Este artículo que vas a empezar a leer, estimado lector, es
un resumen en lengua española de una interesantísima conferencia que dio Lee
Strobel sobre el tema: “Jesús es el único camino para llegar a Dios”, en inglés
Jesus is the Only Way to God, y que se encuentra en YouTube desde el 11 de
febrero de 2018, subido a dicha plataforma por River City Christian.
Aquí lo podéis ver en lengua inglesa si lo deseáis:
Toda la información que contiene este artículo esta sacada
de dicho vídeo.
Todas las ideas, argumentos y tesis son de Lee Strobel.
El autor de este artículo sólo se ha limitado a traducir su
discurso a la lengua española para hacerlo asequible a todos los
hispanohablantes que tengan interés en acercarse a esta cuestión tan
brillantemente abordada por Lee Strobel.
El autor no aporta ninguna idea propia, y, ni mucho menos,
pretende hacer pasar las ideas aquí reflejadas por suyas propias.
Reitero que todo el contenido es exclusivamente de Lee
Strobel.
El autor de este artículo sólo desea dar a conocer el
mensaje de Lee Strobel a los hablantes de lengua española, de manera
completamente desinteresada.
Desde aquí animamos a todos los lectores a acercarse a los
numerosos vídeos que dicho Lee Strobel tiene en internet y que son de
extraordinario interés.
Comienza Lee Strobel su exposición asegurándonos que, cuando
viaja y habla con la gente sobre Jesús, se da cuenta de que muchas de sus
enseñanzas desafían realmente a las personas.
Jesús dijo cosas como:
- perder la vida para salvarla
- los primeros serán los últimos
- los mansos heredarán la tierra y se regocijarán en la
persecución
- hay que orar por nuestros enemigos
- es mejor dar que recibir
- hay que poner la otra mejilla
Todos estos dichos de Jesús nos llaman la atención y nos
sorprenden.
Pero desde luego, con enorme diferencia, podemos afirmar que la enseñanza más chocante y más controvertida de Jesús, la frase más radical y políticamente incorrecta que Jesús llegó a expresar es la que encontramos en el capítulo 14 del Evangelio de Juan, versículo 6 donde dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”.
Esta afirmación tan categórica puede llegar a molestar mucho
a la gente, y hay muchos que piensan que no está bien realizar una aseveración
tan rotunda.
Decir que sólo, única y exclusivamente existe un manera para
llegar a Dios parece exagerado, y todo aquel que realiza una manifestación tal
se arriesga a que lo tachen de fanático e intransigente.
El asunto es que Jesús estaba diciendo la verdad cuando
pronuncio esas palabras y, si las analizamos más de cerca, nos daremos cuenta
de que tienen mucho sentido.
De hecho, esta frase, precisamente esta frase puede ser uno
de los fragmentos de información más importantes sobre del planeta Tierra.
Es importante para todo el mundo en general y para cada uno
nosotros personalmente.
¿Por qué es tan
controvertida esta afirmación?
Lee Strobel está convencido de que dicha frase resulta tan
provocadora por el hecho de que ataca directamente tres grandes mitos que
existen sobre las religiones.
1. Primer mito:
todas las religiones son iguales
El primer mito que aborda Lee Strobel es el de que todas las
religiones vienen a ser básicamente lo mismo.
A nivel superficial puede parecer que hay diferencias entre
las diversas religiones, pero si nos centramos en lo esencial, podemos ver que todas
las religiones enseñan fundamentalmente lo mismo:
a) enseñan la hermandad universal entre los seres humanos
b) por ende la paternidad universal de Dios
c) puede haber diferentes caminos que lleven a la montaña,
pero la montaña es la misma y todos vamos al mismo lugar.
Ciertamente hay aspectos comunes en todas las religiones, especialmente
en cuestiones de moral y valores.
Pero también hay diferencias significativas.
Con la afirmación que Jesús hizo de sí mismo de ser el
camino, la verdad y la vida se está diferenciando radicalmente al cristianismo de
todas las demás religiones.
