2. Etimología
3. Historia de los
saduceos
A. Origen
B. Aparición de los saduceos en la historia
- Jasón soborna a Antíoco Epífanes
- Las medidas helenizantes de Jasón
- Menelao le arrebata el puesto a
Jasón
- Revueltas Macabeas
- Profanación del Templo de Jerusalén
- Judas Macabeo
- Surgen las dos sectas
rivales: saduceos y fariseos
- Enfrentamiento entre ambas sectas
- Juan Hircano I
- Los hijos de Juan Hircano I
- Salomé rehabilita a los fariseos
- Continúan las disputas entre
fariseos y saduceos
-
Fin de la dinastía asmonea
- Declive de la casta saducea
C. Desaparición de los saduceos
4. Creencias de los
saduceos
5. Los saduceos en el
Nuevo Testamento
- Mateo
- Marcos
- Lucas
- Hechos de los Apóstoles
1. Introducción
Los saduceos (hebreo צְדוֹקִים Tsədoquim, griego clásico Σαδδουκαῖοι Saddoukaioi) fueron
una secta o grupo religioso judío de Israel del primer siglo d.C.
Todo lo
que se sabe de los saduceos es por textos escritos por manos ajenas a esta
secta. Es decir no hay o no han llegado a nuestros días textos de los propios
saduceos. Seguramente esto es así porque los documentos que ellos redactaban se
archivaban en el Templo y éste fue incendiado por los romanos en la famosa
Guerra Judía, concretamente en el año 70 d.C.
La
información que tenemos de esta agrupación viene principalmente de Flavio
Josefo y de textos rabínicos.
Flavio
Josefo los menciona en sus dos obras más importantes: las Antigüedades Judías y
la Guerra de los Judíos.
En los
textos rabínicos no salen especialmente bien parados los miembros de esta
secta.
Teniendo
en cuenta que Flavio Josefo fue fariseo y que los rabinos posteriores a la
destrucción del Templo de Jerusalén eran los sucesores de los fariseos, y que
dichos fariseos eran rivales de los saduceos, cuando no directamente acérrimos
enemigos, pues debemos tomar con pinzas sus declaraciones sobre los saduceos,
pues no podemos saber hasta qué punto son objetivas.
2. Etimología
Como hemos mencionado más arriba, nada que tenga que ver con
los saduceos está claro, ni su origen, ni su desaparición, ni mucho menos su
etimología.
Se ha querido ver en el término צְדוֹקִים tsedoquim, derivado del verbo צָדַק ṣāḏaq
(ser justo, actuar correctamente), el significado de esta secta. Si hacemos caso
de esta teoría pues, saduceo significaría justo.
Al
igual que en el caso de sus rivales, los fariseos, desconocemos si ellos mismos
se autodenominaban así o si bien eran llamados así por gente ajena a su secta.
También
se ha dicho que los saduceos o sadoquitas, recibían ese nombre por ser los
sucesores del primer Sumo Sacerdote del templo salomónico, de nombre Sadoc (en
hebreo צָדוֹק Tṣadoq)
Sadoc descendía de Eleazar, que era hijo de Aarón, el sumo
sacerdote en tiempos de Moisés.
Se ha llegado a decir que estos descendientes de Sadoc
formaron una casta sacerdotal que detentaron el sumo sacerdocio y los cargos
más altos en el Templo hasta la Revuelta de los Macabeos en el año 167 a.C.
3. Historia de los
saduceos
A. Origen
Como ya hemos señalado más arriba no se sabe a ciencia
cierta en qué momento y cómo surgió este movimiento.
- Algunos han querido ver en los saduceos a los sadoquitas.
Los sadoquitas, ya hemos dicho, eran los sucesores del
primer sacerdote del Templo Salomónico Sadoc, y desempeñaron el oficio de sumos
sacerdotes hasta el famoso cautiverio de Babilonia, cuando el rey Babilonio
Nabuconodosor II, en el año 587 a.C. se lanzó sobre Judea. Cayó Jerusalén, se
destruyó su Templo y los judíos fueron llevados como botín de guerra a
Babilonia.
