lunes, 16 de noviembre de 2020

¿Es Jesús el único camino para llegar a Dios?

Este artículo que vas a empezar a leer, estimado lector, es un resumen en lengua española de una interesantísima conferencia que dio Lee Strobel sobre el tema: “Jesús es el único camino para llegar a Dios”, en inglés Jesus is the Only Way to God, y que se encuentra en YouTube desde el 11 de febrero de 2018, subido a dicha plataforma por River City Christian.

Aquí lo podéis ver en lengua inglesa si lo deseáis:

 


Toda la información que contiene este artículo esta sacada de dicho vídeo. 

Todas las ideas, argumentos y tesis son de Lee Strobel.

El autor de este artículo sólo se ha limitado a traducir su discurso a la lengua española para hacerlo asequible a todos los hispanohablantes que tengan interés en acercarse a esta cuestión tan brillantemente abordada por Lee Strobel.

El autor no aporta ninguna idea propia, y, ni mucho menos, pretende hacer pasar las ideas aquí reflejadas por suyas propias.

Reitero que todo el contenido es exclusivamente de Lee Strobel.

El autor de este artículo sólo desea dar a conocer el mensaje de Lee Strobel a los hablantes de lengua española, de manera completamente desinteresada.

Desde aquí animamos a todos los lectores a acercarse a los numerosos vídeos que dicho Lee Strobel tiene en internet y que son de extraordinario interés.

Comienza Lee Strobel su exposición asegurándonos que, cuando viaja y habla con la gente sobre Jesús, se da cuenta de que muchas de sus enseñanzas desafían realmente a las personas.

Jesús dijo cosas como:

- perder la vida para salvarla

- los primeros serán los últimos

- los mansos heredarán la tierra y se regocijarán en la persecución

- hay que orar por nuestros enemigos

- es mejor dar que recibir

- hay que poner la otra mejilla

Todos estos dichos de Jesús nos llaman la atención y nos sorprenden.

Pero desde luego, con enorme diferencia, podemos afirmar que la enseñanza más chocante y más controvertida de Jesús, la frase más radical y políticamente incorrecta que Jesús llegó a expresar es la que encontramos en el capítulo 14 del Evangelio de Juan, versículo 6 donde dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”.

Esta afirmación tan categórica puede llegar a molestar mucho a la gente, y hay muchos que piensan que no está bien realizar una aseveración tan rotunda.

Decir que sólo, única y exclusivamente existe un manera para llegar a Dios parece exagerado, y todo aquel que realiza una manifestación tal se arriesga a que lo tachen de fanático e intransigente.

El asunto es que Jesús estaba diciendo la verdad cuando pronuncio esas palabras y, si las analizamos más de cerca, nos daremos cuenta de que tienen mucho sentido.

De hecho, esta frase, precisamente esta frase puede ser uno de los fragmentos de información más importantes sobre del planeta Tierra.

Es importante para todo el mundo en general y para cada uno nosotros personalmente.

 

¿Por qué es tan controvertida esta afirmación?

Lee Strobel está convencido de que dicha frase resulta tan provocadora por el hecho de que ataca directamente tres grandes mitos que existen sobre las religiones.

 

1. Primer mito: todas las religiones son iguales

El primer mito que aborda Lee Strobel es el de que todas las religiones vienen a ser básicamente lo mismo.

A nivel superficial puede parecer que hay diferencias entre las diversas religiones, pero si nos centramos en lo esencial, podemos ver que todas las religiones enseñan fundamentalmente lo mismo:

a) enseñan la hermandad universal entre los seres humanos

b) por ende la paternidad universal de Dios

c) puede haber diferentes caminos que lleven a la montaña, pero la montaña es la misma y todos vamos al mismo lugar.

Ciertamente hay aspectos comunes en todas las religiones, especialmente en cuestiones de moral y valores.

Pero también hay diferencias significativas.

Con la afirmación que Jesús hizo de sí mismo de ser el camino, la verdad y la vida se está diferenciando radicalmente al cristianismo de todas las demás religiones.

