domingo, 7 de julio de 2019

Jesús en la fuentes históricas


Además de los cuatro Evangelios, los llamados canónicos por diferenciarlos de los apócrifos, encontramos en el Nuevo Testamento nada menos que 23 libros más donde se nos narra la vida y sobre todo las enseñanzas de Jesús.


Por si esto no fuera suficiente para tener conocimiento de un personaje histórico nos encontramos además con menciones a Jesús de Nazaret en otros autores no cristianos muy cercanos cronológicamente a Él, en la mayoría de las ocasiones son  paganos, en otras judíos.
Todas estas fuentes ajenas al cristianismo se acercan a Jesús de manera diferente:
a) Burlona como Luciano de Samosata
b) Respetuosa como Flavio Josefo y Mara bar Serapion
c) Indiferente: Tácito
d) Despectiva o despreciativa: Plinio el Joven, Suetonio o el Talmud.

Hay quien se sorprenda de que no son muchas las fuentes clásicas que se ocuparon de la figura de Jesús, teniendo en cuenta la enorme importancia que tuvo luego en el Occidente Cristiano, pero debemos tener en consideración varios aspectos para darnos cuenta de que, por el contrario, son realmente numerosas las referencias que nos encontramos sobre la figura histórica de Jesús de Nazaret.
a) Jesús llevo a cabo un ministerio muy corto, tan sólo de unos tres años, en un lugar geográfico muy limitado: Galilea, Samaria y Judea, es decir en una región periférica del Imperio Romano.
b) No provocó ninguna revuelta violenta con muertos, ni llamó a levantamiento alguno, ni fue líder de ninguna banda de revolucionarios (recuérdese aquello de mi reino no es de este mundo)
c) El líder del movimiento cristiano fue ejecutado por orden de un procurador romano. Es decir que no sólo era considerado un criminal sino que su ministerio no había acabado de manera exitosa.
d) La manera en que había concluido sus días Jesús dista muchísimo de poder ser considerada gloriosa o heroica, pues la muerte en la cruz era vista tanto por judíos como por romanos como la condena más denigrante que existía.
e) Es decir, que tanto para judíos como para gentiles, aquel Jesús de Nazaret no dejó de ser un pseudoprofeta más que termino su carrera con el más estrepitoso de los fracasos. Nada que mereciera la pena mencionar.

Si acaso había algo que cabría resaltar era la comunidad de seguidores que había dejado tras de sí, que no sólo se estaban extendiendo rápidamente por todo el Imperio Romano sino que además cultivaban unas costumbres rarísimas (y según algunos hasta perversas) como creerse inmortales, no adorar a deidades paganas, reunirse para alabar a aquel Nazareno crucificado y hacer votos solemnes de llevar una vida honrada.

Curiosamente todas las fuentes, sean romanas o judías corroboran lo que conocemos por escritos cristianos como los cuatro Evangelios y otros libros del Nuevo Testamento.

Si, para concluir, tenemos en cuenta que contamos con numerosas fuentes, de orígenes diversos además y que a su vez son muy cercanas cronológicamente al personaje de Jesús, podemos asegurar que Jesús de Nazaret es una de las figuras que mejor conocemos de la Antigüedad.
Las fuentes de las que hemos estado hablando son las siguientes:

1. Flavio Josefo
2. Tácito
3. Plinio el Joven
4. Suetonio
5. Luciano de Samosata
6. Mara bar Serapion
7. El Talmud

Vamos a pasar a continuación a ocuparnos una a una de todas estas fuentes.


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