamada I Guerra Judía también despertara en interés de los escritores de su tiempo.

Sea como fuere, lo cierto es que, además de aparecer mencionada tres veces en los Evangelios -como más adelante veremos- tenemos nada menos que siete escritores romanos que nos dan información de Berenice. (Con la excepción de Flavio Josefo que era un judío romanizado).

Estos escritores son:

1. Aurelius Victor
2. Dion Casio
3. Flavio Josefo
4. Juvenal
5. Quintiliano
6. Suetonio
7. Tácito

Veamos, uno por uno, que nos cuentan dichos literatos de la famosa princesa judía.

1. Aurelius Victor
Sexto Aurelio Víctor (en latín Sextus Aurelius Victor) fue un historiador romano que vivió aproximadamente entre los años 320 dc: y 390 d.C.

A este escritor latino se le ha atribuído tradicionalmente la autoría de la obra “Epitome de Caesaribus“.

La verdad es que según uno de los títulos de la obra, concretamente “Libellus de vita et moribus imperatorum breviatus ex libris Sexti Aureli Victoris” (folleto abreviado sobre la vida y las costumbres de los emperadores, ex libris de Sextus Aurelius Victor), se nos dice que la obra está inspirada en el “Libro de los Césares” de Aurelio Víctor pero se sabe que procede de la mano de un autor anónimo y que probablemente era pagano, pues muestra un desconocimiento absoluto sobre el cristianismo.

En esta obra “Epitome de Caesaribus” aparecen en 48 capítulos las biografías de los emperadores que van desde Augusto (Emperador de 27 a.C. hasta 14 d.C.) hasta la muerte del emperador Teodosio I en el año 395 d.C.

En algunos puntos el autor anónimo (también conocido como pseudo Aurelio Victor) utiliza información sacada de la obra “Liber de Caesaribus” del auténtico Aurelio Victor, obra que se debió de publicar entre los años 360 - 361 d.C., y que sólo llega hasta el emperador Constantino II. (que falleció ese mismo año de 361 d.C.).

En dicha obra “Epítome de Caesaribus” se menciona dos veces a la princesa Berenice:

1. La primera vez es en el capítulo 9, párrafo 4, donde se nos dice (hablando de Tito):
4. “Entre otras cosas, ordenó que asesinaran a Caecena, un cónsul, apenas se levantó éste de la mesa, pues le habían invitado a cenar, por la sospechas que tenía la libertina Berenice, su propia esposa”.

Tito y Berenice sospechaban que el tal Caecena andaba hablando mal de su relación a sus espaldas, y como ya comentamos más arriba, no tuvieron reparos en poner fin a los rumores acabando con la vida de aquellos que los propalaban.

2. La segunda mención a Berenice la encontramos en el mismo capítulo 9, en el párrafo 7 (también hablando de Tito)
7. “Luego, cuando Tito se tuvo que someter a las normas que se exigen a todo emperador, le ordenó a Berenice, despreciando las promesas de matrimonio que le hiciera, que regresara a su casa (Judea)”.

Tito abandona la relación con Berenice al considerarla inadecuada e improcedente, pues el pueblo romano odiaba a la princesa por su origen judío. Berenice tiene que volver a Judea.

2. Dion Casio
Dion Casio (Lucius Claudius Cassius Dio Cocceianus) fue un político e historiador romano, que vivió entre los años 163 d.C. y 235 d.C. aproximadamente, y que escribió una historia de Roma que abarcaba desde sus orígenes hasta los años en que Dion puso por escrito su obra, la cual nos ha llegado sólo en parte a nuestros días.

En dicha obra, llamada “Historia Romana”, y que consta de 80 libros nos podemos encontrar también dos menciones a Berenice.

Ambas están en el libro LXV.

1. La primera mención la encontramos en el párrafo 15 (libro LXV, Historia Romana)
Berenice estaba en el apogeo de su poder y, en consecuencia, vino a Roma junto con su hermano Agripa. A este último se le otorgó el rango de pretor, mientras ella vivía en el palacio con Tito. Ella esperaba casarse con él y ya se estaba comportando en todos los aspectos como si fuera su esposa; pero cuando Tito se dio cuenta de que los romanos estaban disgustados con la relación, la echó. Porque, además de todos los rumores que había, ciertos sofistas de la escuela cínica lograron entrar de alguna manera en la ciudad también en este momento; y primero Diógenes, entrando al teatro cuando estaba lleno, denunció a la pareja en un discurso largo y agresivo, por el cual fue azotado; y después de él, Heras, que no esperaba un castigo más severo, gritando, dio rienda suelta a una diatriba sin sentido, al verdadero estilo cínico, y por eso fue decapitado”.

2. La segunda mención la encontramos en el párrafo 18 (libro LXV, Historia Romana)
Tito después de convertirse en gobernante no cometió ningún acto de asesinato o de pasión amorosa, sino que se mostró recto, así como suspicaz y moderado, aunque Berenice volvió a Roma”.

Es precisamente esta mención que hace aquí Dion Casio de Berenice, la que ha dado pie a numerosos historiadores a pensar que, efectivamente, Berenice volvió una vez más a Roma, por la razón que fuere, una vez repudiada por Tito en el año 79 d.C., cuando, al ser nombrado emperador, vio que no le quedaba más remedio que deshacerse de su compañera sentimental si quería ser respetado y apreciado por sus súbditos.

