Los zelotes o zelotas
0. Introducción
1. ¿Quiénes eran los zelotes?
2. Origen del concepto de zelote o zelota
3. Antecedentes
- Primer encontronazo de los zelotes y los herodianos
- Las primeras escaramuzas de Judas el Galileo
- Primer revés para los rebeldes
4. Nacimiento del movimiento zelote
- El
Censo de Quirinio
5.
Ideología de los zelotes
6.
Primera Guerra Judeo-romana
A. Los disturbios de Jerusalén
B. El asedio y la caída de Jerusalén
- La debacle de Beth Horon
- Tito Flavio Vespasiano
- Vespasiano emperador de Roma
- Tito se encarga de Jerusalén
- Fin del asedio y destrucción del Templo de Jerusalén
- Fin de los cabecillas rebeldes
C. Último capítulo: resistencia en Masada
7. Los
zelotes en el Nuevo Testamento
Intrducción
Cuando nos acercamos al
Nuevo Testamento nos encontramos continuamente con menciones a grupos
religiosos judíos como los fariseos, los saduceos o los doctores de la ley. En
otras ocasiones son grupúsculos políticos los que aparecen en las páginas de
los Evangelios, y así tenemos también zelotas y sicarios.
El lector no especializado
no sabe muy bien diferenciar los unos de los otros; a veces no sabemos qué
importancia tenían realmente en la sociedad de su época, o no sabemos qué fines
los movían o cuáles eran las relaciones entre unos y otros, o también, entre
los diferentes grupos y los ocupantes romanos.
Pues bien para arrojar un
poco de luz sobre esta aparente maraña de sectas y acercar al lector del siglo
XXI a la cosmovisión de los judíos que convivieron hace 2000 años con Jesús
hemos pensado en redactar este artículo divulgativo.
Hoy nos ocuparemos de los
zelotas o zelotes.
1. ¿Quiénes eran los zelotes?
Los zelotes eran un movimiento paramilitar de resistencia
judío que se creó para combatir contra la ocupación romana.
Es decir, los zelotes vendrían a ser una especie de banda
terrorista que cometía pequeños atentados contra soldados romanos y también
contra judíos que ellos consideraban colaboradores, con el objetivo de liberar
Judea de la presencia romana.
Este grupúsculo revolucionario tuvo dos épocas de enorme
actividad rebelde:
1. La primera fue el mismo momento de su fundación en el año 6
d.C.
2. La segunda durante la famosa Primera Guerra Judeo-romana
3. La tercera durante el episodio de asedio a la fortaleza
herodiana de Masada.
2. Origen
del concepto de zelote o zelota
El concepto de zelote (del griego clásico ζηλωτής zelotes, “celoso”,
hebreo קנאי kanai) se deriva del personaje bíblico de Fineas ben Eleazar, un nieto de Aarón, el cual era
llevado de su celo por Dios tomó su lanza y con ésta en la mano atravesó de
parte a parte a un israelita que vivía con una gentil.
Fineas, según nos
cuenta el cuarto libro bíblico, (el llamado Números, en su capítulo 25), entró
en la tienda de campaña donde moraba su compatriota con la extranjera y los
ensartó a ambos con su lanza.
Fineas ben Eleazar según Joos van Winghe
A partir de este suceso ciertos judíos religiosos celosos de
sus leyes fueron llamados durante siglos “zelotes” “zelotas”.
3. Antecedentes
Primer encontronazo
de los zelotes y los herodianos
Una vez muerto y enterrado Herodes el Grande, en el año 4
a.C., le sucede en su trono de Judea su hijo Arquelao, tan cruel y sanguinario
como su padre.
Los judíos aprovechan que tienen nuevo monarca para solicitar
reformas y una rebaja fiscal.
Retrato imaginario del rey Arquelao
En vísperas de la fiesta de Pascua acuden miles de judíos de
todo Oriente a Jerusalén para participar en la celebración más importante del
culto judío.
Entre aquella masa de peregrinos se han infiltrado un buen número
de patriotas que consiguen sublevar a buena parte de la gente y se organiza un
violento tumulto.