Si Jesús está diciendo la verdad, entonces el cristianismo
no es compatible con ninguna otra religión.
Esta particularidad del cristianismo tiene sus raíces en la
singularidad del mismo Jesucristo.
Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré cómo
encontrar la verdad”, pero Jesús dijo: “yo soy la verdad”.
Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré el
camino a la salvación”, pero Jesús dijo: “yo soy el camino a la vida eterna”.
Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré cómo
pueden alcanzar la luz”, pero Jesús dijo: “yo soy la luz del mundo”.
Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré muchas
puertas que conducen a Dios”, pero Jesús dijo: “yo soy la puerta”.
Para finalizar Jesús dijo: “así que, ¡seguidme!”.
Las diferencias son evidentes.
Durante mucho tiempo, la gente ha tratado de armonizar las religiones del mundo, pero existen diferencias drásticas e irreconciliables entre el cristianismo y cualquier otro sistema de creencias.
Después de haber estudiado las diferentes religiones
importantes que hay en el mundo, Lee Strobel llega a la conclusión de que todas
se basan en llevar a cabo algo para intentar abrirse camino hacia Dios; es
decir, hay que esforzarse de alguna manera por ganar el favor de Dios:
a) unas religiones exigen usar una rueda de oración tibetana
b) en otras tienes que pasar por una serie de
reencarnaciones
c) o bien tienes que dar limosna a los pobres
d) o hay que hacer algún tipo de peregrinaje
e) otras exigen que los fieles recen de una manera concreta
f) o es posible que tengas que evitar comer ciertos alimentos.
En todas las religiones nos encontramos con el mismo
escenario: las personas realizan un intento por acercarse a Dios, sin embargo
en el cristianismo Jesús, que es Dios, es el que se acerca a las personas.
La Biblia enseña lo contrario de lo que explican las otras
religiones.
La Biblia dice que no hay nada que podamos hacer por
nosotros mismos para merecer la vida eterna con Dios, porque todos somos
culpables de cometer maldades y errores.
Nadie es perfecto, todos somos culpables de haber pecado en
algún momento de nuestras vidas.
La Biblia nos enseña también que el pecado es malo y nos
separa de Dios.
Dios, a su vez, es un juez justo, que no puede dejar impune nuestras
malas acciones.
Así pues, nuestros pecados deben ser castigados. Debemos
pagar de alguna manera por todo lo malo que hemos hecho.
Y es justo aquí que Jesús, Dios y hombre a la vez, se ofrece
voluntariamente a morir como nuestro sustituto para pagar el castigo que
merecemos.
Cuando los humanos aceptamos el sacrificio que Jesús hizo en
nuestro nombre, nos unimos a Dios para siempre.
En resumen, otras religiones se centran en una palabra: ¡HAZ!
Hay que hacer algo para intentar abrirse camino hacia Dios,
para ganarse el perdón y el acercamiento a Dios.
Pero el cristianismo se basa en la palabra HECHO:
El esfuerzo ya está hecho. Jesús dijo en la cruz: “ya se ha
consumado”.
Nosotros sólo tenemos que aceptar el regalo gratuito del
perdón y la vida eterna que Jesús compró para nosotros en la cruz.
Eso es todo: aceptar ese regalo gratuito de Su gracia.
La diferencia entre el cristianismo y las otras religiones
se ve claramente en la famosa parábola del hijo pródigo (Evangelio de Lucas,
capítulo 15, versículos 11-32) que lo único que hace es arrepentirse y volver
con su padre.
¿Cómo reacciona su padre? lo abraza, lo trae de vuelta a
casa, de vuelta con su familia, le quiere, le perdona, le muestra gracia, le
pone un anillo, sandalias nuevas y le organiza una fiesta.
Esa es la principal, que no única, diferencia entre el cristianismo
y otras religiones.
Hay otras diferencias fundamentales más:
1. Por ejemplo, el cristianismo dice que hay un Dios eterno
que creó el universo.
2. El hinduismo dice que todo es Dios. Yo soy Dios, tú eres
Dios, los objetos pueden ser también Dios.