3. Flavio Josefo
Flavio Josefo ​fue un historiador judío, que vivió entre los años 37- 38 d.C. hasta pasado el año 100 d.C.

Participó en la revuelta que protagonizaron sus paisanos contra los romanos en el año 66 d. C.
Fue hecho prisionero y llevado a Roma, donde se convirtió en el protegido de la familia imperial Flavia.

Ahí, en la capital del imperio, escribió en griego sus dos obras más famosas y que resultan de imprescindible lectura, si queremos entender la Judea del siglo I.

En ambas obras aparece mencionada Berenice. Veamos cómo nos la presenta este historiador.

A. Antigüedades Judías

1.  Antigüedades Judías. Libro XVIII, capítulo 5, párrafo 4.
En cambio, Cipros le dió dos hijos y tres hijas a Agripa. Estas eran Berenice, Mariamna y Drusila. Los varones eran Agripa y Druso; el último murió antes de llegar a la pubertad”.

2. Antigüedades Judías. Libro XIX. Capítulo 5. Párrafo 1.
Hablando del emperador Claudio nos dice lo siguiente:
“Además puso en libertad a Alejandro Lisímaco, el alabarca, uno de sus viejos amigos, que fuera intendente de su madre Antonia y que Cayo (Calígula), enfurecido, había mandado apresar. El hijo de Alejandro Lisímaco se casó con Berenice, hija del rey Agripa; cuando falleció Marcos (hijo de Alejandro Lisímaco), con el cual se había casado en primeras nupcias, Agripa la casó con su hermano Herodes, después de que (Agripa) hubiera obtenido del emperador Claudio para aquel el reino de Calcis”.

3. Antigüedades Judías. Libro XIX. Capítulo 9. Párrafo 1
Así fue el fin de Agripa. Sus descendientes fueron Agripa, su hijo, de diecisiete años, y tres hijas; una de ellas, Berenice, de dieciséis años estaba casada con su tío Herodes de Calcis”.

En este mismo párrafo Flavio Josefo nos refiere un episodio chusco que se produjo cuando ciertos súbditos del Rey Agripa I se enteraron de que éste había fallecido:

“Una vez se supo que Agripa había muerto, algunos ciudadanos de Cesárea y Sebaste (Samaria), olvidándose de los beneficios que habían obtenido de Agripa, se comportaron como si fueran enemigos irreconciliables de éste.
Propagaron todo tipo de difamaciones malintencionadas sobre el difunto. Todos los soldados que allí estaban y que no eran pocos, irrumpieron en la residencia real, se hicieron con las estatuas de las princesas y, todos a una, las llevaron a los prostíbulos, donde exponiéndolas en el patio, llevaron a cabo con ellas acciones demasiado impúdicas como para que puedan ser mencionadas aquí”.

4. Antigüedades Judías. Libro XX. Capítulo 5. Párrafo 2
Aquí, Flavio Josefo, hablando de la muerte de Herodes de Calcis, segundo esposo de Berenice, nos relata lo siguiente:
Herodes, hermano del rey Agripa el Grande, murió el octavo año de gobierno del emperador Claudio, dejando tres hijos: Aristóbulo, que era hijo de su primera esposa Mariamna, así como a Bereniciano e Hircano, ambos hijos de Berenice, la hija de su hermano (Herodes Agripa I). El emperador Claudio le concedió el reino de Herodes de Calcis al joven Herodes Agripa II”.

5. Antigüedades Judías. Libro XX. Capítulo 7. Párrafo 3
 Berenice, una vez muerto su marido Herodes de Calcis, que también había sido su tío, y después de una prolongada viudez, durante la cual corría el rumor de que mantenía relaciones con su hermano, persuadió a Polemón, que era rey de Cilicia, que se circuncidara y se casara con ella. Creía que en esta forma terminaría con las mentiras y calumnias. Polemón accedió, especialmente a causa de sus riquezas. Sin embargo, este matrimonio no duró mucho tiempo; Berenice, mujer intemperante, abandonó a Polemón. El, una vez disuelto el matrimonio, dejó de ser fiel a las costumbres y leyes de los judíos. Por el mismo tiempo Mariamne repudió a Arquelao y se casó con Demetrio, el primero de los judíos alejandrinos por su nacimiento y sus riquezas; además era alabarca. Tuvo un hijo con él, al cual llamó Agripino. Más adelante habrá lugar para hablar de todo esto más detalladamente”.

B. La Guerra de los Judíos

1. Flavio Josefo. La Guerra de los Judíos. Libro II, capítulo 15, párrafo 1.
En esta obra compuesta por siete libros el historiador Flavio Josefo nos narra la historia del pueblo judío desde que Antíoco Epífanes IV entra en Jerusalén y provoca la sublevación de los Macabeos en el año 167 a. C., hasta la toma de la fortaleza de Masada, donde resistían los últimos combatientes de la Primera Guerra Judía en el año 73 d.C.