Al parecer, después de dicha catástrofe, ya en pleno período
del Segundo Templo, siguieron los sadoquitas detentando el cargo de sumo
sacerdote.
Con la llegada al poder en Judea de Antíoco IV, que nombraba
él mismo al sumo sacerdote según sus intereses políticos, los sadoquitas
perdieron el cargo que habían ido transmitiendo de generación en generación.
Este hecho, sumado a la feroz campaña que llevó a cabo
Antíoco IV de desjudaizar Judea e imponer las creencias griegas, desencadenó en
el año 167 a.C. la famosa Revuelta Macabea.
Los sadoquitas o „Hijos de Sadoc“ (בני צדוק) pues, habían sido durante siglos
los sumos sacerdotes del Templo de Jerusalén.
- Hay quienes defienden que efectivamente los sadoquitas
vienen de Sadoc, pero no del Sadoc que fuera sumo sacerdote con el Rey David,
sino de otro Sadoc posterior.
- Otros, por el contrario, creen que los saduceos no
existían como tales hasta el año 150 a.C. que es cuando, según menciona Flavio
Josefo en sus escritos, aparece este grupo por primera vez.
Cabe mencionar que Flavio Josefo hablaba de ellos siglo y
medio más tarde de su supuesta primera aparición en escena, es decir, que de
ninguna manera fue un testigo directo.
- Otros estudiosos han querido ver también vínculos entre
los sadoquitas y la Secta del Qumran, pues ambos daban una enorme importancia a
la llegada del Mesías, al que esperaban con entusiasmo.
Según los escritos que nos han llegado sobre la comunidad de
Qumran sabemos que ésta ansiaba la reinstauración del sacerdocio sadoquita.
- En algún documento se mencionan a los „Hijos de Sadoc“,
los cuales practicaban una lectura de la Ley muy parecida a lo que después se
ha entendido como interpretación saducea.
B. Aparición de
los saduceos en la historia
En el año 175 a. C. muere el rey Seleuco IV Filopátor, de la
dinastía seleucida, el cual ya había intentado un año antes apoderarse del
tesoro del Templo de Jerusalén.
Jasón soborna a Antíoco
Epífanes
A su muerte le sucede su hermano Antíoco IV Epífanes. De que
el segundo de los Macabeos nos cuenta lo siguiente: “Cuando murió el rey Seleuco, subió al poder Antíoco, conocido con el
sobrenombre de Epífanes. Como Jasón, el hermano de Onías, quería ser jefe de
los sacerdotes, decidió ofrecerle dinero al rey Antíoco para que le diera el
puesto”. (2 libro de los Macabeos, capítulo 4, versículo 7). Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Es decir, hasta la fecha el Sumo Sacerdocio lo ejercía
legítimamente un sacerdote que había heredado el cargo de su antecesor. Con la
llegada de este Jasón, se rompe con esta tradición, pues codiciando el puesto
que le tocaba a su hermano Onías, decide sobornar al rey seléucida y
arrebatárselo.
Moneda de plata con la efigie de Antíoco Epífanes
Le ofrece once mil ochocientos ochenta kilos de plata como
primer pago al que seguirán más tarde otros dos mil seiscientos cuarenta kilos
más.
Las medidas
helenizantes de Jasón
Antíoco acepta y Jasón se lanza a una feroz campaña de
helenización de su pueblo:
- Anima a su pueblo a que practicara las costumbres de los
griegos.
- Construye un gimnasio para que practiquen deportes.
- Obliga a los jóvenes de las familias ricas a que se
vistieran como los atletas griegos
Por si esto no fuera lo suficientemente grave, Jasón anula
las leyes judías y promulga otras nuevas completamente contrarias.