Cuando las tropas del monarca Arquelao son alertadas de los
disturbios se precipitan contra la gente aglomerada en el Templo y sus
alrededores y cometen una matanza de 3000 persona.
A continuación Arquelao ordena a los peregrinos que desalojen
Jerusalén y da la orden de que se suspendan las fiestas de Pascua ese año.
El odio y la indignación se extienden entre los judíos que
comienzan a odiar a Arquelao tanto como anteriormente habían detestado a su
padre Herodes.
Al poco de este trágico episodio, Arquelao y su séquito más
cercano tienen que partir a Roma para ser confirmado como Rey de Judea por Cesar
Augusto.
-Publius Quinctilius Varus, el
legado romano en Siria y encargado del orden y la paz en Judea, se teme lo
peor.
En vista de que Arquelao va a estar varios meses ausente y que
las protestas de los judíos no remiten, ordena trasladar una legión a
Jerusalén.
Al mismo tiempo acude también Sabinus,
que era Procurador y tesorero de Cesar Augusto, para mantener y defender los
intereses de Roma en la región durante la ausencia de Arquelao.
Lo primero que hace Sabinus nada más llegar a Jerusalén es
ocupar el Palacio de Herodes junto al Templo y saquear la cámara del tesoro
real.
Durante una fiesta dedicada a las cosechas, a la cual solían
acudir numerosos peregrinos, se vuelven a producir encendidas protestas entre
los participantes. Se produce una matanza. Los legionarios de Sabinus asaltan
el Templo, le prenden fuego a las salas adyacentes y echan mano al tesoro del
Templo, llevándose no menos de 400 talentos de botín.
Esto desata la ira de los judíos que atacan a los soldados
romanos, los cuales se tienen que resguardar a toda prisa de en el palacio de
Herodes.
Los encolerizados judíos sitian la Torre Fasael que es donde
se encontraban Sabinus y sus tropas.
Maqueta de la muralla de Jerusalén con las torres Fasael, Hippicus y Mariamna
Las
primeras escaramuzas de Judas el Galileo
En Galilea, región al norte de Judea, donde siempre ha habido
un fuerte sentimiento de anhelo de libertad, un hombre, Judas el Galileo, (hijo
de Ezequías, patriota ajusticiado por Herodes el Grande) comienza a agrupar a
los rebeldes más exaltados en torno a su figura, en la ciudad de Séforis.
Sus tropas asaltan un día la armería del ejército de Arquelao
y se hacen con las armas, con las que comenzaran una guerra de guerrillas
contra las fuerzas de ocupación romana.
Primer
revés para los rebeldes
La respuesta romana no se hace esperar. Publius Quinctilius Varus, una vez que es puesto en
conocimiento del levantamiento que ha tenido en Jerusalén y del papel
desempeñado en ella por parte de los soldados patriotas de Judas de Galilea,
marcha a toda prisa desde Antioquia al mando de dos legiones.
En Galilea hacer reducir a cenizas la ciudad de Séforis. A sus
habitantes, la mayoría de los cuales son partidarios de Judas el Galieo, son
vendidos como esclavos.
También la ciudad de Emaús acaba siendo pasto de las llamas.
Cuando el imponente ejército de Varus hace acto de presencia a
las puertas de Jerusalén, los levantiscos hebreos deponen el asedio al que
estaban sometiendo a Sabinus y a su legión en la Torre Fasael.
Presa del pánico la muchedumbre huye. Se produce una
desbandada. Varus ordena peinar toda Judea hasta dar con el último de los
cabecillas del movimiento patriota.
Unos 2000 sublevados judíos caen en manos romanas y acaban
siendo crucificados por orden de Varus.
Uno de los pocos que logran escapar a la redada romana es
Judas el Galileo.
4. Nacimiento
del movimiento zelote
En los casos que hemos relatado podemos ver que ya existe un
movimiento más o menos organizado de patriotas sublevados contra el poder
romano que de vez en cuando organizan tumultos que suelen terminar siempre muy
mal para dichos sublevados.