Si Jesús está diciendo la verdad, entonces el cristianismo no es compatible con ninguna otra religión.

Esta particularidad del cristianismo tiene sus raíces en la singularidad del mismo Jesucristo.

Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré cómo encontrar la verdad”, pero Jesús dijo: “yo soy la verdad”.

Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré el camino a la salvación”, pero Jesús dijo: “yo soy el camino a la vida eterna”.

Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré cómo pueden alcanzar la luz”, pero Jesús dijo: “yo soy la luz del mundo”.

Otros líderes religiosos dicen: “Seguidme y os mostraré muchas puertas que conducen a Dios”, pero Jesús dijo: “yo soy la puerta”.

Para finalizar Jesús dijo: “así que, ¡seguidme!”.

Las diferencias son evidentes.

Durante mucho tiempo, la gente ha tratado de armonizar las religiones del mundo, pero existen diferencias drásticas e irreconciliables entre el cristianismo y cualquier otro sistema de creencias.

Después de haber estudiado las diferentes religiones importantes que hay en el mundo, Lee Strobel llega a la conclusión de que todas se basan en llevar a cabo algo para intentar abrirse camino hacia Dios; es decir, hay que esforzarse de alguna manera por ganar el favor de Dios:

a) unas religiones exigen usar una rueda de oración tibetana

b) en otras tienes que pasar por una serie de reencarnaciones

c) o bien tienes que dar limosna a los pobres

d) o hay que hacer algún tipo de peregrinaje

e) otras exigen que los fieles recen de una manera concreta

f) o es posible que tengas que evitar comer ciertos alimentos.

En todas las religiones nos encontramos con el mismo escenario: las personas realizan un intento por acercarse a Dios, sin embargo en el cristianismo Jesús, que es Dios, es el que se acerca a las personas.

La Biblia enseña lo contrario de lo que explican las otras religiones.

La Biblia dice que no hay nada que podamos hacer por nosotros mismos para merecer la vida eterna con Dios, porque todos somos culpables de cometer maldades y errores.

Nadie es perfecto, todos somos culpables de haber pecado en algún momento de nuestras vidas.

La Biblia nos enseña también que el pecado es malo y nos separa de Dios.

Dios, a su vez, es un juez justo, que no puede dejar impune nuestras malas acciones.

Así pues, nuestros pecados deben ser castigados. Debemos pagar de alguna manera por todo lo malo que hemos hecho.

Y es justo aquí que Jesús, Dios y hombre a la vez, se ofrece voluntariamente a morir como nuestro sustituto para pagar el castigo que merecemos.

Cuando los humanos aceptamos el sacrificio que Jesús hizo en nuestro nombre, nos unimos a Dios para siempre.

En resumen, otras religiones se centran en una palabra: ¡HAZ!

Hay que hacer algo para intentar abrirse camino hacia Dios, para ganarse el perdón y el acercamiento a Dios.

Pero el cristianismo se basa en la palabra HECHO:

El esfuerzo ya está hecho. Jesús dijo en la cruz: “ya se ha consumado”.

Nosotros sólo tenemos que aceptar el regalo gratuito del perdón y la vida eterna que Jesús compró para nosotros en la cruz.

Eso es todo: aceptar ese regalo gratuito de Su gracia.

La diferencia entre el cristianismo y las otras religiones se ve claramente en la famosa parábola del hijo pródigo (Evangelio de Lucas, capítulo 15, versículos 11-32) que lo único que hace es arrepentirse y volver con su padre.

¿Cómo reacciona su padre? lo abraza, lo trae de vuelta a casa, de vuelta con su familia, le quiere, le perdona, le muestra gracia, le pone un anillo, sandalias nuevas y le organiza una fiesta.

Esa es la principal, que no única, diferencia entre el cristianismo y otras religiones.