Según el segundo libro de los Macabeos, capítulo 4,
versículo 13: “Más que jefe de
sacerdotes, Jasón se portaba como un enemigo de Dios. Hizo todo lo posible para
que los judíos vivieran como los griegos y aceptaran sus modas”.
Menelao le arrebata
el puesto a Jasón
Menelao se presenta ante el rey y le pide que lo nombre jefe
de los sacerdotes en lugar de Jasón.
Para ello le ofrece todavía más plata de la que le había
ofrecido Jasón.
Menelao había hecho con Jasón lo mismo que éste le había
hecho a su hermano Onías.
No está muy claro exactamente quién era este Menelao:
En el segundo libro de los Macabeos nos aseguran que era
hermano de aquel Simeón que tiempo atrás había acusado al Sumo Sacerdote Onías
III ante el rey Antíoco IV Epífanes.
Pero según Flavio Josefo, Menelao era hermano de Onías III,
el legítimo Sumo Sacerdote depuesto por el corrupto rey seléucida Antíoco IV
Epífanes y, por lo tanto, también de Jasón el usurpador.
Sea como fuere, lo que sí está claro que se produce son dos
cosas muy graves:
a) El puesto de Sumo Sacerdote, es decir el cargo más alto
que tiene un funcionario del Templo, se convierte en una mercancía que pasará a
las manos del mejor postor en la subasta.
b) Las costumbres y religión judías van siendo acorraladas
para dejar espacio a las griegas. Los judíos se ven obligados a rendir culto a
los ídolos griegos.
Revueltas Macabeas
Se establece una guerra ente Jasón y Menelao. El primero
toma Jerusalén y comete todo tipo de tropelías.
Cuan el rey Antíoco, que estaba en Egipto preparando una
campaña militar se entera, vuelve a Judea con sus tropas, entra en Jerusalén y
la saquea, cometiendo una matanza de civiles y robando el tesoro del Templo de
Jerusalén.
Es entonces cuando Judas Macabeo reúne a un grupo de diez
hombres fieles y decide retirarse al desierto a plantar cara al tirano Antíoco.
Profanación del
Templo de Jerusalén
En el segundo libro de los Macabeos, capítulo 6, versículos
1 y 2 se nos narra lo siguiente:
“Poco tiempo después,
el rey Antíoco envió a Jerusalén a un jefe de la ciudad de Atenas. Sus órdenes
eran obligar a los judíos a dejar por completo las costumbres de sus
antepasados y las leyes de Dios. Ese jefe debía convertir el templo de
Jerusalén en un lugar dedicado al dios Zeus Olímpico, y donde se practicaran
actos que ofendieran al Dios de Israel. También debía dedicar el templo del
monte Guerizim al dios Zeus Hospitalario, pues la gente de allí lo quería
adorar.” Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Es decir que Antíoco decide profanar tanto el templo de los
judíos en Jerusalén como el de los samaritanos en el Monte Guerizim.
Judas Macabeo
Judas Macabeo y sus fieles acompañantes se dedicaban por
entonces a recorrer en secreto los pueblos y aldeas de Judea, con la intención
de que se unieran a su causa todos aquellos que deseaban permanecer fieles a la
religión judía. De esta manera llegó reunir unos seis mil hombres para su
incipiente ejército.
Judas junto con su padre, el sacerdote Matatías, y sus otros
hermanos dan comienzo a un levantamiento, conocido como las Revueltas Macabeas,
que tiene éxito.
Consiguen instalarse en el poder y en diciembre de 164 a.
C. llevan a cabo la Purificación del
Templo de Jerusalén, y que los judíos han recordado y recuerdan celebrando la
fiesta de la Janucá.
Surgen las dos sectas
rivales: saduceos y fariseos
- Muere el cabecilla Judas Macabeo en la lucha y le sucede
su hermano Jonatán, el cual caen también, esta vez asesinado.