3. El islam niega que Jesús sea el Hijo de Dios, niega que
Jesús pagara por los pecados del mundo, niega también que Jesús muriera en la
cruz. Incluso niega que Dios sea padre.
4. Buda, posiblemente, ni siquiera creía en Dios.
Cuando ves la visión que cada religión tiene sobre la
verdad, te das cuenta de que es imposible que todas sean al mismo tiempo
ciertas.
Las afirmaciones que cada religión hace, son
irreconciliables; se contradicen en demasiados aspectos importantes.
No se puede decir que todas las religiones son iguales.
Otras religiones pueden ofrecernos proverbios y enseñanzas
sabias; tal vez también algunos consejos útiles sobre cómo vivir la vida, pero solamente
Jesús, puesto que sólo él es hijo perfecto de Dios, está cualificado para
ofrecerse a sí mismo como pago por nuestras malas acciones.
Dios nos proporcionara un camino a seguir para poder
encontrarlo, a través de Su hijo Jesucristo, el cual vino a nosotros en carne,
vivió una vida perfecta, murió por nuestros pecados y resucitó de entre los
muertos.
Así pues, sí que importa el camino que sigamos en nuestras
vidas para llegar a Dios.
Las propias palabras de Jesús echan por tierra la creencia
de que todas las religiones son en el fondo iguales.
2. El segundo mito:
el Cristianismo es una religión más
El segundo mito lo invalida Jesús con la afirmación de que
él es el único camino a Dios.
Este segundo mito dice que, aunque, aceptemos que el
cristianismo pueda ser diferente a otras religiones, sigue siendo tan solo una
filosofía o doctrina entre muchas y que, en realidad, es tan válida como
cualquier otra religión mundial.
En otras palabras, incluso si existen diferencias entre
varias religiones, todas las religiones tienen el mismo derecho a la verdad.
Tú tienes tu verdad y yo tengo la mía.
Esta afirmación tiene una apariencia muy atractiva, porque
refleja tolerancia y pluralismo de ideas.
La Biblia nos dice que debemos ser respetuosos y amables con
todas las personas, independientemente de sus creencias.
En los países democráticos, Estados Unidos y Europa
principalmente, las diferentes constituciones protegen todos los puntos de
vista religiosos por igual.
Las leyes en Occidente señalan que todos los ciudadanos son
libres de practicar sus creencias religiosas, sean estas las que sean.
Todos tenemos el mismo derecho a vivir nuestra religión en
libertad, y se han de proteger a todas por igual.
El error que comete la gente es pensar que, puesto que todas
las creencias gozan de la misma protección, eso quiere decir que todas son
igual de ciertas.
Solo porque las cosas están igualmente protegidas no
significa que sean igualmente ciertas
La ley dice que todas las creencias deben ser protegidas de
la misma manera, no que todas sean igual de verdaderas.
Cualquiera es libre de decir que es el Hijo de Dios, todos
podemos hacer esa afirmación y tendríamos el derecho a hacerlo, lo cual no
significa, ni mucho menos, que sea cierta.
¿Por qué creemos entonces a Jesús cuando dijo que es sí era
el hijo de Dios?... pues porque no solo hizo esa afirmación, sino que pudo
demostrarlo regresando de entre los muertos.
Lee Strobel nos habla de los cuatro argumentos que
demuestran que Jesús resucitó.
Los cuatro puntos esenciales de dichos argumentos comienzan
con la letra E, por eso hablamos aquí de las cuatro “E”.
En sus libros, Lee Strobel se ocupa en detalle de estos
cuatro argumentos, para acabar demostrando que Jesús no solo afirmó ser el hijo
de Dios, sino que avaló esa afirmación al regresar de entre los muertos.
El libro de Lee Strobel que más profundiza en estas cuatro razones es el "Caso de Cristo" (the Case for Christ).
1. La primera e es de execution (ejecución)
La primera e hace referencia a la ejecución (execution).
Strobel demuestra en su indiscutible históricamente que
Jesús estaba muerto cuando fue crucificado.