Con todo lujo de detalles, pues el mismo Flavio Josefo participó en dicha guerra desempeñando un importante papel y además conocía de personalmente a muchos de sus principales atores, el historiador nos cuenta cómo la princesa Berenice supo estar a la altura de las circunstancias y abogó, con gran peligro de su vida, por los intereses de su pueblo, frente a los desmanes y abusos de la autoridad romana representada por el malvado Floro:
En aquel tiempo el rey de Judea, Agripa, había ido a Alejandría, a hacerle una visita de cortesía a Alejandro, el cual había sido nombrado procurador y regidor de todo Egipto, por el emperador Nerón. Su hermana Berenice, que se encontraba por aquel entonces en Jerusalén, siendo testigo de los abusos que cometían los soldados romanos con los judíos, se preocupó y entristeció enormemente; por lo que resolvió mandar en numerosas ocasiones a sus jefes de caballería, y en otras ocasiones a sus propios guardas personales, para rogarle a Floro que pusiera fin a tanto derramamiento de sangre”.
Ignorando Floro tanto el número de víctimas causadas, como las súplicas de la reina, pues no tenía en cuenta su nobleza y sólo presentaba interés a sus propios beneficios, que aumentaban con todo lo que usurpaba, llegó a despreciarla. Sus hombres tampoco mostraron ningún respeto con la reina, ya que no sólo asesinaban a todo aquel que se presentaba ante ellos, sino que incluso ella misma, si no llegara a huir a su palacio, la hubieran matado.
Allí estuvo pasando la noche en vela, vigilando, temiendo que en cualquier momento asaltaran el palacio los soldados. Ella había ido a Jerusalén para rezar a Dios y cumplir sus votos, porque todo aquel que enferma o se ve en otros penurias acostumbran a pasarse treinta días orando, antes de ofrecer algún sacrificio, así como abstenerse de consumir alcohol y afeitarse la cabeza.
Siguiendo esta tradición la reina Berenice, acudió descalza al tribunal de Floro, para rogarle suplicarle que le hiciera caso; y además de no adularle puso en peligro su vida”.

2. Flavio Josefo. La Guerra de los Judíos. Libro II, capítulo 16, párrafo 1.
Un capítulo más adelante sigue Flavio Josefo presentándonos la figura de Berenice como la de una heroína más preocupada por el bien de su pueblo que de su propia seguridad, la cual acude acompañada de los prohombres de Jerusalén a informar a Cestio, el gobernador de Siria, de los desmanes que estaban llevando a cabo sus hombres, encabezados por Floro.

“Los notables de Jerusalén no se callaron lo que había sucedido, sino que más bien, acompañados de Berenice, fueron a contarle y a poner en conocimiento a Cestio de todas las injusticias y crueldades que Floro había cometido en la ciudad”.

3. Flavio Josefo. La Guerra de los Judíos. Libro II, capítulo 17, párrafo 6.
Aquí Flavio Josefo nos cuenta cómo se desarrollan los conflictos internos entre las diferentes facciones de judíos, los zelotes ultranacionalistas que combatían contra los romanos por un lado y los soldados herodianos, es decir fieles a Herodes Agripa II, y por lo tanto reacios a sublevarse contra los romanos.

Al parecer, cuando llegaron los días de una fiesta llamada Xilolfonia, en la que era costumbre que la gente traiga un enorme montón de leña, la cual se almacenaba en el templo, para que no faltara en ningún momento madera para el fuego, pues éste debe estar siempre ardiendo y no apagarse, los miembros de una facción no quisieron recibir a los representantes de otra facción y los echaron de ahí con cajas destempladas.

Se produce un episodio violento en el que los sicarios deciden atacar a los herodianos por colaboracionistas:  “muchos de aquellos asesinos o sicarios, pues así llaman a los criminales que llevan escondidos en sus togas puñales, siguieron con su lucha, aunque hallando una feroz  resistencia; los partidarios del rey (Herodes Agripa II), viéndose sobrepasados por el gentío y su atrevimiento, se retiran a la zona más alta de Jerusalén, la cual asaltan más tarde los sublevados, y prediendo fuego tanto a la casa del Sumo Sacerdote Ananías como al palacio de Herodes Agripa II y de Berenice.”

Después la turbamulta enfurecida se abalanza hacia los archivos, donde queman todos aquellos documentos de contratos que habían firmado y que estaban en manos de sus acreedores, para, de esta manera hacer desaparecer todo rastro de deudas contraídas.

4. Juvenal
Décimo Junio Juvenal fue un poeta romano que vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II.
Su obra más famosa fueron sus dieciséis sátiras, donde no deja títere sin cabeza a la hora de criticar y reírse mordazmente de las costumbres y los personajes de su época.

En su sexta sátira, donde Juvenal se explaya a en los vicios y defectos de las mujeres, encontramos una mención a Berenice, de la que el poeta nos dice que mantenía relaciones incestuosas con su hermano Herodes Agripa II, algo de lo que ya se hacía eco Flavio Josefo anteriormente.  

Veamos más en detalle que escribió de dicha reina Juvenal.

Sátira VI, versos 156 - 160.
 y finalmente un diamante de gran renombre, hecho precioso por el dedo de Berenice. Fue regalado hace mucho tiempo por el bárbaro Agripa a su hermana incestuosa, en ese país donde los reyes celebran los sábados festivos con los pies descalzos, y donde un clemencia establecida hace mucho tiempo permite que los cerdos alcancen la vejez

5. Quintiliano
Marco Fabio Quintiliano fue un escritor experto en retórica nacido en la actual Calahorra (la Rioja) cuyo talento en dicha disciplina lo convirtió, al parecer, en el mejor profesor de retórica de la antigüedad.

En su obra más famosa, Institutio Oratoria, un enciclopédico manual para convertirse en un experto orador, aparece también la figura de Berenice.