Su hermano Simón hereda el cargo de etnarca y es también
nombrado Sumo Sacerdote en 142 a. C. por el nuevo rey Demetrio II y crea una
Judea independizada de los seléucidas.
Es en este momento, bajo este monarca que aunaba en su
persona el cargo de rey y de sumo sacerdote cuando surgen dos sectas judías
rivales que van a estar enfrentadas ferozmente durante muchos años:
a) Los fariseos no admiten bajo ningún concepto que recaigan
en una misma persona los cargos de sumo sacerdote y monarca. Además no quieren
que Simón sea el Sumo Sacerdote, pues éste había sido, antes del comienzo de
las Revueltas Macabeas, Onías III, que estaba todavía vivo y era considerado
por los fariseos el legítimo Sumo Sacerdote.
b) La otra gran secta esa la de los saduceos, que sí aceptan
a Simón como Sumo Sacerdote y que logra hacerse con el control de los puestos
importantes en el Templo.
Enfrentamiento entre
ambas sectas
Simón es presa de una emboscada por parte del nuevo rey
Antíoco VII Sidetes, y muere junto con sus hijos Judas y Matatías.
Juan Hircano I
Su hijo Juan Hircano (más tarde conocido como Juan Hircano
I) logra salir de la misma trampa y pasa a convertirse en etnarca asmoneo.
Juan Hircano, además de ser etnarca o rey, había heredado
también el cargo de sumo sacerdote
Se produce una clara polarización entre las dos sectas:
- Los saduceos deciden apoyar firmemente a Juan Hircano,
como ya hicieran con su padre Simón, bajo cuyo reinado no les fue nada mal.
- Los fariseos pasan a convertirse en detractores de Juan
Hircano, pues siguen fieles a su idea de que los asmoneos no deben ser sumos
sacerdotes, pues son unos usurpadores.
Juan Hircano comienza a expandir sus territorios
conquistando las regiones vecinas que fueron judaizadas a la fuerza.
Los hijos de Juan
Hircano I
Si la rivalidad entre ambas sectas había quedado patente
durante el reinado de Juan Hircano I, ésta empeoró cuando este monarca murió y
se disputaron el trono sus dos hijos:
a) Aristóbulo I (104-103 a. C.) que sólo pudo gobernar un
año, ya que murió de una enfermedad a los pocos meses de tomar el poder.
b) Alejandro Janneo (103-76 a. C.).
Alejandro siguiendo la política expansionista de su padre
siguió atacando y conquistando regiones vecinas.
A pesar de sus éxitos militares, el pueblo llano lo
despreciaba.
En una ocasión el rey nabateo Obodas I le preparó una
encerrona en un valle desértico, donde cayó el ejército judío y Alejandro
Janneo pudo escapar por los pelos.
El pueblo de Jerusalén, cuando vio llegar a su odiado rey
derrotado, Jerusalén, fue presa de la ira y se sublevó contra él. Esto ocurrió
en el año 94 a. C.
Nos dice Flavio Josefo de este monarca, que tras varios años
de lucha contra su pueblo sublevado, acabó con la vida de cincuenta mil judíos.
El odio que éstos le profesaban era profundo.
A la cabeza de estos rebeldes judíos se encontraban los
fariseos, los cuales acudieron en busca de ayuda y protección al monarca
seléucida Demetrio III Eucarios de Siria.
Demetrio derrota a Alejandro Janeo y acaba con todos sus
mercenarios en una batalla que tuvo lugar en Siquem.
El derrotado Alejandro decide poner a salvo su vida
escapando hacia los montes, donde se topa con un grupo de 6000 guerreros judíos
enemigos. Para su sorpresa no sólo no le dan muerte al monarca sino que deciden
unirse a él avergonzados de haberse puesto del lado de un odiado seléucida para
combatir al rey de los judíos.
Demetrio, cuando se entera de la enorme deserción en masa
que se está produciendo entre sus filas, decide volverse a casa.