La revista de la Asociación Médica Estadounidense publicó en
su día que, después de estudiar las pruebas médicas e históricas, sólo se podía
llegar a la conclusión de que Jesús estaba muerto incluso antes de que le
infligieran la herida en el costado.
Así pues, tenemos la ejecución: Jesús murió.
2. La segunda e es de early accounts (versiones
tempranas)
La segunda e hace referencia a las tempranas versiones o
relatos (early
accounts) que quedaron consignados sobre la resurrección al poco tiempo de
producirse la muerte de Jesús.
No estamos hablando aquí de una leyenda que surge, por
ejemplo, 150 años después de la ejecución de Jesús.
Lo que tenemos es un informe sobre la resurrección de Jesús,
que según estudiosos, se habría redactado tan sólo unos meses después de su
muerte.
No habría transcurrido tiempo suficiente para que surgiera una leyenda, pues sabemos que todos los mitos y leyendas necesitan un periodo de tiempo mucho más largo para ir tomando cuerpo y llegar a convertirse en fábulas.
3. La tercera e es de empty tomb
(tumba vacía)
Tenemos una tumba vacía (empty tomb).
Incluso los mayores oponentes de Jesús, aquellos que lo
llevaron a la muerte, admitieron implícitamente que la tumba estaba vacía.
Mateo 27, 62-67:
“Al día siguiente,
esto es, después de la Preparación, los principales sacerdotes y los fariseos
se reunieron ante Pilato diciendo:
—Señor, nos acordamos
de que mientras aún vivía, aquel engañador dijo: “Después de tres días
resucitaré”. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no
sea que sus discípulos vengan y roben el cadáver, y digan al pueblo: “Ha
resucitado de los muertos”. Y el último fraude será peor que el primero.
Pilato les dijo:
—Tienen tropas de
guardia. Vayan y asegúrenlo como saben hacerlo.
Ellos fueron y,
habiendo sellado la piedra, aseguraron el sepulcro con la guardia”. (Reina
Valera Actualizada - 2015)
4. La cuarta e hace referencia a los testigos oculares (eyewitnesses)
Por último tenemos los relatos de los testigos presenciales
(eyewitnesses).
La mayor parte de las historias antiguas llega a nuestros
días a través de una o dos fuentes, sin embargo tenemos no menos de nueve
fuentes - tanto dentro como fuera del Nuevo Testamento- que recogen los
testimonios de aquellos discípulos que se encontraron con Jesús resucitado.
Estamos hablando de que existe una proliferación de pruebas
de que Jesús no solo afirmó ser el hijo de Dios, sino que respaldó esa
afirmación con su resurrección.
El cristianismo, concluye Lee Strobel, no es una filosofía
más, es una realidad.
Jesús no solo manifestó que era el hijo de Dios, sino que validó
esa afirmación como nadie más en la historia lo ha hecho.
Hasta ahora hemos visto que el primer mito de que todas las
religiones eran básicamente iguales no es cierto, porque las enseñanzas de
Jesús diferencian el cristianismo de todas las demás creencias.
El segundo mito, que sostiene que:
a) el cristianismo es simplemente una doctrina más de entre
muchas y que
b) es tan válida como cualquier otra religión,
no es cierto, porque las credenciales únicas que Jesús
aporta le dan una credibilidad como ninguna otra persona en la historia ha
podido jamás presentar.
3. El tercer mito:
los cristianos no admiten otra verdad
El tercer mito viene a acusar a los cristianos de ser, de
alguna manera, intolerantes, de mente estrecha o esnob, cuando dicen que Jesús
es el único camino a Dios.
Lee Strobel admite que los cristianos estarían actuando de
una manera intransigente si, efectivamente, hubiera muchos caminos para acceder
a Dios y ellos presumieran de que el suyo es superior al de los demás.
En ese supuesto caso, los cristianos estarían demostrando
tener una mente estrecha y su postura se podría tachar de arrogante.
El centro del mensaje cristiano es el siguiente: alguien
tiene que pagar por los pecados que nos separan de Dios.