En año 6 a.C. tiene lugar otro levantamiento, este más importante,
y que para historiadores como Flavio Josefo supone el verdadero nacimiento del
movimiento de los zelotes.
Estos judíos ultranacionalistas y celosos de las leyes divinas
se vuelven a poner en pie, otra vez, con motivo del famoso Censo de Quirinio.
El Censo
de Quirinio
El gobernador romano de Siria, Publius
Sulpicius Quirinius, ordenó en el año 6 d.C. [1], que se
realizara, mediante el uso de la fuerza si fuera necesario, un censo y una
declaración de bienes patrimoniales de todos los ciudadanos de Judea, lo que
provocó un vehemente rechazo entre los judíos.
Uno de los personajes más famosos de la escena rebelde de
aquella época de ocupación romana fue Judas el Galileo
(también conocido como Judas Galilaeus, Judas de Gamala, Judas el Galaunita o Juda
ben Ezejia -su nombre en hebreo- ).
Como se suele decir, de casta la viene al galgo, pues Judas
era hijo de Ezequías, que según Flavio Josefo, había sido el jefe de una banda
de asaltacaminos al que Herodes logró capturar tras mucho esfuerzo para
condenarlo a la muerte en la cruz.
En el año 6 d.C. Roma, cansada de las continuas quejas que le
llegaban desde Judea por culpa de su pésimo monarca, decide destituir a
Arquelao, que se ve exiliado a las Galias.
Judea pasa a ser una provincia anexionada a Siria, y Roma
instituye una nueva figura administrativa en la región para controlar
directamente a los judíos sin tener que recurrir a corruptos monarcas-títere
autóctonos, nos referimos a la figura del prefecto romano.
El primer romano que ocupó dicho cargo fue un tal Coponius, del que no se sabe gran cosa, más allá de que
fue el primero de una corta lista de prefectos en Judea y desempeño su puesto aproximadamente
desde el año 6 d.C. al año 9 d. C.
Judás el Galileo, indignado por las pretensiones romanas de
dominio sobre los judíos, consigue sublevar al pueblo contra los romanos
anunciando públicamente que “tanto el
censo como la declaración de bienes patrimoniales no traerán para el pueblo
judío otra cosa que esclavitud“.
Un fariseo nacionalista
exacerbado, de nombre Sadduk (también conocido
como Zadok o Sadoc -en hebreo: Tsadoq צדוק, "justo"-, se le une en las
protestas y entre ambos avivan el malestar popular, asegurando que Dios estará
con aquellos que quieran sacudirse el yugo de aquellos impíos.
Juntos, Judas y Sadduk, congregan una tropa de exaltados para
lanzarla a una sangrienta guerra de guerrillas contra los romanos.
Flavio Josefo desprestigiará años más tarde
todas las acciones de este exaltado líder de partisanos acusándole de no ser más
que un ladrón que, con la excusa del patriotismo ocultaba sus verdaderos
motivos, que no eran otros que hacerse con todas las riquezas que pudiera en su
saqueos. Según Flavio Josefo el último fin que movía a Judas el Galileo no era
solamente conseguir una inmensa fortuna sino ir un paso más allá e intentar
alcanzar los honores de la realeza.
¿Por qué pensaba este luchador -terrorista podríamos llamarlo
hoy en día- que podía llegar a ser rey o noble? Bien, al parecer, la familia de
Judas ben Ezequías, el Galileo tenía vínculos de sangre con la depuesta
dinastía asmonea.
Sea como fuere, lo cierto es que Juan el Galileo llegó a
convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades romanas,
hasta el día en que cayó en sus garras.
Según Flavio Josefo[2] Judas el
Galileo tenía dos hijos, Simón y Jacobo, que al igual que su padre dieron su
vida por la causa de la liberación.
Fueron crucificados por el procurador romano Tiberio Julio
Alejandro (46–48 d.C.).
5. Ideología de los zelotas
Flavio Josefo afirma que la ideología de Judas el Galileo era
diferente de la de los fariseos, los saduceos y los saduceos (las tres grandes
sectas judías de la época)
Según el mismo Flavio Josefo, tanto Judas el Galileo como
Sadduk el fariseo fueron los padres de un fariseísmo radical y se convirtieron
más tarde en los predecesores de un extremismo y fanatismo nacionalista judíos
de funestas consecuencias, como muestran la destrucción de Jerusalén y su
Templo en el año 70 d.C.