Cuando Alejandro Janneo regresa victorioso a Jerusalén, pues
a logrado rechazar al rey seléucida de Siria, decide vengarse de aquellos que
habían acudido a Demetrio III para rogarle su protección.
Se cuenta que mandó crucificar a ochocientos de sus enemigos
no sin antes pasar a cuchillo a sus familias. Muchas de sus víctimas eran
fariseos.
En el año 76 a.C.
Alejandro Janeo. Antes de expirar, y viendo que Judea no podía seguir
envuelta en luchas intestinas, le pide a su esposa Salomé que haga las paces
con los fariseos, ya que éstos, enemigos acérrimos del monarca durante toda su
vida, eran el único grupo con la suficiente popularidad entre los judíos como
para poner fin a las disputas.
Salomé rehabilita a
los fariseos
Alejandra Salomé, reina de Judea a la muerte de su marido,
se apresura a cumplir con lo que éste le había aconsejado en su lecho de
muerte. Acaba con el poder hegemónico que tenían los saduceos en materias
religiosas e instaura en el poder a los fariseos, que a partir de ese momento
gozaran del favor y la protección de la reina.
Continúan las
disputas entre fariseos y saduceos
Cuando la reina presa de la enfermedad se ve postrada y sin
fuerzas, su hijo Aristóbulo II ve llegado el momento de actuar y quedarse con
el trono. Organiza unas milicias y empieza a conquistar la mayoría de Judea.
Ese mismo año, el 67
a.C., muere la reina Alejandra Salomé. Sube al trono su hijo Hircano II, el
cual se encuentra una situación de total inestabilidad política, pues su
hermano Aristóbulo II ha decidido que no va a permitirle gobernar, pues se
piensa proclamar él mismo monarca.
Nos encontramos de nuevo con otra guerra civil por el tema
de la sucesión.
Hircano II, a pesar de ser el Sumo Sacerdote, cosa que
crispaba a los fariseos, logró contar con el apoyo de dicha secta, ya que era
Hircano II el legítimo sucesor de Alejandra Salomé y esta había restituido a
los fariseos el poder que el anterior monarca les había arrebatado en beneficio
de sus enemigos los saduceos.
Los saduceos, que, por otra parte, habían sido los grandes
favorecidos mientras reinó Alejandro Janneo, y se ven de la noche a la mañana
desposeídos de poder e influencia, cuando llega al trono Salomé, deciden ponerse del bando del hijo pequeño de
esta, Aristóbulo II, con la esperanza de salir beneficiados si éste gana la
contienda.
Como ya hemos dicho más arriba, el hermano menor de Hircano,
Aristóbulo II, no acepta que el trono recaiga sobre el primogénito, o sea su
hermano y no duda en arrebatarle la corona a la muerte de su madre Alejandra
Salomé.
Hircano II, impotente, acude en busca de ayuda a sus
vecinos, los árabes nabateos.
El monarca de los nabateos, Aretas III, junto con los fieles
fariseos someten a sitió Jerusalén en el año 65 a. C., pero nada puede hacer
por recuperar su trono, pues los romanos, en aquel momento la potencia más
poderosa del orbe, deciden ponerse del lado de Aristóbulo II.
Cuando Pompeyo se dirige a Damasco, una vez concluida su
campaña militar contra el rey Tigranes de Armenia, ambos hermanos le envían un
legado:
Aristóbulo, manda a Nicodemo, e Hircano, manda como
embajador de su causa a un idumeo llamado Antípatro (que no es otro que el
padre del futuro Herodes el Grande).
Antípatro, hábil diplomático consigue ganarse el favor de
Roma, que cree estar apoyando al candidato más débil.
Con la ayuda del general romano Pompeyo, Hircano entra en
Jerusalén en 63 a. C. y es nombrado Sumo
Sacerdote. Hircano ya tiene la ayuda que necesitaba de Roma, pera la paga a un
precio muy alto, pues Judea pasa a ser un protectorado romano.