Hay otras diferencias fundamentales más:

1. Por ejemplo, el cristianismo dice que hay un Dios eterno que creó el universo.

2. El hinduismo dice que todo es Dios. Yo soy Dios, tú eres Dios, los objetos pueden ser también Dios.

3. El islam niega que Jesús sea el Hijo de Dios, niega que Jesús pagara por los pecados del mundo, niega también que Jesús muriera en la cruz. Incluso niega que Dios sea padre.

4. Buda, posiblemente, ni siquiera creía en Dios.

Cuando ves la visión que cada religión tiene sobre la verdad, te das cuenta de que es imposible que todas sean al mismo tiempo ciertas.

Las afirmaciones que cada religión hace, son irreconciliables; se contradicen en demasiados aspectos importantes.

No se puede decir que todas las religiones son iguales.

Otras religiones pueden ofrecernos proverbios y enseñanzas sabias; tal vez también algunos consejos útiles sobre cómo vivir la vida, pero solamente Jesús, puesto que sólo él es hijo perfecto de Dios, está cualificado para ofrecerse a sí mismo como pago por nuestras malas acciones.

Dios nos proporcionara un camino a seguir para poder encontrarlo, a través de Su hijo Jesucristo, el cual vino a nosotros en carne, vivió una vida perfecta, murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos.

Así pues, sí que importa el camino que sigamos en nuestras vidas para llegar a Dios.

Las propias palabras de Jesús echan por tierra la creencia de que todas las religiones son en el fondo iguales.

 

2. El segundo mito: el Cristianismo es una religión más

El segundo mito lo invalida Jesús con la afirmación de que él es el único camino a Dios.

Este segundo mito dice que, aunque, aceptemos que el cristianismo pueda ser diferente a otras religiones, sigue siendo tan solo una filosofía o doctrina entre muchas y que, en realidad, es tan válida como cualquier otra religión mundial.

En otras palabras, incluso si existen diferencias entre varias religiones, todas las religiones tienen el mismo derecho a la verdad.

Tú tienes tu verdad y yo tengo la mía.

Esta afirmación tiene una apariencia muy atractiva, porque refleja tolerancia y pluralismo de ideas.

La Biblia nos dice que debemos ser respetuosos y amables con todas las personas, independientemente de sus creencias.

En los países democráticos, Estados Unidos y Europa principalmente, las diferentes constituciones protegen todos los puntos de vista religiosos por igual.

Las leyes en Occidente señalan que todos los ciudadanos son libres de practicar sus creencias religiosas, sean estas las que sean.

Todos tenemos el mismo derecho a vivir nuestra religión en libertad, y se han de proteger a todas por igual.

El error que comete la gente es pensar que, puesto que todas las creencias gozan de la misma protección, eso quiere decir que todas son igual de ciertas.

Solo porque las cosas están igualmente protegidas no significa que sean igualmente ciertas

La ley dice que todas las creencias deben ser protegidas de la misma manera, no que todas sean igual de verdaderas.

Cualquiera es libre de decir que es el Hijo de Dios, todos podemos hacer esa afirmación y tendríamos el derecho a hacerlo, lo cual no significa, ni mucho menos, que sea cierta.

¿Por qué creemos entonces a Jesús cuando dijo que es sí era el hijo de Dios?... pues porque no solo hizo esa afirmación, sino que pudo demostrarlo regresando de entre los muertos.

Lee Strobel nos habla de los cuatro argumentos que demuestran que Jesús resucitó.

Los cuatro puntos esenciales de dichos argumentos comienzan con la letra E, por eso hablamos aquí de las cuatro “E”.

En sus libros, Lee Strobel se ocupa en detalle de estos cuatro argumentos, para acabar demostrando que Jesús no solo afirmó ser el hijo de Dios, sino que avaló esa afirmación al regresar de entre los muertos.

El libro de Lee Strobel que más profundiza en estas cuatro razones es el "Caso de Cristo" (the Case for Christ).

Portada de la edición en inglés del libro de Lee Strobel

1. La primera e es de execution (ejecución)

La primera e hace referencia a la ejecución (execution).

Strobel demuestra en su indiscutible históricamente que Jesús estaba muerto cuando fue crucificado.