También según Flavio Josefo, los seguidores de esta secta
coincidían plenamente con los planteamientos de los fariseos, sin embargo les diferenciaba su profundo amor a la
libertad y el hecho de que sólo reconocían como rey y Señor a Dios.
„Se someten a todos los modos posibles de muerte y no dudan
en asesinar a sus propios familiares y amigos“.
Mediante atentados contra importantes representantes del poder
romano en Judea, estos zelotes lograron agitar el país,
hasta desencadenar la Sublevación Judía del año 66 d. C., que comenzó con los
famosos disturbios de Jerusalén y terminó ocasionando la guerra contra los
romanos, que arrasaron Jerusalén y su templo.
Podemos decir que, de entre todas aquellas sectas judías que
había en aquella época, los zelotas eran los más violentos, ya que no reusaban
usar el asesinato para conseguir sus fines.
Ahora bien, incluso dentro del movimiento zelota, ya violento
de por sí, habría un ala más radicalizada aún y que pasó a la historia conocida
como los sicarios, palabra que hoy en día es sinónimo de asesino a sueldo.
No queda del todo muy claro si sicarios y zelotas pudieran
estar en algún momento enfrentados entre sí o si los sicarios eran una escisión
del movimiento zelota. Incluso se ha dicho que primero aparecieron los sicarios
con la revuelta judía del año 6 d.C. como consecuencia del censo de Quintiliano
y los zelotas aparecieron más tarde, concretamente en el año 66 d.C. como
consecuencia, esta vez, de los disturbios de Jerusalén.
Sea como fuere los sicarios recibían dicho nombre por hacer
uso de una sica o daga de filo curvado, muy
típica en Oriente Medio.
Estos sicarii vendrían a ser unos ninjas semitas de la
antigüedad, maestros en la técnica de asesinar a sus víctimas con el mayor de
los sigilos y discreciones. Portaban su arma oculta entre los pliegues de sus
túnicas, se mezclaban entre la multitud -solían aprovechar las aglomeraciones
para llevar a cabo sus atentados- y se
acercaban silenciosamente a su objetivo para apuñalarlos y desaparecer entre el
gentío. Se dice que en ocasiones estos sicarios iban disfrazados y maquillados,
haciéndose pasar por mujeres ancianos.
Un famoso sicario sería Barrabás e incluso se ha querido
sugerir que Judas Iscariote -el discípulo traidor- fue también un sicario.
6.
Primera Guerra Judeo-romana
Como ya hemos comentado fue el año 6 d.C., con el edicto de
Quirinius, el año en el que nacieron los zelotas como movimiento organizado de
liberación nacional con un fuerte componente religioso.
Pues bien tenemos que durante 60 años los zelotes continúan
tremendamente activos, lanzando campañas de ataques contra los romanos que
reaccionan castigando de la manera más cruel y deshonrosa que se podía hacer en
aquella época: la crucifixión.
Así se va generando cada vez más odio entre judíos y romanos
hasta que las desavenencias desembocan en una guerra abierta entre zelotas y
seguidores de un lado y romanos de otro.
Estamos hablando de la primera guerra judeo-romana, también
llamada la gran revuelta judía.
Esta Primera Guerra Judeo-Romana tuvo tres fases bien
diferenciadas:
a) como primer episodio y verdadero desencadenante de la
guerra está lo que dio en llamarse “los disturbios de Jerusalén”,
b) tras dichos
disturbios llegó el asedio y posterior caída de Jerusalén
c) El tercer y último episodio que aconteció realmente una vez
acabada la guerra fue el trágico e inhumano asedio y caída de Masada.
A. Los disturbios de Jerusalén
Si
hacemos caso a lo que nos cuenta Flavio Josefo[3],
los desórdenes de aquel fatídico año 66 d. C. comenzaron realmente en Cesarea, cuando
unos ciudadanos griegos con el ánimo de provocar a los judíos sacrificaron unas
aves junto a una sinagoga de la localidad.