Antípatro será a partir de entonces gobernador de Judea y
supondrá el final de la dinastía de los asmoneos, pues el poder pasará más
tarde a manos de su propio hijo Herodes, llamado más tarde el grande.
Fin de la dinastía
asmonea
No acaban aquí las cosas, pues dos décadas más tarde,
concretamente en el año 40 a. C., los partos, que se estaban convirtiendo en
una gran potencia militar expandiéndose por todo Oriente Medio, llegan a Judea
y la ocupan.
Se producen cambios políticos importantes:
Herodes, hijo de Antípatro y a la sazón gobernador de Judea,
huye.
Antígono Matatías, hijo de Aristóbulo II, que había seguido
las pretensiones de su padre de llegar a convertirse en el monarca de Judea, ve
cumplirse sus sueños y es nombrado rey y sumo sacerdote.
Hircano II, que llevaba más de dos décadas reinando Judea es
depuesto, hecho prisionero y le cortan las dos orejas para que, mutilado como
estaba, ya no pudiera ejercer, ni tampoco aspirar nunca más a ser sumo
sacerdote.
Los saduceos, que habían apostado primero por Aristóbulo II
y más tarde por su hijo Antígono Matatías, se ven ahora recompensados por éste
recuperando de nuevo su antiguo prestigio, poder e influencia en el ámbito
religioso.
Cuando todo parecía indicar que la casa asmonea iba a
permanecer en Judea por muchos años, encabezada esta vez por un usurpador como
era Antígono Matatías, pero que no dejaba de pertenecer al mismo Linaje, hace
acto de presencia otra vez Roma.
Herodes, antiguo gobernador de Judea que tuvo que salir
huyendo para conservar su vida, no se resigna a quedarse sin su anterior cargo
de gobernador de Judea. Acude a los romanos solicitando auxilio.
El General romano Cayo Sosio, gobernador de las provincias
romanas de Siria y Cilicia acude en ayuda de Herodes e Hircano II. Reconquista
Jerusalén en el año 37 a. C.
Cayo Sosio pasa a ser prefecto de Jerusalén y Herodes se hace
con el trono. Aquí acaba el poder de la dinastía asmonea, después de un poco
más de un siglo de gobernar Judea.
Moneda con la efigie de Caius Sosius
Hircano II, el rey legítimo de esta dinastía, pasa a un
segundo plano, pues es nombrado consejero principal de Herodes.
Antígono Matatías es apresado y ejecutado. Con la muerte de
Antígono, que murió decapitado según unas fuentes o crucificado según otras, se
pone fin a una larga tradición de guerras civiles entre hermanos de la casa
asmonea que se disputaban el trono, pero también se pone punto y final a la
última dinastía real judía, pues Judea pasará a estar bajo el poder de Romo
gobernada por un títere (Herodes el Grande y más tarde por sus hijos) unos
cuantos años, para pasar más tarde a estar directamente dirigida y administrada
por los romanos.
Declive de la casta
saducea
Los saduceos, que habían apoyado a Antígono, ven ahora como
su poder vuelve a declinar. Despojados de toda influencia política, quedan
relegados al servicio del Templo durante un siglo, hasta que con la caída de
Jerusalén y la destrucción de su templo su función pase a ser completamente
innecesaria.
Los saduceos pudieron seguir ocupando el cargo de sumo
sacerdote y los puestos más relevantes del Sanhedrín a lo largo del siglo I
d.C. debido a su abierto carácter colaboracionista y a su postura garantista
del orden social y político en una región tradicionalmente levantisca y hostil
a los poderes extranjeros. Sin embargo ya no tenían en absoluto poder político
y su influencia religiosa en la sociedad se veía bastante mermada, pues:
a) realmente eran los romanos quienes tenían la competencia
de nombrar al sumo sacerdote
b) Apenas tenían influencia religiosa ante el pueblo llano
que seguían las directrices de sus rivales los fariseos.