La revista de la Asociación Médica Estadounidense publicó en su día que, después de estudiar las pruebas médicas e históricas, sólo se podía llegar a la conclusión de que Jesús estaba muerto incluso antes de que le infligieran la herida en el costado.

Así pues, tenemos la ejecución: Jesús murió.

 

2. La segunda e es de early accounts (versiones tempranas)

La segunda e hace referencia a las tempranas versiones o relatos (early accounts) que quedaron consignados sobre la resurrección al poco tiempo de producirse la muerte de Jesús.

No estamos hablando aquí de una leyenda que surge, por ejemplo, 150 años después de la ejecución de Jesús.

Lo que tenemos es un informe sobre la resurrección de Jesús, que según estudiosos, se habría redactado tan sólo unos meses después de su muerte.

No habría transcurrido tiempo suficiente para que surgiera una leyenda, pues sabemos que todos los mitos y leyendas necesitan un periodo de tiempo mucho más largo para ir tomando cuerpo y llegar a convertirse en fábulas.


3. La tercera e es de empty tomb (tumba vacía)

Tenemos una tumba vacía (empty tomb).

Incluso los mayores oponentes de Jesús, aquellos que lo llevaron a la muerte, admitieron implícitamente que la tumba estaba vacía.

Mateo 27, 62-67:

Al día siguiente, esto es, después de la Preparación, los principales sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato diciendo:

—Señor, nos acordamos de que mientras aún vivía, aquel engañador dijo: “Después de tres días resucitaré”. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que sus discípulos vengan y roben el cadáver, y digan al pueblo: “Ha resucitado de los muertos”. Y el último fraude será peor que el primero.

Pilato les dijo:

—Tienen tropas de guardia. Vayan y asegúrenlo como saben hacerlo.

Ellos fueron y, habiendo sellado la piedra, aseguraron el sepulcro con la guardia”. (Reina Valera Actualizada - 2015)

 

4. La cuarta e hace referencia a los testigos oculares (eyewitnesses)

Por último tenemos los relatos de los testigos presenciales (eyewitnesses).

La mayor parte de las historias antiguas llega a nuestros días a través de una o dos fuentes, sin embargo tenemos no menos de nueve fuentes - tanto dentro como fuera del Nuevo Testamento- que recogen los testimonios de aquellos discípulos que se encontraron con Jesús resucitado.

Estamos hablando de que existe una proliferación de pruebas de que Jesús no solo afirmó ser el hijo de Dios, sino que respaldó esa afirmación con su resurrección.

El cristianismo, concluye Lee Strobel, no es una filosofía más, es una realidad.

Jesús no solo manifestó que era el hijo de Dios, sino que validó esa afirmación como nadie más en la historia lo ha hecho.

 

Portada del libro de Strobel en español

Hasta ahora hemos visto que el primer mito de que todas las religiones eran básicamente iguales no es cierto, porque las enseñanzas de Jesús diferencian el cristianismo de todas las demás creencias.

El segundo mito, que sostiene que:

a) el cristianismo es simplemente una doctrina más de entre muchas y que

b) es tan válida como cualquier otra religión,

no es cierto, porque las credenciales únicas que Jesús aporta le dan una credibilidad como ninguna otra persona en la historia ha podido jamás presentar.


3. El tercer mito: los cristianos no admiten otra verdad

El tercer mito viene a acusar a los cristianos de ser, de alguna manera, intolerantes, de mente estrecha o esnob, cuando dicen que Jesús es el único camino a Dios.

Lee Strobel admite que los cristianos estarían actuando de una manera intransigente si, efectivamente, hubiera muchos caminos para acceder a Dios y ellos presumieran de que el suyo es superior al de los demás.

En ese supuesto caso, los cristianos estarían demostrando tener una mente estrecha y su postura se podría tachar de arrogante.

El centro del mensaje cristiano es el siguiente: alguien tiene que pagar por los pecados que nos separan de Dios.

