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miércoles, 9 de octubre de 2019

¿Quiénes eran los zelotes?


Los zelotes o zelotas

0. Introducción

1. ¿Quiénes eran los zelotes?

2. Origen del concepto de zelote o zelota

3. Antecedentes

- Primer encontronazo de los zelotes y los herodianos

- Las primeras escaramuzas de Judas el Galileo

- Primer revés para los rebeldes

4. Nacimiento del movimiento zelote

- El Censo de Quirinio

5. Ideología de los zelotes

6. Primera Guerra Judeo-romana

A. Los disturbios de Jerusalén

B. El asedio y la caída de Jerusalén

- La debacle de Beth Horon

- Tito Flavio Vespasiano

- Vespasiano emperador de Roma

- Tito se encarga de Jerusalén

- Fin del asedio y destrucción del Templo de Jerusalén

- Fin de los cabecillas rebeldes

C. Último capítulo: resistencia en Masada

7. Los zelotes en el Nuevo Testamento

Intrducción
Cuando nos acercamos al Nuevo Testamento nos encontramos continuamente con menciones a grupos religiosos judíos como los fariseos, los saduceos o los doctores de la ley. En otras ocasiones son grupúsculos políticos los que aparecen en las páginas de los Evangelios, y así tenemos también zelotas y sicarios.

El lector no especializado no sabe muy bien diferenciar los unos de los otros; a veces no sabemos qué importancia tenían realmente en la sociedad de su época, o no sabemos qué fines los movían o cuáles eran las relaciones entre unos y otros, o también, entre los diferentes grupos y los ocupantes romanos.

Pues bien para arrojar un poco de luz sobre esta aparente maraña de sectas y acercar al lector del siglo XXI a la cosmovisión de los judíos que convivieron hace 2000 años con Jesús hemos pensado en redactar este artículo divulgativo.

Hoy nos ocuparemos de los zelotas o zelotes.

1. ¿Quiénes eran los zelotes?
Los zelotes eran un movimiento paramilitar de resistencia judío que se creó para combatir contra la ocupación romana.

Es decir, los zelotes vendrían a ser una especie de banda terrorista que cometía pequeños atentados contra soldados romanos y también contra judíos que ellos consideraban colaboradores, con el objetivo de liberar Judea de la presencia romana.

Este grupúsculo revolucionario tuvo dos épocas de enorme actividad rebelde:
1. La primera fue el mismo momento de su fundación en el año 6 d.C.
2. La segunda durante la famosa Primera Guerra Judeo-romana
3. La tercera durante el episodio de asedio a la fortaleza herodiana de Masada.

2. Origen del concepto de zelote o zelota
El concepto de zelote (del griego clásico ζηλωτής zelotes, “celoso”, hebreo קנאי kanai) se deriva del personaje bíblico de Fineas ben Eleazar, un nieto de Aarón, el cual era llevado de su celo por Dios tomó su lanza y con ésta en la mano atravesó de parte a parte a un israelita que vivía con una gentil. 

Fineas, según nos cuenta el cuarto libro bíblico, (el llamado Números, en su capítulo 25), entró en la tienda de campaña donde moraba su compatriota con la extranjera y los ensartó a ambos con su lanza.

Fineas ben Eleazar según  Joos van Winghe

A partir de este suceso ciertos judíos religiosos celosos de sus leyes fueron llamados durante siglos “zelotes” “zelotas”.

3. Antecedentes

Primer encontronazo de los zelotes y los herodianos
Una vez muerto y enterrado Herodes el Grande, en el año 4 a.C., le sucede en su trono de Judea su hijo Arquelao, tan cruel y sanguinario como su padre.
Los judíos aprovechan que tienen nuevo monarca para solicitar reformas y una rebaja fiscal.

Retrato imaginario del rey Arquelao

En vísperas de la fiesta de Pascua acuden miles de judíos de todo Oriente a Jerusalén para participar en la celebración más importante del culto judío. 