C. Desaparición de los saduceos
Como acabo de mencionar, tradicionalmente se ha relacionado
la desaparición de la secta saducea con la destrucción del Templo de Jerusalén
por las legiones del General Tito en el año 70 d.C.
Puesto que los saduceos eran los encargados de administrar
el culto en el Templo y estaban completamente vinculados a esta institución, la
desaparición de la misma supuso también que fuera completamente innecesaria la
existencia de dicha comunidad.
Imagen de un saduceo
La verdad es que nada sabemos a este respecto. Todo son
conjeturas.
No se puede demostrar que esto fuera así, pero tampoco lo
contrario.
Por un lado sabemos que siguió habiendo sacerdotes después
del año 70 d.C., por otra parte hay textos rabínicos posteriores a la
destrucción del Templo que mencionan discusiones con los saduceos.
Hay quien opina que los saduceos no desaparecieron del todo
y que lograron llegar hasta la edad media como un grupo marginal en el propio
judaísmo. Este grupúsculo sería el de los caraítas, que se diferenciaban del
judaísmo rabínico (heredero de los fariseos) al no reconocer la autoridad de la
Torá Oral, consignada en el Talmud.
Sea como fuere, nada se sabe con seguridad sobre la
desaparición de la corriente saducea en la historia.
4. Creencias de
los saduceos
1. Los saduceos no creían que Dios se inmiscuyera en los
asuntos humanos, ni que interviniera en ellos cuando se le pedía a través de la
oración.
2. Los saduceos negaban que existiera algo parecido al
destino. Negaban, pues, la predestinación y sostenían que el ser humano era
plenamente libre de escoger entre el bien y el mal.
3. Tampoco creían que hubiera una vida en el más allá.
Por el contrario, pensaban que Dios recompensaba a sus
creyentes más fieles con prosperidad aquí en esta vida. Como todos ellos
pertenecían a la clase alta y poderosa veían en este hecho una confirmación de
que su doctrina estaba en lo cierto.
4. No creían ni en la existencia en ángeles ni en espíritus.
5. Otro elemento que les diferenciaba enormemente de sus
rivales fariseos era el hecho de que los saduceos sólo aceptaban como libro
sagrado la Torah escrita (es decir el Pentateuco). Ninguno de sus comentarios
escritos ni la tradición oral eran válidos.
Ya que no aceptaban ninguna tradición oral que matizara,
explicara o complementara la Torah, solían
interpretarla literalmente.
6. Según Flavio Josefo, los saduceos eran la casta
sacerdotal. Los Sumos Sacerdotes eran todos miembros de esta secta.
Representaban la aristocracia religiosa.
7. Eran colaboracionistas de los invasores extranjeros: los
griegos seléucidas primero y los romanos después.
El hecho de estar siempre dispuestos a colaborar con el
poder les suponía no pocas ventajas, como por ejemplo, detentar el culto del
Templo y el sumo sacerdocio.
Lo que no queda del todo claro (como tantas cosas de los
saduceos) es si la aristocracia sacerdotal constaba exclusivamente de saduceos
o si estos representaban la mayoría de dicha aristocracia sin llegar a tener la
exclusividad de dicha institución.
8. Tenían numerosas discrepancias con los fariseos a la hora
de practicar diversos rituales en el Templo en Jerusalén.
Los saduceos afirmaban que a la hora de ofrecer un
sacrificio en el altar parte de la carne debía darse al sacerdote para su
consumo particular. Los fariseos, por el contrario creían que toda la carne
debía quemarse en el altar.
Daban muchísima importancia al grado de pureza que debía
tener todo aquel que oficiara sacrificios y demás ritos.
El día del Yom Kipur, o Día de la Expiación, que es el día
más sagrado del año para los judíos, los saduceos defendían que el sacerdote
debía prender el incienso ritual fuera de la sala del Sancta Sanctorum,
mientras que los fariseos creían que el incienso debía encenderse dentro.