Lo que los cristianos defienden es radical, no admite términos medios, no hay otra solución que nos libre de nuestras culpas; no vale tan sólo con realizar muchas buenas obras, con rezar a menudo, ayunar o realizar peregrinajes.

O somos nosotros o es Jesús el que carga con los pecados.

Y es Jesús el que, como un regalo gratuito de Su gracia, nos ofrece su sacrificio.

Y sólo Jesús es el único cualificado, por su falta absoluta de pecados y por su divinidad, para morir como nuestro sustituto y pagar así por nuestros pecados. Esta es la auténtica realidad de la situación del ser humano.

Lee Strobel utiliza un magnifico símil para explicarnos lo que realmente supone poner en tela de juicio la afirmación de Jesús de ser el único camino, porque queremos ser pluralistas.

Strobel no pone como ejemplo la situación de unos padres que se niegan a admitir que para la ictericia que padece su bebé recién nacido sólo existe una cura.

Imaginemos que los doctores informan a los padres de que el color amarillento que presenta su criatura se debe a que sufre de ictericia, que es una enfermedad muy grave del hígado, que por otra parte tiene una solución relativamente sencilla: hay que someter al bebé a unas sesiones de exposición a una luz especial.

¿Qué pasaría si los padres pensaran que esa no era la solución al problema?

Supongamos que los padres pensaran que esa era una solución demasiado sencilla para ser la correcta; imaginemos que prefirieran frotarla enérgicamente con jabón o sumergirla en lejía para que desapareciera el tomo amarillo de su piel.

Está claro que los médicos les dirían que esas ideas no sólo son una majadería y no aportan nada, sino que además ponen en peligro la salud del niño.

Los sanitarios seguirían insistiendo en que sólo su tratamiento con una luz especial puede sanar al recién nacido.

Imaginemos que los padres contestaran "bueno, bueno, doctor, no hay que ser tan fanáticos; usted tiene su verdad y nosotros tenemos nuestra verdad, hay que ser más flexibles”.

¿Qué pensaríamos de unos padres así?

El médico les contestaría que están poniendo en peligro la salud de su retoño, que sólo hay una forma de curarlo, que él sabe lo que está haciendo porque es un profesional de la salud, y que ha llegado a ser médico gracias a los largos años de estudio y formación que lleva a sus espaldas, como lo atestiguan los numerosos títulos y diplomas colgados en las paredes de su despacho.

También les diría que ya ha tratado anteriormente con éxito a otros recién nacidos con los mismos síntomas y que no hay nada que temer.

Strobel nos pregunta: “¿alguien podría acusar a esos padres de ser de mente estrecha si confiaran en ese médico y siguieran el único tratamiento que puede curar a su hijo? No; eso no es ser de mente estrecha, eso es actuar racionalmente de acuerdo con las evidencias”.

Y aquí está el punto esencial del mensaje de Lee Strobel: “todos tenemos una enfermedad terminal que se llama pecado. Y la razón por la que nos aferramos a Cristo es porque es un gran médico que tiene la única cura para nuestro pecado”.

Podemos tratar de borrar nuestro pecado con nuestras buenas obras, pero no funcionará.

Podemos creer sinceramente que todo saldrá bien al final, pero estaríamos sinceramente equivocados.

Podemos pensar que hay muchos tratamientos que podemos seguir y que nos resolverán el problema, pero no lo harán.

La verdad es que sólo el Gran Médico ofrece un tratamiento que borra la mancha de nuestro pecado; y cuando nos dirigimos a Él, no estamos actuando con mente estrecha, estamos actuando racionalmente, de acuerdo con las evidencias que tenemos.

Tampoco estamos comportándonos de manera arrogante cuando creemos que Jesús es el único camino; no pretendemos ser superiores a otras creencias o personas; el cristianismo es todo menos arrogante.
Lee Strobel nos propone otro ejercicio de imaginación. Esta vez compara las religiones con clubs de campo.