Institutio Oratoria. Libro IV. Capítulo 1, párrafo 19.
Quintiliano registra en su Institutio Oratoria una anécdota, según la cual tuvo que defender un caso en nombre de Berenice, donde ella misma presidió como juez:
Algunas veces los jueces han sentenciado también en propia causa. En alguna semejante a éstas fue juez Cicerón, como dice Septimio en sus observaciones; y yo mismo defendí una de la reina Berenice, siendo ella misma juez. Aquí debe observarse lo mismo, porque el contrario blasona con cierta confianza de su causal y el abogado que la defiende teme y tiene contra sí la vergüenza del juez en sentenciar a su favor”. (Traducción de Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier.  Tomo I, Madrid, Imprenta de Perlado Páez y Compañía, 1916).

6. Suetonio
Gayo Suetonio Tranquilo en su famosísima obra Vidas de los doce césares (De vita Caesarum) escrita alrededor del año 121 d.C. nos cuenta la vida de doce emperadores, de Julio César a Domiciano (hermano de Tito), recreándose en los detalles más truculentos, grotescos y escabrosos de dichos césares.

Hablando del penúltimo emperador, Tito, nos aparece, como no podía ser de otra manera, su amante Berenice, en varias ocasiones.

1. Vidas de los doce césares, vida de Tito, capítulo 7, párrafo 1.
Aparte de su crueldad, era también conocido por llevar una vida disoluta, pues las francachelas que organizaba con sus despilfarradores amigos se alargaban hasta la mitad de la madrugada; se sospechaba también de su poca castidad a causa de la legión de catamitas y eunucos que mantenía, y era pública su pasión por la reina Berenice, a la cual, incluso, se comentaba, que le había prometido matrimonio.”

2. Vidas de los doce césares, vida de Tito, capítulo 7, párrafo 2
 Echó de Roma a Berenice en una ocasión, en contra su propia voluntad y contra de la de ella.”

7. Tácito
Este importantísimo historiador romano, que también hizo una brillante carrera en la política, pues llegó a ser senador e incluso cónsul, escribió varias obras, de entre las cuales destacan por su importancia los Anales y las Historias.

Es precisamente en esta segunda obra “las Historias” donde encontramos mencionada a Berenice en dos ocasiones.

En esta obra se nos relata la guerra civil que se produjo a la muerte de Nerón en el año 68 d.C. (el famoso año de los cuatro Césares), así como la llegada al poder de Vespasiano, y el reinado de sus dos hijos: Tito y Domiciano. La obra termina con la muerte de este último en el año 96 d.C.

1. Historias. Libro II, párrafo 2.
Estos y otros pensamientos similares lo hicieron vacilar entre la esperanza y el miedo; Pero la esperanza triunfó. Algunos suponían que volvía sobre sus pasos por amor a la reina Berenice, y que su joven corazón no era reacio a sus encantos, pero este afecto no suponía ningún obstáculo para la acción”.

2. Historias. Libro II, párrafo 81.
 La reina Berenice también, que estaba en la flor de la juventud y la belleza, y que había cautivado incluso al viejo Vespasiano con sus espléndidos regalos, luchaba por su causa con igual celo”.

5. Berenice en los Evangelios
La princesa Berenice aparece mencionada tres veces en los Evangelios. Las tres veces en el libro de los Hechos de los Apóstoles:

1. Hechos de los Apóstoles, capítulo 25, versículo 13:
“Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice fueron a Cesarea para saludar a Festo.” (RVA - 2015)

2. Hechos de los Apóstoles, capítulo 25, versículo 23:
“Así que al día siguiente vinieron Agripa y Berenice con mucha pompa, y después que entraron en la sala de audiencias con los tribunos y los principales de la ciudad, fue traído Pablo por mandato de Festo.” (RVA - 2015)

3. Hechos de los Apóstoles, capítulo 26, versículos 30 y 31:
“Entonces se levantaron el rey, el procurador, Berenice y los que se habían sentado con ellos. Y después de retirarse aparte, hablaban los unos con los otros diciendo:
—Este hombre no hace ninguna cosa digna de muerte ni de prisión.” (RVA - 2015)

Veamos más de cerca qué pinta Berenice en las Sagradas Escrituras.

Detención de Pablo
Pablo acude con varios discípulos desde Cesarea a Jerusalén, donde se reúne con la comunidad cristiana local.

Pablo se ofrece a acompañar al templo a cuatro varones que habían realizado unos votos para que se purificaran ahí.

Unos judíos procedentes de Asia empiezan a revolucionar a todo el pueblo acusando a Pablo de predicar en contra de la ley judía e introduciendo griegos, es decir gentiles, en el templo, lo cual significaba profanarlo.

Al parecer los que así hablaban habían visto a Pablo en Jerusalén junto a Trófimo, un griego de Éfeso y se maliciaban que Pablo lo podría haber metido en el templo.
Dicha infracción suponía la pena de muerte.

Se origina un gran alboroto entre la gente, atrapan a Pablo, lo expulsan del templo y comienzan a golpearlo.

Ahí hubieran acabado los días del apóstol de Tarso, si no fuera porque hizo aparición el tribuno romano con sus soldados, los cuales detienen a Pablo y encadenado lo trasladan a su fortaleza.
El tribuno, ignorante en temas religiosos judíos, resuelve que este tema se dirima ante el Sanhedrín.

Pablo es consciente de que ante un jurado tan abiertamente hostil como es el Sanhedrín sólo tiene una salida: enredarlos en disputas dogmáticas y hacer que se olviden de él.

Ganándose al bando fariseo, al cual había pertenecido toda su vida, consigue que éstos lo declaren inocente.