Entre aquella masa de peregrinos se han infiltrado un buen número de patriotas que consiguen sublevar a buena parte de la gente y se organiza un violento tumulto.

Cuando las tropas del monarca Arquelao son alertadas de los disturbios se precipitan contra la gente aglomerada en el Templo y sus alrededores y cometen una matanza de 3000 persona.
A continuación Arquelao ordena a los peregrinos que desalojen Jerusalén y da la orden de que se suspendan las fiestas de Pascua ese año.

 El odio y la indignación se extienden entre los judíos que comienzan a odiar a Arquelao tanto como anteriormente habían detestado a su padre Herodes.

Al poco de este trágico episodio, Arquelao y su séquito más cercano tienen que partir a Roma para ser confirmado como Rey de Judea por Cesar Augusto.

-Publius Quinctilius Varus, el legado romano en Siria y encargado del orden y la paz en Judea, se teme lo peor.
En vista de que Arquelao va a estar varios meses ausente y que las protestas de los judíos no remiten, ordena trasladar una legión a Jerusalén.
Al mismo tiempo acude también Sabinus, que era Procurador y tesorero de Cesar Augusto, para mantener y defender los intereses de Roma en la región durante la ausencia de Arquelao.

Lo primero que hace Sabinus nada más llegar a Jerusalén es ocupar el Palacio de Herodes junto al Templo y saquear la cámara del tesoro real.

Durante una fiesta dedicada a las cosechas, a la cual solían acudir numerosos peregrinos, se vuelven a producir encendidas protestas entre los participantes. Se produce una matanza. Los legionarios de Sabinus asaltan el Templo, le prenden fuego a las salas adyacentes y echan mano al tesoro del Templo, llevándose no menos de 400 talentos de botín.

Esto desata la ira de los judíos que atacan a los soldados romanos, los cuales se tienen que resguardar a toda prisa de en el palacio de Herodes.
Los encolerizados judíos sitian la Torre Fasael que es donde se encontraban Sabinus y sus tropas.

Maqueta de la muralla de Jerusalén con las torres Fasael, Hippicus y Mariamna


Las primeras escaramuzas de Judas el Galileo
En Galilea, región al norte de Judea, donde siempre ha habido un fuerte sentimiento de anhelo de libertad, un hombre, Judas el Galileo, (hijo de Ezequías, patriota ajusticiado por Herodes el Grande) comienza a agrupar a los rebeldes más exaltados en torno a su figura, en la ciudad de Séforis.

Sus tropas asaltan un día la armería del ejército de Arquelao y se hacen con las armas, con las que comenzaran una guerra de guerrillas contra las fuerzas de ocupación romana.

Primer revés para los rebeldes
La respuesta romana no se hace esperar. Publius Quinctilius Varus, una vez que es puesto en conocimiento del levantamiento que ha tenido en Jerusalén y del papel desempeñado en ella por parte de los soldados patriotas de Judas de Galilea, marcha a toda prisa desde Antioquia al mando de dos legiones.
En Galilea hacer reducir a cenizas la ciudad de Séforis. A sus habitantes, la mayoría de los cuales son partidarios de Judas el Galieo, son vendidos como esclavos.

También la ciudad de Emaús acaba siendo pasto de las llamas.
Cuando el imponente ejército de Varus hace acto de presencia a las puertas de Jerusalén, los levantiscos hebreos deponen el asedio al que estaban sometiendo a Sabinus y a su legión en la Torre Fasael.

Presa del pánico la muchedumbre huye. Se produce una desbandada. Varus ordena peinar toda Judea hasta dar con el último de los cabecillas del movimiento patriota.

Unos 2000 sublevados judíos caen en manos romanas y acaban siendo crucificados por orden de Varus.

Uno de los pocos que logran escapar a la redada romana es Judas el Galileo.
 
4. Nacimiento del movimiento zelote
En los casos que hemos relatado podemos ver que ya existe un movimiento más o menos organizado de patriotas sublevados contra el poder romano que de vez en cuando organizan tumultos que suelen terminar siempre muy mal para dichos sublevados.