Lo que los cristianos defienden es radical, no admite
términos medios, no hay otra solución que nos libre de nuestras culpas; no vale
tan sólo con realizar muchas buenas obras, con rezar a menudo, ayunar o
realizar peregrinajes.
O somos nosotros o es Jesús el que carga con los pecados.
Y es Jesús el que, como un regalo gratuito de Su gracia, nos
ofrece su sacrificio.
Y sólo Jesús es el único cualificado, por su falta absoluta
de pecados y por su divinidad, para morir como nuestro sustituto y pagar así por
nuestros pecados. Esta es la auténtica realidad de la situación del ser humano.
Lee Strobel utiliza un magnifico símil para explicarnos lo
que realmente supone poner en tela de juicio la afirmación de Jesús de ser el
único camino, porque queremos ser pluralistas.
Strobel no pone como ejemplo la situación de unos padres que
se niegan a admitir que para la ictericia que padece su bebé recién nacido sólo
existe una cura.
Imaginemos que los doctores informan a los padres de que el
color amarillento que presenta su criatura se debe a que sufre de ictericia,
que es una enfermedad muy grave del hígado, que por otra parte tiene una
solución relativamente sencilla: hay que someter al bebé a unas sesiones de
exposición a una luz especial.
¿Qué pasaría si los padres pensaran que esa no era la
solución al problema?
Supongamos que los padres pensaran que esa era una solución
demasiado sencilla para ser la correcta; imaginemos que prefirieran frotarla
enérgicamente con jabón o sumergirla en lejía para que desapareciera el tomo
amarillo de su piel.
Está claro que los médicos les dirían que esas ideas no sólo
son una majadería y no aportan nada, sino que además ponen en peligro la salud
del niño.
Los sanitarios seguirían insistiendo en que sólo su
tratamiento con una luz especial puede sanar al recién nacido.
Imaginemos que los padres contestaran "bueno, bueno,
doctor, no hay que ser tan fanáticos; usted tiene su verdad y nosotros tenemos
nuestra verdad, hay que ser más flexibles”.
¿Qué pensaríamos de unos padres así?
El médico les contestaría que están poniendo en peligro la
salud de su retoño, que sólo hay una forma de curarlo, que él sabe lo que está
haciendo porque es un profesional de la salud, y que ha llegado a ser médico
gracias a los largos años de estudio y formación que lleva a sus espaldas, como
lo atestiguan los numerosos títulos y diplomas colgados en las paredes de su
despacho.
También les diría que ya ha tratado anteriormente con éxito
a otros recién nacidos con los mismos síntomas y que no hay nada que temer.
Strobel nos pregunta: “¿alguien podría acusar a esos padres
de ser de mente estrecha si confiaran en ese médico y siguieran el único tratamiento
que puede curar a su hijo? No; eso no es ser de mente estrecha, eso es actuar
racionalmente de acuerdo con las evidencias”.
Y aquí está el punto esencial del mensaje de Lee Strobel: “todos
tenemos una enfermedad terminal que se llama pecado. Y la razón por la que nos
aferramos a Cristo es porque es un gran médico que tiene la única cura para
nuestro pecado”.
Podemos tratar de borrar nuestro pecado con nuestras buenas
obras, pero no funcionará.
Podemos creer sinceramente que todo saldrá bien al final,
pero estaríamos sinceramente equivocados.
Podemos pensar que hay muchos tratamientos que podemos
seguir y que nos resolverán el problema, pero no lo harán.
La verdad es que sólo el Gran Médico ofrece un tratamiento
que borra la mancha de nuestro pecado; y cuando nos dirigimos a Él, no estamos
actuando con mente estrecha, estamos actuando racionalmente, de acuerdo con las
evidencias que tenemos.
Tampoco estamos comportándonos de manera arrogante cuando
creemos que Jesús es el único camino; no pretendemos ser superiores a otras
creencias o personas; el cristianismo es todo menos arrogante.
Lee Strobel nos propone otro ejercicio de imaginación. Esta vez compara las
religiones con clubs de campo.