Pero su vida sigue corriendo peligro, pues se descubre una trama para acabar con su vida.
El tribuno lo envía a Cesarea, y lo deja en manos del procurador Marco Antonio Félix (marido de Drusila y por lo tanto cuñado de Berenice).

Se abre un juicio ante Marco Antonio Félix en Cesarea, donde estarán presentes:
a) Como acusación, el sumo sacerdote Ananías, varios ancianos del Sanedrín y Tértulo, que hace la veces de abogado acusador.
b) El acusado Pablo de Tarso, que se defenderá solo.
c) El juez: el procurador Marco Antonio Félix.

Se acusa a Pablo de
a) Promover levantamientos entre los judíos de todo el mundo
b) Liderar la secta de los nazarenos (cristianos)
c) Querer profanar el templo de Jerusalén intentar introducir a un pagano en su interior.
Con acusaciones tan graves en una época tan convulsa, Pablo tenía todas las de perder y acabar ejecutado, pero Pablo realiza una defensa magistral: se presenta como un simple judío piadoso que nunca se ha metido con nadie.

Al no haber pruebas que demuestren que Pablo es culpable de aquello de que se le acusa no se le puede condenar.

Sin embargo Pablo no es puesto en libertad, ¿por qué?
Principalmente por dos motivos, por no soliviantar a sus súbditos judíos y porque esperaba obtener de Pablo algún soborno para quedar en libertad.

Al no ceder Pablo al chantaje tuvo que permanecer dos años en prisión, hasta que Marco Antonio Félix es depuesto y sustituido por Porcio Festo, que decide no soltar a Pablo de momento por aquello de no indignar a los judíos.

Pablo apela al César
Nada más asumir el mando de la provincia, se presentan los principales líderes judíos ante Festo para continuar su campaña de acoso y derribo de Pablo.

Esta vez le ruegan al procurador que traslade a Pablo a Jerusalén para volver a juzgarlo ahí. El plan que tenían forjado era asaltar el convoy y darle muerte por el camino.

Se le abre otro juicio a Pablo en Cesarea. Esta vez es el nuevo Procurador romano de Judea, Porcio Festo, el que hace de juez.

Comienza una lluvia de graves acusaciones contra Pablo por parte de los judíos que habían bajado ex profeso desde Jerusalén. Pablo se defiende objetando que nada malo ha hecho nunca “ni contra la ley de los judíos, ni contra el pueblo, ni contra el César”. Hechos de los Apóstoles, capítulo 25, versículo 8 (RVA- 2015)

Festo
El gobernador Festo no quiere desagradar a los judíos y le propone a Pablo ser conducido a Jerusalén para continuar ahí el juicio, que era lo que desde un principio perseguían los judíos, para poder acabar con él en una emboscada por el camino.
Pablo hace valer sus derechos como ciudadano romano y apela nada menos que al César.
Festo ve aquí la ocasión propicia para quitarse de en medio a un reo tan molesto y que tantos quebraderos de cabeza le estaba causando y resuelve enviarlo efectivamente a Roma para que se ocupen de él en la capital del imperio.

Pablo ante Herodes Agripa II y Berenice
Pocos días después de que Pablo apelara al César aparecen por Cesarea el rey Herodes Agripa II y su hermana Berenice, los cuales realizaban una visita de cortesía al nuevo procurador Porcio Festo.

Porcio Festo le expone el caso de Pablo a Herodes Agripa con la esperanza de que este monarca judío, conocedor de las costumbres de su pueblo, sepa asesorarle.

Al día siguiente Pablo testifica ante el rey Agripa y su hermana Berenice, los cuales, según nos cuenta Lucas en los Hechos de los Apóstoles, hicieron su aparición en la sala de audiencias con mucha pompa y boato.
El Apóstol Pablo se defiende en el juicio de Cesarea. Nikolaus Knüpfe.

Antes de comenzar el interrogatorio a Pablo, Festo toma la palabra y adelanta que él no ve ningún delito en ese hombre y que, por lo tanto, no considera que merezca la pena de muerte, como exigen los judíos.

 Además, y dado que el reo ha apelado al César, Festo cree que es su deben enviárselo a Roma.

Como no se le ocurre nada en absoluto que referirle al emperador sobre el reo y las acusaciones que sobre él pesan, y como desconoce las leyes, la mentalidad y las costumbres judías ha optado en presentárselo a Herodes Agripa II para que éste examine el caso y le aconseje que debe escribirle al César.

La reina Berenice con Herodes Agripa II en el juicio a Pablo. Vidriera de la catedral de Melbourne.

Pablo es invitado a hablar y expone lo que ha venido diciendo cada una de las veces que le han interpelado, a saber:
a) que todos conocen su forma de ser y de vivir en Jerusalén
b) que siempre ha pertenecido a la secta de los fariseos, que son los más rigurosos en cumplir las leyes de la Torah
c) que se le acusa únicamente por la esperanza que tiene puesta en la resurrección de los muertos.

Acabada su defensa, Pablo aprovecha que tiene todavía el turno de la palabra para contar cómo llegó a pasar de un furibundo perseguidor de la incipiente secta de los cristianos, a formar parte de la misma congregación para acabar convirtiéndose en el mayor divulgador de su mensaje.

El punto principal de su narración es la famosa conversión que se produjo como consecuencia de la experiencia que tuvo de camino a Damasco.

Refiriéndose a dicha visión, Pablo se justifica diciendo que él esta simplemente siendo obediente a la voz que escucho de camino a Damasco y que le encomendó divulgar el mensaje de Jesús entre judío y gentiles.