En año 6 a.C. tiene lugar otro levantamiento, este más importante, y que para historiadores como Flavio Josefo supone el verdadero nacimiento del movimiento de los zelotes.

Estos judíos ultranacionalistas y celosos de las leyes divinas se vuelven a poner en pie, otra vez, con motivo del famoso Censo de Quirinio.

El Censo de Quirinio
El gobernador romano de Siria, Publius Sulpicius Quirinius, ordenó en el año 6 d.C. [1], que se realizara, mediante el uso de la fuerza si fuera necesario, un censo y una declaración de bienes patrimoniales de todos los ciudadanos de Judea, lo que provocó un vehemente rechazo entre los judíos.

Uno de los personajes más famosos de la escena rebelde de aquella época de ocupación romana fue Judas el Galileo (también conocido como Judas Galilaeus, Judas de Gamala, Judas el Galaunita o Juda ben Ezejia -su nombre en hebreo- ).

Como se suele decir, de casta la viene al galgo, pues Judas era hijo de Ezequías, que según Flavio Josefo, había sido el jefe de una banda de asaltacaminos al que Herodes logró capturar tras mucho esfuerzo para condenarlo a la muerte en la cruz.

En el año 6 d.C. Roma, cansada de las continuas quejas que le llegaban desde Judea por culpa de su pésimo monarca, decide destituir a Arquelao, que se ve exiliado a las Galias.

Judea pasa a ser una provincia anexionada a Siria, y Roma instituye una nueva figura administrativa en la región para controlar directamente a los judíos sin tener que recurrir a corruptos monarcas-títere autóctonos, nos referimos a la figura del prefecto romano.

El primer romano que ocupó dicho cargo fue un tal Coponius, del que no se sabe gran cosa, más allá de que fue el primero de una corta lista de prefectos en Judea y desempeño su puesto aproximadamente desde el año 6 d.C. al año 9 d. C.

Judás el Galileo, indignado por las pretensiones romanas de dominio sobre los judíos, consigue sublevar al pueblo contra los romanos anunciando públicamente que “tanto el censo como la declaración de bienes patrimoniales no traerán para el pueblo judío otra cosa que esclavitud“.

Un fariseo nacionalista exacerbado, de nombre Sadduk (también conocido como Zadok o Sadoc -en hebreo: Tsadoq צדוק, "justo"-, se le une en las protestas y entre ambos avivan el malestar popular, asegurando que Dios estará con aquellos que quieran sacudirse el yugo de aquellos impíos.
Juntos, Judas y Sadduk, congregan una tropa de exaltados para lanzarla a una sangrienta guerra de guerrillas contra los romanos.

Flavio Josefo desprestigiará años más tarde todas las acciones de este exaltado líder de partisanos acusándole de no ser más que un ladrón que, con la excusa del patriotismo ocultaba sus verdaderos motivos, que no eran otros que hacerse con todas las riquezas que pudiera en su saqueos. Según Flavio Josefo el último fin que movía a Judas el Galileo no era solamente conseguir una inmensa fortuna sino ir un paso más allá e intentar alcanzar los honores de la realeza.

¿Por qué pensaba este luchador -terrorista podríamos llamarlo hoy en día- que podía llegar a ser rey o noble? Bien, al parecer, la familia de Judas ben Ezequías, el Galileo tenía vínculos de sangre con la depuesta dinastía asmonea.

Sea como fuere, lo cierto es que Juan el Galileo llegó a convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades romanas, hasta el día en que cayó en sus garras.

Según Flavio Josefo[2] Judas el Galileo tenía dos hijos, Simón y Jacobo, que al igual que su padre dieron su vida por la causa de la liberación. 
Fueron crucificados por el procurador romano Tiberio Julio Alejandro (46–48 d.C.).