Imaginémonos que hay dos clubes de campo; uno de ellos nos pregunta:

¿Quieres entrar en nuestro club de campo? sólo admitimos personas que alcanzan un cierto estatus, así que, para poder ingresar, debes obtener una sabiduría superior y has de cumplir una larga lista de requisitos espirituales. Pero es posible que, a pesar de que te esfuerces a fondo, muchacho, tus rendimientos no sean suficientes; en ese caso no conseguirás entrar, te vas a quedar fuera porque no has logrado el grado de excelencia exigido. Vas a ser excluido, lo siento”.

Pues bien, esto es lo que enseñan todos los demás sistemas religiosos del mundo.

El cristianismo, sin embargo, es como otro club de Campo, que te aborda y te dice:

Oye, ¿quieres entrar en nuestro club? la puerta está abierta, Jesús ya ha pagado los gastos de tu admisión, así que no importa si eres rico o pobre, no importa si eres blanco o negro, no importa dónde vives. Nada de todo esto importa. Todo el mundo es bienvenido en nuestro club. La membresía está pagada, puedes entrar si lo deseas, pero no te vamos a forzar a ello si no quieres.

Se nos ofrece la invitación, pero depende de nosotros si queremos aceptarla o no. Lo dejan en nuestras manos”.

Eso es lo que dice el cristianismo, así que párate a pensar, ¿qué club de campo está siendo elitista?, ¿qué club es excluyente?

Los cristianos no estamos sugiriendo que somos mejores, ni superiores al resto, ni nos estamos dando aires por el hecho de creer que Jesús es el único camino a Dios.

Como dijo una persona famosa: “los cristianos son como mendigos que les dicen a otros mendigos dónde pueden encontrar comida”. Así es el cristianismo.

El cristianismo es único e incompatible con cualquier otra religión.

A diferencia de cualquier otra fe, el cristianismo respalda sus afirmaciones de verdad con hechos: la resurrección de Jesucristo; por eso cuando Jesús dijo: „ Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre si no es por mí”, la gente no se lo tomó a broma. Estas palabras revolucionaron el mundo.

 

Las personas que no conocen el Evangelio

Ahora bien, estas palabras de Jesús también plantean una cuestión importante: ¿Qué pasa con las personas que no han tenido nunca la oportunidad de escuchar nunca el Evangelio?

Pensemos detenidamente ¿qué sucede con toda esa gente que por vivir en lugares remotos, por ejemplo en una isla en el medio del Pacífico, o en las selvas amazónicas de América del Sur, o en cualquier otro lugar semejante?

¿Qué ocurre con aquellos pueblos que no tienen acceso a Internet y no han tenido tampoco ni radio ni televisión, ni periódicos, ni medio alguno de estar informados?

¿Qué pasa con todos los seres humanos que han vivido aislados de toda civilización?

Porque si creemos que Jesús es el único camino, estamos aceptando que se encuentran fuera de la salvación.

La Biblia no explica en detalle esta cuestión, pero sí hay suficiente información para que entendamos la perspectiva de Dios sobre este aspecto.

 

1. Nuestra conciencia

Primeramente, sabemos por la Biblia que todos tenemos un código moral escrito en nuestros corazones por Dios y todos somos culpables de haber violado ese código.

Es por eso que todos nos sentimos culpables en nuestra conciencia cuando hacemos algo mal: estamos violando esos principios morales que Dios puso en nuestros corazones.

 

2. La Creación: obra de Dios

En segundo lugar, continúa Lee Strobel, todo el mundo tiene suficiente información, al observar el mundo, para saber que hay un Dios, para saber que Dios existe.

Nuestra tendencia, sin embargo, es ignorar lo evidente y rechazar a Dios, lo que implica permanecer separados de Él para siempre.

Por otra parte, sabemos por la Biblia que aquellos que buscan sinceramente a Dios lo encontrarán.

En la Carta a los Hebreos leemos: "Dios recompensa a los que buscan con sinceridad".

En el Antiguo Testamento, en Jeremías, Dios dice: “si me buscas, me encontrarás, si me buscas con todo tu corazón”.