Pablo es genial, aún con su vida pendiendo de un hilo, siendo interrogado por las dos máximas autoridades de Judea: su monarca y su procurador romano, nuestro apóstol aprovecha la ocasión de que ambos, así como un nutrido grupo nobles y altos mandos para dejar caer su mensaje: hay que arrepentirse y convertirse a Dios, realizando obras dignas de arrepentimiento.

Por si fuera poco aprovecha también para interpretar las Escrituras y dejar claro que tanto Moisés como los profetas dejaron consignado:
a) que el Mesías había de sufrir y morir
b) que por sería el primero en resucitar de entre los muertos
c) que anunciaría la luz a los judíos y a los gentiles.

Al llegar a este punto, Festo le grita a Pablo que está loco.
Pablo niega estar loco y se defiende de las descalificaciones dirigiéndose al monarca Herodes Agripa II para que le confirme a Porcio Festo si es cierto o no que las Escrituras (que el prefecto romano desconoce) contienen dichas referencias proféticas sobre el Mesías.

Agripa se escaquea diciéndole a Pablo: “¡Un poco más y me convences a hacerme cristiano!
Pablo, que no da puntada sin hilo, aprovecha de nuevo este comentario para seguir haciendo proselitismo:
“¡Quisiera Dios que, por poco o por mucho, no solamente tú sino también todos los que hoy me escuchan fueran hechos como yo, salvo estas cadenas!” (Hechos de los Apóstoles, capítulo 26, versículo 29. Reina Valera Actualizada - RVA-2015).

Considerando que ya habían oído lo suficiente, el rey Agripa, el procurador Porcio Festo y Berenice así como aquellos que se hallaban presentes en la sala de juicios se levantaron a deliberar entre ellos, llegando a la sensata conclusión de que nada hacía aquel hombre que mereciera ni pena de muerte ni prisión.

Agripa incluso le llega a decir a Festo que Pablo podría ser liberado si no fuera porque ya había apelado al César.

Es así como Pablo es embarcado para Roma escoltado por un centurión, de nombre Julio, de la compañía Augusta.

Este episodio de Pablo ante Herodes Agripa II y Berenice tuvo lugar en el año 60 d.C., que es cuando Porcio Festo toma el cargo de Procurador de Judea y a los pocos días recibe la visita de cortesía del monarca de Judea y su hermana que se comportaba como si fuera la reina consorte, pues vivía con él y le acompañaba allá donde éste fuera.

Berenice aparece en el relato de los Hechos de los Apóstoles simplemente como una figura decorativa, de poco peso, pues es simplemente la acompañante de su hermano el monarca Agripa. 

Poco nos aporta dicho relato sobre la personalidad de la reina judía. Lo único que se dice de ella es que, al igual que su hermano Agripa y Porcio Festo, encuentra inocente a Pablo de todas las acusaciones que le cuelgan.

6. Berenice en las artes
A partir del siglo XVII la figura de Berenice aparecerá en numerosas novelas, dramas y óperas.
Será su relación con el general y posterior emperador lo que más atraiga la atención tanto de los autores de las obras como a los lectores.

El que aquí escribe ha encontrado una larga lista de obras, sean óperas, obras de teatro o novelas que tienen por protagonista a Berenice o bien desempeña un papel importante en las mismas.
Dicha lista abarca un total de 51 obras.

Por no presentarla al completo y aburrir al lector, se ha optado por mencionar aquellas más relevantes.

1. La primera obra que encontramos y que dará comienzo a esta tradición es la novela francesa de Madeleine de Scudéry “Lettres de Bérénice à Titus”, del año 1642.

2. Seis años más tarde, 1648-1649, nos encontramos con otra novela francesa, esta vez de Jean Regnault de Segrais, “Bérénice“. En esta obra Berenice no está enamorada de Tito sino de un príncipe oriental. El hermano de Tito, Deomiciano, desea ardientemente a Berenice, a la cual no deja de acosarla, hasta que un día decide raptarla.

3. En el año 1660 se publica la tragicomedia francesa Tite, del dramaturgo Jean Magnon. En esta pieza de teatro vemos a Tito que está comprometido, por asuntos de conveniencia política con una noble romana de nombre Mucie.

Al final vence el amor e, incumpliendo su promesa de matrimonio con la anterior dama, termina casándose con su amada Berenice.

4. Diez años más tarde, en 1670, inspirada en esta última tragicomedia mencionada, Pierre Corneille publica su tragedia   “Tite et Bérénice”
En esta obra Berenice se enfrentara a una rival sin escrúpulos llamada Domicia por el amor de Tito.
Berenice no conseguirá casarse con Tito, pero Domicia no conseguirá el amor de Tito, que será para Berenice.

5. Ese mismo año se publicará otra obra que seguramente es la más famosa y de mayor calidad que se ha escrito sobre la figura de Berenice.

Nos estamos refiriendo al drama de Jean Racine “Bérénice“.
Portada de una edición de "Berenice" de Jean Racine del año 1671

Ahora es Berenice la que tiene dos pretendientes, Tito y Antíoco, rey de Comagene.

6. Muy influenciado por la obra de Jean Racine publicará Thomas Otway en 1676 su tragedia “Titus and Berenice”

7. El drama de Jean Racine será fuente de inspiración para casi una veintena de autores de óperas a lo largo del siglo XVIII.