5. Ideología de los zelotas
Flavio Josefo afirma que la ideología de Judas el Galileo era diferente de la de los fariseos, los saduceos y los saduceos (las tres grandes sectas judías de la época)

Según el mismo Flavio Josefo, tanto Judas el Galileo como Sadduk el fariseo fueron los padres de un fariseísmo radical y se convirtieron más tarde en los predecesores de un extremismo y fanatismo nacionalista judíos de funestas consecuencias, como muestran la destrucción de Jerusalén y su Templo en el año 70 d.C.

También según Flavio Josefo, los seguidores de esta secta coincidían plenamente con los planteamientos de los fariseos, sin embargo les diferenciaba su profundo amor a la libertad y el hecho de que sólo reconocían como rey y Señor a Dios.

Se someten a todos los modos posibles de muerte y no dudan en asesinar a sus propios familiares y amigos“.



Podemos decir que, de entre todas aquellas sectas judías que había en aquella época, los zelotas eran los más violentos, ya que no reusaban usar el asesinato para conseguir sus fines.

Ahora bien, incluso dentro del movimiento zelota, ya violento de por sí, habría un ala más radicalizada aún y que pasó a la historia conocida como los sicarios, palabra que hoy en día es sinónimo de asesino a sueldo.

No queda del todo muy claro si sicarios y zelotas pudieran estar en algún momento enfrentados entre sí o si los sicarios eran una escisión del movimiento zelota. Incluso se ha dicho que primero aparecieron los sicarios con la revuelta judía del año 6 d.C. como consecuencia del censo de Quintiliano y los zelotas aparecieron más tarde, concretamente en el año 66 d.C. como consecuencia, esta vez, de los disturbios de Jerusalén.

Sea como fuere los sicarios recibían dicho nombre por hacer uso de una sica o daga de filo curvado, muy típica en Oriente Medio.

Estos sicarii vendrían a ser unos ninjas semitas de la antigüedad, maestros en la técnica de asesinar a sus víctimas con el mayor de los sigilos y discreciones. Portaban su arma oculta entre los pliegues de sus túnicas, se mezclaban entre la multitud -solían aprovechar las aglomeraciones para llevar a cabo sus atentados-  y se acercaban silenciosamente a su objetivo para apuñalarlos y desaparecer entre el gentío. Se dice que en ocasiones estos sicarios iban disfrazados y maquillados, haciéndose pasar por mujeres ancianos.

Un famoso sicario sería Barrabás e incluso se ha querido sugerir que Judas Iscariote -el discípulo traidor- fue también un sicario.

6. Primera Guerra Judeo-romana
Como ya hemos comentado fue el año 6 d.C., con el edicto de Quirinius, el año en el que nacieron los zelotas como movimiento organizado de liberación nacional con un fuerte componente religioso.

Pues bien tenemos que durante 60 años los zelotes continúan tremendamente activos, lanzando campañas de ataques contra los romanos que reaccionan castigando de la manera más cruel y deshonrosa que se podía hacer en aquella época: la crucifixión.

Así se va generando cada vez más odio entre judíos y romanos hasta que las desavenencias desembocan en una guerra abierta entre zelotas y seguidores de un lado y romanos de otro.

Estamos hablando de la primera guerra judeo-romana, también llamada la gran revuelta judía.

Esta Primera Guerra Judeo-Romana tuvo tres fases bien diferenciadas:

a) como primer episodio y verdadero desencadenante de la guerra está lo que dio en llamarse “los disturbios de Jerusalén”, 

b) tras dichos disturbios llegó el asedio y posterior caída de Jerusalén

c) El tercer y último episodio que aconteció realmente una vez acabada la guerra fue el trágico e inhumano asedio y caída de Masada.

A. Los disturbios de Jerusalén
Si hacemos caso a lo que nos cuenta Flavio Josefo[3], los desórdenes de aquel fatídico año 66 d. C. comenzaron realmente en Cesarea, cuando unos ciudadanos griegos con el ánimo de provocar a los judíos sacrificaron unas aves junto a una sinagoga de la localidad.