Los
soldados romanos ahí apostados, que eran los encargados de mantener el orden,
no movieron un dedo.
El
hijo del Sumo Sacerdote del templo judío, Eliezer ben Hanania, en respuesta a
la pasividad romana, ordena el cese del culto al emperador romano.
A este
malestar religioso se suma el descontento popular por los impuestos y un cúmulo
de atropellos que los ciudadanos judíos afirman sufrir por parte de sus
ocupantes romanos.
Se
producen protestas públicas y los soldados romanos que estaban bajo el mando del
gobernador romano Gessius Florus ocupan el Templo judío llevándose, o
sea robando descaradamente, diecisiete talentos del tesoro del Templo, aduciendo
que ese dinero era sustraído en concepto de impuestos para el emperador.
Se desencadena una espiral de violencia imparable. Se producen
altercados por toda la ciudad de Jerusalén y el gobernador envía a sus tropas a
reprimir las algaradas sin piedad.
Su detienen a los supuestos cabecillas del motín que son
crucificados.
Los zelotes y seguidores nacionalistas atacan a los
destacamentos romanos en Jerusalén, los cuales claudican en septiembre de ese
año.
Se aprovecha el caos, la falta de autoridad romana y los
ánimos patrióticos enfervorizados para expulsar a multitud de ciudadanos
griegos de Judea, Samaria y Galilea.
Los zelotas echan de la ciudad a todo aquel que fuera romano,
o tuviera algo que ver con la dominación (como por ejemplo funcionarios o
ciudadanos simpatizantes) acaban con todo símbolo de Roma en Jerusalén y, como
no podía ser menos, tanto el reyezuelo títere de Roma Agripa II (biznieto de
Herodes el Grande) como su hermana Berenice, tienen que huir apresuradamente de
la ciudad para no caer en manos de los ultranacionalistas.
La revuelta de Jerusalén se extiende por toda Judea como un
reguero de pólvora.
Cayo Cestio Galo, que era el legado romano en
Siria, consigue preparar una importante fuerza en Acre para dirigirse hacia
Jerusalén y reprimir la rebelión.
B. El
asedio y la caída de Jerusalén
La debacle de Beth Horon
La
guerra contra las fuerzas rebeldes judías no puede comenzar peor para los
romanos.
Cuando
arriban las tropas romanas a Jerusalén se encuentran con una feroz resistencia
por parte de los judíos que logran repeler el ataque e impedir así que Cayo
Cestio Galo entre en capital de Judea.
Estamos
hablando aquí de una hazaña nada desdeñable por parte de los zelotes, ya que
habían conseguido rechazar el embate del ejército más poderoso de la época: nada
más y nada menos que la Legio XII
Fulminata, engrosada además con seis cohortes, cuatro alas de
caballería y algunas tropas auxiliares formadas con soldados de pueblos aliados
de Roma.
Cuando
Cayo Cestio Galo ve que no va a ser tan fácil tomar Jerusalén como había
pensado inicialmente, decide replegarse con sus tropas hacia la costa. Ese fue
un error fatal que le costará carísimo, pues los romanos son víctimas de una
astuta emboscada por parte de los partisanos judíos en las cercanías de la
localidad de Beth Horon, situada a escasos 18 km al noroeste de Jerusalén.
En la encerrona judía caen
masacrados alrededor de 6000 soldados de la arriba mencionada Legio XII
Fulminata.
Cayo Cestio Galo logra
escabullirse de la celada y huye a Antioquía, dejando atrás no sólo a gran
parte de sus hombres sino también mucho material bélico y víveres.
Tito Flavio Vespasiano
Entra en escena el general
Vespasiano.
Cuando las malas noticias llegan
a oídos del emperador Nerón éste decide poner la empresa en manos de uno de los
hombres más competentes en el terreno militar de toda Roma: el general Tito Flavio Vespasiano, que tenía una enorme
experiencia bélica de otras campañas militares como Bretaña.