La más famosa es “La clemenza di Tito”, escrita por Pietro Metastasio, y que llegará a ser versionada por 46 compositores, entre los cuales se encuentra Wolfgang Amadeus Mozart en 1791.

8. Ya en el siglo XIX nos encontramos con obras como “Lucius Flavus”, del año 1890. En esta novela histórica de Joseph Spillmann aparece Berenice con un papel de enorme importancia.

9 Tres años más tarde, en 1893, se publica otra novela histórica sobre Berenice. Es la novela “Berenice” de Heinrich Vollrat Schumachers.

10. Del año 1911 tenemos “Titus und die Jüdin” una pieza de teatro del alemán Hans Kyser.

11. Otra obra de teatro sobre Berenice es “Bérénice, l’Hérodienne”, del año 1919, del autor francés Albert du Bois.

12. “Berenice”, del año 1922 es otra obra de teatro sobre Berenice, esta vez en inglés, del autor John Masefield.

La actriz Julia Bartet en el papel de la reina Berenice, en la obra de Jean Racine

13. La trilogía Josephus del escritor alemán Lion Feuchtwanger consta de:
a) Der jüdische Krieg (1932)
b) Die Söhne (1935)
c) Der Tag wird kommen y Das gelobte Land (1942)
En la primera obra de 1932 “Der jüdische Krieg” (la Guerra Judía), una novela donde se mezcla ficción e historia, aparece Berenice desempeñando un papel esencial.

14. “Le reine de Césarée”, del año 1954, es otra obra de teatro sobre Berenice, escrita por Robert Brasillach.

15. “Berenice, Princess of Judea” de Leon Kolb, es una novela sobre la reina judía escrita en 1959.

16. Howard Melvin Fast publica en el año 1964 la novela en inglés “Agrippa’s Daughter”.

17. En el año 2015 Nathalie Azoulai publica su novela “Titus n'aimait pas Bérénice”. Con esta obra, seguramente la más actual donde aparece Berenice, cerramos nuestra lista de obras que tienen a Berenice como protagonista o figura preminente.
Titus n´aimait pas Bérénice. Nathalie Azoulai


7. Curisidades sobre Berenice

1. Nombre
El nombre de Berenice (Βερενκη en griego, léase Berenike) viene del griego bere “portador” y nike “victoria”, por lo que significa: portadora de la victoria.

Este nombre propio dio lugar también a la denominación de numerosas poblaciones del levante mediterráneo.

Curiosamente nos encontramos este nombre en dos dinastías orientales:
a) en la dinastía ptolomeica de Egipto hay numerosas mujeres de nombre Berenice.
Otros nombres que se repiten a menudo en dicha dinastía son Cleopatra y Arsinoe

b) en la dinastía herodiana nos encontramos con tres mujeres con el nombre Berenice.
Otros nombres que se repiten en a menudo en dicha dinastía herodiana son Mariamne y Salomé.

2. Inscripciones.
Además de las menciones que encontramos de Berenice en las fuentes clásicas arriba citadas y en el libro de los Hechos de los Apóstoles, sabemos de la existencia de dos inscripciones donde aparecen los nombres de Berenice y su hermano Herodes Agripa II.

a)  Una inscripción está en latín y fue encontrada en Beirut, que en aquella época formaba parte de la provincia romana de Siria. En dicha inscripción se les da las gracias a Berenice y a su hermano Agripa por su papel de generosos mecenas que con sus aportaciones contribuyeron a embellecer dicha ciudad.

b) También sabemos que en Atenas se decidió levantarle una estatua a su nombre en agradecimiento a su labor filantrópica. Al pie de la estatua se puso su nombre, Julia Berenice: ουλία Βερενείκη βασίλισσα μεγάλη, ουλίου γρίππα βασιλέως θυγάτηρ (La gran reina Julia Berenice, hija del rey Agripa).

3. Julia Crispina, ¿nieta de Berenice?
La última información que tenemos sobre Berenice o su descendencia en la literatura antigua es la mención que de ella hace de Dion Casio, el cual nos relata que fue repudiada por el emperador Tito en el año 79 y se tuvo que marchar a Jerusalén, pero que más tarde volvió a Roma de visita.

Hay unos cuantos investigadores que piensan que una mujer llamada Julia Crispina (Julia Brnyakianos Krisfina), mencionada en un papiro escrito en griego y descubierto en Egipto podría ser su nieta.

Julia Berenice es el mismo nombre que el de la reina0 Berenice. El adjetivo Brnyakianos hace referencia a Bereniciano, uno de los dos hijos que tuvo Berenice con su tío Herodes de Calcis.

Hay manuscritos donde consta que una tal Julia Crispina vivió en Egipto en el año 133. Al parecer, dicha Julia Crispina se habría refugiado en Egipto, cuando en el año 132 d.C. comenzó la famosa revuelta judía contra los romanos encabezada por Simón bar Kojbá.

Sea como fuere no es del todo seguro que dicha mujer sea la nieta de Berenice. Se discute entre los expertos el parentesco de esa tal Julia Berenice y podemos destacar tres corrientes:
a) Los que, efectivamente, creen que se trata de la hija de Bereciniano y por lo tanto nieta de Berenice.

b) Los que piensan que podría tratarse de la hija del cónsul romano Cayo Julio Alejandro Berenicianus, lo que implicaría que, si bien no sería la hija de Berenice y Herodes de Calcis, sí estaríamos hablando de un miembro de la extensa dinastía herodiana.

c) Los más escépticos que afirman que con los magros datos que tenemos de esta mujer es muy arriesgado aventurar ninguna conjetura.