Imaginémonos que hay dos clubes de campo; uno de ellos nos
pregunta:
“¿Quieres entrar en
nuestro club de campo? sólo admitimos personas que alcanzan un cierto estatus,
así que, para poder ingresar, debes obtener una sabiduría superior y has de
cumplir una larga lista de requisitos espirituales. Pero es posible que, a pesar
de que te esfuerces a fondo, muchacho, tus rendimientos no sean suficientes; en
ese caso no conseguirás entrar, te vas a quedar fuera porque no has logrado el
grado de excelencia exigido. Vas a ser excluido, lo siento”.
Pues bien, esto es lo que enseñan todos los demás sistemas
religiosos del mundo.
El cristianismo, sin embargo, es como otro club de Campo,
que te aborda y te dice:
“Oye, ¿quieres entrar
en nuestro club? la puerta está abierta, Jesús ya ha pagado los gastos de tu
admisión, así que no importa si eres rico o pobre, no importa si eres blanco o
negro, no importa dónde vives. Nada de todo esto importa. Todo el mundo es
bienvenido en nuestro club. La membresía está pagada, puedes entrar si lo
deseas, pero no te vamos a forzar a ello si no quieres.
Se nos ofrece la
invitación, pero depende de nosotros si queremos aceptarla o no. Lo dejan en
nuestras manos”.
Eso es lo que dice el cristianismo, así que párate a pensar,
¿qué club de campo está siendo elitista?, ¿qué club es excluyente?
Los cristianos no estamos sugiriendo que somos mejores, ni
superiores al resto, ni nos estamos dando aires por el hecho de creer que Jesús
es el único camino a Dios.
Como dijo una persona famosa: “los cristianos son como mendigos que les dicen a otros mendigos dónde pueden encontrar comida”. Así es el cristianismo.
El cristianismo es único e incompatible con cualquier otra religión.
A diferencia de cualquier otra fe, el cristianismo respalda
sus afirmaciones de verdad con hechos: la resurrección de Jesucristo; por eso
cuando Jesús dijo: „ Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al
Padre si no es por mí”, la gente no se lo tomó a broma. Estas palabras
revolucionaron el mundo.
Las personas que
no conocen el Evangelio
Ahora bien, estas palabras de Jesús también plantean una
cuestión importante: ¿Qué pasa con las personas que no han tenido nunca la
oportunidad de escuchar nunca el Evangelio?
Pensemos detenidamente ¿qué sucede con toda esa gente que
por vivir en lugares remotos, por ejemplo en una isla en el medio del Pacífico,
o en las selvas amazónicas de América del Sur, o en cualquier otro lugar
semejante?
¿Qué ocurre con aquellos pueblos que no tienen acceso a Internet
y no han tenido tampoco ni radio ni televisión, ni periódicos, ni medio alguno
de estar informados?
¿Qué pasa con todos los seres humanos que han vivido aislados
de toda civilización?
Porque si creemos que Jesús es el único camino, estamos
aceptando que se encuentran fuera de la salvación.
La Biblia no explica en detalle esta cuestión, pero sí hay suficiente
información para que entendamos la perspectiva de Dios sobre este aspecto.
1. Nuestra conciencia
Primeramente, sabemos por la Biblia que todos tenemos un
código moral escrito en nuestros corazones por Dios y todos somos culpables de haber
violado ese código.
Es por eso que todos nos sentimos culpables en nuestra
conciencia cuando hacemos algo mal: estamos violando esos principios morales
que Dios puso en nuestros corazones.
2. La Creación: obra
de Dios
En segundo lugar, continúa Lee Strobel, todo el mundo tiene
suficiente información, al observar el mundo, para saber que hay un Dios, para
saber que Dios existe.
Nuestra tendencia, sin embargo, es ignorar lo evidente y
rechazar a Dios, lo que implica permanecer separados de Él para siempre.
Por otra parte, sabemos por la Biblia que aquellos que
buscan sinceramente a Dios lo encontrarán.
