Además de los
cuatro Evangelios, los llamados canónicos por diferenciarlos de los apócrifos,
encontramos en el Nuevo Testamento nada menos que 23 libros más donde se nos
narra la vida y sobre todo las enseñanzas de Jesús.
Por si esto no
fuera suficiente para tener conocimiento de un personaje histórico nos
encontramos además con menciones a Jesús de Nazaret en otros autores no
cristianos muy cercanos cronológicamente a Él, en la mayoría de las ocasiones
son paganos, en otras judíos.
Todas estas
fuentes ajenas al cristianismo se acercan a Jesús de manera diferente:
a) Burlona como
Luciano de Samosata
b) Respetuosa
como Flavio Josefo y Mara bar Serapion
c) Indiferente:
Tácito
d) Despectiva o
despreciativa: Plinio el Joven, Suetonio o el Talmud.
Hay quien se
sorprenda de que no son muchas las fuentes clásicas que se ocuparon de la
figura de Jesús, teniendo en cuenta la enorme importancia que tuvo luego en el
Occidente Cristiano, pero debemos tener en consideración varios aspectos para
darnos cuenta de que, por el contrario, son realmente numerosas las referencias
que nos encontramos sobre la figura histórica de Jesús de Nazaret.
a) Jesús llevo a
cabo un ministerio muy corto, tan sólo de unos tres años, en un lugar
geográfico muy limitado: Galilea, Samaria y Judea, es decir en una región
periférica del Imperio Romano.
b) No provocó
ninguna revuelta violenta con muertos, ni llamó a levantamiento alguno, ni fue
líder de ninguna banda de revolucionarios (recuérdese aquello de mi reino no es
de este mundo)
c) El líder del
movimiento cristiano fue ejecutado por orden de un procurador romano. Es decir
que no sólo era considerado un criminal sino que su ministerio no había acabado
de manera exitosa.
d) La manera en
que había concluido sus días Jesús dista muchísimo de poder ser considerada
gloriosa o heroica, pues la muerte en la cruz era vista tanto por judíos como
por romanos como la condena más denigrante que existía.
e) Es decir, que
tanto para judíos como para gentiles, aquel Jesús de Nazaret no dejó de ser un
pseudoprofeta más que termino su carrera con el más estrepitoso de los
fracasos. Nada que mereciera la pena mencionar.
Si acaso había
algo que cabría resaltar era la comunidad de seguidores que había dejado tras
de sí, que no sólo se estaban extendiendo rápidamente por todo el Imperio
Romano sino que además cultivaban unas costumbres rarísimas (y según algunos
hasta perversas) como creerse inmortales, no adorar a deidades paganas,
reunirse para alabar a aquel Nazareno crucificado y hacer votos solemnes de
llevar una vida honrada.
Curiosamente
todas las fuentes, sean romanas o judías corroboran lo que conocemos por
escritos cristianos como los cuatro Evangelios y otros libros del Nuevo
Testamento.
Si, para
concluir, tenemos en cuenta que contamos con numerosas fuentes, de orígenes
diversos además y que a su vez son muy cercanas cronológicamente al personaje
de Jesús, podemos asegurar que Jesús de Nazaret es una de las figuras que mejor
conocemos de la Antigüedad.
Las fuentes de
las que hemos estado hablando son las siguientes:
1. Flavio Josefo
2. Tácito
3. Plinio el Joven
4. Suetonio
5. Luciano de
Samosata
6. Mara bar Serapion
7. El Talmud
Vamos a pasar a continuación a
ocuparnos una a una de todas estas fuentes.
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