4. Berenice ¿la pequeña Cleopatra?
Es curioso observar que un historiador tan detallista como es Flavio Josefo no escriba nada sobre la relación entre Tito y Berenice.

La verdad es que no es tan difícil entender las razones que llevaron a dicho cronista a pasar por alto este romance.

Josefo necesita contar con el beneplácito de Tito y de su hermano, el emperador Domiciano, para poder publicar sus escritos, sabe también que a Tito le molesta sobremanera que se hable de sus amores con la reina judía y, además, es un gran amigo de la familia Flavia, de la que adopta el nombre.

Esta relación que Josefo se niega a comentar duró más de diez años, concretamente del año 68 al 79 d.C, con un período de separación de al menos cuatro años (71 a 75), cuando Tito regresa a Roma, pero Berenice permanece en una Jerusalén devastada por la guerra. 

Cuando ambos se conocen, allá por el año 69 d.C., en plena contienda judeo-roman Tito es un joven viudo de tan solo 29 años, mientras que Berenice cuenta ya con 40 primaveras.

Berenice que se había preocupado por la seguridad de los judíos y había arriesgado su vida por poner fin a las injusticias que estaban padeciendo, pasa a convertirse en acerrima partidaria del bando romano y a apoyar económicamente a la familia Flavia, después de que un grupo de fanáticos judíos le quemaran el palacio a su hermano Agripa y por lo tanto también a ella, pues vivía junto a él.

Se ha señalado en más de una ocasión que Berenice es, después de la famosa Cleopatra, la segunda reina de Oriente que tuvo una relación con un gobernante romano.

Al igual que pasara anteriormente con la reina egipcia, la unión de Berenice también fracasó por su impopularidad entre el pueblo romano.

Es por esta y otras pequeñas semejanzas que presenta Berenice con la reina ptolemaica que el gran historiador alemán del siglo XIX Theodor Momsen la llamara la “Cleopatra en pequeño”.
Mucho se ha especulado también sobre el diferente devenir que hubiera tenido el pueblo judío, si dicha relación entre Berenice y Tito hubiera tenido éxito.

Recordemos que, cuando se conocieron, Tito era el general del ejército romano al mando para sofocar la rebelión judía en Judea y Galilea, pero que tan sólo 10 años más tarde, era el emperador de Roma.
Hay quien piensa que, de haber salido adelante el romance de Tito y Berenice, y de haberse legitimado su unión a través del matrimonio, tanto la suerte de los judíos, como la de la primitiva comunidad cristiana hubiera sido completamente distinta, seguramente para bien.


5. Final de la vida de Berenice
Nada se sabe del final de Berenice. Tanto lugar como fecha de fallecimiento nos resultan desconocidos.

Es probable que muriera en Jerusalén, quién sabe si en el palacio reconstruido de su hermano Herodes Agripa.

Tampoco sabemos si falleció antes o después de dicho monarca.

Tan solo sabemos que Herodes Agripa II desaparece en el año 101 d.C., según el historiador judío ya citado Justo de Tiberiades.

Como ya hemos señalado un poco más arriba la última noticia que tenemos de Berenice es la mención que de ella hace Dion Casio, cuando asegura que marchó de Roma, cuando en el año 79 d.C. se nombra emperador su amante Tito.

Según Dion Casio, Berenice vuelve a Roma más tarde pero nada más sabemos de ella.

El hecho de que a partir de su separación de Tito no tengamos más información sobre ella alimenta todo tipo de especulaciones infundadas, como vemos que sucedió a partir de mediados del siglo XVII cuando numerosos escritores europeos plantean en sus obras diferentes finales para Berenice.

6. Relación incestuosa con su hermano Agripa
Ya hemos leído que Flavio Josefo y Juvenal dejaron caer que Berenice mantenía unas relaciones incestuosas con su hermano, el rey Herodes Agripa II.

No podemos saber hasta qué punto era verdad este rumor, pero la verdad es que todo parece apuntar a que esta historia no es más que un bulo maledicente.

Si observamos lo que se nos dice de Berenice y cómo se comportaban los herodianos con respecto a la ley judía veremos que no se corresponde para nada, lo que sabemos de ellos con los rumores de incesto.

Sabemos que todo aquel que deseara contraer matrimonio con cualquiera de las hijas de Herodes Agripa I debía de circuncidarse sin excepción.

La razón principal era que los herodianos no querían dar motivos de protesta a sus súbditos más religiosos.  

También sabemos que en el año 66 d.C., cuando comenzaron los primeros actos violentos en la I Guerra Judeo-romana, Berenice se encontraba en Jerusalén cumpliendo con un nazireato o nazareato, que era un voto que realizaban los judíos para consagrarse a Dios. Este voto incluía preceptos como no beber alcohol o cortarse el pelo.

Todo esto nos hace pensar que no es muy propio de un judío creyente, y mucho menos de una figura pública, ser motivo de escándalo cometiendo semejante aberración.

7. Asteroide
Cabe mencionar que el asteroide (653) Berenike, originalmente denominado 1907 BK, descubierto por el astrofísico estadounidense Joel Hastings Metcalf el 27 de noviembre de 1907, hace referencia a la reina egipcia Berenice II, que nada tiene que ver con el personaje al que hemos dedicado este artículo, Julia Berenice, de la dinastía judía de los Herodes.