Vespasiano se pone al mando de cuatro
legiones:
a) la V Macedonica
b) la X Fretensis
c) la XII Fulminata y
d) la XV Apollinaris.
Estamos hablando aquí de unos
sesenta mil experimentados legionarios que hacen aparición en Judea y en el año
68 d.C. acaban con las defensas judías en el norte.
Busto de Vespasiano
Los rebeldes judíos habían
organizado sus fuerzas de la siguiente manera. Habían puesto como jefes militares
a los siguientes cuatro líderes patriotas:
a) Juan de Giscala
b) Simón bar Giora
c) Eleazar ben Simón
d) Eleazar ben Yair.
La defensa de Galilea, región
situada al norte de Judea, fue encomendada al líder zelote Juan de Giscala, y al sicario
Simón bar Giora.
Estando Juan de Giscala en su
localidad natal encargado de su defensa se encuentra con la llegada de las
tropas de Vespasiano que rodean la ciudad de Giscala y conminan a la población
a rendirse.
Juan de Giscala le pide a
Vespasiano que por respeto al Shabbat no tomen ese día la ciudad y aprovecha la
ocasión para huir a Jerusalén dejando a Vespasiano con un palmo de narices.
Su rival político, el sicario
Simón bar Giora, también consigue escaparse y ambos llegan sanos y salvos a
Jerusalén.
Una vez en la capital Juan de
Giscala comienza a arengar a los jóvenes para marchar a una guerra total contra
Roma, convenciéndoles de que los romanos eran unos ineptos, incapaces de
hacerse con las aldeas de Galilea y mucho menos con la gran capital de
Jerusalén protegida con aquellas robustas murallas.
Por si no fuera suficiente
desafío tener que enfrentarse al mejor ejército del mundo comandado a la sazón
por su mejor general, los cabecillas rebeldes judíos entran en un peligroso
juego de disputas entre ellos por el poder. Las tres facciones que se enfrentan
son:
a) Juan de Giscala, que intenta
autodenominarse gobernante de Jerusalén y les da el poder de la ciudad a los
zelotes.
b) Simón bar Giora, idumeo,
consigue juntar a unos 40.000 voluntarios dispuestos a ir a la guerra. Para
ello les ofrece la plena libertad a los esclavos y formidables remuneraciones a
aquellos que siendo ya libres se quieran alistar a sus tropas.
c) Eleazar ben Simón era el
experto general que infringió a los romanos la humillante derrota en la Batalla
de Beth-Horon donde les causo 6000 bajas en las filas de los legionarios.
Juan de Giscala se había
autoproclamado gobernante de Jerusalén en el año 67 d.C. Hartos de los abusos
de poder de su gobernador, los ciudadanos de Jerusalén aceptan que tropas
edomitas entren en su ciudad a comienzos del año 69. Simón bar Giora, que era
también edomita (o idemeo, que es lo mismo), pone a las recién llegadas tropas
edomitas de su parte y se levanta contra Juan de Giscala, el cual se tiene que
atrincherar con sus fieles seguidores en el patio del Templo de Jerusalén.
Comienza a gobernar en la ciudad Simón
bar Giora, que finalmente logra vencer a Juan de Giscala.
Vespasiano emperador de Roma
En el año 68 d.C. muere Nerón. Le
sigue Galba que fue asesinado en el Foro romano por un legionario a las órdenes
de Otón, que tras ser derrotado por Vitelio, se suicida. Accede así al poder
Vitelio. Es el famoso año de los cuatro emperadores.
Vitelio tampoco pudo disfrutar
más de tres meses de su cargo pues las tropas del general Vespasiano se
levantan contra él.
Tras una derrota abrumadora de
las tropas de Vitelio por parte de las de Vespasiano, Vitelio es asesinado y el
senado romano nombra en el año 69 a Vespasiano emperador de Roma.
Tito se encarga de Jerusalén
Vespasiano, que ahora es
emperador y tiene cosas más importantes de las que ocuparse y debe acudir a
Roma, deja a su hijo Tito (Tito Flavio Sabino Vespasiano) al mando de sus
tropas en Judea y encargado del asedio de Jerusalén.