En la Carta a los Hebreos leemos: "Dios recompensa a
los que buscan con sinceridad".
En el Antiguo Testamento, en Jeremías, Dios dice: “si me
buscas, me encontrarás, si me buscas con todo tu corazón”.
De hecho, la Biblia dice que es el Espíritu Santo quien nos
busca a nosotros primeramente, haciendo posible que sintamos el deseo de buscar
a Dios ante todo.
Estas enseñanzas de la Biblia le sugieren a Lee Strobel que
todas las personas del mundo que responden al entendimiento que tienen y que
buscan fervientemente al Dios verdadero encontrarán alguna oportunidad, de
alguna manera, de recibir la vida eterna que Dios, en Su gracia, nos ofrece a
través de Jesucristo.
El mismo Lee Strobel nos pone el ejemplo de un amigo suyo,
recientemente fallecido, que se crió en un lugar de la India donde era ilegal
compartir la fe cristiana y fue educado por gurús del hinduismo desde una edad
temprana.
Cuando este indio tenía los 17 años se dio cuenta de que las
enseñanzas del hinduismo se contradecían y llegó a la conclusión de que no
podían ser ciertas.
Decidió llamar a Dios y le pidió: "Dios, si estás allí,
quiero conocerte, quiero encontrarte"
Dios, a lo largo de un número de circunstancias llamativas,
le acercó el Evangelio y así pudo llegar a la fe en Jesús.
Más tarde esta persona emigró a los Estados Unidos, se
convirtió en muy buen amigo de Lee Strobel y desde hace poco se encuentra
haciendo compañía al Señor.
Esto es, en palabras de Lee Strobel, sólo un ejemplo más de que
cualquier persona, en cualquier lugar del planeta, cuando clama al único Dios
verdadero, es escuchado.
Dios nos proporciona a todos una respuesta, para que todo el
mundo tenga también la oportunidad de acceder al perdón a través de Jesucristo.
3. La Biblia dice que
Dios es escrupulosamente justo
Una tercera respuesta a la pregunta que nos formulábamos sobre
el destino de aquellos que no habían tenido ocasión de conocer a Jesús, la
encuentra Lee Strobel en el versículo 25 del capítulo 18 del Génesis, que nos dice
que Dios es escrupulosamente justo: "¿No
hará el Juez de toda la tierra lo que es correcto?"
Para Strobel es muy reconfortante y tranquilizador saber que
todas y cada una de las personas serán juzgadas de manera justa, de acuerdo con
lo que sabían y lo que hicieron.
Concluye Strobel que después de ser juzgadas por un Dios
amoroso y justo, no habrá ni un solo ser humano en el mundo que pueda protestar
por haber sido juzgado de manera injusta.
Todos veremos la justicia del juicio de Dios.
Una segunda pregunta que se hace Lee Strobel es: ¿cuántos
detalles necesita saber una persona acerca de Jesús?, ¿dónde está el límite
para poder decir que un ser humano tenía conocimiento del mensaje de Jesús?
Strobel mismo se responde diciendo: “no lo sabemos, sólo Dios lo sabe”, pero nos remite a 1 Corintios 4,
versículo 5, que dice: "sólo Dios
puede sacar a la luz las intenciones del corazón de una persona"
De lo que Lee está plenamente convencido es de que nadie va
a ser excluido del cielo por falta de información.
La razón por la que a las personas se les va a negar la
entrada en el Reino delos Cielos es porque le han dicho a Dios toda su vida que
pueden vivir perfectamente sin Él.
El Día del Juicio, Jesús, que es Dios les dirá: "Mira,
según tu propia decisión de vivir separado de mí, ahora pasarás la eternidad
lejos de mí".
Dios respeta nuestra voluntad y eso es justo.
Para los creyentes el problema no es la ignorancia, sino la
obediencia.
Una última cuestión nos plantea Lee Strobel en su
conferencia:
Muchos de los cristianos creemos que, efectivamente, Jesús
es quien dijo ser, sabemos recitar el Credo de los Apóstoles y creemos también que
resucitó de entre los muertos y sin embargo, ¿podemos decir con seguridad que
estamos salvados?