5. Los saduceos en
el Nuevo Testamento
Los saduceos aparecen mencionados 14 veces en el Nuevo
Testamento, distribuidos de la siguiente manera:
- 7 veces en el Evangelio de Mateo.
- 1 vez en el Evangelio de Marcos.
- 1 vez en el Evangelio de Lucas
- 5 veces en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Mateo
Mateo nos informa sobre esta secta diciéndonos
principalmente lo siguiente:
- Muchos de los fariseos y de los saduceos venían al
bautismo de Juan Bautista, el cual les increpaba: Generación de víboras, ¿quién
os ha enseñado a huir de la ira que vendrá? Mateo 3:7
- Los fariseos y los saduceos para tentar a Jesús, le pedían
que les mostrara señal del cielo. Mateo 16:1
Los fariseos y los saduceos vienen a tentar a Jesús. James Tissot
- Jesús prevenía a
sus discípulos para que se guardaran de las enseñanzas de los fariseos y de los
saduceos. Mateo 16:6
- También nos informa de que los saduceos no creían que
hubiera resurrección. Mateo 22:23
- Jesús deja sin argumentos
a los saduceos, los cuales avergonzados deciden acabar con él con la
connivencia de la otra secta rival, los fariseos:
“En cierta ocasión, llegando a oídos de los
fariseos que Jesús había cerrado la boca a los saduceos, se pusieron de acuerdo
con los saduceos para acabar con él”. Mateo 22:34
Marcos
-Al igual que Mateo, Marcos nos informa también de que los
saduceos no creen que haya resurrección de los muertos
“Entonces vinieron a
él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo….”
Marcos 12:18
Lucas
- También Lucas nos informa de los mismo en su Evangelio:
“Y llegaron unos de los saduceos, los cuales niegan haber
resurrección, le preguntaron…”, Lucas 20:27
Hechos de los
Apóstoles
- Los saduceos indignados con los discípulos de Jesús por lo
que están predicando en la calle los detienen y mandan a la cárcel:
“Mientras ellos
hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán de la
guardia del templo, y los saduceos, indignados porque enseñaban al pueblo, y
anunciaban en Jesús la resurrección de entre los muertos. Les echaron mano, y
los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde”.
Hechos de los Apóstoles 4:1-3
- Los saduceos mandan encarcelar a los discípulos por sanar
enfermos:
“También de las ciudades vecinas a Jerusalén concurría una
multitud trayendo enfermos y atormentados por espíritus impuros; y todos eran
sanados. Entonces se levantó el sumo sacerdote y todos los que estaban con él,
esto es, la secta de los saduceos, y se llenaron de celos. Echaron mano a los
apóstoles y los pusieron en la cárcel pública”. Hechos 5:16-18.
- El apóstol Pablo se tiene que defender ante una asamblea
de fariseos y saduceos y crea una disputa entre ellos por sus desavenencias y
diferencia de doctrina:
“Entonces Pablo,
sabiendo que una parte del Sanedrín eran saduceos y la otra parte fariseos,
gritó en el Sanedrín:
—Hermanos, yo soy
fariseo, hijo de fariseos. Es por la esperanza y la resurrección de los muertos
que soy juzgado. Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y
los saduceos. La asamblea se dividió, porque los saduceos dicen que no hay
resurrección, ni ángeles, ni espíritus; pero los fariseos afirman todas estas
cosas. Se levantó un gran vocerío, y
algunos de los escribas del partido de los fariseos se levantaron y contendían
diciendo: —No hallamos ningún mal en este hombre. ¿Y qué hay si un espíritu o
un ángel le ha hablado?” Hechos de los Apóstoles 23: 6-9.
Otro personaje saduceo que aparece en el Nuevo Testamento es
Caifás,
el sumo sacerdote que condenó a Jesucristo a morir.
Mattias Stom. Cristo ante Caifás