Denario con la efigie de Tito
Tito se encuentra una ciudad
tenazmente defendida que no va a dejarse tomar tras un simple asalto.
Las tropas romanas se preparan
para un largo asedio. Pero varias circunstancias jugaban a favor de Tito:
Jerusalén, como centro religioso
que era de todos los judíos (excepto de los samaritanos) debido a que albergaba
el Templo Judío, acogía periódicamente a numerosos peregrinos que acudían de
Judea, Galilea y otras regiones a las diversas festividades religiosas que ahí
se celebraban y a realizar los preceptivos sacrificios.
Tito aprovecha esa sobrepoblación
para impedir que salga nadie de la ciudad y de esta manera el exceso de
población acabe antes con los víveres y el agua que tenían los rebeldes
sitiados.[4]
Las consecuencias de este
implacable bloqueo no se dejan esperar, empiezan a morir centenares de judíos
de sed, hambre y enfermedades.
Debemos pensar en el gran número
de habitantes que debía de haber en Jerusalén, pues sólo los defensores de la
urbe llegaban a veinticinco mil.
Por si el tormento del hambre y
de la sed no fuera suficiente para doblegar el ánimo de los amotinados, Tito
recurre a una estrategia para erosionar la voluntad de los más recalcitrantes.
Sabedor del celo religioso de sus
rivales, Tito recurre a un viejo amigo de la familia para que les haga ver y
entender a los sitiados en lengua aramea que:
a) No tienen ninguna posibilidad
de salir de ahí con vida si no deponen las armas y se entregan a Roma.
b) Dios los ha abandonado y está
ahora del lado de los romanos.
Ese amigo de la familia no era
otro que el famoso historiador judío Flavio Josefo.
Flavio Josefo intenta una y otra
vez a través de sus argumentos convencer a sus compatriotas rebeldes de que se
rindan pero lo único que cosecha es una fuerte reacción de rechazo y una
resistencia a ultranza por parte de los más fanáticos.
Fin del asedio y destrucción del Templo de Jerusalén
En verano del año 70 los romanos
consiguen quebrantar las murallas de la ciudad. Lo que sigue a continuación es
una auténtica carnicería, que sólo se ve interrumpida para saquear todo lo que
pueden casa por casa.
Atacan los últimos bastiones
donde se habían ido a refugiar los zelotes:
a) la Fortaleza Antonia
Maqueta de la Fortaleza Antonia
b) el templo, que fue
completamente destruido por un incendio, parece ser que no intencionado.
Destrucción del Templo de Jerusalén de Francesco Hayez
c) la ciudadela de Herodes.
Escribe Flavio Josefo que nada
menos que 1.100.000 personas perecieron durante aquel terrible sitio, siendo la
mayor parte de las víctimas judías. Hoy se tiende a considerar que estas cifras de Josefo son exageradas, pero se cree que pudo llegar a morir un tercio de la población Judía de la época.
Otros muchos supervivientes fueron hechos esclavos y llevados
a Roma.
Fin de los cabecillas rebeldes
- Juan de Giscala acabó en manos de los soldados de Tito cuando
estos lograron entrar en Jerusalén tras romper el cerco. Condenado a cadena
perpetua, fue llevado a Roma y exhibido encadenado como trofeo de guerra por
sus calles en el desfile de la victoria.
-Simón bar Giora fue también llevado a Roma; igualmente lo
exhibieron como trofeo en el desfile de triunfo de Tito, pero como Simón bar
Giora había sido gobernador de Jerusalén fue arrojado desde la Roca Tarpeya,
lugar de ejecución de traidores y rebeldes.
- En cuanto a Eleazar ben Simón no tenemos noticias de que
fuera atrapado por los romanos. Es bastante probable que muriera durante los
feroces combates cuerpo a cuerpo que se entablaron cuando los legionarios
romanos consiguieron romper la muralla de Jerusalén y entrar en la ciudad en el
año 70.
C. Último
episodio de la guerra: resistencia en Masada
Durante la despiadada conquista de Jerusalén por parte de las
legiones de Tito en el año 70 d. C. mueren la gran mayoría de zelotes y demás
defensores fanáticos de la ciudad.