Los soldados romanos ahí apostados, que eran los encargados de mantener el orden, no movieron un dedo.

El hijo del Sumo Sacerdote del templo judío, Eliezer ben Hanania, en respuesta a la pasividad romana, ordena el cese del culto al emperador romano.

A este malestar religioso se suma el descontento popular por los impuestos y un cúmulo de atropellos que los ciudadanos judíos afirman sufrir por parte de sus ocupantes romanos.

Se producen protestas públicas y los soldados romanos que estaban bajo el mando del gobernador romano Gessius Florus ocupan el Templo judío llevándose, o sea robando descaradamente, diecisiete talentos del tesoro del Templo, aduciendo que ese dinero era sustraído en concepto de impuestos para el emperador.

Se desencadena una espiral de violencia imparable. Se producen altercados por toda la ciudad de Jerusalén y el gobernador envía a sus tropas a reprimir las algaradas sin piedad.

Su detienen a los supuestos cabecillas del motín que son crucificados.
Los zelotes y seguidores nacionalistas atacan a los destacamentos romanos en Jerusalén, los cuales claudican en septiembre de ese año.

Se aprovecha el caos, la falta de autoridad romana y los ánimos patrióticos enfervorizados para expulsar a multitud de ciudadanos griegos de Judea, Samaria y Galilea.

Los zelotas echan de la ciudad a todo aquel que fuera romano, o tuviera algo que ver con la dominación (como por ejemplo funcionarios o ciudadanos simpatizantes) acaban con todo símbolo de Roma en Jerusalén y, como no podía ser menos, tanto el reyezuelo títere de Roma Agripa II (biznieto de Herodes el Grande) como su hermana Berenice, tienen que huir apresuradamente de la ciudad para no caer en manos de los ultranacionalistas.

La revuelta de Jerusalén se extiende por toda Judea como un reguero de pólvora.

Cayo Cestio Galo, que era el legado romano en Siria, consigue preparar una importante fuerza en Acre para dirigirse hacia Jerusalén y reprimir la rebelión.

B. El asedio y la caída de Jerusalén

La debacle de Beth Horon
La guerra contra las fuerzas rebeldes judías no puede comenzar peor para los romanos.

Cuando arriban las tropas romanas a Jerusalén se encuentran con una feroz resistencia por parte de los judíos que logran repeler el ataque e impedir así que Cayo Cestio Galo entre en capital de Judea.

Estamos hablando aquí de una hazaña nada desdeñable por parte de los zelotes, ya que habían conseguido rechazar el embate del ejército más poderoso de la época: nada más y nada menos que la Legio XII Fulminata, engrosada además con seis cohortes, cuatro alas de caballería y algunas tropas auxiliares formadas con soldados de pueblos aliados de Roma.

Cuando Cayo Cestio Galo ve que no va a ser tan fácil tomar Jerusalén como había pensado inicialmente, decide replegarse con sus tropas hacia la costa. Ese fue un error fatal que le costará carísimo, pues los romanos son víctimas de una astuta emboscada por parte de los partisanos judíos en las cercanías de la localidad de Beth Horon, situada a escasos 18 km al noroeste de Jerusalén.

En la encerrona judía caen masacrados alrededor de 6000 soldados de la arriba mencionada Legio XII Fulminata.

Cayo Cestio Galo logra escabullirse de la celada y huye a Antioquía, dejando atrás no sólo a gran parte de sus hombres sino también mucho material bélico y víveres.

Tito Flavio Vespasiano
Entra en escena el general Vespasiano.
Cuando las malas noticias llegan a oídos del emperador Nerón éste decide poner la empresa en manos de uno de los hombres más competentes en el terreno militar de toda Roma: el general Tito Flavio Vespasiano, que tenía una enorme experiencia bélica de otras campañas militares como Bretaña.
Vespasiano se pone al mando de cuatro legiones:

a) la V Macedonica
b) la X Fretensis
c) la XII Fulminata y
d) la XV Apollinaris.