De hecho, la Biblia dice que es el Espíritu Santo quien nos busca a nosotros primeramente, haciendo posible que sintamos el deseo de buscar a Dios ante todo.

Estas enseñanzas de la Biblia le sugieren a Lee Strobel que todas las personas del mundo que responden al entendimiento que tienen y que buscan fervientemente al Dios verdadero encontrarán alguna oportunidad, de alguna manera, de recibir la vida eterna que Dios, en Su gracia, nos ofrece a través de Jesucristo.

El mismo Lee Strobel nos pone el ejemplo de un amigo suyo, recientemente fallecido, que se crió en un lugar de la India donde era ilegal compartir la fe cristiana y fue educado por gurús del hinduismo desde una edad temprana.

Cuando este indio tenía los 17 años se dio cuenta de que las enseñanzas del hinduismo se contradecían y llegó a la conclusión de que no podían ser ciertas.

Decidió llamar a Dios y le pidió: "Dios, si estás allí, quiero conocerte, quiero encontrarte"

Dios, a lo largo de un número de circunstancias llamativas, le acercó el Evangelio y así pudo llegar a la fe en Jesús.

Más tarde esta persona emigró a los Estados Unidos, se convirtió en muy buen amigo de Lee Strobel y desde hace poco se encuentra haciendo compañía al Señor.

Esto es, en palabras de Lee Strobel, sólo un ejemplo más de que cualquier persona, en cualquier lugar del planeta, cuando clama al único Dios verdadero, es escuchado.

Dios nos proporciona a todos una respuesta, para que todo el mundo tenga también la oportunidad de acceder al perdón a través de Jesucristo.

 

3. La Biblia dice que Dios es escrupulosamente justo

Una tercera respuesta a la pregunta que nos formulábamos sobre el destino de aquellos que no habían tenido ocasión de conocer a Jesús, la encuentra Lee Strobel en el versículo 25 del capítulo 18 del Génesis, que nos dice que Dios es escrupulosamente justo: "¿No hará el Juez de toda la tierra lo que es correcto?"

Para Strobel es muy reconfortante y tranquilizador saber que todas y cada una de las personas serán juzgadas de manera justa, de acuerdo con lo que sabían y lo que hicieron.

Concluye Strobel que después de ser juzgadas por un Dios amoroso y justo, no habrá ni un solo ser humano en el mundo que pueda protestar por haber sido juzgado de manera injusta.

Todos veremos la justicia del juicio de Dios.

 

Una segunda pregunta que se hace Lee Strobel es: ¿cuántos detalles necesita saber una persona acerca de Jesús?, ¿dónde está el límite para poder decir que un ser humano tenía conocimiento del mensaje de Jesús?

Strobel mismo se responde diciendo: “no lo sabemos, sólo Dios lo sabe”, pero nos remite a 1 Corintios 4, versículo 5, que dice: "sólo Dios puede sacar a la luz las intenciones del corazón de una persona"

De lo que Lee está plenamente convencido es de que nadie va a ser excluido del cielo por falta de información.

La razón por la que a las personas se les va a negar la entrada en el Reino delos Cielos es porque le han dicho a Dios toda su vida que pueden vivir perfectamente sin Él.

El Día del Juicio, Jesús, que es Dios les dirá: "Mira, según tu propia decisión de vivir separado de mí, ahora pasarás la eternidad lejos de mí".

Dios respeta nuestra voluntad y eso es justo.

Para los creyentes el problema no es la ignorancia, sino la obediencia.

Una última cuestión nos plantea Lee Strobel en su conferencia:

Muchos de los cristianos creemos que, efectivamente, Jesús es quien dijo ser, sabemos recitar el Credo de los Apóstoles y creemos también que resucitó de entre los muertos y sin embargo, ¿podemos decir con seguridad que estamos salvados?

¿A qué se puede deber que acudamos a una iglesia, escuchemos a la gente hablar sobre cómo tienen una relación personal profunda, rica, real y vibrante con Dios…  y sin embargo nosotros no sintamos lo mismo?