¿A qué se puede deber que acudamos a una iglesia, escuchemos
a la gente hablar sobre cómo tienen una relación personal profunda, rica, real y
vibrante con Dios… y sin embargo
nosotros no sintamos lo mismo?
¿Por qué no lo sentimos?, ¿por qué no lo experimentamos?,
¿por qué parece que Dios está lejos de nosotros?
La contundente respuesta que Lee Strobel nos da es la
siguiente:
Es posible que, aunque crees en las cosas correctas, nunca
ha habido un momento en tu vida en el que hayas recibido a Jesús como tu guía,
como a la persona que te ha conseguido el perdón de Dios.
El apóstol Juan tiene una fórmula de lo que significa
convertirse en un hijo de Dios: creer + recibir = convertirse.
Eso es esencialmente lo que dice el versículo de Juan 1, 12:
“Pero a todos los que lo recibieron, a
los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios"
(RVA 2015).
Creer es bueno, pero no suficiente, pues la Biblia misma
dice: "hasta los demonios creen y se estremecen”.
No basta sólo con aceptar intelectualmente las doctrinas del
cristianismo y las afirmaciones de verdad de Jesús; tenemos que recibir a
Jesús, en un momento de arrepentimiento y fe, como nuestro guía y salvador.
Tenemos que recibir este regalo gratuito, este sacrificio
que hizo Jesús en la cruz, cuando murió por nuestros pecados para que quedáramos
limpios.
¿Lo has hecho ya?, ¿ya conoces personalmente a Jesús?,
¿tienes una relación con él?
Si no es así, Lee Strobel nos ofrece la oportunidad de
conseguir ahora el perdón y establecer la relación con Jesús, de modo que puedas
afirmar, al igual que Juan 1,12: “hoy recibo a Jesús y ahora me convierto en hijo
de Dios”
Dios no quiere que estés en un estado de inseguridad y
confusión acerca de tu relación con Él. Dios quiere sepas con certeza que eres
su hijo y lo vas a ser para siempre.
Strobel insiste, no se trata de hacer nada extraño.
Simplemente cerremos los ojos, agachemos la cabeza, y repitamos las siguientes palabras
en nuestro corazón. Dios nos escuchará, Él conoce nuestros corazones.
Solamente di en tu corazón:
“Señor Jesús,
creo lo mejor que puedo que eres el único hijo de Dios, que eres el único
camino al cielo y, Señor Jesús, admito lo obvio en este momento, que es que soy
un pecador.
Pero quiero alejarme del pecado y, en actitud de
arrepentimiento y fe, quiero recibir el regalo gratuito del perdón y la vida
eterna que tú adquiriste para mí en la cruz, cuando moriste para pagar por mis
pecados.
Gracias por soportar la tortura de la cruz, para que podamos
reconciliarnos para siempre con Dios.
Ayúdame, Señor Jesús, a vivir el tipo de vida que tú quieres
que viva porque desde este momento soy tuyo”.
Strobel nos recuerda finalmente que como dice el apóstol Lucas:
“una fiesta estalla en el cielo cada vez que un pecador se arrepiente y recibe
el perdón a través de Tu hijo”.
Alegrémonos por todos aquellos que dan ese paso hoy y oremos por aquellos que
todavía están en el camino:
“Padre, oramos para que uses las iglesias, los libros, lo
que sea, para ayudar a abrir los ojos a tus hijos y que puedan ver la necesidad
que tienen de un salvador, y que, de esta manera, podamos algún día celebrar su
entrada a la vida también.
Padre, aquellos que nos podemos llamar hijos Tuyos desde
hace años, Te agradecemos que nos hayas permitido ser parte de Tu familia y de
Tu iglesia, para hacer brillar Tu mensaje de esperanza y gracia por todas
partes.
Gracias por ese privilegio, por esa oportunidad y esa inesperada
aventura de servirte. Te pedimos y damos gracias en el nombre de Jesús. Amén”.
Que Dios os bendiga a todos.