Estamos hablando aquí de unos sesenta mil experimentados legionarios que hacen aparición en Judea y en el año 68 d.C. acaban con las defensas judías en el norte.

Busto de Vespasiano


Los rebeldes judíos habían organizado sus fuerzas de la siguiente manera. Habían puesto como jefes militares a los siguientes cuatro líderes patriotas:

a) Juan de Giscala
b) Simón bar Giora
c) Eleazar ben Simón
d) Eleazar ben Yair.

La defensa de Galilea, región situada al norte de Judea, fue encomendada al líder zelote Juan de Giscala, y al sicario Simón bar Giora.

Estando Juan de Giscala en su localidad natal encargado de su defensa se encuentra con la llegada de las tropas de Vespasiano que rodean la ciudad de Giscala y conminan a la población a rendirse.

Juan de Giscala le pide a Vespasiano que por respeto al Shabbat no tomen ese día la ciudad y aprovecha la ocasión para huir a Jerusalén dejando a Vespasiano con un palmo de narices.

Su rival político, el sicario Simón bar Giora, también consigue escaparse y ambos llegan sanos y salvos a Jerusalén.

Una vez en la capital Juan de Giscala comienza a arengar a los jóvenes para marchar a una guerra total contra Roma, convenciéndoles de que los romanos eran unos ineptos, incapaces de hacerse con las aldeas de Galilea y mucho menos con la gran capital de Jerusalén protegida con aquellas robustas murallas.

Por si no fuera suficiente desafío tener que enfrentarse al mejor ejército del mundo comandado a la sazón por su mejor general, los cabecillas rebeldes judíos entran en un peligroso juego de disputas entre ellos por el poder. Las tres facciones que se enfrentan son:

a) Juan de Giscala, que intenta autodenominarse gobernante de Jerusalén y les da el poder de la ciudad a los zelotes.

b) Simón bar Giora, idumeo, consigue juntar a unos 40.000 voluntarios dispuestos a ir a la guerra. Para ello les ofrece la plena libertad a los esclavos y formidables remuneraciones a aquellos que siendo ya libres se quieran alistar a sus tropas.

c) Eleazar ben Simón era el experto general que infringió a los romanos la humillante derrota en la Batalla de Beth-Horon donde les causo 6000 bajas en las filas de los legionarios.

Juan de Giscala se había autoproclamado gobernante de Jerusalén en el año 67 d.C. Hartos de los abusos de poder de su gobernador, los ciudadanos de Jerusalén aceptan que tropas edomitas entren en su ciudad a comienzos del año 69. Simón bar Giora, que era también edomita (o idemeo, que es lo mismo), pone a las recién llegadas tropas edomitas de su parte y se levanta contra Juan de Giscala, el cual se tiene que atrincherar con sus fieles seguidores en el patio del Templo de Jerusalén.

Comienza a gobernar en la ciudad Simón bar Giora, que finalmente logra vencer a Juan de Giscala.

Vespasiano emperador de Roma
En el año 68 d.C. muere Nerón. Le sigue Galba que fue asesinado en el Foro romano por un legionario a las órdenes de Otón, que tras ser derrotado por Vitelio, se suicida. Accede así al poder Vitelio. Es el famoso año de los cuatro emperadores.

Vitelio tampoco pudo disfrutar más de tres meses de su cargo pues las tropas del general Vespasiano se levantan contra él.

Tras una derrota abrumadora de las tropas de Vitelio por parte de las de Vespasiano, Vitelio es asesinado y el senado romano nombra en el año 69 a Vespasiano emperador de Roma.

Tito se encarga de Jerusalén
Vespasiano, que ahora es emperador y tiene cosas más importantes de las que ocuparse y debe acudir a Roma, deja a su hijo Tito (Tito Flavio Sabino Vespasiano) al mando de sus tropas en Judea y encargado del asedio de Jerusalén.

Denario con la efigie de Tito


Tito se encuentra una ciudad tenazmente defendida que no va a dejarse tomar tras un simple asalto.