¿Por qué no lo sentimos?, ¿por qué no lo experimentamos?, ¿por qué parece que Dios está lejos de nosotros?

La contundente respuesta que Lee Strobel nos da es la siguiente:

Es posible que, aunque crees en las cosas correctas, nunca ha habido un momento en tu vida en el que hayas recibido a Jesús como tu guía, como a la persona que te ha conseguido el perdón de Dios.

El apóstol Juan tiene una fórmula de lo que significa convertirse en un hijo de Dios: creer + recibir = convertirse.

Eso es esencialmente lo que dice el versículo de Juan 1, 12: “Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios" (RVA 2015).

Creer es bueno, pero no suficiente, pues la Biblia misma dice: "hasta los demonios creen y se estremecen”.

No basta sólo con aceptar intelectualmente las doctrinas del cristianismo y las afirmaciones de verdad de Jesús; tenemos que recibir a Jesús, en un momento de arrepentimiento y fe, como nuestro guía y salvador.

Tenemos que recibir este regalo gratuito, este sacrificio que hizo Jesús en la cruz, cuando murió por nuestros pecados para que quedáramos limpios.

¿Lo has hecho ya?, ¿ya conoces personalmente a Jesús?, ¿tienes una relación con él?

Si no es así, Lee Strobel nos ofrece la oportunidad de conseguir ahora el perdón y establecer la relación con Jesús, de modo que puedas afirmar, al igual que Juan 1,12: “hoy recibo a Jesús y ahora me convierto en hijo de Dios”

Dios no quiere que estés en un estado de inseguridad y confusión acerca de tu relación con Él. Dios quiere sepas con certeza que eres su hijo y lo vas a ser para siempre.

Strobel insiste, no se trata de hacer nada extraño. Simplemente cerremos los ojos, agachemos la cabeza, y repitamos las siguientes palabras en nuestro corazón. Dios nos escuchará, Él conoce nuestros corazones.

Solamente di en tu corazón:
Señor Jesús, creo lo mejor que puedo que eres el único hijo de Dios, que eres el único camino al cielo y, Señor Jesús, admito lo obvio en este momento, que es que soy un pecador.

Pero quiero alejarme del pecado y, en actitud de arrepentimiento y fe, quiero recibir el regalo gratuito del perdón y la vida eterna que tú adquiriste para mí en la cruz, cuando moriste para pagar por mis pecados.

Gracias por soportar la tortura de la cruz, para que podamos reconciliarnos para siempre con Dios.

Ayúdame, Señor Jesús, a vivir el tipo de vida que tú quieres que viva porque desde este momento soy tuyo”.

Strobel nos recuerda finalmente que como dice el apóstol Lucas: “una fiesta estalla en el cielo cada vez que un pecador se arrepiente y recibe el perdón a través de Tu hijo”.
Alegrémonos por todos aquellos que dan ese paso hoy y oremos por aquellos que todavía están en el camino:

Padre, oramos para que uses las iglesias, los libros, lo que sea, para ayudar a abrir los ojos a tus hijos y que puedan ver la necesidad que tienen de un salvador, y que, de esta manera, podamos algún día celebrar su entrada a la vida también.

Padre, aquellos que nos podemos llamar hijos Tuyos desde hace años, Te agradecemos que nos hayas permitido ser parte de Tu familia y de Tu iglesia, para hacer brillar Tu mensaje de esperanza y gracia por todas partes.

Gracias por ese privilegio, por esa oportunidad y esa inesperada aventura de servirte. Te pedimos y damos gracias en el nombre de Jesús. Amén”.

Que Dios os bendiga a todos.

2 comentarios:

  1. Lamentablemente en los países católicos la idolatría esta arraigadísima. Pero tengamos esperanza, poco a poco también los católicos irán conociendo la Palabra del Señor, se acercarán a Jesús y lo adorarán, alejándose de imagines, santos y otras prácticas contrarias a las Escrituras

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  2. Sin lugar a dudas, Jesús es el único camino para llegar a Dios.
    Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Juan 14, 6.

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