Masada
Unos pocos rebeldes que lograron escapar con vida de la
carnicería que se vivió en las calles de Jerusalén o bien que en ese momento se
encontraban fuera de la capital decidieron seguir ofreciendo resistencia.
Estos últimos rebeldes, valientes irreductibles que se negaban
a entregarse aunque ya no había nada que hacer en la guerra, determinaron, tras
la caída y pérdida de Jerusalén, atrincherarse en la fortaleza herodiana de Masada,
de difícil acceso al encontrarse en lo alto de un monte.
Ahí estuvieron atrincherados por un periodo de tres largos
años, soportando todo tipo de penalidades, como consecuencia del implacable
cerco al que los sometieron los romanos. Hasta que en el año 73 d. C.,
diezmados por el hambre y las enfermedades y presos de la desesperación al ver
que no podían continuar resistiendo, prefirieron cometer un atroz suicidio
colectivo a estregarse a sus odiados enemigos romanos.
7. Los zelotes en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento se hace
mención a este movimiento nacionalista en varias ocasiones, lo que nos lleva a
pensar que era un movimiento muy activo y popular en los años en los que vivió
Jesucristo.
Las menciones son de diferente tipo
y se encuentran nada menos que en cinco libros neotestamentarios:
a) Tenemos el caso de un apóstol,
Simón, que aparece tres veces llamado el Zelote[5]:
1. Mateo, capítulo 10, versículo 4:
“Simón el Cananita (el
Zelote), y Judas Iscariote, quien Lo entregó”.
2. Lucas, capítulo 6, versículo 15
“a Mateo y a Tomás; a
Jacobo hijo de Alfeo, y a Simón llamado el Zelote;”
3. Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículo 13:
“Y cuando entraron,
subieron al aposento alto donde se alojaban Pedro, Juan, Jacobo y Andrés, Felipe
y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo y Simón el Zelote, y Judas
hijo de Jacobo.”
b) Tenemos la mención expresa al líder de las primeras
revueltas zelotas Judas el Galileo y el contexto histórico del censo de Publio
Sulpicio Quirinio:
Hechos de los Apóstoles, capítulo 5,
versículo 37 (Reina Valera Actualizada) (RVA-2015)
“Después
de este, se levantó Judas el galileo en los días del censo, y arrastró gente
tras sí. Aquel también pereció, y todos los que le seguían fueron dispersados.”
c) Tenemos la figura del famoso Barrabás, en el que muchos han
querido ver un típico zelote condenado por rebeldía y por haber cometido
asesinato.
Nada menos que 11 veces aparece mencionado este preso en el
Nuevo Testamento:
1. Mateo capítulo 27, versículo 16
2. Mateo capítulo 27, versículo 17
3. Mateo capítulo 27, versículo 20
4. Mateo capítulo 27, versículo 21
5. Mateo capítulo 27, versículo 26
6. Marcos capítulo, 15, versículo 7
7. Marcos capítulo 15, versículo 11
8. Marcos capítulo 15, versículo 15
9. Lucas capítulo 23, versículo 18
10. Juan capítulo 18, versículo 40
11. Hechos capítulo 3, versículo 14
d) Por último tenemos la figura del apóstol traidor, Judas
Iscariote, al que algún estudioso ha querido asociar a los sicarios, por su
epíteto Iscariote que lo hacen derivar de ish-kraioth
(hombre de la sica).
[1] Según
Flavio Josefo el censo tuvo lugar 37 años después de que Octavio derrotara a
Antonio en la batalla naval de Accio, lo que se correspondería con año 6 d. C.
[2] Antigüedades
judías, libro XX, capítulo 5, versículo 2.
[3] La
guerra de los judíos, libro II, capítulo 14, versículo 5.
[4] Aunque
también en el Talmud se nos cuenta que fue una facción muy fanatizada de
zelotes los que no permitieron el suministro de alimentos a Jerusalén para de
esta manera la situación desesperada empujara a los sitiados a combatir contra
los enemigos romanos.
[5] Todas
las citas sacadas de Reina-Valera Actualizada 2015.