Las tropas romanas se preparan para un largo asedio. Pero varias circunstancias jugaban a favor de Tito:
Jerusalén, como centro religioso que era de todos los judíos (excepto de los samaritanos) debido a que albergaba el Templo Judío, acogía periódicamente a numerosos peregrinos que acudían de Judea, Galilea y otras regiones a las diversas festividades religiosas que ahí se celebraban y a realizar los preceptivos sacrificios.

Tito aprovecha esa sobrepoblación para impedir que salga nadie de la ciudad y de esta manera el exceso de población acabe antes con los víveres y el agua que tenían los rebeldes sitiados.[4]

Las consecuencias de este implacable bloqueo no se dejan esperar, empiezan a morir centenares de judíos de sed, hambre y enfermedades.

Debemos pensar en el gran número de habitantes que debía de haber en Jerusalén, pues sólo los defensores de la urbe llegaban a veinticinco mil.
Por si el tormento del hambre y de la sed no fuera suficiente para doblegar el ánimo de los amotinados, Tito recurre a una estrategia para erosionar la voluntad de los más recalcitrantes.

Sabedor del celo religioso de sus rivales, Tito recurre a un viejo amigo de la familia para que les haga ver y entender a los sitiados en lengua aramea que:

a) No tienen ninguna posibilidad de salir de ahí con vida si no deponen las armas y se entregan a Roma.

b) Dios los ha abandonado y está ahora del lado de los romanos. 
Ese amigo de la familia no era otro que el famoso historiador judío Flavio Josefo.

Flavio Josefo intenta una y otra vez a través de sus argumentos convencer a sus compatriotas rebeldes de que se rindan pero lo único que cosecha es una fuerte reacción de rechazo y una resistencia a ultranza por parte de los más fanáticos.

Fin del asedio y destrucción del Templo de Jerusalén
En verano del año 70 los romanos consiguen quebrantar las murallas de la ciudad. Lo que sigue a continuación es una auténtica carnicería, que sólo se ve interrumpida para saquear todo lo que pueden casa por casa.
Atacan los últimos bastiones donde se habían ido a refugiar los zelotes:

a) la Fortaleza Antonia 

Maqueta de la Fortaleza Antonia

b) el templo, que fue completamente destruido por un incendio, parece ser que no intencionado.

Destrucción del Templo de Jerusalén de Francesco Hayez


c) la ciudadela de Herodes.

Escribe Flavio Josefo que nada menos que 1.100.000 personas perecieron durante aquel terrible sitio, siendo la mayor parte de las víctimas judías. Hoy se tiende a considerar que estas cifras de Josefo son exageradas, pero se cree que pudo llegar a morir un tercio de la población Judía de la época.
Otros muchos supervivientes fueron hechos esclavos y llevados a Roma.

Fin de los cabecillas rebeldes
- Juan de Giscala acabó en manos de los soldados de Tito cuando estos lograron entrar en Jerusalén tras romper el cerco. Condenado a cadena perpetua, fue llevado a Roma y exhibido encadenado como trofeo de guerra por sus calles en el desfile de la victoria.
-Simón bar Giora fue también llevado a Roma; igualmente lo exhibieron como trofeo en el desfile de triunfo de Tito, pero como Simón bar Giora había sido gobernador de Jerusalén fue arrojado desde la Roca Tarpeya, lugar de ejecución de traidores y rebeldes.
- En cuanto a Eleazar ben Simón no tenemos noticias de que fuera atrapado por los romanos. Es bastante probable que muriera durante los feroces combates cuerpo a cuerpo que se entablaron cuando los legionarios romanos consiguieron romper la muralla de Jerusalén y entrar en la ciudad en el año 70.

C. Último episodio de la guerra: resistencia en Masada
Durante la despiadada conquista de Jerusalén por parte de las legiones de Tito en el año 70 d. C. mueren la gran mayoría de zelotes y demás defensores fanáticos de la ciudad.

Masada


Unos pocos rebeldes que lograron escapar con vida de la carnicería que se vivió en las calles de Jerusalén o bien que en ese momento se encontraban fuera de la capital decidieron seguir ofreciendo resistencia.

Estos últimos rebeldes, valientes irreductibles que se negaban a entregarse aunque ya no había nada que hacer en la guerra, determinaron, tras la caída y pérdida de Jerusalén, atrincherarse en la fortaleza herodiana de Masada, de difícil acceso al encontrarse en lo alto de un monte.

Ahí estuvieron atrincherados por un periodo de tres largos años, soportando todo tipo de penalidades, como consecuencia del implacable cerco al que los sometieron los romanos. Hasta que en el año 73 d. C., diezmados por el hambre y las enfermedades y presos de la desesperación al ver que no podían continuar resistiendo, prefirieron cometer un atroz suicidio colectivo a estregarse a sus odiados enemigos romanos.

7. Los zelotes en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento se hace mención a este movimiento nacionalista en varias ocasiones, lo que nos lleva a pensar que era un movimiento muy activo y popular en los años en los que vivió Jesucristo.
Las menciones son de diferente tipo y se encuentran nada menos que en cinco libros neotestamentarios:

a) Tenemos el caso de un apóstol, Simón, que aparece tres veces llamado el Zelote[5]:
1. Mateo, capítulo 10, versículo 4:
Simón el Cananita (el Zelote), y Judas Iscariote, quien Lo entregó”.

2. Lucas, capítulo 6, versículo 15
a Mateo y a Tomás; a Jacobo hijo de Alfeo, y a Simón llamado el Zelote;”

3. Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículo 13:
Y cuando entraron, subieron al aposento alto donde se alojaban Pedro, Juan, Jacobo y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo y Simón el Zelote, y Judas hijo de Jacobo.”
b) Tenemos la mención expresa al líder de las primeras revueltas zelotas Judas el Galileo y el contexto histórico del censo de Publio Sulpicio Quirinio:
Hechos de los Apóstoles, capítulo 5, versículo 37 (Reina Valera Actualizada) (RVA-2015)
Después de este, se levantó Judas el galileo en los días del censo, y arrastró gente tras sí. Aquel también pereció, y todos los que le seguían fueron dispersados.”

c) Tenemos la figura del famoso Barrabás, en el que muchos han querido ver un típico zelote condenado por rebeldía y por haber cometido asesinato.
Nada menos que 11 veces aparece mencionado este preso en el Nuevo Testamento:
1. Mateo capítulo 27, versículo 16
2. Mateo capítulo 27, versículo 17
3. Mateo capítulo 27, versículo 20
4. Mateo capítulo 27, versículo 21
5. Mateo capítulo 27, versículo 26
6. Marcos capítulo, 15, versículo 7
7. Marcos capítulo 15, versículo 11
8. Marcos capítulo 15, versículo 15
9. Lucas capítulo 23, versículo 18
10. Juan capítulo 18, versículo 40
11. Hechos capítulo 3, versículo 14

d) Por último tenemos la figura del apóstol traidor, Judas Iscariote, al que algún estudioso ha querido asociar a los sicarios, por su epíteto Iscariote que lo hacen derivar de ish-kraioth (hombre de la sica).





                                                         



[1] Según Flavio Josefo el censo tuvo lugar 37 años después de que Octavio derrotara a Antonio en la batalla naval de Accio, lo que se correspondería con año 6 d. C.
[2] Antigüedades judías, libro XX, capítulo 5, versículo 2.
[3] La guerra de los judíos, libro II, capítulo 14, versículo 5.
[4] Aunque también en el Talmud se nos cuenta que fue una facción muy fanatizada de zelotes los que no permitieron el suministro de alimentos a Jerusalén para de esta manera la situación desesperada empujara a los sitiados a combatir contra los enemigos romanos.
[5] Todas las citas sacadas de Reina-Valera Actualizada 2015.